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Nayeon trata de calmar el ritmo de su corazón mientras se encuentra sentada en una banca en medio del parque donde citó a Mina.
Cuando le envió un mensaje preguntando si pueden verse, realmente pensó que nunca le contestaría, y con mucha razón, pues ahora comprende mejor lo mal que estuvo al ignorarla, pero al recibir una respuesta de Mina aceptando, no dudo en sonreír aliviada al saber que no está enojada, o probablemente sí lo esté y solo quiera verla en persona para reclamarle; en cualquiera de los dos casos, Nayeon volverá a verla y eso es más que suficiente.
Permitiéndose disfrutar un poco del clima fresco, Nayeon cierra unos segundos sus ojos sintiendo el aire golpear su cuerpo de forma agradable, en ese momento es cuando una mano se posa sobre su hombro haciéndola sobresaltar en su asiento. Ve a Mina rodear la banca hasta tomar un lugar a su lado, y ahí Nayeon cae en cuenta que todos sus métodos para tranquilizarse no sirvieron de nada.
—Hola— saluda con una sonrisa que Nayeon no puede deducir si es genuina o forzada.
—Mina— su nombre sale sutilmente de sus labios, como si temiera el solo hecho de pronunciarlo. —Hola.
—Me sorprendió mucho ver tu mensaje— es lo que dice a la par que juega con sus pulgares. —Estaba preocupada por ti. No respondías mis mensajes y me preguntaba si estabas bien, porque lo estás, ¿verdad?— escuchar eso deja a Nayeon sin palabras. Para ella esperar aunque sea una pequeña molestia de parte de la otra persona después de evitarla tanto tiempo sin darle explicaciones es lo lógico, pero aquí esta Myoui Mina preocupándose por ella.
Nayeon no puede dejar de sorprenderse con la persona a un lado suyo, o mejor dicho, no puede gustarle aún más de lo que ya lo hace.
—Eres increíble Mina, en tú lugar yo estaría enojada conmigo— admite soltando un suspiro que termina en una leve sonrisa.
—¿Debería?
—Deberías— Nayeon asiente con su cabeza. —Pero me alivia que no sea así.
—Simplemente pienso en ti. Creo que debes tener una buena razón para haberme evitado toda una semana— Mina ríe para aligerar el ambiente, algo que consigue fácilmente; su sonrisa logra que Nayeon se sienta más tranquila. Siempre ha sido así.
—Ojalá la tuviera— ella deja de verla para observar el panorama frente suyo donde puede divisar algunas personas a lo lejos disfrutando del día, ya sea patinando, en bici o teniendo una pequeña comida entre amigos. —Solo fui una cobarde— es directa; hasta ella sabe que no hay otra respuesta a su comportamiento. —Y te cité porque quería disculparme contigo. Por haberte evitado estos últimos días y por el... beso— fue difícil decirlo, todavía está avergonzada. —Ni siquiera pedí tu consentimiento para hacerlo, y me hace sentir tan arrepentida y apenada.
—Está bien, acepto tus disculpas— Nayeon puede sentir menos peso sobre sus hombros al oír esas palabras. Se siente mejor. —No estoy para nada molesta contigo por haberlo hecho, créeme, si lo hubiera estado no te hubiera seguido mandando mensajes— le asegura. —Solo quiero saber una cosa— el tono repentinamente nervioso que usa Mina hace que Nayeon la mire curiosa y lo primero que ve son como sus mejillas comienzan a pintarse de rojo. —¿Por qué lo hiciste?— Mina sabe perfectamente lo tonta que suena aquella pregunta; ella tiene una idea clara de porque lo hizo, sus amigas se lo estuvieron repitiendo una y otra vez, pero por más que lo haya escuchado, sabe que eso no es lo que necesita, lo que realmente quiere Mina es escuchar aquellas palabras salir de los labios de Im Nayeon. Y está última por fin se siente lista para decirlo.
—Escucha, Mina, lo diré solo una vez porque probablemente no sea capaz de repetirlo— dice tratando de sonar firme cuando por dentro está aterrada. —Me gustas desde hace meses y puedes pensar que es ridículo porque antes no eramos amigas, pero es así. Siempre he querido acercarme a ti, pero no lo hacía porque tenía vergüenza— Nayeon ríe suavemente pareciendole, ahora, absurdo aquello. —Cuando fuí por primera vez a la cafetería te reconocí al instante, y supe que no importaba si hay cincuenta personas en una habitación, si estás tú siempre te veré a ti primero porque eres en lo que pienso. Por esa razón volví, para seguir viéndote; regresé porque eres tú y lo sigues siendo— Nayeon se sorprende cuando termina sin titubear ni por un segundo. Todo lo que pasó por su mente lo dijo y ahora se siente más liberada que nunca.
Cuando su mirada vuelve a la japonesa, observa su rostro estupefacto; supone que ella solo creía que escucharía un simple "me gustas", no todas esas palabras.
Realmente Nayeon no espera una respuesta, con haberse confesado es suficiente para ella.
—Mina, tú amistad es muy, muy preciada para mí, así que está bien si no aceptas mis sentimientos, yo-
—Sí lo hago— es interrumpida y Nayeon parpadea varias veces intentando procesar lo que dijo.
—Espera, ¿lo haces?— pregunta detenidamente. Quiere estar segura de lo que escuchó. Mina asiente con su cabeza antes de que sus manos se estiren para atrapar la de Nayeon.
—Me encanta que seas tan honesta. Es una de las cosas que más me gustan de ti— a la coreana se le va el aliento debido a esas palabras: "¿por qué Mina dice esas cosas tan tranquilamente?, ¿no sabe todo lo qué provoca en mí?", es lo que piensa. —Y pienso que deberíamos llevar esto con calma. Todavía quiero ver a donde nos lleva esto que sentimos— "¿«Que sentimos»︎?, ¿acaba de hablar en plural?", y Nayeon no puede evitar que su sonrisa crezca.
—Claro, lo que te haga sentir más cómoda— asiente aún sin borrar la felicidad de su rostro y Mina también sonríe como ella aún sin romper la únion que hay entre sus manos.
Nayeon ahora no sabe como actuar: "¿que se hace después de confesarte y qué la otra persona haya aceptado tus sentimientos?", y solo cuando un puesto a lo lejos llama su atención, sabe la respuesta.
—¿Quieres un helado?
[...]
Tzuyu sale del baño después de haberse mojado el rostro y haber hecho varios ejercicios de respiración; sabe que no puede evadir por más tiempo a Jihyo.
Cuando entra nuevamente al cuarto más nerviosa que nunca, se encuentra con Jihyo en el mismo lugar donde la vió antes de irse. Ella está observando con mucha sorpresa la pantalla de su celular.
—¿Sucedió algo bueno?— pregunta cuando toma asiento a un lado de ella. Jihyo quita la mirada del aparato para ver a la recién llegada con una gran sonrisa.
—¡Tzuyu! Tienes que ver esto— pega su hombro con el de la taiwanesa para mostrarle lo que tanto ve.
"Eso fue... rápido". Tzuyu piensa una vez que termina de ver todos los tweets ahora desde su celular. Esta mañana Nayeon se miraba muy insegura y eso la tenía preguntándose por como le estaría yendo a su amiga, pero ahora ve que ya puede estar tranquila.
—Me alegro que las cosas por fin se hayan arreglado. Mina estaba preocupada— comenta Jihyo dejando su celular a un lado.
—Lo mismo digo. Nayeon solo estaba huyendo y me pareció tonto aquello— confiesa imitando su acción.
—Hhm. ¿Así qué para ti es tonto huir?
—Claro, digo ¿por qué lo harías? Lo mejor siempre va a ser enfrentar las cosas— Tzuyu responde sin dudar, pero cuando ve la expresión que le está dando Jihyo, aquella seguridad suya desaparece.
—Tienes razón. Huir es muy tonto— la taiwanesa sabe perfectamente lo que significa aquella sonrisa socarrona que empleó Jihyo al decir aquello: "tú hiciste lo mismo".
Tzuyu se sonroja y se queda callada ante la diversión que denota la mirada de su contraria; claramente está jugando con ella.
—Por cierto, Tzuyu, ¿tienes algo por hacer lo qué resta de la tarde? Estaba pensando en que deberíamos aprovechar el tiempo y pasarla juntas— a Tzuyu le sorprende como Jihyo puede estar burlándose de ella por un segundo y al otro diciéndole esas cosas que solo le agitan el corazón.
—Claro. ¿Qué tienes en mente?
—Deberíamos ver algo, ya sea una serie o película— Jihyo se estira para tomar entre sus manos la computadora que está sobre la mesita frente a ella. —¿Qué recomiendas?
Tzuyu abre la boca para responder, pero después la cierra inmediatamente. En su mente solo hay una lista larga de animes y ahora se arrepiente mucho de nunca aceptar las invitaciones que le da su madre para ver algún drama.
Jihyo rápidamente se da cuenta de lo que está pensando Tzuyu; para ella, la taiwanesa resulta muy fácil de leer.
—A veces me pregunto de donde viene tú preocupación de ser tal como eres conmigo— habla Jihyo aún con su mirada en la laptop. —¿Alguna vez te he hecho sentir qué debes comportarte así cuándo estás a mi lado?
—No, claro que no— Tzuyu rápidamente responde al notar el ánimo de Jihyo algo decaído. —Solo quiero que te sientas cómoda y no te aburras estando juntas— confiesa agachando su mirada.
—Mientras me muestres la real tú, no me sentiré así— Tzuyu ve como la mano ajena se posa por encima de su rodilla y siente como el aire se retiene en sus pulmones. —Así que dime, ¿qué sugieres qué veamos?— por fin el toque se rompe y la taiwanesa suspira agradecida.
—Tengo algo en mente.
[...]
[...]
Tzuyu llega a su casa entre risas mientras recuerda las reacciones de Jihyo al ver A Silent Voice. Estaba claro para ella que, si Your Name no fue lo suficiente emotiva como para hacerla soltar algunas lágrimas, está sin duda si lo sería y no se equivocó. Aunque no le duró mucho la diversión a Tzuyu ya que Jihyo se la regresó cuando puso Pandora y no pudo evitar llorar como un bebé.
Al entrar a su cuarto, deja caer su mochila a un lado de la puerta y se acuesta boca abajo en su cama con una gran sonrisa. Este día había sido uno muy bueno para ella; cada vez se siente más cerca de Jihyo y eso le gusta.
Unos minutos pasaron antes de que su celular vibrara. Ella lo saca del bolsillo trasero de su pantalón pensando que son sus amigas, pero al ver el nombre de Jihyo en la pantalla se recarga en sus codos rápidamente para leer mejor el mensaje.
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