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♡ ⁺ 12 › KOOKGI

“de cachorros, flores y leche tibia”
› omegaverse au + 18
› pt 1


"Debe tener mucho frío..."

Yoongi observa cómo la indefensa bola de pelos se remueve en la tierra, buscando a su madre cerca suyo, pero sin encontrarla. Su pecho se aprieta con remordimiento, no es capaz de dejarlo ahí a su suerte.

Y con esa última negación en mente, no logra retener el impulso de inclinarse y recoger al cachorro del suelo mojado, se encarga de limpiarlo lo más posible con sus temblorosas manos y finalmente lo envuelve contra su pecho, debajo de su abrigo para protegerlo de la lluvia.

Totalmente convencido de que acaba de meterse en un gran problema, retoma su camino hacia la cabaña donde se resguarda ocasionalmente, y donde lo espera su amigo para resguardarse de la tormenta.

—Hueles a perro mojado. — Lo recibe Seokjin una vez entra a la cabaña. Gime de cansancio al escucharlo, imaginando el sermón que estará por maquinar para él.

—Puede que sea un lobo, mejor dicho... — Yoongi deja en el suelo las cosas que había estado cargando y entonces desabrocha su abrigo, dejando ante los ojos inspectores de Seokjin, al lobo acurrucado contra su pecho.

—Cuando te dije que fueras a cazar, no me refería exactamente a que trajeras tu comida a la cabaña, no hay forma de que ensucies mi sitio.

—No lo cazé... — Yoongi mira a Seokjin acusatoriamente. De cualquier forma, él no sería tan tonto como para hacer eso incluso cuando aún estaba siendo instruido en cómo ser un vampiro, además, se trataba de una cría de hombre lobo, esa tampoco era una buena idea de almuerzo. —Yo lo encontré abandonado en el bosque...

—Oh, ¿a qué te refieres con eso?... — Yoongi sabe, por el tono de voz incrédulo de Seokjin, que él ya tiene su respuesta, pero está esperando que él trate de defenderse para dar su rotunda negación. —Estoy seguro de que una de las primeras reglas en el manual de cómo ser un vampiro, o toda esa mierda que te enseña Namjoon, es que no te metas con hombres lobo. ¿No se supone que se odian?

—Sí, ya lo sé... — Yoongi finalmente descubre al lobezno que había resguardado, lo deja en el piso sobre su abrigo húmedo, sabe que Seokjin no estaría muy feliz de tenerlo en su sofá, por lo que se limita a dejar que el cachorro lloriquee y se arrastre en el suelo.

Recuerda muy bien las palabras de Namjoon. Él le había enseñado a cazar y fue quien lo guió durante los primeros aterradores y confusos días convertido, podría decir que era algo así como su padre, ya que fue él quien también le salvó la vida al convertirlo, por petición de Seokjin.

Ya había pasado toda esa crisis de identidad en la que cuestionaba a su amigo por llevarlo a algo tan terrible como la inmortalidad no deseada o la vida de una sanguinaria y odiada criatura; la pasó bien, ya que realmente no era inmortal, había cosas que lo podían matar, y la idea de ser un vampiro que no ingiere estrictamente sangre humana como Namjoon, le dio esperanzas; Seokjin solo había hecho lo mejor para él.

Namjoon era la clase de vampiro bueno, el hombre se mantenía en una estricta dieta animal, y solo tomaba sangre de humanos con pocos minutos de fallecidos, antes de que se enfriara y resultara desagradable para su gusto. Yoongi le tenía miedo al principio, pero resultó ser un buen tipo, le tenía paciencia y contestaba siempre sus dudas, aunque también era estricto y sincero. Una vez le dijo a Yoongi que era demasiado gentil para ser considerado un monstruo. En su defensa, Namjoon también le parecía gentil, pero Yoongi sabía a lo que se refería exactamente.

—Estás en grandes problemas, Yoongi.

El pelinegro levanta la mirada preocupado hacia Seokjin debido a sus palabras, el mayor tiene en su hombro colgando una bolsa y coloca sobre su cabeza el gorro de su capa, está a punto de irse y tiene prisa, pero Yoongi sabe que eso no le impedirá regañarlo por su insensatez.

— ¿De qué hablas? Solo es un cachorro... ¡Y estaba abandonado en el bosque! Con la tormenta, si lo dejaba ahí iba a morir...

—Escucha, yo no soy un genio, ni nada de eso, pero... — Yoongi retiene un suspiro, por supuesto que Seokjin es un genio y todo de eso, no por nada era un poderoso hechicero al que cientos de personas recurrían por sus conocimientos, eso lo estaba diciendo solo para no hacerlo sentir un tonto por haber antepuesto su compasión ante su racionalidad. —Los hombres lobo son muy protectores con sus crías, si uno de ellos sigue el rastro del cachorro, va a arrancarte la garganta.

—Alguien lo abandonó ahí a propósito. Huele a sangre y tierra, estuvo en medio de una pelea o algo así, tal vez estaban tratando de esconderlo, o huían con él...

—Eso no me deja más tranquilo. Al contrario, si alguien lo está buscando y lo encuentra contigo, ¿crees que se detendrá a escuchar tus motivos?

Yoongi miró la preocupación pintada en la expresión de Seokjin. Dicho de esa forma, bueno... Tenía razón, pero no se había detenido a pensarlo. Por supuesto que, ningún lobo creería en la palabra de un vampiro con uno de sus cachorros, su precipitada decisión no contempló todos los escenarios, de cualquier forma, en todos él era quien terminaba perdiendo.

—Yo solo... No quería dejarlo ahí, pensé que... — Yoongi bajó su triste mirada hacia el bulto de pelos que había dejado de chillar cuando encontró sitio contra su pierna, acurrucándose para buscar calor en medio de la fría cabaña.

De repente se sintió asustado por no saber cómo proseguir. Él mismo se había metido en eso y además ahora le había traído problemas a su mejor amigo, problemas que podrían costarles la vida.

Seokjin suspiró cansado, cerró sus ojos un momento, meditando la situación. Él tenía que irse al pueblo incluso si la tormenta seguía en auge, su viaje no podía aplazarse más, pero no quería quedarse con el terror de que algo malo pudiera pasarle a Yoongi por culpa de su buen y tonto corazón.

De alguna forma, detrás de todo el problema, se sentía feliz de que Yoongi hubiera tomado la decisión buena; y es que, aunque tenía poco tiempo convertido, conocía bien el contraste entre ser la presa y ser el depredador, sabía que si él no tomaba el valor para cortar una yugular, alguien más lo tendría para cortar la suya, y sin embargo, seguía tomando los riesgos pese a que sabía qué debía hacer.

Yoongi sabía que debió haber roto el cuello del cachorro por su propia seguridad y dejar el cuerpo en el bosque, de esa forma el rastro se perdería y si alguna manada estaba buscándolo, pasarían de la cabaña y ellos no se meterían en problemas.

Pero no hizo eso, Yoongi no podía. Lo sabía bien. Había sido un ingenuo y dulce muchacho antes de su conversión, y seguía siéndolo incluso después de ella. Yoongi esperaba que eso no los llevara después a lamentarse.

—Busca en mi estantería los frascos con dibujos de flores, usa dos o tres para rociarlo, eso quitará un poco el olor a lobo, y manténlo cerca de ti también, para que tome el tuyo. No sé si funcione completamente, pero por lo menos confundirá un poco si algún hombre lobo está cerca. — Seokjin dio indicaciones mientras Yoongi lo miraba con ojos atentos y curiosos. Él asintió, grabando en su mente las instrucciones. —En la biblioteca tengo un libro de hombres lobo, ahí hay información sobre los cachorros, no es una guía de niñeras pero será útil; dale leche de cabra tibia, será escandaloso cuando tenga hambre, y utiliza las mantas que tengo en mi habitación para hacerle un nido, ponle una prenda tuya también y así se familiarizará más rápido con tu olor. Trata de que esté siempre lleno y cómodo, el cachorro llamará a su madre en algún punto, si alguien lo está buscando...

Seokjin miró a Yoongi con pesar y preocupación. No quería ni imaginar lo que podría pasarle a su Yoongi si se enfrentaba a una bestia así. Si normalmente los hombres lobo eran agresivos cuando se encontraban con vampiros, uno que buscaba a su cachorro era el peor de los escenarios para un vampiro primerizo.

—Gracias, hyung. Gracias por todo. No te preocupes por mí, toma tu camino ya. — Yoongi le sonrió, intentando transmitirle una falsa tranquilidad, pero es que, sabía lo nervioso que Seokjin podía ser, y dejarlo en esta situación era demasiado para él.

—Yoongi, solo... Prométeme que vas a huir si lo encuentran, promete que vas a dejar al cachorro si un hombre lobo trata de atacarte. Vas a irte y te mantendrás vivo. Sabes que aprecio mucho tu buen corazón, pero por primera vez quiero que te pongas a ti primero, ¿entiendes? Quiero regresar y poder verte.

Yoongi asintió ante las palabras de Seokjin, incluso si sabía, muy en el fondo, que no podía estar cien por ciento seguro de cumplirlo. Lo único que quería era que Seokjin se fuera tranquilo, así que solo tenía una respuesta para el hechicero:

—Te lo prometo, Seokjin.

Seokjin suspiró. Por los dioses que él sabía en el fondo también, que Yoongi no estaba convencido completamente de eso. Pero asintió, lo hizo finalmente. Abrió la puerta de la cabaña y se fue de una vez, aún resguardando en su pecho el desagradable miedo de que esa fuera la última vez en la que se vieran.

Una vez en silencio, Yoongi se contempló solo durante un instante, analizando la situación, la posibilidad de que lo que decía su amigo el hechicero se cumpliera. No quiso pensar demasiado en ello, así que se puso rápidamente a trabajar en lo que le había indicado.

Primero buscó las mantas en la habitación de Seokjin para hacer el tendido en el suelo frente a la pequeña chimenea de la cabaña, juntó varias para que quedara lo suficientemente acolchado; recordó la recomendación de Seokjin sobre su ropa y fue directo a la habitación donde guardaba las pocas cosas que tenía, obtuvo un suéter y lo incorporó al nido. Después, tomó al cachorro entre sus brazos, quitándole todo rastro de tierra, hojas y sangre que encontró, con ayuda de su abrigo; utilizó uno de los frascos de esencia de flores para limpiarlo, también lo hizo con el tendido.

Cuando todo estuvo listo, dejó al cachorro en el nido. Él aún dormía plácidamente, aunque intuía que en unas horas se despertaría hambriento. Eso le recordó la leche que debía preparar para dársela, y el libro también. Dejó una caricia en la pequeña cabeza del lobezno y una sonrisa instintiva surcó sus labios. Era demasiado tierno.

Se levantó dispuesto a buscar lo que antes había recordado, pero antes se encargó de encender la chimenea para calentar el lugar, la lluvia afuera estaba acabando, pero el viento rugía feroz. El olor a leña quemada también ayudaría, y mantendría al cachorro cálido.

Las horas que pasaron fueron lentas y tensas. Yoongi prestaba atención a cualquier sonido a la lejanía, no había nada raro, pero no podía dejar de estar alerta, con un extraño presentimiento albergándolo.

El cachorro había despertado hacía unos minutos y él se encargó de darle leche, afortunadamente había encontrado un biberón entre las cosas de la cocina de Seokjin y lo utilizó para alimentarlo, sabía que él había rescatado animales bebés anteriormente.

Al principio el cachorro se había negado, quizá el sabor no era del todo de su agrado, pero Yoongi siguió intentándolo hasta que el lobito cedió. Yoongi suspiró relajado mientras miraba cómo comía, recostado contra su pecho acurrucado. Ahora estaba tranquilo sabiendo que el cachorro tenía el estómago lleno, y él podría bajar un poco la guardia si se quedaba dormido y no hacía ruido.

Una vez que él cachorro devoró la leche, Yoongi lo arrulló y lo acarició en su pequeña cabeza, escuchó los tiernos quejiditos y finalmente lo miró bostezar para caer dormido. Lo dejó en el tendido, rodeándolo bien de las mantas y su suéter, a una distancia prudente de la chimenea y lo escuchó suspirar tranquilo. Él también lo hizo.

Se sentó en el sofá una vez que se aseguró de que el cachorro no se despertaría y abrió el libro que Seokjin le había proporcionado. No era exactamente un libro, era más bien una recopilación de información que él mismo escribió.

Yoongi sabía que en realidad si era un genio y sabía mucho sobre los hombres lobo, es por eso que él tenía una gran reputación en la región, no solo como hechicero sino como una clase de médico para todos. Seokjin conocía de todas las criaturas habidas y por haber.

No tomó en cuenta el tiempo y se perdió leyendo las hojas. Se sentía intrigado por cada nueva línea que leía, a pesar de que se supone él debía conocer a sus enemigos, realmente Namjoon no se había detenido a explicarle mucho sobre ellos, solo una regla básica: no te acerques a uno.

No sabía de las manadas, de los lazos, de sus razas o de la confusa jerarquía de rangos biológicos; él solo sabía que eran ávidos guerreros y defendían a los suyos y su territorio con todo su instinto animal. Y por supuesto, que odiaban a los vampiros.

Yoongi justo había terminado de leer el apartado de "Hombre y mujer lobo ALFA". Tuvo que leerlo repetidas veces, tratando de digerir lo que Seokjin había descrito como: "los líderes natos de la naturaleza, seres agresivos y justos, poderosos y dominantes, guías demandantes". Yoongi suspiró sorprendido conforme continuaba su lectura. Sonaba a alguien con quién no le gustaría toparse jamás.

Sin embargo, un golpe abrupto en la puerta lo hizo brincar en su lugar.

Volvió a sí, mirando con temor al cachorro y tratando de agudizar su oído. Se había distraído un poco en su lectura. Dejó el libro sobre la mesa de madera del comedor cuando se levantó, acercándose con pasos lentos a la puerta.

Alguien grande estaba llamando, lo supo por el golpear fuerte de aquella mano.

Recordó la promesa que le hizo a Seokjin de huir, si ese era un hombre lobo, él no tendría oportunidad de librar una batalla. ¿La tendría de escapar?

Maldijo en su mente ante el segundo golpe, esta vez más desesperado, más demandante. Pero ni una voz. Necesitaba pensar rápido.

Dio una mirada rápida al cachorro, había un hombre lobo afuera buscándolo... ¿Y qué tal si no se trataba del padre o la madre del cachorro? ¿y si era uno que estaba buscando hacerle daño? Yoongi no podía entregarlo.

Fue rápidamente en dirección al cachorro y lo tomó entre sus brazos, lo abrazó contra su pecho y acarició su lomo con ternura antes de suspirar y caminar de regreso a la puerta.

Estaba jodido.

Abrió la puerta.

Todo pasó rápido después.

Se apartó abruptamente de la entrada hasta quedar detrás del comedor de madera que estaba enseguida. El hombre entró, arrojando la puerta fuertemente y fijando al instante su mirada intimidante en Yoongi y el cachorro al que había estado buscando durante toda la madrugada.

Yoongi sintió sus piernas temblar ante el aura de agresión que emanaba el hombre, ropas rasgadas y cubierto de sangre y barro, el hombre lucía capaz de romperle todos los huesos con una sola mano. Él no estaba muy entusiasmado por ello.

—Te mataré.

Yoongi tragó saliva, la voz grave y amenazante casi lo hace desistir de todos sus planes, pero se mantuvo firme, aún cuando en su expresión se leía claramente todo el miedo que sentía justo en ese momento, frente a un hombre tan peligroso. Su mente instintivamente trajo la información que había leído hace unos minutos: "un alfa". Fue lo que pensó, esa jodida bestia de hombre frente a él era todo lo que podía definir como un alfa, incluso cuando él jamás había conocido a uno antes.

—Puedo aplastarlo en un segundo y morirá en dos. No te acerques más...

Yoongi tenía sujeto al cachorro contra su pecho, su mano en su pequeña cabeza, para que la amenaza luciera convincente. Él en realidad no iba a matarlo, él no quería eso, pero el hombre frente a él desprendía tanto odio por cada poro, los ojos ámbar brillantes parecían balas puestas en él y los filosos colmillos junto con las garras sobresalientes lo tenían en una encrucijada.

Seokjin había tenido razón, el padre del cachorro había seguido todo el rastro, no importaron sus intentos por borrarlo, parecía que el instinto de protección que tenían los lobos era mucho más fuerte de lo imaginable. Ésta era la parte en la que podía escuchar la voz del hechicero diciendo: "te lo dije".

—Voy a matarte si le haces daño. — El pecho del hombre se infló con dominancia, buscando lucir más grande de lo que era, aunque incluso sin hacerlo el tipo era ridículamente grande a comparación de Yoongi, era un jodido hombre grande y rudo, tenía brazos con músculos firmes, cubiertos por tatuajes que subían hasta el comienzo de la camiseta sucia y rota, y suponía que seguían por debajo de ella. Cabellos negros largos hasta los pómulos, húmedos y llenos de tierra, el hombre también olía a sangre, estaba seguro de que tenía una herida abierta en alguna parte.

— ¡No quiero hacerlo! — Yoongi exclamó, cayendo un poco en la desesperación. No tenía escapatoria si la intención del hombre era deshacerse de él, ni siquiera tenía la oportunidad de huir, tal y como Yoongi lo había hecho prometer, no tenía opciones. —No quiero lastimarlo, yo no lo secuestré...

—Sé que no fuiste tú. — El lobo le concedió eso.

El ataque a su territorio había sido por parte de una manada enemiga, y él mismo había visto como uno de los ejecutores había salido corriendo con su cachorro mientras él defendía una de las posiciones. No logró detenerlo, y cuando trató de alcanzarlo fue demasiado tarde, había huido rápido y no le quedó más que seguir su rastro.

El cobarde debió saber que lo encontraría tarde o temprano, por supuesto que lo haría, Jeongguk no descansaría hasta encontrar a su cachorro, y si lo encontraba con el tipo iba a matarlo.

Jeongguk sabía que la manada del este era despreciable, pero estaba seguro de que no tenían ninguna clase de tratos con vampiros, quería creer que a pesar de todo no eran esa clase de lobos. Así que, supuso que el ejecutor había abandonado a su hijo en el bosque, en plena tormenta y el olor del cachorro había cambiado en un punto del trayecto: olía a vampiro.

Jeongguk sintió su pecho oprimido de dolor cuando lo detectó, ¿podría haberlo entregado a un vampiro? ¿un vampiro lo había encontrado y se había deshecho de él?...

—Lo encontré en el bosque... — Yoongi trató de explicar al ver que tenía una pequeña ventaja con el hombre, por lo menos sabía que su intención jamás había sido conseguir al cachorro. —Si lo dejaba iba a morir...

— ¿Lo salvaste? — Jeongguk relajó un poco su postura de agresión, esta vez, más inclinado al diálogo. Había dado un rápido recorrido con la mirada al sitio, miró un tendido en el suelo frente a la chimenea y la habitación olía a flores, leche de cabra, a su cachorro y al vampiro; ningún rastro de sangre, tierra o lluvia. Todo indicaba en realidad, que su hijo no había corrido ningún peligro ahí, y a juzgar por el sonido de su calmada respiración y los ronquidos que daba mientras el vampiro lo sujetaba, estaba empezando a percatarse. — ¿Por qué lo hiciste?

Yoongi agradeció infinitamente que las garras del hombre se redujeran, ya no mostraba los colmillos y su expresión se limitó a fruncir el ceño y verlo con desdén, sin la carga de odio y agresión que antes le había mostrado. Bien, ahora sí tenía una oportunidad real.

—Es un cachorro. — Fue lo único que dijo, suponiendo que no necesitaba más justificación que ese único y evidente hecho.

—Eres un vampiro. — Jeongguk fue solemne en su confusión, si bien ya no estaba tan tenso por la seguridad del cachorro, ya que el vampiro pelinegro realmente no parecía tener intención alguna de dañarlo, no quitaba el hecho inusual de que hubiese elegido mantenerlo con vida, aún sabiendo que en algún punto él aparecería ahí.

—Solo es un cachorro, joder. — Yoongi marcó cada palabra con una notoria molestia, su ceño fruncido también, mientras resguardaba aún más al cachorro contra su cuello. No quería dar más explicaciones que pudieran ponerlo en una posición poco ventajosa, ese hombre probablemente ya pensaba que era un fiasco de vampiro. — ¿Y cómo sé que tú no lo quieres lastimar? Tú podrías matarlo también si te lo entrego. ¿Lo abandonaste en el bosque porque no tuviste el valor de deshacerte de él? ¿O fuiste tú quien lo secuestró? Porque no vas a tenerlo si tu intención hacerle daño.

Jeongguk lo miró incrédulo, era ridículo. Él no iba a ponerse a discutir su paternidad con un vampiro desconocido en una cabaña a mitad del bosque. Él iba... Él debía solo matarlo y llevarse a su cachorro de regreso, buscar un sitio donde estuviera a salvo y no volvieran a intentar lastimarlo o alejarlo de él nuevamente, ahora menos que nunca.

—Es mi hijo, lo sabrías si fueras un hombre lobo.

—Pues no lo cuidas muy bien, he tenido que levantarlo de un charco de lodo, alimentarlo y mantenerlo frente a la chimenea para que no muriera congelado. Para ser un vampiro hago mucho mejor tu trabajo.

—Vete a la mierda.

Jeongguk estuvo a punto de abalanzarse hacia el vampiro y golpear su insolente boca, pero algo en su mente maquinó lo más importante ahí: su cachorro estaba cuidado y protegido gracias a él, cuando simplemente lo hubiera podido dejar morir. No era su obligación, no estaba ganando nada, no tenía porqué hacerlo, sin embargo, su cachorro dormía tranquilo gracias a él. Eso era, definitivamente algo a tomar en cuenta para saber cómo proseguir.

No lo mataría, no podía ahora que tenía una deuda de vida con él, si bien no por la suya, sí por la de su hijo, que era bastante equiparable a la suya misma y mucho más importante.

Además, él conocía esa cabaña. Había estado ahí antes.

Era del hechicero del pueblo, el que una vez había ayudado a su hermana después de haber tenido un enfrentamiento con un vampiro que la dejó cojeando de una pata, casi a punto de perderla. Aún recordaba lo difícil que fue escucharla chillar mientras el hombre la remendaba, pasó un tiempo largo para que Minyee pudiera volver a transformarse en humana, pero finalmente su herida sanó gracias a los constantes cuidados del hechicero. Ella mostró siempre gratitud al hombre, y por lo que Jeongguk sabía, hasta eran amigos, prometiéndole protección y lealtad.

Si bien él no había tenido mucho contacto con el hechicero, ya que era su hermana la dueña de esas tierras y él debía hacerse cargo de los territorios aledaños al sur, donde otra parte de la manada mantenía el orden y custodiaba la región bajo su cargo, los había hecho jurar que no atacarían nunca a ningún ser que transitara por el perímetro de la cabaña, por si éste pudiera ser amigo del hechicero. Jeongguk estuvo de acuerdo, ni siquiera sabía el nombre del hechicero pero si tenía una deuda de vida con su hermana, él lo iba a respetar.

Por lo que grande fue su sorpresa cuando el rastro de su hijo lo llevó hasta ahí. Por un momento, creyó que tal vez, ese hombre de nuevo había aparecido a rescatar a un miembro de su familia, pero sus nervios no pudieron alejarse, porque pudo sentir el fuerte aroma a vampiro arraigado en todo el sitio.

Había estado tan asustado por su cachorro, que por un momento estuvo dispuesto a olvidarse de todo lo que juró en el pasado, y en cuanto sus ojos conocieron los del vampiro y lo vieron con su hijo en brazos, deseó matarlo para protegerlo, sin importarle dónde estaba o si era un amigo del hechicero, él iba a matar a quien sea que pusiera la vida de su hijo en peligro.

Y finalmente, al descubrir lo que pasaba, no tenía idea de qué hacer.

No se supone que los vampiros sean buenos con los hombres lobos, con cualquier cambiaforma o especie ajena a ellos, en realidad. Nunca había escuchado algo tan insensato como tener una deuda de vida con un vampiro. Las vidas de los vampiros nunca son perdonadas, porque ellos nunca han respetado las suyas.

—No lo voy a lastimar, lo digo en serio... — dijo finalmente el vampiro.

Sus piernas habían dejado de temblar pero aún sujetaba con fuerza al cachorro, todavía alerta en caso de que todo fuese un engaño y el hombre grande frente a él decidiera asesinarlo. Él estaba siendo sincero, y esperaba que el hombre no necesitara más pruebas de que sus intenciones no eran malas, de que su único error había sido ser ingenuo y estar en el momento equivocado, en el lugar equivocado

Jeongguk descansó su pesada mirada. Por alguna razón, decidió creerle. No solo porque era evidente el terror que había invadido al vampiro en cuanto él puso un pie dentro de la cabaña, por su voz temblorosa que fingía ser valiente y su respirar agitado. Sino porque no parecía mentir en absoluto, y él tenía la deuda de vida de su hermana y ahora la suya misma.

—No te mataré. — dijo por fin. Yoongi soltó el suspiro que había estado reteniendo. Notó el cambio en la postura del hombre lobo, el cambio en su expresión, más tranquilo, más sereno. Eso lo hizo tranquilizarse también.

Tragó saliva nervioso cuando el hombre se acercó unos pasos.

—Mantente lejos de mí. — El vampiro caminó alrededor de la mesa, evitando a toda costa estar más cerca del hombre. Aún no podía sentirse seguro del todo, el hombre tenía una forma de decir "no te mataré", que lo hacía sentir un poco amenazado, a decir verdad.

—Necesito ver a mi hijo. — el pelinegro frunció un poco el ceño y estiró uno de sus brazos, la mirada del vampiro desconfiado lo recorrió por completo. Ya le había dicho que no iba a hacerle daño, ¿qué estaba mal con él? —He dicho que no te mataré, lo juro. Ahora tengo una deuda contigo por mantener con vida a mi cachorro, pero no significa que debas tenerlo. Dámelo.

—Estás sucio y hueles a sangre. No voy a dártelo así.

— ¿Qué?... — Jeongguk hizo una mueca, molesto. Bajó la mirada y miró su atuendo. Bien, tal vez estaba un poco (mucho) lleno de tierra y sangre, es porque había pateado unos cuantos culos de lobos hace unas horas, él no iba a detenerse por una ducha aromática mientras su hijo estaba secuestrado.

—Vas a llenarlo de ese feo aroma. Lo molestarás... — el vampiro sintió al cachorro removerse en su pecho, un pequeño gemido captó la atención de ambos y un tierno bostezo robó una sonrisa idiota de sus labios.

Jeongguk se cruzó de brazos, evidentemente perturbado con la escena. ¿Ahora tenía que lidiar con un vampiro anormal que había decidido adoptar a su cachorro? Esa era una mierda extraña y su cabeza le dolía mucho como para pasarla.

A decir verdad, ahora que estaba más relajado por haber encontrado al cachorro y saber que estaba bien, era que se percataba de su propia condición: le dolían las costillas terriblemente, la cabeza le punzaba y sabía que una de sus piernas estaba sangrando, pero no había podido prestar atención a nada de ello antes.

— ¿Lo has cuidado solo unas horas y ya eres experto en saber lo que le molesta?

—Él huele a flores y leche de cabra tibia. Tu hueles a mierda, toma un baño antes de tocarlo.

Jeongguk resopló, casi dispuesto a retractarse sobre no darle un buen golpe a ese vampiro, solo que... La idea de una ducha caliente y un poco de vapor no sonaba nada mal. De hecho, era justo lo que más quería en ese momento, además de tener a su cachorro entre sus brazos y sus heridas sanadas. Pero no podía distraerse con sus propias necesidades, nunca lo había hecho, no iba a empezar a hacerlo ahora.

—Voy a cambiar de opinión sobre matarte...

—Tienes una deuda de vida conmigo. Los hombres lobo siempre cumplen sus juramentos, ¿no es así?

—Sí. Así es. — Jeongguk lo miró duramente, pudo ver el destello de una sonrisa en la comisura de esos labios finos, lo cuál lo hizo apretar los puños. Ese vampiro podía ser un idiota astuto, después de todo.

—Escucha... — Yoongi pensó sus palabras con detenimiento. Ahora que había encontrado como salvarse, solo quería asegurarse de que el cachorro continuara estando a salvo. Ni siquiera era su problema, pero... El hombre frente a él parecía necesitar algo de ayuda también. —Voy a recostarlo en su nido nuevamente, dejaré que duerma mientras tú te aseas, en el baño hay agua y lociones herbales... Tú asegúrate de limpiarte toda esa sangre, cuando termines podrás tomarlo.

—Tu jodidamente no estás dándome condiciones... — Jeongguk gimió de cansancio, se recargó un poco en la silla que estaba frente a él, su voz sonó agotada, y justo cuando sintió un poco de descanso en su pierna sintió un brote de dolor que lo hizo quejarse. Sus heridas abiertas estaban empezando a recordarle la clase de batalla que había librado.

Yoongi se percató de ello, prestando atención a la forma en la que los brazos del hombre se tensaron y su mandíbula se apretó. La verdad era que lucía deshecho, él parecía necesitar mucho más que un baño.

—Te puedo ayudar... Con las heridas, solo... Me refiero a que... — Yoongi paró sus palabras cuando recibió una mirada seria por parte de Yoongi que lo hizo sentir nervioso. —Aquí hay algunas cosas para curar y... Si vas a cuidarlo tienes que recuperarte.

— ¿Conoces al hechicero?... — Jeongguk preguntó después de haber permanecido en silencio durante un rato, el vampiro casi decide retractarse de su atrevida propuesta, pero la mirada cansada del hombre frente a él le dijo que no iba a burlarse de él, o rechazarlo.

— ¿Seokjin? ¡Sí! Ésta es su casa, él me deja quedarme con él a veces. Somos buenos amigos. — Yoongi respondió con un notorio entusiasmo en su voz. Si el hombre lobo conocía a Seokjin, entonces él no tenía nada que temer.

Jeongguk asintió, cayendo un poco en su realidad. Así que el vampiro defectuoso que salvó la vida de su hijo era un amigo del hechicero que salvó la vida de su hermana. La ironía le supo increíble.

—También tenemos una deuda de vida con él... — dijo con voz mansa. El vampiro asintió, sintiéndose ésta vez más seguro con la situación.

—Yo... Uhm, mi nombre es Yoongi. — se presentó y esperó unos segundos por la respuesta del hombre lobo.

Ahora que ambos sabían que no iban a lastimarse mutuamente, sentía como que debía presentarse, aunque seguía sintiéndose extraño como la mierda estar en esa situación cuando probablemente se esperaría que se enfrentaran a muerte o algo así.

—Jeongguk. — cedió al fin. No estaba perdiendo nada, al contrario.

No tenía fuerza suficiente para siquiera pensar en una respuesta altanera. El vampiro asintió ante él, y emprendió pasos lentos en su dirección. Finalmente, estuvo lo suficientemente cerca suyo como para dejar a su vista al cachorro, dejándolo descubierto de entre sus brazos para verlo retorcerse con parsimonia contra el vampiro.

Jeongguk suspiró de alivio. Su hijo estaba a salvo. Nada más importaba.

—Tienes que curarte para que puedas irte con él.

Jeongguk miró a los ojos del vampiro cuando pronunció aquellas palabras, aunque solo fue por un momento, ya que Yoongi bajó la mirada hacia el cachorro cuando se sintió lo suficientemente en escrutinio por parte el lobo, estaban muy cerca.

—Él se llama Jimin. — se refirió al cachorro, cuando notó la incomodidad del pelinegro. Probablemente aún podía tener miedo de estar cerca suyo, aún cuando ya le había asegurado que no le haría ningún daño.

Yoongi levantó la mirada al escuchar por primera vez el nombre del cachorro, no pudo evitar sonreír, aunque rápidamente se apartó y volvió a mirar al cachorro, cuando se sintió de nueva cuenta taladrado por la pesada mirada del lobo. ¿Tenía algo en la cara?

—Ve a limpiarte entonces, cuidaré a Jimin por ti.

Jeongguk no dijo más. Su cachorro lucía bastante cómodo entre los brazos de Yoongi, no tenía excusa para negarse ésta vez.

Y como un alma salvada, él hizo lo que Yoongi le dijo mientras su hijo dormía plácidamente en su cuna improvisada, con sus sueños velados por un vampiro.

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