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Tzuyu, como ya es costumbre, se encuentra de nuevo en la cafetería. Al final se le dió por venir recurrentemente porque terminó gustandole más de lo debido el estar aquí, una de las razones (aparte de Sailor Mars) es que se siente tranquila dentro del local al oler el aroma de café. Sin embargo, ahora eso ni siquiera la puede calmar, ya que hoy decidió traer su tarea para terminarla de una buena vez, pero por más que quiera encontrar una solución a los problemas matemáticos que le martillan la cabeza, le es difícil. Ni siquiera siguiendo los pasos de un video puede llegar a entenderle del todo, y eso solo causa que su cabeza le duela debido al estrés.
—Gracias por esperar— la taiwanesa alza su rostro en busca de la fuente de aquella voz y se encuentra con Sailor Mars dejando sobre su mesa el pedido que comúnmente ordena al venir aquí: chocolate caliente y una dona cubierta de chocolate blanco.
A Jihyo ya se le hizo costumbre verla por aquí. A pesar de no conocer nada sobre ella, el que sea una cliente habitual le produce confianza, aunque aún hay algo en su rostro que la inquieta.
—Gracias— Tzuyu responde antes de regresar su mirada a aquello que está acabando con su paciencia poco a poco. Jihyo logra notar el ceño fruncido que muestra y se da cuenta de aquello que roba su atención.
—¿No entiendes?— y aunque probablemente se esté entrometiendo, no puede evitar intervenir. La razón es porque tiende a querer ayudar a los demás sin importar que tan pequeño sea su problema.
—Ah... sí, bueno, me es un poco difícil seguir los pasos— dice algo avergonzada mientras borra de nuevo todo aquel procedimiento que había hecho y ahora sabe que está mal.
—Creo que estás un poco confundida. Mira, esto se hace así— Jihyo comienza a darle una breve y entendible explicación a la taiwanesa sobre como resolver ese problema y señalar en donde se había confundido. Tzuyu escucha atentamente mientras asiente a lo que va diciendo, y cuando termina, ella sonríe agradecida.
—Eres muy buena en esto— alaga. —Gracias por explicarme, ahora lo entiendo mejor.
—De nada, me alegra que te haya ayudado en algo— la coreana le dice para despedirse y seguir con su trabajo.
Jihyo regresa detrás del mostrador a la espera de una nueva orden o cliente. Ahí se encuentra a Chaeyoung, quien se percató de toda la interacción que tuvo su amiga con aquella chica.
—¿Qué pasó?— le pregunta mientras la sigue con la mirada. Jihyo rápidamente sabe a lo que se refiere.
—Ayudé a alguien con un trabajo que la estaba estresando. Justamente vimos eso en la clase de ayer y es sobre cálculo, así que no me costaba nada ayudarla— responde simplemente. Chaeyoung tuvo que reprimir su risa mientras escuchaba a Jihyo.
—Oh, entiendo. ¿Y sabes quién es? Es que su cara se me hace conocida— añade viéndola a lo lejos. Jihyo simplemente se encoge de hombros, expresando que no tiene idea y sigue con su trabajo, el cuál ya le empezó a gustar.
Chaeyoung suspira con una leve risa ante lo distraída que puede llegar a ser su amiga.
[...]
El día había terminado bien para Tzuyu, pero cuando llega a su casa hay algo que la persigue y sabe que ya no puede huir de eso.
A la taiwanesa ya no le basta con solo ir a la cafetería e intercambiar simples y monótonas palabras, realmente quiere algo más, así que decide de una buena vez enfrentar eso y dar el siguiente paso. Para su fortuna, sabe que solo hay una persona que la puede ayudar.
Entiende el hecho de que está prohibido pedirle a las chicas algún dato personal, eso fue lo que leyó en un blog sobre los maid café, así que piensa que en un café cosplay será lo mismo, por esa razón al recordar su charla con Dahyun sabe que ella la puede ayudar.
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