Ángel
Es increíble el cambio que puede tener una persona con solo una sonrisa y unas cuantas palabras.
Solo quería correr para alejarme de aquella casa que por tantos años había considerado su hogar ¿Qué clase de familia hacia eso?
—No pienso volver allí ¿Qué se creen para mandar sobre mi vida?
Sus padres habían estado muy extraños y ese día descubrió el motivo ¿Acaso estaban locos? era muy joven para pensar en esa clase de cosas ¿No podría tener una vida normal como cualquier chico de su edad?
Olvido por un momento que era el único hijo de una de las familias más ricas del pueblo, su familia llamaba mucho la atención por ser la más influyente en el pueblo.
Quería tener el control sobre su vida, tomar sus propias decisiones, pero desde que puede recordar su familia había elegido todo por él, nunca se había molestado en quejarse pero no le paso por la cabeza que podrían elegir con quien se casaría y solo tenía 16 años.
Desde que había cumplido cierta edad tenía más responsabilidades, eso incluía estudiar la carrera que su padre había elegido y ni siquiera había comenzado la universidad, aun así ya había elegido su futuro. Solo deseaba ser libre para hacer todo lo que él quería.
— ¿Porque mi vida no puede ser más simple?—deteniéndose en un pequeña plaza con una fuente en el medio, recordaba haber pasado por allí en alguna ocasión, decide sentarse cerca de la fuente— Ni siquiera me agrada esa mujer, apenas la conozco— baja la cabeza para observar el suelo que lucía más interesante que cualquier otra cosa, estaba cansado de todo eso ¿Cuál era su propósito?— Seria mejor desaparecer, no quiero una vida donde no me dejan hacer lo que quiero.
No encontraba otra solución, odiaba su vida, era como vivir en una prisión e incluso allí tendría más libertad que en su casa.
— Disculpe joven— frunce el ceño al sentir la mirada sobre el ¿no entienden que quiere estar solo?
Creyó por un momento que no lo molestarían pero tal parece que una plaza pública no fue muy buena idea, debió pensar en un mejor lugar.
— Me preguntaba si se encuentra bien— finalmente levanta la vista y se encuentra con la dueña de la voz pero al verla su rostro empieza a arder ¿Acaso estaba nervioso?
Eso no era normal en el pero debía admitir que era una mujer muy hermosa y eso que solo llevaba uniforme escolar, había visto ese uniforme en otras ocasiones pero nunca la había visto a ella.
Sus ojos eran de un marrón claro, era una mirada totalmente trasparente e inocente, parecía preocupada ¿era por él? ¿Cómo una chica como ella se preocuparía por alguien que no conoce?
— ¿Le sucedió algo? No se ve muy bien— la ve sonreír— ¿puedo ayudarlo?
En su corta vida no había visto a nadie similar a ella, parecía un Angel caído del cielo ¿se había vuelto loco? seguro su vista le estaba jugando una mala pasada.
— Hola— había sido lo único que había logrado articular, la chica solo lo observaba parecía extrañada, debió responder sus preguntas aunque no creía que pudiera ayudarlo en algo, al menos que hiciera algún milagro para que sus padres se retractaran sobre su decisión.
— No pude evitar escucharlo, sonaba bastante frustrado ¿Es costumbre que hable solo?— había querido que ella resolviera sus problemas pero la vida no es así de simple.
— Normalmente no.
La mujer podía ser muy linda pero ni así podía ayudarlo, no parecía mentir, sonaba sincera ¿podía existir una persona así en este retorcido mundo? cualquiera a su lado seria afortunado.
— Puedo ayudarlo en lo que pueda, pídame lo que desee.
Cualquiera se aprovecharía de su inocencia ¿Acaso no se daba cuenta de lo que decía? no podía existir una persona así.
— ¿Quiere casarse conmigo?— la ve sonreír, era una hermosa sonrisa.
¿Por qué demonios dijo eso? Solo había pensado que casándose con alguien mas no podían obligarlo a casarse con otra mujer y mejor casarse con una extraña que con esa mujer, seguro podrían llevarse muy bien.
— La verdad no te conozco pero ¿puedo sentarme?— el asiente, era una chica bastante inusual, aunque no es como que él haya hecho una pregunta muy normal, pero por alguna razón había tomado asiento a su lado, no podría juzgarla si hubiera huido.
— Pero si nos conociéramos un poco más, mi respuesta hubiera sido positiva porque no pareces mala persona y además eres muy atractivo— el chico se sonroja por la repentina repuesta ¿qué le estaba pasando?
Había jurado que ella le respondería de una manera diferente, nunca hubiera esperado una repuesta así ¿Con qué clase de mujer se había topado?
— Quizás acepte algún día, pero por el momento rechazare tu oferta— no parecía mentir.
— Que lastima—la ve—Pareces un poco extraña.
Claro que lo era ¿Qué clase de chica le diría eso a un hombre que acaba de conocer? otra hubiera salido corriendo y más una chica tan linda como ella.
— Me lo dicen seguido pero eso es solo porque me gusta ver el lado positivo de las cosas, porque perder tiempo en lo negativo, es mejor sonreírle a la vida— la ve sonreír nuevamente— deberías intentar lo mismo ¿no crees?
Le agradaba su manera de ver la vida, pero nada es tan fácil como ella cree, de seguro no había sufrido mucho como el, a pesar de solo tener 16 años ya le habían ocurrido muchas cosas.
—Es difícil hacerlo cuando ni siquiera te toman cuenta.
— Solo debes alzar tu voz y tratar de moldear las cosas a tu manera, todos los problemas tienen solución o puedes solo empezar desde cero— lo ve— para eso debemos pensar con claridad y sonreír si no la vida terminara riéndose de ti.
Entiendo un poco su lógica, aunque no es tan sencillo empezar desde cero.
— Estoy de acuerdo contigo— baja la vista— aunque no sea tan fácil empezar otra vez.
— Nunca lo es, muy pocos tiene la fuerza para hacerlo, solo algunos poseen la fuerza de voluntad suficiente para salir adelante — ve el cielo que parecía que llovería— ¿vez ese cielo?
— Creo que lloverá en cualquier momento, parece que no es mi día.
— Puede parecer oscuro, pero detrás de las nubes grises hay un cielo azul con un hermoso sol esperándonos— él sonríe, esa chica era muy extraña— aunque parezca una locura es cierto, a veces hay que hacer locuras para poder ser feliz— el chico ríe.
Sí que tiene mucho en la cabeza parece un alma libre, algo que el anhelaba ¿Cómo le hacía para pensar de esa manera? no creyó que ese día conseguiría a alguien como ella.
— Por fin sonríes, creo que logre mi objetivo— él lo ve extrañado— te note un poco frustrado, así que quise subirte un poco el ánimo.
— Te lo agradezco.
—No es nada, gracias a ti por regalarme una sonrisa tan sincera, últimamente nadie lo hace—se levanta—llevo algo de prisa, pero fue un placer conversar contigo—alejándose, el chico sonríe, sería bueno volverla a verla otra vez.
Días después de asumir lo que ocurría en su vida y pensando en las palabras que la chica le dijo, decidió volver a la plaza para ver si podía encontrarla otra vez ya que gracias a ella logro sobrevivir.
La observa pasar y como no solía ser tímido se le acerca antes de que desapareciera de su vista tomándola de la mano.
—Hola ¿me recuerdas? Quería agradecerte, me sirvió de mucho estos—la siente liberarse.
—Lo siento pero llevo prisa, con permiso—el chico frunce el ceño viéndola alejarse ¿se lo habría imaginado? Nunca olvidaría su mirada, tal vez no lo reconoció, es una lástima porque de verdad quería conocerla, quizás con el tiempo podría acercarse.
Ya van dos años desde ese día, aún continuaba visitando la plaza solo para poder apreciarla desde la distancia, porque con el tiempo había perdido la valentía, temía ser rechazado por la mujer que logró cautivar su corazón.
Ese día estaba sentado en el mismo lugar que siempre y finalmente la ve pasar, solo que esta vez no sonreía como todas esas veces, acaso... ¿Estaba llorando? Sin pensarlo se levanta acercándose, se sorprendió un poco cuando la tomo del hombro y no corrió como la última vez, esta vez parecía sorprendida.
—Disculpa, no pude evitar verte llorar—alejándose un poco—sé que puedes estar triste ahora, pero veraz hace un par de años me ayudaste a superar la tristeza que se cernía sobre mí, tal vez lo olvidaste—la ve sonreír.
—No dudo que mientas pero no lo recuerdo, aunque curiosamente siempre estás aquí sentado.
—Me gusta este lugar, mucho gusto soy Fabián—sonriéndole.
—Este es mi lugar favorito, me llamo Angela—sonriéndole.
— Espero que no te moleste lo que te diré peronunca permitas que las lágrimas adornen tu rostro, ya que una sonrisa puede alegrarte el día ¿No crees que es mejor un día soleado que uno nublado?
—Tienes razón, no me rendiré—sonriéndole.
—Sabes sería un placer seguir viéndote—después de unos minutos en silencio escucha su respuesta afirmativa y acuerdan seguir viniendo a aquella plaza todas las tardes.
Por extraño que pareciera esa mujer lo traía loco y el verla se había convertido en su parte favorita del día ¿Cómo era posible terminar así por una simple sonrisa? Pero era más que eso, fue como un ángel que había entrado a su vida en el momento justo aunque eso no cambiara el hecho de que tendría que casarse.
En los días que pasaron no le había contado mucho sobre su vida aunque por lo que pudo notar era muy olvidadiza, pero eso no era algo que le molestara de hecho le parecía adorable, la hacía ver más tranquila ¿Seria su vida tan perfecta como ella? Aunque nunca supo porque había estado llorando aquella tarde.
—Ya estoy aquí—ve a la mujer frente a él, estaba sentada en el lugar de siempre con un hermoso vestido blanco, la distancia entre ellos era cada vez más estrecha y sus sentimientos solo habían aumentado.
Después tantas tardes con ella, su graduación llego en un abrir y cerrar de ojos al igual que su boda, de hecho ese mismo día se había escapado de la recepción pero ya estaba hecho, por fin se había casado, aunque su esposa parecía estar enamorado de alguien más aun así eso no había cambiado que ambos estaban atados a un matrimonio sin amor.
Pero eso no le iba a prohibir pasar el día con la mujer que amaba, debía contarle su situación, había decidido dejar atrás sus miedos y junto con él las mentiras, quería ser tan sincero como lo había sido ella con él.
—No te preocupes, no llevo mucho ¿Vienes de alguna boda? —él se ve su traje, claro había olvidado cambiarse de ropa, así era su desesperación por llegar a tiempo que se había olvidado por completo de que tenía el traje puesto.
—Si lo supieras mi ángel—esa era la manera que le decía por cariño, gracias a Dios a ella no le importo—Tengo algo importante que decirte—sentándose a su lado para tomar sus manos, estaba seguro de que ella aceptaría sus sentimientos, no creía que solamente él se sintiera de esa manera.
Estaba nervioso pero lo menos que quería era que se alejara, no podía seguir mintiendo y ocultando todo lo que sentía.
Después de un largo suspiro, se encuentra con aquellos ojos que lo observaban atentos, comenzó a relatar como ella logro cambiar su vida después de enterase de su compromiso y le explico el motivo de porque su vestimenta.
La chica solo había guardado silencio esperando pacientemente que el terminara su relato.
—No quería casarme pero realmente la decisión no estaba en mis manos, pero eso no cambia lo que siento por ti—toma su mano y la coloca en su pecho justo donde estaba su corazón—late solo por ti desde que te vi aquel día, quede perdidamente enamorado de ti, Angela—la ve sonreír ¿Eso era bueno?
—Jamás se me hubiera ocurrido que nos hubiéramos conocido de esa manera—ve como su sonrisa desaparece—lamento no recordar un momento tan importante para ti.
—Eso no es de importancia, solo quiero estar a tu lado, aunque seas tan olvidadiza.
—Así es—la ve sonreír y la siente acariciar su mejilla—Sé que tus sentimientos son sinceros—su mano era tan cálida y el solo verla sonreírle podía sentir como su corazón se acelerara.
—Eres la persona más pura que conozco—la toma de la mejilla, la amaba de eso estaba seguro y se moría de ganas por probar sus labios que cada vez que los veía podía sentir como lo llamaban—Eres la única mujer por la que siento esto—podía ver como las lágrimas escapaban de sus ojos, esto no lo preocupó ya que por la sonrisa en su rostro, supo que estaba tan feliz como él.
—Puedes hacerlo, no te detendré—en ese momento supo que ella lo deseaba tanto como él y sin contenerse une sus labios, su boca sabia a gloria, había estado deseando eso por meses, nunca estuvo tan feliz en su vida, esa mujer era tan dulce y delicada que por un momento pensó que podía romperse.
—Angela te prometo que en cuanto cumpla mi deber me divorciare y
—No puedes Fabián —la observa ver el agua de la fuente, estaba atardeciendo—No tienes por qué darme explicaciones al final de cuentas solo somos amigos—sus miradas se encontraban nuevamente—Lo lamento pero no correspondo tus sentimientos y si te acabas de casar no debiste haber venido.
Cuando escuche esas palabras sentí como si mil agujas atravesaran mi pecho, no sabía que dolería tanto ¿Por qué su Ángel no le correspondía? El, que la amaba con tanta devoción y ella que solo lo lanzaba en brazos de otra.
—Lo mejor sería que no volvamos a vernos, estas casado ahora y
— ¡No!—la toma de las manos, no quería perderla, sentía que podría morir en cualquier momento si eso pasaba, un mundo donde ella no formara parte no tenía sentido—No me pidas eso, permíteme estar a tu lado.
—Fabián eso solo te causara más daño—le toma ambas manos haciendo que lo viera y se las besa, quiso que el tiempo se detuviera en ese instante, el solo ver esos ojos sentía una tranquilidad absoluta.
—No digas más por favor, aunque no me aceptes ¿Podrías permitir que lo nuestro siga como hasta ahora? Mi esposa está al tanto de mis sentimientos y no le molesta en lo absoluto, como te dije antes ella ama a otra persona.
—Mañana estaré aquí sin falta—el chico sonríe—más te vale no llegar tarde.
—Te amo mujer—besándole la frente para luego abrazarla, ella le había robado el corazón y él estaba gustoso de dárselo.
Después de aquel día él no había roto su promesa, su vida de casado no había cambiado su rutina, solo que ahora vivía con una mujer que apenas y conocía pero no por eso la odiaba.
Sus encuentros no habían disminuido, quería pensar que después de aquel día su relación se había estrechado, sabía que en el fondo ella sentía lo mismo que el pero no sabía el motivo del porque lo ocultaba, deseaba tanto que le confesara lo que sentía.
Lo tenía bastante preocupado, cada vez la encontraba más pálida y solía divagar mucho, una vez le comento que su familia no estaba pasando por una buena racha y aunque él se ofreció a ayudar, ella se negó rotundamente, si supiera que comparado a lo que ella hizo por él, ayudarla en eso no era nada, gracias a ella desde que se conocieron su vida tenía sentido.
Como todas las tardes se encontraba en el mismo lugar de la plaza, estaba preocupado, llevaba días sin verla y no se dignaba a contestar sus mensajes ¿Acaso se había cansado de él? Intento llamarla pero no tuvo éxito ¿Por qué desaparecía sin avisarle? No iba a poder seguir su vida si no la veía por última vez.
— ¿Fabián? —el chico levanta la vista viendo a una señora de unos 40 años, parecía extrañamente conocida ¿Dónde la había visto?
—Soy yo ¿Sucede algo? —Aquellos ojos podía reconocerlos, no podía equivocarse—Es la madre de Angela ¿Verdad?
—Sí, soy su madre, ella ha estado preguntado por ti, leí los mensajes en su celular ¿Puedes acompañarme? —sin pensarlo dos veces siguió a la mujer, moría por saber que estaba pasando con su Angel ¿Se había enamorado? Eso era más doloroso que su rechazo, no era algo que su corazón pudiera soportar pero al llegar su corazón se detuvo, era un hospital.
—En este momento están realizándole unos exámenes, quise ir por usted porque ya sabía sobre sus encuentros—la ve tomar asiento frente a la puerta blanca que supuso era donde estaba ella—Angela nació con una discapacidad, desde pequeña parecía tener la mente en otro lugar, solía ser muy delicada—observa a la mujer bajar la vista—la hemos mantenido hasta ahora con tratamientos pero su condición ha empeorado, el doctor dijo que su mente se iría quebrando poco a poco lamentablemente ya su cerebro no es capaz de mantener información durante tanto tiempo y al pasar los años las cosas se pusieron más difíciles, hace unos años quiso abandonar los tratamientos, recuerdo muy bien que decía que si iba a morir que fuera haciendo lo que más le gustaba y respete sus decisión.
No podía creer lo que le estaban contando ¿Todo eso le pasaba a su pequeño Angel? Se suponía que ella era más fuerte que el ¿Cómo pudo ocultarle eso durante tanto tiempo? El solo se quejaba de tonterías mientras ella se debatía entre la vida y la muerte.
—Solo empeoro y termino por olvidarme, aun así sabía que usted era cercano a ella porque de alguna manera su corazón aun lo recordaba, eso paso hace un mes atrás luego cayó en cama y su mente parece vacía—el chico aprieta sus manos formando un puño sintiendo sus lágrimas caer— cada vez que hablaba de usted sonreía y sus ojos brillaban, me conto que su relación era un poco complicada y cuando menciono tu nombre suele reaccionar por unos minutos.
—Señora—la ve—déjeme estar con ella, puedo ayudarla y
—No hay nada que se pueda hacer, es muy tarde para ella, pienso dejarla ir, no quiero verla sufrir más, eso era lo que ella hubiera querido, ella solo quería ser libre y conservar lo poco que le quedaba y yo se lo termine arrebatando—ve a la mujer llorar, sentía que no conocía a la mujer del cual se enamoró pero eso no cambiaba sus sentimientos.
—Quiero verla ¿Puedo? Necesito verla una última vez.
—Por esa razón lo busque, no quería que mi hija se fuera sin verte, fuiste el único chico que dejo entrar a su vida, el doctor dice que en cualquier momento puede entrar en estado vegetal.
Eso había sido como una sentencia de muerte para él, aunque en realidad lo era para una de las mujeres más inocentes que había conocido, daría su vida por ella ¿Por qué pasaba aquello? Lo único que había deseado realmente era tenerla a ella, la amaba y le dolía en el alma lo que estaba pasando.
No sabía cuánto tiempo había transcurrido mientras se dejó llevar por sus pensamientos cuando sintió la mano de la mujer sobre su hombro, sacándolo del estado de shock en el que se había sumergido.
—Es mejor no seguir retrasando esto, por favor entra—se levanta, no quería verla en ese estado pero no podía dolerle más que a ella.
Cuando entro en aquella habitación la observo en la cama, nunca le había gustado esos lugares y el solo pensar que ella había pasado toda su vida en uno le dolía demasiado.
—Angela—tenía varios tubos conectados a su cuerpo, se veía pálida y demacrada, su mirada estaba perdida en algún punto en la pared, no era la misma mujer que había conocido hace unos años—Lo siento debí darme cuenta antes—toma sus manos estaban tan frías, ya no eran tan cálidas como recordaba, ella lo vio por un instante su mirada estaba oscura, no tenía ese brillo tan característico de ella—Soy Fabián ¿Me recuerdas? —no podía permitirse llorar pero sus lágrimas se habían escapados de su ojos sin ningún aviso.
—Fabián—la ve que al igual que el comenzaba a llorar—debo decirle la verdad a Fabián, debe saber cuánto lo amo, debía decirle algo ¿Tu puedes ayudarme? —no podía continuar escuchando, no quería verla así, le dolía verla sufrir, no se merecía nada de lo que le estaba pasando.
—Yo le daré el mensaje por ti no te preocupes, me dijo que te ama con locura.
—Él debe aprender a vivir sin mí, que me deje atrás y que siga su vida, yo no quería ser una carga para él, tiene una larga vida por delante.
—Nunca serias una carga para él, te ama y está dispuesto a esperarte todo el tiempo que necesites.
—Mi único deseo es verlo feliz aunque no fuera a mi lado, lo esperare, no tengo prisa—la siente tomarlo de la mejilla—Quiero que el viva por los dos.
—No podrá hacerlo, no mientras no estés a su lado, debes luchar por él.
—Cuando se ama con el corazón hay que aprender a sacrificar y yo estoy dispuesta a todo por el ¿Sabes? Amo tanto a Fabián nunca podría olvidarlo aunque espero que él lo haga conmigo—la ve sonreír podía apreciar aquel brillo en sus ojos que tanto la caracterizaba— ¿Puede darle un mensaje por mí? —toma la mano de la chica, cada vez más frías, ella no podía dejarlo.
—Lo que tú me pidas Angela pero no me dejes.
—Dile que viva—Ve como su sonrisa desparecía— ¿Quién eres?
—Fabián ¿Me recuerdas? —la ve sonreír, aquel brillo había vuelto a desaparecer nuevamente.
—Fabiándebo decirle la verdad a Fabián debe saber cuánto lo amo, debía decirle algo ¿Tu puedes ayudarme?—no podía dejar de llorar, no quería dejarla ir, la amaba tanto, logro meterse en lo más profundo de su corazón.
—Angela vuelve a mí por favor, recuérdame soy Fabián, nos conocíamos.
—Fabián—la ve sonreír—Él no sabe cuánto lo amo—y así fue como la vio cerrar sus ojos para no volverlos abrir nunca más.
Angela no se había ido al instante, su cerebro entro estado en el estado vegetal que su madre había mencionado antes y sin más la desconectaron para que pudiera descansar en paz, por muy doloroso que eso fuera.
Así fue como su corazón quedo destrozado pero esa mujer había dejado una enorme marca en su vida, le había dolido tanto su perdida que durante un tiempo quedo sumergido en una profunda oscuridad, pero después de lo que ella le enseño había decidido seguir adelante, vivir por los dos, eso era lo que ella había querido.
Y así lo hizo, al final su esposa se fue con el hombre que realmente amaba y rompimos con el matrimonio, él logro hacer su vida aunque sus padres no lo habían aceptado del todo, se graduó de arquitecto que era lo que siempre había querido, se mudó a la ciudad lejos de aquel pequeño pueblo que lo había visto crecer y donde había conocido el verdadero amor, un amor que lo había vuelto loco pero que también le devolvió la cordura que le faltaba a su vida.
Aunque nunca se volvió a sentir de esa manera, si se casó con una mujer que había logrado querer y ahora después de años había vuelto a aquel pueblo donde había conocido a el amor.
Su esposa se había ido hace unos años pero no sin antes dejarle una hermosa hija a la cual amaba mucho, aunque sus días no eran malos su corazón aun le pertenecía a aquella mirada que de solo recordarla lo volvía loco.
—Lindo atardecer—era un poco nostálgico volver a aquel lugar, le traía tan buenos recuerdos, aunque con su edad no podía tomarse la libertad ni de pararse para ir a la cocina por un vaso con agua, hace tiempo que su salud no estaba del todo bien, estaba enfermo del corazón aunque el creía que desde que la vio partir se había llevado su corazón junto con ella.
—Papa ya estoy aquí—él sonríe viendo a su hija, se había convertido en uno de los amores de su vida, se preocupaba mucho por él y no deseaba abandonarla pero sabía que su tiempo se estaba acabando, sentía que ella también lo sabía pero se negaba a aceptarlo.
—Hola Angela ¿Cómo te fue? —la ve sonreír y escucha unos gritos, podía reconocerlos ya los había escuchado con anterioridad.
— ¡Abuelo! —pudo sentir como los gemelos lo abrazaban, sabía que ya no era tan guapo como antes, los años no habían pasado en vano pero tenía una hermosa familia que amaba.
—Me fue muy bien en el trabajo papa pero quise venir antes para darte tu medicina.
—No será necesario— ¿Seria eso lo que había sentido Angela cuando se iba a ir? Comenzaba a sentir paz que hasta podría flotar—Me alegra que estén aquí para despedirse, ella lleva esperándome por mucho tiempo, no quiero que siga esperando—su hija sabía todo sobre su pasado, aquella mujer que le había robado el corazón.
—Papa tú no te iras a ningún lado, llevas varios días diciendo eso ¿Te duele algo? ¿Otra vez tu corazón? —le acaricia la mejilla a su hija.
—Sabes que mi corazón nunca ha estado aquí hija—le sonríe a su nietos—Cuiden muy bien de su madre, yo pondré mucho de mi parte.
—Abuelo ¿No podemos acompañarte? —su nietos a pesar de tener solo 7 años eran muy inteligentes.
—No, aún tienen mucho por que vivir, deben sonreírle siempre a la vida—ve a su hija que lloraba—no llores mi niña sabes que te cuidare en donde quiera que estés.
—Papa por favor detente, te llevare al médico—el niega suevamente, comenzaba a dejar de ver, pero no sentía miedo si no felicidad.
—Espero que seas muy feliz hija—todo era oscuridad pero de la nada esa oscuridad se volvió luz, una luz que lo había envuelto en una calidez inmensa—Lamento haberte hecho esperar mi Angel—era ella frente a él con el mismo vestido que llevaba el día que le confeso sus sentimientos.
—Me alegra que lo hayas hecho—él sonríe tomando su mano, su apariencia era mucho más hermosa de lo que recordaba aunque no podría decir lo mismo de él, pero en el instante que tomo su mano pudo sentir como volvía a hacer aquel mismo chico que la había amado con locura—Así que ahí fue donde tu tiempo se detuvo.
—Desde el momento en que partiste mi corazón dejo de latir—se da la vuelta para ver a su hija desde lejos— ¿Estarán bien? —acercándose a ella.
—Tú te encargaras de eso Fabián—se acerca a su hija para poder darle su último adiós.
—Ese dolor pasara y cuando pase nunca dejes de sonreír—ve a la chica—estoy listo—tomando su mano—Por fin a tu lado—finalmente había encontrado esa paz que por años había estado buscando y sabía que solo ella se lo podía dar.
Las personas siempre iban y venían pero solo nosotros tenemos el derecho a elegir con quien permanecer, somos protagonistas de nuestra propia historia, solo nosotros escribimos nuestro comienzo y nuestro final ¿Estás listo para forjar tu destino?
Notas de la autora
Es una historia corta pero que te queda en el corazón para toda la vida, sinceramente esta historia es muy bonita a pesar de su final y muestra que no debemos dejarnos guiar por lo que quieren los demás si no por lo que tu quieres
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