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—¿Eh?, ¿ya te vas? ¡Pero sí acabo de llegar hace media hora!— Nayeon le reprocha mientras observa a Tzuyu ir y venir por toda su habitación en busca de dos carpetas.

—Se me olvidó decirte, pero ya había quedado con Jihyo para hacer la tarea de cálculo— se detiene solo un momento para responderle antes de guardar aquellos objetos dentro de su mochila. —Además, me explicará mejor la materia.

—Pero es sábado Tzuyu, pensé que pasaríamos todo el día juntas— menciona haciendo un leve puchero. —Estoy pensando seriamente que ya me dejaste de lado ahora que has estado saliendo con Park Jihyo este último mes.

—Eres una exagerada, Nayeon— le dice mientras ve a sus alrededores para comprobar que no se le ha olvidado nada importante. —Si fue ayer cuando te colaste a mi casa para ver películas toda la tarde y noche— le recuerda. —Por esa razón es que estoy atrasada con los trabajos y Jihyo se ofreció a ayudarme— Nayeon no le discutió pues sabe que Tzuyu tiene la razón en eso.

—¿Entonces qué haré hoy si tú no estás aquí?— pregunta dejándose caer en la alfombra de la habitación.

—Háblale a Jeongyeon— le sugiere cerrando su mochila ahora que está segura de llevar lo necesario

—Ugh, esa es otra que me olvidó— bufa cruzándose de brazos. —Ha estado saliendo con Hirai Momo y Son Chaeyoung, sus nuevas amigas, y hoy no fue la excepción— se queja en alto.

—Bueno, entonces ve con Sana y Dahyun.

—Se sincera conmigo Tzuyu, ¿tú de verdad irías con Sana y Dahyun?— Nayeon le pregunta sonando muy seria y la contraria desvía su mirada sin responderle. —Exacto, es mejor no ser la tercera rueda. Preferiría ir a molestarlas otro día.

—¿Y qué pasa con Mina? Deberías invitarla a salir— le dice cuando se cuelga la mochila encima de su hombro. —Pero ahora que la menciono, se me hace muy raro que no has hablado de ella últimamente, y a decir verdad eso me preocupa.

—Bueno, no quiero molestarla— contesta jugando con sus manos. Tzuyu rápidamente nota la mentira.

—¿Ahora qué sucedió?— ella se sienta sobre su silla de escritorio para ver a Nayeon empezar a rodar sobre la alfombra luciendo muy nerviosa.

—No ha pasado nada, en serio— responde entre risas falsas.

—Nayeon.

—¡Está bien, puede ser que si haya ocurrido algo!— exclama sentándose de un solo movimiento para comenzar a revolver su cabello frustrada. —Ah, Tzuyu, creo que hice una estupidez.

—No me sorprende para nada oír eso.

—¡Lo digo en serio!— chilla pataleando un poco el suelo. —En está ocasión me siento tan arrepentida— escuchar eso logra preocupar a la taiwanesa.

—Escupelo, Nayeon— pregunta inclinándose hacía la susodicha.

—Fue hace una semana— comienza abrazando sus rodillas. —Había estado invitándola a citas— Tzuyu asiente recordando los mensajes de voz de Nayeon estando emocionada antes de ir a reunirse con Mina. —Pero la última que tuvimos fue diferente. La invité a un acuario y estaba tan feliz y la estabamos pasando tan bien. El día termino muy rápido y le pregunté sí podía acompañarla a su casa, algo que aceptó. Te juro Tzuyu que esa noche estaba tan convencida de confesar mis sentimientos, pero cuando llegó el momento de despedirnos mi mente se quedó en blanco e hice la estupidez más grande de mi vida— relata dejándola con la intriga. ¿Qué fue aquello tan grave qué hizo para estar así? —La besé. Ni siquiera se porque lo hice, fue lo primero que se me ocurrió hacer debido al ambiente, pero me arrepentí al instante porque no le pregunté si podía besarla y lo único que hice después fue disculparme y huir— se reprocha a sí misma girando hasta a quedar boca abajo para seguir lamentándose.

—¿O sea qué prefiriste huir antes de detenerte y hablarlo con Mina?— Nayeon asiente como pudo. Tzuyu ni siquiera le reclama; ella imagina estar en su situación y muy probablemente haría lo mismo para su pesar.

—Ahora creo que me odia.

—Lo dudo. Siento que solo deben hablarlo para aclarar sus sentimientos— Tzuyu intenta animar a Nayeon, pues le preocupa tanto verla así. —Intenta contactar con Mina, estoy segura que te responderá si eres honesta.

—Mmh, eso no es un problema— Nayeon dice recargandose en sus codos para poder ver mejor a su amiga. —Ella ha querido hablar conmigo pero he estado ignorando sus mensajes— admite luciendo muy tranquila para sorpresa de la taiwanesa.

—Espera. ¿Me estás diciendo qué después del beso qué tú le diste, y por el cual huiste, Mina ha querido hablar contigo pero no le has respondido?— Tzuyu pregunta detenidamente, luciendo incrédula ante su deducción.

—Sí— la respuesta de Nayeon hace que la contraria respire hondo para calmarse.

—¿Y por qué estás ignorando sus mensajes?

—¡Porque tengo vergüenza!— aquello fue suficiente. Tzuyu se levanta de su lugar y se acerca a Nayeon para darle una patada, no tan fuerte, en su pierna izquierda. —¡Oye, ¿qué te sucede?!— se queja agarrándose la parte afectada.

—Eres una tonta, Nayeon. Una gran tonta— le dice regalandole otro golpe.

—¡Para con tu comportamiento salvaje!— Nayeon le grita para levantarse y alejarse de Tzuyu quien luce molesta.

—Mina pone de su parte y tú lo que haces es ¿alejarla? ¿En serio? ¿Y así me dices qué yo soy cobarde con Jihyo?— le reprende cruzándose de brazos.

—Ya, no tienes porque regañarme, lo tengo bien en claro— Nayeon dice sentándose en la cama de la contraria. —Es solo que... tengo miedo a lo que pueda ocurrir. Supongo que le temo al rechazo.

—¿Y estás tan segura de qué Mina te va a rechazar?— pregunta y ella simplemente se encoge de hombros. —No quiero ilusionarte, pero dudo que lo haga si ha estado llamándote para aclarar las cosas. Si no le gustaras, desde un principio no te hubiera mandado ningún mensaje— aquella palabras hacen que la confianza en Nayeon suba. —Y si te rechaza solo te quedará aceptarlo, no puedes hacer nada para cambiar sus sentimientos, pero ya debes ir a hablar con Mina para saber cual es su respuesta, así que hazme un favor y ve a buscarla, detesto verte tan decaída— le dice ahora que descubre la razón por la cual la ha visto tan rara esta última semana.

—Puede que tengas razón. Iré a ver a Mina— la coreana asiente decidida. Ella se levanta de la cama y se acerca a Tzuyu para darle un abrazo que la sorprende. —Gracias. Y buena suerte con Jihyo— es lo que le dice antes de despedirse de ella y abadonar su casa.

Tzuyu sonríe un poco después del contacto. Cuando regresa a su escritorio para ir por celular que está encima de el, se da cuenta de la hora que es.

"¡Es tarde!". Ella, con su mochila y celular, sale de su habitación despidiéndose de su madre en el proceso, la cual está cómodamente con Kaya y Butter encima del sofá de la sala. Ya le había informado anteriormente sobre que saldría con una amiga así que no tuvo que explicarle nada, simplemente salió esperando que el tipo ideal de Jihyo no sean personas puntuales.

[...]

Tzuyu ya había salido anteriormente con Jihyo a estudiar o hacer un trabajo en conjunto. Aquellas reuniones eran en cafeterías, o en otro lugar público que fuera cómodo para ellas, como un parque, pero está vez es diferente; en está ocasión Jihyo la había invitado a su casa y Tzuyu no puede estar más nerviosa por ello.

Después de tocar la puerta del hogar de Jihyo, Tzuyu espera pacientemente a que alguien habrá. En su mente hay distintas situaciones que crea dependiendo de la persona que la reciba; si es Jihyo, ya sabe como actuar, y si es algún familiar suyo, también. Ella tiene todo controlado.

—Hola, Tzuyu.

Bueno, puede que no tenga todo controlado cuando se trata de Jihyo, y menos si en su cabello se forma una coleta desordenada que la hace ver mucho más atractiva que de costumbre.

—Hola, siento la demora— se disculpa torpemente antes de alzar la bolsa que tiene en su mano izquierda. —Traje unos bocadillos para comer mientras estudiamos, y también traje fruta.

—No debiste molestarte— Jihyo lo acepta con una sonrisa. Aquel gesto de Tzuyu le pareció muy tierno.

—Está bien, no fue una molestia— la contradice. Realmente la taiwanesa quiere dar una buena primera impresión.

En el camino hacía el interior de su casa, Tzuyu se topa con la madre de Jihyo y casi se traba al hablar al momento de presentarse debido al nerviosismo, aunque eso desapareció cuando la madre de la coreana la recibió de una forma tan cálida que la hizo sentir en casa.

Cuando Jihyo la guía hacía su habitación y la hace entrar en ella, se siente tan nerviosa por estar en un lugar tan privado para su acompañante, pero a la vez se siente bien de que por fin descubra un poco más de su mundo.

—Iré por algo de beber, siéntete libre de acomodarte donde quieras— es lo que dice Jihyo antes de abandonar su cuarto dejando la puerta entreabierta.

Tzuyu deja que su mochila caiga sobre el suelo y se sienta sobre un cojín que está cerca de la mesa de madera en medio de la habitación. Le gustaría indagar un poco, pero teme incomodar a Jihyo si lo hace. No quiere ser alguien entrometida.

Cuando Tzuyu está sacando sus materiales de su mochila, un ser, aprovechando el espacio semiabierto de la puerta, entra a la habitación moviéndose cuidadosamente al distinguir a una intrusa en su lugar. Una vez que está lo suficientemente cerca, Tzuyu se da cuenta de la nueva presencia y se asusta un poco, pero se calma cuando lo reconoce.

—¿Bbuyo?— un maullido fue la respuesta. Ella sonríe pareciendole increíble que esté enfrente de la mascota de Jihyo. —Así que tú eres el famoso Bbuyo— vuelve a hablar extendiendole una mano. El felino de pelaje gris se acerca para olfatearle un dedo y después lo lame. —Nunca pensé conocerte— añade, y cuando recuerda el inicio de todo, se inclina hacía el gato para susurrarle. —Siento que te hayas convertido en la razón por la cual tú madre haya perdido su cuenta de Twitter— Bbuyo solo la ve indiferente. Tzuyu piensa que seguramente la ve como un bicho raro por decirle cosas tan extrañas para él.

Tzuyu ve como el gato termina pasando de ella para acostarse a su lado; supone que su lugar favorito en toda la casa es la habitación de Jihyo al verlo tan cómodo y tranquilo.

Aprovechando que se encuentra aquí, la taiwanesa saca su celular y se acerca al gato para capturar el momento que ve como uno increíble.

[...]

[...]

—Parece que ya conociste a Bbuyo— Jihyo entra a la habitación asustando por segunda vez a Tzuyu, a quien casi se le cae el celular de las manos por estar tomándole fotos a Bbuyo.

—Ah, sí. Es un gato muy hermoso— admite dirigiendo su mirada otra vez al felino que se está quedando dormido a centímetros suya.

—Parece ser que le agradas. Eso es algo bueno— menciona mientras se acerca a la mesa para dejar sobre ella dos botellas de jugo. —No suele acercarse a personas desconocidas, pero veo que contigo es diferente.

—Eso me alegra— Tzuyu sonríe ante el comentario sin dejar de ver a Bbuyo.

Las siguientes horas Jihyo y Tzuyu se la pasaron en su tarea. Tzuyu se toma tan en serio sus calificaciones que no hubo ni un momento en que dejara de estar concentrada en la explicación de Jihyo, o bueno, eso le gustaría decir, ya que hubo varias ocasiones en las que se distrajo gracias a que Bbuyo acaparaba su atención para que lo acariciara. Jihyo no se molestó en ningún momento, al contrario, le gustaba ver que aquellos dos se llevaran tan bien, y más le gustaba observar la dicha que Tzuyu emitía cuando jugaba con su gato. De hecho, había algo que descubrió la coreana hace días y era su fascinación por ver la sonrisa de Tzuyu; hay algo que le encanta de aquella expresión suya, probablemente sea por como logra trasmitirle con tanta facilidad su felicidad, o la manera en que sus ojos hacen forma de medialuna cuando ríe, o también por como se marca aquel hoyuelo que varias veces ha imaginado besar.

Una vez que terminaron el trabajo y su tiempo de estudio, Jihyo pensó en proponerle a Tzuyu ver una película o hacer algo interesante aprovechando que está aquí y aún no eran tan tarde como para tener que regresar a su casa, pero sus palabras quedaron en su garganta cuando lo primero que hizo Tzuyu al cerrar su libro de cálculo fue darle la espalda para seguir jugando con Bbuyo como si ella no existiera.

Jihyo no dice nada, ella se queda observando aquel dúo pensando que Tzuyu solo duraría unos minutos más conviviendo con su gato, pero cuando vuelve a ver su reloj y se percata que ha pasado media hora desde que terminaron, comienza a sentirse algo incómoda.

[...]

[...]

Jihyo deja su celular sobre la mesa de madera para observar la espalda de Tzuyu. Esta todavía está sentada mientras alza sus manos en un intento de que Bbuyo no la alcance con sus patitas.

—¿Es divertido jugar con Bbuyo?— pregunta la coreana mientras se mueve hacía Tzuyu.

—Sí. Creo que nos estamos empezando a llevar muy bien— responde entre risas ignorando totalmente lo que sea que está sucediendo a su alrededor, como por ejemplo, no se ha dado cuenta de como Jihyo ha puesto sus dos manos a cada lado de su cuerpo para estirarse y mirar sobre su hombro la interacción entre Bbuyo y ella.

—¿Crees qué debería estar celosa?— aquel cuestionamiento deja confundida a la taiwanesa. Celosa, ¿de qué? ¿De jugar con su gato? No debería, después de todo, no es como si se lo fuera a llevar; está segura de que Bbuyo nunca permitiría que lo apartaran de Jihyo. Es lo que inocentemente piensa Tzuyu.

—¿Por qué lo estarías?— pregunta entre pequeñas risas pareciendole divertido, pero al girar su rostro hacía la fuente de aquella voz, la sonrisa que poseía en su rostro desaparece completamente cuando nota la posición en la que ahora está Jihyo, pues no se había percatado del momento en que se movió para quedar detrás suya.

Tzuyu deja de jugar con Bbuyo automáticamente cuando su rostro queda frente al perfil derecho de la contraria notando lo muy cerca que están. Tzuyu piensa que muy probablemente Jihyo está sintiendo su respiración en su mejilla.

La taiwanesa sigue sin mover un músculo a la expecta de la respuesta de Jihyo, pidiendo que está no se gire porque no sabe lo que pueda suceder si lo hace.

—Porque Bbuyo me está robando toda tú atención— confiesa y Tzuyu puede jurar como ve en cámara lenta como Jihyo mueve su rostro hacía su dirección. —Yo también quiero que Tzuyu me vea— aquello dejo sin habla a la pobre taiwanesa que está estupefacta ahora que tiene el rostro de la coreana a escasos centímetros.

Después de unos segundos donde las dos se ven fijamente a los ojos, Tzuyu traga saliva al sentir su garganta seca y logra reunir suficiente fuerza de voluntad para poder formular unas simples palabras.

—¿Puedo usar tú baño?

Cuando Tzuyu se encierra en el tocador después de que Jihyo le indicara donde está, ella asegura que si alguna de sus amigas estuviera presenciando el momento se reiría de su reacción, ¿pero qué otra cosa podía hacer? No iba a cerrar la distancia con un beso a pesar de haberlo deseado en aquellos segundos; por más que a Tzuyu le guste Jihyo, no puede dar por sentado que ella sienta lo mismo, así que no arruinaría la amistad que están formando por un tonto impulso. En cambio, lo que prefiere hacer es sentarse en el escusado para tratar de tranquilizarse, pues sus manos no han dejado de temblar desde que abandonó la habitación.

[...]

+++

en la foto del primer tweet sé que es el gato de Jeongyeon, pero vamos a fingir q es Bbuyo 😭

me he dado cuenta q la historia llegó a 10k lecturas, gracias por leer :]

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