♡ ⁺ 16.1 › KOOKGI
“ control ”
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"Hiciste lo que te dije, ¿cierto?"
Yoongi leyó de reojo el mensaje de Namjoon en la pantalla de su celular cuando escuchó la notificación, mientras seguía trabajando en la computadora frente a él. Trató de pensar a qué se refería exactamente, aunque tenía una sospecha y no se sentía nada entusiasmado.
"No sé de qué hablas pero sí, probablemente lo hice".
"La incapacidad"
"Ah, cierto. Estoy en eso"
Yoongi suspiró cuando el sonido de la llamada entró. Dejó de lado el trabajo y se puso de pie para contestar, de cualquier forma, faltaba poco para que Hoseok llegara y lo interrumpiera también
— ¿Por qué estás mintiendo? — Fue lo primero que dijo Namjoon al deslizar el botón verde por la pantalla. Yoongi se cruzó de brazos, con vista a la ventana y pensó rápidamente su coartada.
—No lo hago. Ya estoy en eso... Solo necesito dejar unas cosas ordenadas por mi cuenta, solo eso y después lo haré... — Un silencio al otro lado, Yoongi mordió su labio inferior esperando por el impacto; en su opinión había sonado lo suficientemente correcto como para engañarlo.
—De acuerdo. ¿Y qué tal el hombre?...
Yoongi se detuvo un momento a analizar el tono de Namjoon, si había alguna duda, alguna sospecha encubierta o algo de lo que no se pudiera fiar, pero solo pudo fruncir el ceño al no detectar nada más que una amigable ligereza.
— ¿Quién?...
—No te hagas el listo conmigo. El hombre que te conquistó, dime el nombre del afortunado, necesito conocerlo.
— ¿Es gracioso para ti, Joon? Voy a romperte tu...
— ¡Heeey! estoy bromeando contigo, baja un poco la guardia — Namjoon rió estruendoso por el otro lado de la línea, logrando que Yoongi solo rodara los ojos y sintiera el rostro caliente. —No pensabas que iba a desperdiciar una buena oportunidad para burlarme de ti, ¿o si?
—Eres mi doctor, se supone que debes ser profesional al respecto.
—Soy tu amigo primero. Estoy hablándote como amigo ahora mismo, no como tu doc. Estabas muy alterado ese día en el consultorio. ¿Cómo ha ido?...
—Uh, bien... — Yoongi se llevó su mano libre a la nuca, tallando su piel para reconfortarse a sí mismo ante el recuerdo de lo ansioso que se había sentido ese día. —Bueno... No lo he visto desde entonces, ha estado en inducción con Hoseok.
—Te deshiciste de él en su primer semana. Tan rudo. — Namjoon volvió a burlarse solo un poco de él.
—Pero no tan pronto como cuando Jimin se deshizo de ti, ¿eh? Él tiene el récord.
— ¿Es gracioso para ti, Gi? — Esta vez fue el turno de que Yoongi riera escandaloso. —No me dejarás olvidarlo nunca, ¿cierto?
—Dios, no. Es un clásico. — Yoongi sonrió contra el teléfono.
—Me alegra que mi desgracia sea tu dicha, en serio.
No era como si su amistad con Namjoon no le permitiera ser un poco mierda con él, de hecho, era uno de los beneficios de conocerse durante casi toda la vida, y por supuesto que había sido un acontecimiento cuando se enteró de que su primo y su mejor amigo habían tenido algo que ver más allá de unas "citas médicas particulares".
Y una mierda si creen que soy idiota, había pensado Yoongi. Jimin era un lobo coqueto por naturaleza, pero promiscuo por elección, y aún así, supo lo que esos dos habían hecho durante esa semana entera encerrados en el departamento de Park y lo mucho que sobrepasó los límites de su volátil mentecita; lo supo porque Jimin no había querido contarle absolutamente nada al respecto de lo que ocurrió y fingió que nunca pasó algo entre esas cuatro paredes con Namjoon.
Tal vez, concluyó Yoongi, Jimin estaba huyendo de conseguir un sitio estable (Jimin le teme a los compromisos). Y Namjoon era toda regla y franqueza, buscaba algo duradero y real con lo que trabajar mutuamente (Namjoon ama los compromisos). Así que, a Jimin le había gustado tanto lo que encontró que temió no poder salir de ahí y huyó, negando y borrando todo. Yoongi estaba seguro aún cuando nunca había obtenido una confesión por parte de su primo.
— ¿Sigues enamorado del omega soltero más codiciado de todo el país?
— No lo sé, ¿lo estás tu del alfa desconocido que llegó a revolucionar tus hormonas? Dame una respuesta y tendrás la tuya.
Yoongi formó una mueca en desacuerdo. Bien, se lo había ganado. Pero no era como si Namjoon tuviera todos lo detalles de todas formas; él tenía un fundamento sólido para burlarse de su amigo (una historia trágica de amor de verano), él solo una suposición sin lógica (una falla de los medicamentos). Él seguía teniendo la ventaja.
—Por supuesto que no. Ese tipo no es nadie. No estoy preocupado ya. Fueron las pastillas, solo eso. Y... Bueno, puede que Jimin y tú tengan razón y tal vez he estado trabajando mucho sin descansar y estoy un poco... Agotado, sí. Es por eso.
—Bien, lo aceptas al fin. — Namjoon estuvo de acuerdo en eso, de hecho, tenía un tiempo diciéndoselo, pidiendo que bajara un poco su ritmo, no solo por sus ciclos, por su salud en general. No estaba bien para nadie trabajar tanto y sin descanso, pero Yoongi siempre había sido así, dador del máximo. —Pero no me sacas de mi teoría sobre el hombre. ¿Es un buen tipo al menos? Háblame más tarde de él. No quiero que el padre de mis futuros sobrinos sea un imbécil, suficiente tengo contigo.
Yoongi enrojeció y estuvo a punto de comenzar una serie de insultos inigualables para su "mejor" amigo pero el teléfono de escritorio comenzó a sonar, cortando su inspiración. Miró la hora en su muñeca y mandó una maldición, sintiendo un estremecimiento recorrerle la espalda por la anticipación.
—Tengo que irme. Llegó Hoseok... — Yoongi habló mientras recorrió la amplia oficina, hasta el perchero donde dejó su saco de vestir para colocárselo rápidamente y dirigirse al teléfono a responder con altavoz. —Sí, que pasen... — Respondió cuando su secretaria le aviso lo que ya sabía.
—Joodeer, ya era hora. Suerte con tu hombre.
—Vete a la mierda, Joon — Yoongi colgó en medio de risas y burlas de Namjoon, negando con la cabeza y tratando de despejar su mente acalorada. A veces podía ser un niño si se lo proponía, no importaba lo serio y porfesional que aparentara ser.
Yoongi se esforzó en que tanto su expresión como su mente quedaran en blanco mientras escuchaba los pasos y voces tras la puerta. Ajustó su atuendo después de sentarse en su silla y... Retuvo el aire un momento.
Está bien. Todo está bien. No pasará nada malo hoy. Yoongi respiró nuevamente. Se sentía un poco más confiado en realidad.
Esa mañana había tomado una pastilla más del medicamento preescrito, además de los supresores que Namjoon le había negado. Pero una mierda, él no sabía lo que estaba lidiando, tenía que mantener el control para lograr trabajar con ese tipo y no volver a tener problemas. Quizá si se acostumbraba con el tiempo a su presencia, él ya no necesitaría alterar sus dósis. Solo tenía que ser paciente y esperar. Solo eso.
La puerta se abrió finalmente y un deslumbrante hombre entró vestido de traje gris y corbata, su sonrisa amable y amplia iluminó su expresión cuando miró a Yoongi.
—Buen día señor Min.
—Jung. — Yoongi sonrió ligeramente ante su cortesía, poniéndose de pie para saludarlo con un apretón de manos.
—Buenos días. — Jeongguk a su lado también saludó y Yoongi tuvo que retener el aire nuevamente cuando le puso los ojos encima. Se saludaron con un apretón igualmente, los nervios de Yoongi se reflejaron con tensión en sus hombros.
—Jeon. — El toque fue electrizante, por decirlo así. Pero logró mantener la calma, no estaba temblando y podía respirar correctamente si se concentraba en ello.
Lo había logrado. Estaba en lo cierto, él solo necesitaba reajustar los medicamentos tal y como le dijo a Namjoon. No había nada de especial en ese alfa, no había nada de malo con él y su lobo tonto no estaba enloquecido por un... Por un hombre cualquiera que olía sumamente bien, y nada tenía que ver su reconfortante voz, ni los ojos caoba brillantes ahí puestos, tampoco la agradable curva en sus labios que usaba como sonrisa o...
—Me he encargado de que Jeongguk conozca cada detalle de la compañía y las presentaciones de cada piso. Tal y como dijiste... Solo falta éste. — Inició Hoseok su explicación, no muy seguro de ella en realidad.
Es decir, hizo lo que Yoongi le ordenó que hiciera los últimos días respecto al nuevo. Pero le había parecido excesivamente extraño que quisiera que lo retuviera tanto tiempo en protocolo de inducción y todo lo que dijo sobre asegurarse de que entendiera la agencia y se cersiorara de sus capacidades.
En teoría, eso estaba bien, pero con otros nuevos empleados no se tomaban tantos preeliminares; a decir verdad, Hoseok pensó que todo era porque se trataba de un alfa, un alfa en el piso de omegas; eso era definitivamente un detalle importante a tomar en cuenta. Pero no estaba seguro.
—Bien hecho. Me encargaré de aquí en adelante. Muchas gracias, Jung. Puedes retirarte.
Hoseok se despidió de ambos y salió de la oficina. Finalmente, ocurrió lo que Yoongi había estado temiendo desde que conoció a Jeongguk: quedarse a solas con él.
—Bien. Entonces... — Yoongi miró a su alrededor, en su mente las instrucciones gravadas con fuego: tranquilo. Fue amable al preguntar: —Cuéntame de tu experiencia y cómo han marchado estos días antes de comenzar.
Jeongguk asintió, dando una sonrisa amable también.
Había estado un poco nervioso antes de aparecer con Yoongi, debido a su primer y único desafortunado encuentro, por no decir terrible.
Él de verdad pensó, por un momento, que había sido un desastre y no obtendría el trabajo. Aunque también se sintió decepcionado, ya que Yoongi había lucido tan desganado que ni siquiera pudo presentar una buena entrevista. No era su culpa realmente, pero aún así lo lamentó.
Ahora parecía más relajado, y... No estaba evitando mirarlo con desconfianza u otra emoción negativa. Solo correcto. Podía trabajar con eso.
Jimin le había dicho que no se dejara llevar por la primera impresión de Yoongi, porque entonces estaría acabado. Jeongguk trató de entenderlo, ya que presentía que había algo más que una "política de no alfas", pero aún no estaba seguro.
—No lo sé, Jimin... Creo que no fue buena idea. — Había dicho esa tarde después de la entrevista, cuando Jimin le llamó para preguntar cómo había salido. —Él parecía... Uh, bastante disgustado conmigo. O incómodo, no estoy seguro.
— ¿Qué? ¡No! Yoongi luce así con todo el mundo. No eres tú... Verás que todo saldrá bien, le di buenas referencias tuyas. No te agobies.
—Aún puedo... Ya sabes, aplicar en otro sitio si él no...
—Jeon Jeongguk. Detente de una vez. Eres un diseñador increíble, la opinión superficial de Yoongi al respecto no determinará nada. Déjamelo a mí.
—Sabes que no tienes que hacer nada por mi, ¿cierto?... — Había dicho Jeongguk después de escuchar el entusiasmo del omega.
—Sí, lo sé. Pero soy así de dulce. — Jeongguk sonrió al escucharlo, estaba seguro de que podía verlo sonriendo tiernamente. —Puedes agradecerme después, invitándome a salir por ejemplo...
—Ah, sí... Podría. — Concordó Jeongguk, pero no dijo más al respecto. No quería... ¿Seguir alimentando las ilusiones de Jimin?
Él no era un experto en temas de romance y por el estilo pero, no se necesitaba ser muy listo para darse cuenta de algo respecto a Jimin. Respecto a que estaba interesado en él precisamente, y que no se avergonzaba de coquetearle con un descaro disfrazado de jugueteo.
Lo admitía, era un tanto bueno para su ego saber que un omega como Jimin, tan inalcanzable y dinámico, estaba yendo tras él. Como que, disfrutaría de la atención si no fuese porque, en realidad no estaba buscando formar parte de la larga lista de corazones rotos de Park Jimin. Él tenía ya suficientes problemas como para agregar uno de tal magnitud a la ecuación.
Además, las cosas habían surgido de una forma complicada. No sé suponía que Jimin y él fuesen amigos, en primer lugar. Si él no se hubiera mudado a la ciudad hace un par de años, jamás hubiesen tenido la oportunidad de siquiera toparse. Jeongguk sabía que, tal vez esa era una de las razones por las que Jimin estaba de alguna forma aferrado a él.
Tal vez porque era algo un poco fuera de lo común. Un alfa campestre, si te suena bien. A pesar de haber estudiado la universidad y haber vivido un buen tiempo en grandes ciudades probando suerte, Jeongguk se encontraba siempre volviendo al mismo sitio de donde salió: a casa en el campo, con su madre.
Le gustaba mucho el campo. Es por eso que, la última vez que había decidido que nada lo sacaría de ahí nuevamente, sus planes cambiaron súbitamente. Su madre había caído enferma y los tratamientos habían drenado rápidamente sus ahorros, lo que lo empujó a regresar en busca de un trabajo con mayores ingresos.
Lo consiguió durante un tiempo, estaba por cumplir un año en una consolidada agencia de modelaje, pero un accidente logró truncar su ascenso dramáticamente. No accidente tal cual, ya que no fue de ninguna manera espontáneo el hecho de su CEO tratando de agredir a Park Jimin frente a él.
El hombre había explotado en cólera cuando él se interpuso entre el omega atacado y el hombre que lo había intentado someter. Dijo algo sobre una discusión entre empresarios en la que no se debería meter cualquier empleado como él y él solo le apretó la muñeca con más fuerza, respondiendo que guardara la compostura y no intentara tocar al omega una vez más. Antes de siquiera empezar un enfrentamiento entre ambos alfas, un enfurecido Jimin se había plantado en medio después de reponerse un poco, para darle un golpe contundente en la nariz y decirle que era un viejo asqueroso.
Jeongguk no se sorprendió cuando recibió una cita con el vicepresidente para acordar un despido justificado. Incluso si él se oponía, ya que definitivamente estaba siendo despedido injustificadamente, no podría contra ellos, además de que no quería seguir en un lugar donde los cargos mayores se creyeran en el poder de manejar a cualquier persona solo por su posición, ni arruinar cualquier oportunidad de acceder a otra en el medio.
Él se apartó de esa compañía pero no logró pasar desapercibido de Park Jimin. El grácil ser le había agradecido infinitas veces por haberse atrevido a defenderlo de esa forma, incluso sacrificando su empleo, y le había pedido sus datos para seguir en contacto.
Jeongguk aceptó, al principio motivado por un mero instinto de protección hacia el hombre, debido a las circunstancias en las que se habían entablado, pero eso no tuvo nada que ver con sus siguientes encuentros. Puesto que, salir a comer o tener citas para desayunar no deberían ser parte de su paquete de agradecimiento, aún así, Jeongguk se sentía mal diciéndole que no a Jimin.
Aunque bueno, ¿quién en su sano juicio le diría que no a Park Jimin? Por supuesto que sabía quién era, no más allá de las pantallas y las revistas, claro estaba, pero debía conocer a tan importante modelo en su industria, y dueño de la marca más importante del país, incluso más que la que había perdido.
Él no había pedido nada a cambio por hacer lo correcto, pero Jimin se había empecinado en ello con cada oportunidad que tenían. Ahora eran... Buenos amigos, cierto era. Pero Jeongguk veía claramente sus intenciones y no estaba seguro de cómo manejarlas.
—Tranquilo, Gguk. Yoongi te amará. — Fue lo último que dijo aquella ocasión que hablaron.
Jeongguk no estaba seguro de si eso era lo que quería realmente, pero se conformaba con que el tipo no luciera como si quisiera regresar el desayuno en sus zapatos cada que estuviera cerca suyo.
Había escuchado muchas cosas acerca de Min Yoongi a lo largo de su carrera. Conocía sobre la compañía que manejaba y su trabajo en el medio. No era precisamente un genio de la moda o algo por el estilo, como podría ser considerado Jimin en contra parte. Pero era un genio en todo lo demás. Jimin podía ser la cara diplomática y atractiva, pero Yoongi era la estrategia, la estrella detrás del telón. Todo ahí funcionaba porque él lo quería así. Y sinceramente era admirable a su parecer.
Pese a todo eso, el hombre tenía una reputación, y no era precisamente buena. Si Jimin era conocido por ser un casanova entrenado y codiciado, Yoongi más bien era percibido como un omega receloso y mezquino, poco afable y no muy encantador. Jeongguk nunca había tenido tiempo de pensar en el contraste pero, ahora que conocía a ambos omegas, quedaba más claro que el agua.
—Envía eso a los correos de la agenda que te di, a cada uno. Asegúrate de ello. Y sobre el inicio de la temporada, la junta está programada a las ocho mañana, quiero a Jimin puntual, y contacta a Seokjin, dile que mantenga su mierda ordenada antes de que lo agreda físicamente.
En efecto, Jeongguk no podía dudarlo ahora.
—No puedo decirle eso, Señor Min.
—Por supuesto que no puedes, Jeongguk...
Min Yoongi se dejó caer en su silla una vez que llegaron a su oficina y el bullicio del edificio se quedó tras ellos. Suspiró agotado y cubrió su rostro con ambas manos en una clara muestra de fastidio. Jeongguk lo miró estático en su lugar, esperando por cualquier cosa que estuviera por ordenar.
—Sobre el catálogo de temporada... — Jeongguk comenzó a hablar, un tanto dudoso de si era un buen momento para sugerir algo, justo cuando su jefe lucía irritado en su asiento. Yoongi descubrió el rostro y miró hacía el alfa con intriga. —Sé que solicitó la carpeta de Kim Seokjin pero, si no está a tiempo tal vez... — Jeongguk pasó saliva, repentinamente nervioso de sentir la evaluadora mirada de Min Yoongi clavada en él. —Podría presentarle una mía.
—Cierto, diseñas. — Yoongi fingió recordarlo, aún analizando la postura tensa del hombre frente suyo.
—Así es. — Jeongguk detuvo cualquier otra palabra que estuviese por soltar, como si el desinterés en el tono de su jefe no lo afectara.
Tenía unas semanas conociendo a Min Yoongi. La palabra "conocer" era mucho decir, pero por lo menos en cuanto a su faceta laboral podría referirse bien. El hombre era difícil, por decirlo sencillamente. Tenía determinación y franqueza de hielo, ordenaba y decía lo que quería. En retrospectiva, eso estaba bien ya que era el jefe y no era precisamente grosero, pero aún así su mirada seguía sintiendose cómo una aguja atravesando tu carne.
Está bien, Jeongguk no se quejaba de sus modos o su personalidad, no era asunto suyo. Pero había algo que lo tenía poco más que desconcertado, y es que Yoongi lo había adquirido prácticamente como secretario desde que inició formalmente en el trabajo.
Al principio, Jeongguk pensó que tenía sentido. Jimin le había dicho que él lo instruiría con su ayuda durante la programación de los proyectos venideros y todo lo que conlleva. Sin embargo, Yoongi lo había retenido alrededor de su sitio, dejándolo un poco apartado de los procesos en los que realmente debería inmiscuirse. Fue extraño, por supuesto, pero él no objetaba nada, y obedecía a cada instrucción y lección dicha por Yoongi.
Aún así, había algo desagradable en ser apartado del trabajo que quería hacer y en su lugar estar corriendo tras Yoongi por todo lado al que fuera, incluso llevando su café y programando su agenda. No estaba agotándose su paciencia, solo estaba confundido.
—Supongo que... — Yoongi pareció conflictuado mientras pensaba su respuesta, como si ya la tuviera pero no quisiera soltarla. —Sí, eso estaría bien.
— ¿De verdad? — Jeongguk preguntó rápidamente, tratando de confirmar lo que había estado esperando escuchar.
Yoongi estuvo a punto de responder cuando el teléfono del escritorio sonó; respondió y la secretaria le informó sobre Jimin entrando. Soltó un suspiró y se preparó un poco para lo que venía a continuación.
— ¡Ah! Justo las dos personas que más quería ver. — El omega danzó desde la puerta hasta llegar al escritorio, se mantuvo de pie justo detrás de la silla donde Jeongguk estaba sentado. —Venía a exigirte que me des a Jeongguk para las planeaciones de la temporada.
— ¿Ahora haces el trabajo sucio? No recuerdo que se te complicara hacerlo solo.
—Para nada, eso siempre lo haz hecho tú. Pero no hablo del catálogo. Quiero unas cuantas ideas para las sesiones y los conceptos, no sé si lo recuerdas pero yo te traje un genio y lo mantienes encerrado contigo desde que llegó. ¿Debería ponerme celoso? — Jimin le sonrió deslumbrante, levantando sus cejas en un jueguetón afán de burlarse de Yoongi a espaldas de Jeongguk entre ellos.
—Deberías no ser un entrometido. — Yoongi ignoró tenazmente la intimidación de su primo, lanzando una rápida mirada al rostro sereno de Jeongguk frente a él. Sintió sus pómulos arder. — ¿No es Taehyung tu conceptualizador estrella?...
—Lo es. Pero los artistas necesitan nuevas fuentes de inspiración y puntos de vista frescos. Y yo quiero a Jeongguk... — Jimin sonrió sin despegar sus labios, sus manos se recargaron en los hombros de Jeongguk y Yoongi prestó atención en cómo sus finos dedos arrugaron la tela del saco.
El alfa miró atento la expresión de Yoongi, esperando por una respuesta, ya que definitivamente le interesaba lo que se decidiera ahí sobre él. La propuesta de Jimin era buena, él podía trabajar con las sesiones si Yoongi no lo dejaba aportar en los diseños.
— ¿Y qué, lo harás modelar sin camisa?
— ¿Eso te inspiraría a ti?
—Jimin. — Yoongi talló su sien en señal de frustración, cerrando los ojos ante la evidente intención del hombre en seguir avergonzandolo, y como si no fuese lo suficientemente malo, frente a Jeongguk. —Estará trabajando en el catálogo junto con Seokjin. Hablábamos de eso justo antes de que llegaras.
—Me parece perfecto. Pero no estaré robándoselo durante muchas horas, solo algunas cuantas reuniones funcionarán para mí. Aunque si lo dejaras libre de ser tu asistente él tendría mucho más tiempo...
—No es mi asistente. — Yoongi lanzó una mirada severa a su primo, no queriendo responder a su provocación, pero tampoco dejándose sabotear frente a Jeongguk.
—No se me ocurre otra forma de llamarlo.
Las razones por las que había conseguido a Jeongguk trabajando casi como secretario no estaban relacionadas con que no confiara en sus capacidades o en lo que pudiera aportar a la agencia. Él en realidad había sido un tanto pragmático en cuanto la solución a sus delirios de lobo respecto al alfa: decidió que si pasaba más tiempo del necesario cerca suyo, él pronto se acostumbraría a su aroma.
No era lo más inteligente que hubiera hecho alguna vez pero... Necesitaba hacerlo. Necesitaba volver a tomar la dosis habitual de su medicación. Para ese punto, era lo suficientemente sensato cómo para admitir que Namjoon tenía razón; la sensación de los últimos días era una mierda, se sentía cansado y el doble de fatigado, él sabía que era por tomar los supresores como extra mientras Jeongguk merodeaba cerca suyo, sabía que era por haber hecho todo lo contrario a lo que Namjoon le indicó.
También era sensato para admitir una cosa más: Jeongguk era ridículamente atractivo. No solo en el sentido superficial de la palabra (que también podía aceptar, tenía dos ojos que se lo confirmaban diariamente), sino en que... Realmente sus ojos se encontraban aterrizando automáticamente en el hombre cada que aparecía en su área, como si no pudiera evitarlo. Solo, lo miraba porque parecía que así debía ser, y no lo pensaba, simplemente su atención orbitaba a él cuando estaba cerca o cuando lo escuchaba hablar. Magnético. Atrayente. Cautivador.
La noción en sí era preocupante a su parecer. No importaba si estaba esforzándose en dormir lo más que pudiera su instinto de lobo, podía seguir notando esas pequeñas señales. Señales de que en cualquier momento todo podría salirse de sus manos.
— ¿Quieres hacerlo?... — Yoongi frenó sus densos pensamientos, ignorando las intrigas de Jimin. Miró a Jeongguk finalmente desde que ese duelo había comenzado. El alfa pelinegro lo miró de vuelta, de hecho no había dejado de hacerlo.
—Por supuesto, señor Min. Haré mi mejor esfuerzo para llevar a cabo ambas tareas. — Respondió indulgente, y tenuemente, una sonrisa decoró sus abultados labios justo ahí.
Yoongi sintió un apretón en el estómago. Un revoltijón extraño, como cuando una comida te provoca malestar. Se movió un poco en su silla, apartando la mirada de esa inusual expresión esperanzada en la cara del alfa. No quería que lo viera así. No necesitaba más razones para arrepentirse de haberlo contratado.
— ¿Ves? Deja a Ggukie hacer lo que mejor hace y sácalo de tu oficina... — Jimin sonrió entusiasmado y las manos que aún reposaban en los hombros amplios del alfa, se deslizaron hacia abajo por su pecho, para rodearlo por el cuello en un inocente abrazo.
Un inocente abrazo. Eso era lo que era, decidió Yoongi. Jimin abrazaba a Jeongguk sin ningún reparo, solo porque quería hacerlo y porque parecía tener la confianza de hacerlo sin disgustar o incomodar al alfa. Por supuesto, Jimin era encantador, ¿por qué alguien se negaría a ser mimado por él? Incluso en tu lugar de trabajo, frente a más personas, incluso cuando estaban frente a tu terrible jefe, un ogro sin tacto comparado con él...
La sensación en su estómago se acrecentó repentinamente, sintió como si pidiera devolver lo que había almorzado sobre su escritorio y eso... Eso no fue agradable. ¿Por qué de repente se sentía tan hastiado? Y como si su asiento estuviera terriblemente incómodo, algo haciéndose paso desagradablemente en sus entrañas, construyéndose piso a piso.
¿Por qué de repente se sentía tan disgustado por pensar en la clase de omega que él nunca sería? Aún peor, ver a Jimin actuando así con Jeongguk, de una forma natural y correcta. De una forma en la que él no se sentía capaz de funcionar. ¿Por qué incluso estaba pensando en eso justo ahora?...
Se puso de pie con el ceño fruncido. Necesitaba salir de ahí, necesitaba... Tomar aire fresco inmediatamente; de repente podía sentir el atisbo de algo malo haciéndose paso. Su cabeza punzando se lo advirtió, y el ligero mareo que invadió su visión ante su brusco levantar. De repente... Había un olor ahí. Era como una caricia, o un rasguño mejor dicho: la fragancia dulce de Jimin meciéndose entre sus sentidos pero combinada con...
— ¿Qué tienes?... — La voz curiosa de Jimin se presentó en sus sentidos, ésta vez sin ninguna señal de burla o desafío como anteriormente, solo una nítida preocupación ante el tambaleo de Yoongi sobre su escritorio. — ¿Te sientes mal?
—No... — Yoongi trató de enfocarse. No se dio cuenta de cuando Jimin había caminado hasta él y ahora lo miraba cara a cara con una genuina inquietud reflejada. —Estoy bien...
Yoongi buscó la orilla del escritorio y se recargó en él, cerró sus ojos, esperando por que su visión dejara de nublarse y trató de relajarse. Respiró. Respiró y...
Abrió los ojos de golpe cuando la última inhalación de aire lo trajo consigo, eso que había estado esforzándose por erradicar de su sistema. Simultáneamente, sus rodillas temblaron y de no ser por su mano plantada en el escritorio hubiese terminado cayendo. Jeongguk frente a él, por detrás del hombro de Jimin, lo miraba con la inquietud compartida.
La bruma fue espesa en sus pupilas. Sus ojos clavados en ese rostro. Escuchaba la voz de Jimin, a la distancia... Como si se alejara poco a poco. Todo parecía distante para ese punto... Todo menos Jeongguk y su esencia.
La noción afianzándose en su mente: no podría librarse de esto. Incapaz de ordenar sus ideas, ya no era responsable de su compostura, la estaba perdiendo. Necesitaba volver en sí antes de que perdiera el control. No quería que Jimin y Jeongguk lo vieran en tan lamentable situación. De verdad necesitaba reponerse, pero...
—Jeongguk... — Creyó decir aquel nombre únicamente en sus pensamientos, pero fue lo último que logró pronunciar antes de perder la conciencia.
—Mierda, Yoon... — Jimin lo sujetó de los hombros cuando notó cómo su cuerpo laxo desfalleció casi sobre él. —Jeongguk, ayúdame...
El alfa no había esperado a que lo mencionara cuando él ya había hecho su camino a sujetar a Yoongi de la cadera para dejarlo recargado contra su cuerpo en un intento de mantenerlo de pie, pero el hombre prácticamente se derritió en contra suya, sin fuerza para sostenerse en sus propias piernas o brazos. Jimin a su lado lo ayudo a levantar las piernas de Yoongi cuando ambos se dieron cuenta de que no había forma de que se mantuviera en sus propias extremidades, apoyando a Jeongguk para que lograra sujetarlo de los muslos y dejando sus brazos colgados sobre los hombros del alfa.
—Maldita sea, Yoongi. ¿Así era como ibas a robarme a mi hombre?... — Jimin se apresuró a buscar entre sus contactos a la única persona que cruzó por su mente para ese momento. —Llamaré a su doctor...
— ¿Está... Inconsciente? — Jeongguk preguntó con miedo, mirando al omega peliplata por sobre el hombre de Yoongi sobre él, sujetando su celular mientras entraba la llamada.
—Ah, sí... Parece que sí... — Jimin acaricio el rostro de Yoongi sobre el pecho del alfa, con manos cuidadosas retiró los mechones de su frente para buscar su mirada pero solo encontró sus ojos cerrados y notó el calor que emanaba junto a su pacífica respiración. —Parece que está dormido, no creo que sepa lo que pasa ahora mismo... Tranquilo, lo llevaremos a su casa y Namjoon lo revisará.
Jeongguk asintió y miró cómo Jimin tomó el celular de Yoongi y lo guardó en su bolsillo y unas llaves en el escritorio que Jeongguk reconoció como las de su auto. El omega le indicó que lo siguiera y ambos emprendieron camino fuera de la oficina rápidamente.
—Sí, sí, estaba bien hace un momento, él no parecía enfermo y de repente... Solo se desmayó frente a nosotros... — Jimin caminaba rápido, explicando la situación a Namjoon por el celular, su voz nerviosa combinaba perfectamente con el ceño fruncido de Jeongguk tras él, siguiéndole el paso y manteniendo a Yoongi asegurado entre sus brazos. —Maldición, ¿cómo voy a saberlo, Namjoon? Yoongi no me dice nada de las estúpidas pastillas, solo sé que toma demasiadas. Se lo advertí, siempre se lo he dicho, incluso a ti...
Jimin fue brusco al hablar pero trató de bajar la voz mientras se exasperaba con Namjoon al teléfono. Las miradas de las personas del edificio los seguían con signos de sorpresa y alerta. Jeongguk tuvo que responder fugazmente algunas preguntas e indicar que era una emergencia, pero no amedrentó el paso de camino al ascensor junto a Jimin.
—Sí, estamos yendo a su casa. Sal para allá... — Jimin abrió la puerta trasera del auto y dejó que Jeongguk subiera a Yoongi y lograra acomodarlo adecuadamente. —Sube con él, Gguk... — Ordenó al alfa cuando éste estaba por cerrar la puerta. Jeongguk lo hizo, sin tener tiempo siquiera de pensar porqué, subió al auto y levantó suavemente la cabeza de Yoongi para dejarla recargada en sus piernas y finalmente cerrar el auto.
—Está balbuceando... — Jeongguk llamó la atención de Jimin, el omega lo miró por el retrovisor después de colgar y encender el auto. — ¿Estará despertando?...
—Mejor que lo haga. Después de esto no voy a dejar que lo olvide.
Jeongguk observó el rostro sereno de Min Yoongi bajo suyo, sus labios entreabiertos murmuraban sonidos, no eran siquiera palabras, aunque trataban de serlo, no estaba seguro. Su rostro lucía acalorado pero al mismo tiempo tenía una sombra pálida cubriéndolo. Su melena azabache se había desordenada y ahora se agrupaba húmeda contra su frente. Se veía tan... Indefenso. Y si había algo que Jeongguk había aprendido en el tiempo conviviendo a su lado, es que Yoongi podía ser todo menos indefenso.
Se tomó el tiempo de ordenar los mechones detrás de sus orejas, y limpió un poco del sudor de su frente con la manga de su saco, sus dedos tocaron un rastro en la mejilla solo para comprobar el tacto caliente de su piel, y como un girasol siguiendo el sol, el rostro se movió hacia la caricia en un esfuerzo lacónico de prolongar el toque. Jeongguk lo miró tragar saliva y abrir sus labios... Esperó por alguna palabra, por alguna de las tantas órdenes que podían salir de entre esos labios temblorosos...
—Jeongguk... — Casi imperceptible, la voz fue tersa y ahogada. Sus ojos no se habían abierto en ningún momento desde la oficina, pero parecía saber quién era exactamente quien lo estaba sosteniendo y acicalando de esa forma, cuando más lo necesitaba.
El alfa dejó que su mano extendida reposara sobre la mejilla de Yoongi; el hombre ido inmediatamente se acurrucó contra la piel tibia que envolvió su rostro y los balbuceos se detuvieron, dando paso a una constante y relajada respiración que se extendió por todo el camino de regreso a casa.
Jeongguk no estuvo seguro de cuánto tiempo les llevó, pero sí de lo rápido que pasó, pues en cuestión de minutos Jimin pasaba por un portón de seguridad y estacionaba frente a una elegante casa de dos pisos. Miró por la ventana mientras el omega salía del auto, un hombre salía de la casa con apuro e intercambió palabras con Jimin.
Jeongguk se las arregló sin problemas para sujetar a Yoongi nuevamente, esta vez poniendo su brazo por debajo de sus piernas para cargarlo estilo nupcial y salir del auto. Jimin se apresuró a guiarlo dentro de la casa mientras el hombre de antes aseguraba las puertas del auto.
— ¿Puedes dejarlo en la habitación?... — Jimin preguntó, pero ya estaba llevando a Jeongguk por el un amplio pasillo hacia el final de la estancia, donde abrió una puerta blanca y entraron finalmente. Jeongguk recostó a Yoongi sobre la gran cama de sábanas blancas. —Hey, Gi... — Jimin se acercó por el otro lado del mueble, detallando el rostro de su primo y asegurándose de que su respirar fuera constante y adecuado. Sintió el alma regresarle al cuerpo cuando los ojos de Yoongi se abrieron un poco para poder verlo a modo de respuesta; le sonrió genuinamente feliz. —Me has dado un susto de mierda...
—Alguien va a tener algo más que un susto cuando su jefe tome vacaciones y tenga que encargarse él mismo de todo el trabajo... — La voz nueva, reconoció Jeongguk, habló tras ellos, acercándose cada vez más.
—Ja-ja-ja, un doctor idiota te revisará ahora.
Jimin se apartó de una vez, no sin antes dejar un beso pequeño sobre la frente de Yoongi, haciendo que Namjoon sonriera tras él. Jeongguk se dispuso a seguirlo en medio de la escena, pero un agarre fuerte impidió que se pusiera de pie y terminara de alejarse. Miró hacia su jefe, la mano de Yoongi apretaba con fuerza la tela de su camisa en su pecho, pero la expresión que mantuvo en el rostro fue en blanco: los ojos cerrados y el ceño ligeramente fruncido, un color tenue apareciendo cuando todo el camino había mantenido un semblante pálido.
—Gi, puedes tener su saco, ¿está bien?... — la respuesta del doctor atrajo la atención de Jeongguk, quién levantó la mirada para encontrarse con él mientras Yoongi aún se aferraba a su ropa. Namjoon le sonrió sin despegar sus labios, casi pidiéndole que accediera con su mirada comprensiva. —No estaré burlándome de ti en estas condiciones, te lo prometo.
Yoongi pareció pensarlo por un momento. La fuerza de su agarre disminuyó considerablemente, y aún con el rostro rojo, accedió y soltó al alfa con determinación, ya que realmente no quería hacerlo.
Namjoon asintió en dirección a Jeongguk, quién sin necesidad de una explicación trabajada, se deshizo de su saco de vestir deslizándolo por sobre sus hombros y cubriendo a Yoongi con él. Dio un último vistazo al rostro de Yoongi, notando cómo su semblante se relajó un poco mientras Namjoon comenzaba a revisar sus signos vitales.
Se puso de pie y retrecedió hasta Jimin, quién miraba desde los pies de la cama con una curiosidad evaluadora que lo hizo sentir un tanto cohibido, pero supo manejarlo bien. El omega lo tomó del brazo y lo guió fuera de la habitación, dejando que Namjoon trabajara con Yoongi a solas.
— ¿No vas a decir nada?
Jeongguk miró a Jimin con una extraña combinación de confusión y sorpresa en el rostro. Pasó una de sus manos por su nuca, tratando de aminorar toda la tensión que los extraños acontecimientos recientes le habían generado.
—Yo... No sé, ¿qué debo decir?
—Yoongi no me lo quiso decir, pero yo sabía que habías hecho algo en su sistema. Escucha, no lo culpo, yo mismo le dije que eras ridículamente caliente. Pero como que... Bueno, no esperaba que terminara literalmente colpsando por ti, ¿sabes? Muy manipulador de su parte...
—Estás bromeando, ¿justo ahora que tu primo agoniza?... — Jeongguk casi ríe de la elocuencia del omega y sus directas palabras empujándolo.
—No está agonizando, no de una forma letal por lo menos, tranquilo. — Jimin soltó un largo suspiro y guardó sus manos en los bolsillo de su pantalón, mientras se recargaba en la pared del pasillo tras él. Extendió una mirada hacia la puerta de la habitación entreabierta, donde podía ver a Namjoon hablando con Yoongi. —Escucha... — habló él llanamente. —Lo digo en serio. Sé que parece que estoy bromeando todo el maldito tiempo pero... Yoongi no me habla de estas cosas, él no confía en mí al respecto. Piensa que soy... Un idiota incapaz de ver más allá de cosas superficiales o jodidas de una noche, pero realmente comprendo más de lo que él cree. Y sobre él mismo... Sé que lidia con más cosas de las que le gustaría admitir, todo porque no quiere verse débil o inseguro.
Jeongguk observó la forma en la que el semblante de Jimin mutó a una forma nueva, con una especie de seriedad que no había visto antes realmente. Ahí frente a él, lucía más sereno de lo que nunca habiese pensado. No era habitual en él.
— ¿Qué tiene que ver eso conmigo? No trato de ser grosero pero, no creo que yo tenga que ver en algo sobre... Hacerlo desfallecer en medio de su oficina. — Jeongguk fue sincero también, solo porque Jimin se notaba lo suficientemente preocupado al respecto.
No estaba mintiendo, ni siendo indiferente a lo que le había pasado a Yoongi. Él solo estaba siendo objetivo. Yoongi parecía estar asqueado de su presencia desde el primer instante en el que lo miró, él no estaba volviéndose loco al tratar de obtener una respuesta, pero era irracional que ahora Jimin dijera eso. Era irracional incluso que Yoongi hubiera quedado tranquilo con su saco envolviéndolo, o su tacto confortándolo. Yoongi solo estaba... Pasando por una crisis de celo, eso era todo. Le pasaba frecuentemente a los omegas.
—Un bonito idiota, ¿eh?... — Jimin sonrió de lado ante el desconocimiento de Jeongguk, mirándolo inquisitivo. —Yoongi no estaba incómodo o disgustado cuando te entrevistó, probablemente estaba tratando de no saltar sobre ti justo ahí. Le pedí que me escribiera esa tarde, después de que salieras y no lo hizo, lo siguiente que supe por parte de su secretaria fue que prácticamente corrió a una cita médica repentina. Por supuesto, solo dijo que olvidó hacerlo pero lo que olvida realmente es lo perspicaz que puedo ser. Hey, no solo una cara bonita... — Jimin se encogió de hombros, aún con sus manos en los bolsillos y dio un paso al frente en torno a Jeongguk. —Y para concluir, se queda con tu saco porque tu olor lo tranquiliza después de su desvanecimiento. No lo sé, probablemente terminará unas cuantas veces con él si no se lo quitas.
Jeongguk tuvo que apartar la mirada de la de Jimin cuando sintió un rubor extenderse sobre sus pómulos ante sus palabras. Bien, probablemente estaba siendo un fiasco de alfa (a lo cual estaba acostumbrado realmente), pero desenrollar las palabras de Jimin en su mente lo hizo sentir avergonzado, un poco fuera de lugar al imaginarlo. Imaginar que Yoongi estuviese pasando por esas cosas, debido a él...
— ¿De verdad crees que...?
—Trabajas mucho esa mente tuya. — Jimin sonrió enternecido, casi podía ver los engranajes sobre la cabeza del alfa. —Yoongi puede ser complicado... Pero no es el omega despreciable con el que todos me comparan. Es lo único que debes saber.
Jeongguk dejó de maquinar pensamientos al respecto cuando la puerta de la habitación se abrió, dejando que el hombre alto saliera de la habitación con sus maletas en mano.
—Está bien. Necesita descansar. — Fue lo primero que dijo cuando ambas miradas curiosas lo inspeccionaron. —Lo siento, no pude recuperar tu saco...
—Jeon Jeongguk. — El alfa aceptó el apretón de manos que el doctor le dio, ignorando la sonrisa cómplice que Jimin le compartió.
—Kim Namjoon. Doctor particular de Yoongi, otras veces su mejor amigo.
—Y otras más un idiota... — Jimin murmuró entredientes, captando la mirada iluminada del alfa en cuestión. —Se me permite ser sincero, no me mires así.
—De acuerdo señor sinceridad. Asegúrate de la incapacidad de Yoongi, no quiero que toque la empresa en dos semanas, y tendrás que sacar todos y cada uno de los supresores y neutralizadores que haya disponibles en esta casa. Va a tomarte un tiempo, ¿cierto?
Namjoon avanzó por el pasillo hacia la sala de estar, siendo seguido por los otros dos hombres.
— ¿Vas a dejarlo sin nada? ¿De verdad?... — Jimin preguntó sorprendido, mirando cómo Namjoon se paseaba por la cocina, buscando en las alacenas algunos de los medicamentos que él sabía dónde estaban guardados.
—Por si no te diste cuenta, genio, cayó debido a la medicación. Dijo que alteró la dósis sin mi permiso, aún cuando le dije que no lo hiciera. Fue un choque, su mente y su cuerpo no estaban trabajando alapar y teniendo en cuenta los meses que lleva suprimiendo el celo y trabajando sin descanso, el estrés y... — Namjoon se detuvo un momento, dando una fugaz mirada hacia Jeongguk, Jimin también miró en dirección del alfa con curiosidad. —Sus recientes preocupaciones con el lobo... — atinó a decir simplemente. —Era de esperarse que se desvaneciera.
— ¿Entonces se quedará aquí solo? ¿No le diste algún calmante, o...? Joder, no lo sé. Conociéndolo va a volverse loco.
Namjoon negó, arrastrando una pequeña risa.
—Él no tendrá energías ni siquiera para protestar estos días. Esperaremos a que sus sentidos se recuperen un poco, y que descanse todo lo que necesite. Después podrá preocuparse por el celo...
Las palabras del alfa quedaron suspendidas en el aire cuando miró hacía atrás por encima de los hombros de Jimin y Jeongguk. Ambos se voltearon al mismo tiempo y se encontraron con Yoongi de pie al comienzo del pasillo, deslizándose por la pared como soporte para dar sus pasos.
—Yoongi, qué haces... — Jimin lo reprendió inmediatamente, acercándose hasta su primo pero el pelinegro levantó su mano, pidiéndole que no se acercara más. —Yoon, necesitas descansar...
Yoongi asintió, esforzándose por enderezar su postura y no verse tan debilitado como en realidad se sentía. Miró a Jimin y le sonrió mansamente en un intento por tranquilizarlo. Namjoon, a su vez, miró curioso cómo Yoongi se sobreexigía aún por encima de su límite. Porque él... Simplemente era de esa forma. Sin embargo, ésta vez tenía un motivo, y aunque no había logrado arrancárselo con palabras hacía unos minutos, lo había obtenido al leerlo en su mirada.
—Tu saco... — Yoongi extendió el brazo con la prenda en cuestión, cuando dirigió su mirada hacia Jeongguk. Su voz fue cauta y casi temblorosa, pero se mantuvo firme pese a todo.
Un silencio se extendió en el lugar después de que Jeongguk se acercó al omega y aceptó de regreso el saco. Él pudo ver claramente cómo los dedos de Yoongi se apretaron cuando volvieron a su costado en la pared.
—Debería regresar a la cama, señor Min... — Jeongguk sugirió, aprovechando sus miradas encontradas. Yoongi asintió, pero contrario a su lenguaje, se vio imposibilitado de dar un paso atrás, de siquiera moverse un poco en realidad.
—Yoon... ¿Qué te parece si...? — Jimin interrumpió el tenso silencio, midiendo sus palabras y captando la mirada de Namjoon y Jeongguk alternamente. —Namjoon te ayuda con la despensa, vas a necesitar algunas cosas estas semanas... — Namjoon asintió en dirección a la sugerencia de Jimin, emprendiendo su camino a terminar de ordenar lo que hacía. —Yo... Yo regresaré a la oficina, arreglaré los pendientes y me encargaré de que todo esté bien en tu ausencia y... — Jimin continuó, dubitativo de su repentina idea para poder ayudar a que Yoongi se sintiera más cómodo y menos expuesto, tratando de hacerlo más fácil para él.
—Yo puedo quedarme aquí hasta que Jimin regrese, para que no se quede solo... — Jeongguk habló, haciendo que Jimin le sonriera satisfecho y agradecido de no haberse tenido que retractar. —Me aseguraré de que esté bien, si usted quiere...
Jeongguk recibió un asentimiento por parte de Namjoon, quien ya esperaba sobre la puerta con todas las cosas que se llevaría. Jimin de igual forma dejó sobre la mesa del comedor el celular de Yoongi y las llaves de su auto.
Yoongi miró a su amigo y a su primo sonreírle comprensivamente, sin ningún ápice de burla o desagrado, ellos estaban siendo sinceros y amables, querían ayudarlo a pesar de su siempre defensiva y hosca actitud, a pesar de que siempre actuaba como si no necesitara ayuda de nadie y todos fueran innecesarios. Y Jeongguk... Él también lo había ayudado a pesar de lo que le había hecho pasar en el trabajo y lo desagradable que se había comportado en torno a él, él probablemente pensaba que era un imbécil reprimido, que no sabía nada más que ser tajante y malhumorado y sencillamente decidía ayudarlo a pesar de que no se lo merecía...
— ¿Estás de acuerdo, hyung?... — Jeongguk había dado unos pasos más, los suficientes para quedar frente a Yoongi y poder hacer esa pregunta más íntima y ajena a los demás.
Yoongi sintió su mundo temblar ante la cercanía que había estado anhelando desde que había sido colocado en la cama de la habitación, ante la voz relajante de Jeongguk llamándolo hyung.
—Sí... — su voz sonó densa y cálida, como nunca antes se escuchó a sí mismo. Él quería mirar hacia enfrente y despedirse de Namjoon y Jimin, también agradecerles por lo que estaban haciendo por él, él de verdad quería pero... Jeongguk se miraba tan sumamente bien frente a él que era incapaz de apartar su mirada. La estela de su aroma viajaba por todo el sitio agradablemente, como si se hubiese propagado un veneno destinado a destruirlo. —Estoy de acuerdo.
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