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《04》

«Acércate, acércate más, más, mucho más» Escuchaba a sus instintos.

Sin que ella se diera cuenta estaba caminando decidida hasta esa cama.

Un paso, dos pasos, un metro, dos metros. La conexión se hacía más y más fuerte a medida que se acercaba a la cama. Se detuvo al quedar enfrente de está.

Desesperada observó lo que despertaba alguna clase de instinto en ella.

Ahí, acostado y durmiendo, estaba un chico.

Él, de lo grande que se veía ocupaba casi toda la cama. Tenía una posición muy recta mientras dormía, y su cabeza descansaba sobre una suave almuada. Vestía un pantalón negro, una camisa blanca y una corbata, a Kath se le una parecía ropa escolar coreana que había visto en un K-Drama alguna vez.

Le miró el cabello negro y largo. Notó unas betas doradas que se le resaltaban y llamaban la atención de cualquiera que le mirara el pelo.

El rostro lo tenía sereno mientras dormía. La cara estaba muy pálida, como si llevara demasiado tiempo sin tomar una gota de sol. Tenía medía cara cubierta con un pañuelo que le tapaba un ojo perfectamente. Kath le admiró el único ojo que se podía apreciar, este era rasgado y resaltaba su procedencia asiática.

- ¿Quién eres...? – Susurró tan bajo que ni él que estaba sentado al lado logró escuchar.

Pero él ni se movió. Seguía igual de dormido. Con el pecho subiendo y bajando levemente.

- ¡¿UNA CHICA?! – Gritaron a su lado.

Katherine dio un saltito en su lugar y llevo la mano a su pecho.

- No, tranquis, es un unicornio ¿No le ves el cuerno en el medio de la frente? – Mofó Yeonjun.

- Y sigue él con lo de unicornio – Bufo Kai.

- ¡No soy estúpido! ¡Puedo ver que es una chica! – Exclamó él que anteriormente estaba sentado.

Kath admiró al chico que tenía en frente. Lo comparó instantáneamente con un poste de luz y una calla de pescar por su delgado y alto cuerpo. Fácilmente notó que era él más alto de todos. Vestía una bata de blanca de médico o científico. Adherido a esta había una pequeñita placa de color plateado con «CHOI SOOBIN» gravado. Tenía la tez pálida, el cabello negro, unos cachetes rellenitos, los ojos castaños y los labios en forma de corazón.

- ¿Pe-pero cómo...? – Preguntó el tal Soobin perplejo mientras la observaba detenidamente.

- Taehyun Hyung la encontró cuando venía con los suministros – Explicó el rubio.

- Y juntos la trajimos – Continuó él que la llama turroncito – Lo que es increíble porque...

- ...Ella puede respirar el asfixiante – Acotó el peligris yendo directo al punto.

- ¿¡Él ASFIXIANTE!? – Gritaron Kai y Soobin unidos.

- ¿¡ESO ES POSIBLE!? – Chilló el peligro más cercano a la chica.

- Muy posible para ella... – Aseguró Yeonjun.

- ...Lo qué no sabemos por qué – Suspiró Taehyun – Ni ella sabe. De hecho no creo que sepa ni entienda absolutamente nada.

- Joder... – Expresó asombrado él de bata blanca.

Soobin la miraba perplejo desde su altura. Cubría su boca seguramente abierta con la palma de su mano. Luego se unió al resto de sus compañeros para comenzar a platicar sobre ella.

Kath ni atendió lo que conversaban los chicos a unos metros de ella. Su mirada estaba perdida en el chico de la cama, que por alguna extraña razón seguía despertando alguna clase de conexión en ella.

¿Por qué tenía esa venda?

¿Cómo es que no despertaba con los gritos?

¿Por qué sentía esa conexión con él?

¡¿Quién era él?!

Entonces la pregunta que soltó la castaña les atrajo la atención a ella.

- ¿Quién es...?

No fue la pregunta de Kath lo que los asombró a todos, sino, a quién el índice femenino apuntaba. No, no era al más alto de todos. Era al que yacía durmiendo en la cama.

Un aura apagada inundó la habitación. Los chicos se miraron entre ellos con algo de dolor. Las miradas más apagadas eran las de Taehyun y Soobin. Luego se formó un silencio tensó.

- Me-mejor vamos a comer. Me muero de hambre... – Intervino Yeonjun con una sutil sonrisa de labios cerrados.

Katherine los siguió sin volver a preguntar quién era. Pero estaba más que decidida a volverlo a preguntar.

Cuando cruzó la puerta no pudo evitar volver a mirar hacia detrás. Era tan extraño para ella tener esa conexión con esa persona. Decidió ignorar esos pensamientos y alejar la sensación en su pecho. Porque está vez sin importar cuanto se comenzará a alejar de la puerta esa conexión seguía ahí.

Los pasillos largos se hacían más soportables para la chica con Kai contándole sobre la comida tan deliciosa que hacía su chef. Los otros dos chicos seguían conversando sobre ella y como la habían encontrado con Soobin.

Yeonjun volvió a abrir una puerta. Katherine tuvo que parpadear para adaptar sus ojos a la luz. Esta habitación si estaba notablemente iluminada. La chica por un momento se preguntó si era que estaba demasiado iluminada o era que sus ojos se habían adaptado a la oscuridad anterior, al final se respondió con la segunda idea.
Este cuarto era mucho más grande que la enfermería. Las paredes a diferencia del pasillo y la enfermería eran de color rosa pastel. Había una puerta cerca de la esquina que se mantenía cerrada. Contaba con seis mesas de cuatro sillas cada una. Las mesas eran marrones al igual que las sillas cubiertas por un mantel blanco. Estaban adornadas con un jarrón repleto de las flores que había descubierto en el camino. Ella pudo percibir el dulce aroma que desprendían estás. La esencia dulce opacaba a la perfección el olor metálico del submarino.

- ¿Ya regresaron? – Preguntaron con voz femenina y dulce.

Cuando Kath intento ver la procedencia de esa voz descubrió que se encontraba entre los grandes cuerpos de Kai y Yeonjun. Así que tuvo que mirar por la pequeña abertura que separaba las dos anatomías.
Admiró a una mujer sonriendo tiernamente a los chicos. Tenía el cabello anaranjado y rizado. La piel pálida, unos preciosos ojos esmeraldas y unas considerables pecas en sus mejillas. Sus manos sostenían una bandeja rellenada de platos con bocadillos.

- Sí, noona – Respondió Kai – Déjame ayudarte con eso.

Cuando el rubio se movió para quitarle la bandeja de las manos Kath quedó casi frente con frente a la mujer.

La mujer se quedó cohibida mirándola, sin embargo, Kath solamente se puso descubrir la edad de esa femenina que no debía de pasar los treinta y cinco.

- ¡¿UNA CHICA?! – Clamó perpleja.

- No, Celine. Ella es Katherine, un lindo unicornio – Mofó el mismo de siempre.

- ¡¿Podrías dejar de decir eso?! – Le reprochó Huening Kai desde la mesa que había llevado la bandeja.

- Es que es divertido.

A la respuesta del pelinegro Kai le miró con cara de pocos amigos.

- ¡No, no es divertido! – Él de bata blanca cruzó sus brazos a la altura del pecho.

Taehyun y Katherine miraron expectantes la situación.

- ¿Qué pasó, amor? Escuché que gritabas – Inquirió un hombre de aproximadamente la misma edad de la pelinaranja saliendo de la puerta – ¿¡UNA CHICA?!

Katherine ya no sabía cómo reaccionar. Al final, todos reaccionaban de igual forma al verla. Aunque no los culpaba. Ver qué hay más personas en el mundo además de ella era increíble.

- No, Jin ¿No le ves la cara de unicor-?

- ¡¡Cállate!! ¡Ni se te ocurra decir unicornio! – Gritó el rubio, interrumpiéndolo.

- ¿Qué tienes contra los unicornio, man? – Inquirió el pelinegro.

- ¡Déjense de tonterías! – Exclamó Tae, mandado a callar a todos – Kath ve a comer tranquila en la mesa. Nosotros nos encargaremos de explicar.

La chica asintió y como buena sumisa se fue a la mesa donde Kai había dejado la bandeja.                       

Kath acabó de comer como si fuera una mendiga que nunca había comido. Definitivamente nunca había comido tanta comida tan deliciosa. Se sintió llena ¡Hacia años que no comía así! Le tocaron el hombro y ella ladeó la cabeza.

Una sonrisa llena de hoyuelos hizo aparición ante su mirada.

- Vamos, te acompañaré a la habitación que te asignamos.

- ¿Me prepararon un cuarto?

- Claro que sí. Ahora estás con nosotros.

Katherine siguió al chico de bata blanca a través de los pasillos.

- ¿Tu nombre es Katherine, verdad? – Inquirió el chico a lo que ella contestó con un asentimiento – El mío es Soobin.

- Lo sé. Tu ropa lo dice.

Soobin sonrió un poco tímido.

- ¿Cómo llegaste aquí, Kath? – Preguntó un poco curioso.

- Navegando. Desde pequeña mi padre me enseñó a navegar – Le explicó.

- Eso es increíble. Entonces..  ¿Cómo fue que no te volviste loca al ser la única persona con vida allá arriba?

- Creo que fue gracias a mi fuerza de voluntad. Estaba decidida a encontrar las respuestas de lo que había pasado.

- Yo no soy suficiente fuerte. No creo haber podido sobrevivir como lo hiciste tú.

- ¿Por qué lo dices?

- Soy médico. Mi trabajo es cuidar vidas, sino hay esas vidas, tampoco hay médicos.

- Yo estando sola estudié todos estos años medicina.

- ¿En serio?

- Uh-hum. Leí muchos libros solo para saber teóricamente que hacer si contraigo algún patógeno. No quería morirme sin descubrir que paso.

- La verdad, Kath, es que nosotros también tenemos respuestas, pero también muchas preguntas. Las preguntas han aumentado con tu presencia. Aún no puedo creer que puedas respirar el asfixiante. Eso es humanamente imposible.
      
- Yo no sé qué es el “asfixiante”.

- Tranquila, Kath. Mañana lo sabrás – Se detuvo frente a una puerta – Ahora descansa tranquila. Si necesitas cualquier cosa solo tienes que comunicarte con nosotros por medio del celular que Kai te dejo encima de la mesa.

- Okey.

- Sueña bonito – Habló despidiéndose.

- Gracias, tú también.

Terminando de decirlo entró a la habitación que le prepararon. Se la habían preparado para que se quedara, eso era seguro.

La verdad era que la chica también se quería quedar. Ya deseaba no volver a estar sola.

Ya no estaría sola de nuevo.

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