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[...]

Jihyo se encuentra sentada sobre su cama con Bbuyo encima de su regazo. Ella acaricia el lomo del felino mientras piensa en el mensaje que acaba de recibir de Jeongyeon; en el contó que Tzuyu se encuentra bien, pero que tuvo un problema con una de sus mascotas y por eso no se pudo presentar en la cita. Aunque le recalcó muchas veces que no es nada grave, aún así Jihyo no puede mantenerse tranquila, no hasta que la mismísima Tzuyu se comunique con ella. Y como si la estuviera llamando, su teléfono comienza a sonar mostrando en la pantalla el nombre de dicha persona. Al ver aquello, no duda ni un segundo en contestar.

—¡Tzuyu! ¿Estás bien?— Jihyo ni siquiera se detiene a saludar, su desesperación por escucharla le gana.

—¿Jihyo?— la coreana puede notar perfectamente su tono decaído. —Lo siento, Jihyo. Jeongyeon me contó todo, dijo que estabas muy preocupada, perdón, no fue mi intención hacerte sentir así— dice, y lo único que puede escuchar a continuación es una disculpa tras otra.

—Ey, Tzuyu, tranquila, tú estás bien y es lo que más me importa. No estoy enojada contigo, así que no tienes porque disculparte— la interrumpe y puede oírla suspirar.

—Perdón, ya no lo haré— Jihyo no puede evitar que una pequeña sonrisa aparezca en su rostro después de oírla.

—¿En serio estás pidiendo perdón por disculparte?

—Es en lo único que puedo pensar ahora. Me siento mal por haberte preocupado tanto.

-—Ni siquiera se porque estamos hablando de mí, cuando la que se siente mal eres tú. Dime, ¿está todo bien? Jeongyeon me contó sobre lo de tú mascota, pero no entró en detalles— le cuenta. Sabiendo todo lo que Tzuyu ama a sus gatos, no puede imaginar como se debe sentir ahora mismo. Ella está consciente que sí a Bbuyo le pasara algo malo, estaría igual de abatida.

—Se enfermó, pero con el tratamiento que me dieron se sentirá mejor, eso me hace sentir más tranquila, es solo que está mañana la vi tan desanimada, pero pensé que solo estaba agotada de tanto jugar, y antes de salir de casa para dirigirme a nuestra cita empeoró y eso me asustó mucho. Sé que debí avisarte, pero no pensé en nada más que en Butter— se asincera sintiéndose aún mal por lo que sucedió el día de hoy. Tzuyu está tan preocupada y con la mente llena de cosas que ni siquiera se molestó en pensar dos veces sus palabras. —Y sé que pude mandarte un mensaje, pero preferirí llamarte porque realmente quería escuchar tu voz... me gusta oírte. Me tranquilizas— Jihyo no sabe todo el coraje que tuvo que reunir Tzuyu para poder decirle aquello, pero es lo que siente y no quería ocultarlo.

Jihyo ni siquiera se molesta en querer encontrar una respuesta al porqué su corazón empezó a latir como loco después de escuchar aquellas palabras, ella está consciente de cual es la verdadera razón y ya se siente lista para enfrentarlo.

—Tzuyu, ¿podemos vernos? Si quieres puedo ir a tú casa.

—¿Ahora?

—Sí, ahora. Pero está bien si no puedes— añade no queriendo comprometerla a nada.

Cuando pasa segundos sin obtener una respuesta, Jihyo está segura de que obtendrá un rechazo.

—Claro que puedo, pero ¿estás bien con eso? Es un poco tarde y-

—No me importa, solo quiero estar contigo— dice y Tzuyu no puede estar más feliz de escuchar eso salir de su boca. Ella puede sentir como su ánimo se eleva un poco. —Sí a ti te gusta escucharme, a mi me gusta verte.

—Bien. Te estaré esperando.

[...]

Jihyo se detiene frente al hogar de la taiwanesa. Muchas cosas pasaron en su mente cuando le propuso que se vieran, pero las má importante fue que tenía tantas ganas de verla porque no podía soportar seguir escuchándola tan triste y no poder estar ahí junto a ella.

Ella se acerca para tocar la puerta y en segundos esta se abre revelando a Tzuyu. Jihyo no puede evitar escanear cada parte de su rostro; puede notar como sus ojos están hinchados, probablemente por haber llorado. Aquel pensamiento le estruja el pecho y, sin esperar un saludo, Jihyo da un paso hacía Tzuyu hasta que sus brazos rodeen su cintura y su cabeza quede sobre el hombro ajeno. Puede percibir como al inicio la taiwanesa se puso rígida, pero al procesar la acción se termina relajando y después lleva sus brazos alrededor de los hombros de Jihyo.

—Hola— Tzuyu la saluda; su voz sale amortiguada por el cabello de la coreana.

—Hola. Estaba tan preocupada por ti.

—Lo siento— Tzuyu acerca aún más a Jihyo cuando la siente querer separarse para discutir. —Y sé que quedamos en que ya no iba a pedir perdón, pero al menos déjalo pasar por esta vez— le pide y Jihyo no puede negarle nada.

—Tú corazón empezó a latir más rápido— le dice entre risas después de unos segundos en silencio y Tzuyu no puede estar más avergonzada por ello. ¿Por qué su cuerpo la delata de esa forma?

—Eh... seguramente tengo un problema de taquicardia y aún no lo sé— se excusa tomándola por los hombros para separarla unos centímetros.

—Bueno, ahora lo sabes— Tzuyu puede notar perfectamente el tono de diversión que empleó Jihyo al decir aquello y lo único que atina a hacer es invitarla hacía el interior de su casa con las mejillas sonrojadas.

"¿Taquicardia?, ¿es en serio?". Tzuyu acompaña a Jihyo hacía la sala mientras se recrimina por aquel tonto comentario.

Cuando se detienen en el lugar, Tzuyu ve como su contraria se detiene para dirigir su mirada hacía las dos canes que están descansando cómodamente sobre sus camas. Esa es su señal para hablar.

—Es Kaya y Butter— las presenta y, debido a que Jihyo le da la espalda, no puede ver su reacción. —Butter, la de pelaje amarillento, es quien enfermó, pero va a estar bien— añade.

Tzuyu ve aquel escenario de Jihyo acercándose a Kaya y Butter, y aunque al principio se exaltaron, más que nada Kaya, aún así se dejaron acariciar.

Desde que escuchó a Jihyo decirle que la quería ver, pensó seriamente en confesarle dos cosas: la primera es que ella fue quien le bajó la cuenta de Twitter, sabe por palabras de sus amigas que no es tan necesario, pero realmente quiere decírselo para estar en paz, y aunque sea algo insignificante, no quiere ocultarle nada. Y segundo, decirle que le gusta.

Va por el primer objetivo y espera llegar al segundo.

—Tenía planeado decírtelo hoy en nuestra cita— continúa mientras juega con sus dedos.

Jihyo la voltea a ver y Tzuyu no puede saber lo que está pensando, su rostro no muestra ninguna expresión que la delate.

—¿Recuerdas cuándo discutiste con alguien por qué te citó tú foto de Bbuyo y luego hizo qué te suspendieran la cuenta?— Jihyo asiente lentamente. —Bueno, fuí yo.

—Espera, ¿en serio fuiste tú?— ella abre su boca en una perfecta "o" antes de regresar sus ojos a Kaya y Butter. —Cuando las vi pensé que era una terrible coincidencia que tus mascotas se parezcan a las de la foto que me citaste en aquella ocasión.

—¿Aún te acuerdas de aquella imágen?

—Pase días sintiéndome mal por decirle feos a los perritos, algo que no es verdad, y esa foto me estuvo atormentando; no quería salir de mi mente— le contesta con algo de vergüenza. —Me parece ridículo que estemos en esta situación.

—Lo sé, pero no podía seguir ocultandotelo. No quiero que te lo tomes a mal, se que fue un acto inmaduro de mi parte y...— Jihyo se queda callada observando a Tzuyu hablando rápidamente para tratar de encontrar un modo de arreglar la situación. La coreana sonríe de lado al verla tan preocupada de su reacción, así que se acerca a ella hasta cubrir sus labios con la palma de su mano.

—Hablas mucho— le dice una vez que guarda silencio. Tzuyu la ve confundida y aún temerosa de que cambien las cosas a partir de esto. —Si piensas que estaré enojada por algo tan tonto, estás equivocada— y como Dahyun lo dijo, la risa de Jihyo no se hizo esperar. —Está bien, Tzuyu, no debes de preocuparte por algo así.

—Entonces, ¿está todo bien entre nosotras?— Jihyo asiente aún sin borrar la sonrisa de sus labios. Ese es el visto bueno para Tzuyu; ella atrapa la muñeca de Jihyo entre sus dedos en un toque suave mientras traga saliva. —Eso no es lo único que quiero decir— empieza a hablar con voz temblorosa.

Jihyo nota la determinación en la actitud repentina de Tzuyu y solo puede sonrojarse al pensar en lo que está a punto de suceder.

—Me gustas, Jihyo— al confesarle aquello, aprieta el agarre en su muñeca pero sin lastimarla. —Desde la primera vez que te ví me cautivaste tanto que lo único que pensaba era en ir a la cafetería, y cada vez que regresaba, más me gustabas y solo tenía en mente querer llamar tú atención. Quería que me vieras, quería que te fijaras en mí como yo siempre me fijaba en ti, y aún lo sigo intentando porque esos sentimientos no desaparecieron, solo se hicieron más fuertes y...— no puede continuar porque es interrumpida por la pequeña risa que suelta Jihyo.

—Perdón, puedes continuar— se disculpa después de recomponerse rápidamente.

—¿Qué fue eso? Me estoy confesando, ten un poco más de respeto— le reclama mientras se cruza de brazos fingiendo indignación.

—¡Lo siento! Es solo que no sabía que podías decir cosas tan cursis— Jihyo dice cubriendo parte de su rostro con sus dos manos, más que nada para tapar lo rojo de sus mejillas.

—¡Tómalo en serio! Me estoy esforzando mucho para decirte esto— chilla sintiéndose cada vez más avergonzada y Jihyo solo le da palmaditas en su hombro para calmarla.

—Está bien, ven— la coreana le hace una seña para que se incline pero Tzuyu solo eleva su ceja con desconfianza. —Necesito que te acerques, ni siquiera poniéndome de puntillas puedo llegar a tu rostro-!— añade y eso hace reír a Tzuyu quien termina haciendo lo que le pide. Cuando su cuerpo se mueve hacía delante, Jihyo se acerca para dejar sus labios a unos centímetros del oído de la taiwanesa.

—También me gustas, Tzuyu— le susurra mandandole escalofríos por toda su espalda.

Tzuyu se separa de un movimiento con las orejas completamente calientes. Se queda observando a Jihyo por un buen rato como si le hubiera confesado un crimen y la coreana solo la ve sin dejar de sonreír mientras se columpia sobre sus talones esperando ansiosa su reacción.

—¿En serio?

—En serio— le asegura y Tzuyu siente aquello tan irreal.

—¿Segurita, segurita de qué sientes lo mismo qué yo?

—Estoy completamente segura, Tzuyu.

—¿Pero estás muy, muy segura o solo un 99.99% segura? Porque si es lo segundo, entonces no estarías completamente segura— Jihyo suspira al oírla, es por eso que decide acercarse para tomarla del mentón y dirigir su mirada hacía ella.

—Me gustas, Tzuyu, acéptalo— le dice con firmeza y por fin la taiwanesa se lo termina creyendo. —Y me gustas tanto que ahora mismo puedo besarte— aquella confesión toma tan desprevenida a Tzuyu que es incapaz de responderle. —Pero está bien si no quieres, puedo estar yendo demasiado rápido— le dice soltando su mentón y alejándose unos pasos de ella.

—¡N-no es que no quiera, es solo que lo dices tan de repente que no me da tiempo de responderte!— Tzuyu le reclama aún sintiéndose mareada por aquella declaración.

—Ah, ¿entonces si quieres qué te bese?— y otra vez aquella actitud tan directa hace sobresaltar a Tzuyu y sonrojarla furiosamente.

—B-bueno, yo... si quiero, pero solo si tu también estás de acuerdo, y si no por mi está bien— le responde jugando con sus manos. No es capaz de ver a Jihyo a los ojos mientras le dice aquello.

—Eres tan linda cuando te avergüenzas, Tzuyu— la coreana se acerca para tomar entre sus manos el rostro de la más alta para después llevar un mechón de su cabello detrás de su oreja. —Está bien, te besaré— aquellas palabras aceleran el corazón de Tzuyu quien ni siquiera tiene que esperar a que Jihyo le pida que se incline, ella lo hace automáticamente hasta encontrar en el camino los labios ajenos.

[...]

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