《03》
- Como pesa esto – Se volvió a quejar por milésima, Yeonjun – ¿Qué traes adentro de esta cosa?
- Lo principal que puede llevar una chica – Alzó los hombros mientras seguía a los dos chicos caminar por el bosque.
- Puff, que bueno que no somos chicas como ella ¿Verdad, Tae? – Mofó.
- Mareas, simplemente mareas ¿Podrías dejar de quejarte y hacer silencio? – Habló el otro.
- Es la primera vez que te dirijo la palabra. Yo estoy hablando con mi turroncito. No contigo.
- ¿Turroncito? – Inquirió la femenina.
- ¿No te gusta? Creo que se escucha muy dulce y tú eres muy tierna, te pega.
Ella miró al chico que le estaba hablando por todo el camino. No podía verlo por la ropa, pero le pareció un tanto coqueto, extrovertido y divertido.
- La verdad es que sí me gusta – Reconoció la castaña.
- Genial, entonces te llamaré así todo el tiempo – Se alegró el chico
Taehyun por otro lado, exhaló fastidiado. Sabía a la perfección que Yeonjun estaba intentando coquetearle a la última chica normal del mundo, pero era demasiado meloso para su gusto. Sí es que aún podían considerarla normal después de verla respirar el asfixiante.
Soportó en todo el trayecto los piropos de Yeonjun con la femenina. A veces soltaba unas risillas viéndola completamente roja, pero las mayorías se mostraba con su actitud indiferente.
- Llegamos – Anunció el más maduro.
Katherine observo curiosa lo que parecía una masa de hierro gigantesca flotando al costado del puerto. Se veía impotente, fuerte y resistente.
- ¿Qué es eso? – Les preguntó.
- ¿Eso? – Mofó Yeonjun quien era el más alto. De esa forma los había llegado a distinguir entre toda aquella ropa – Eso es simplemente un submarino nuclear multifuncional del ataque más avanzado de los Estados Unidos. En otras palabras, significa que puede borrar esta isla del mapa en solo unos minutos.
- ¡¿Qué?! – Inquirió pillada.
- Tranquila, es nuestro – Le hizo saber Tae – No te dejes guiar por mentes más diminutas que la tuya.
Yeonjun abrió una capilla en el suelo. Luego bajó por unas escaleras adheridas a él y le extendió las manos a Kath.
- Salta, yo te atraparé mi lindo turroncito.
La fémina contrajo los labios haciendo una mueca de disgusto y se negó con la cabeza. A los otros dos les pareció un rechazo, pero la chica en verdad lo hizo porque se asustaba más saltando que bajar por su cuenta.
- Puedo bajarlas bien, gracias.
El chico de su lado soltó una risita y Yeonjun un bufido.
Kath bajó por las escaleras, luego Tae le lanzó la mochila a Yeonjun, este último casi cayendo de nalgas resultando que los restantes rieran, y luego bajó el menor. Una vez todos juntos la castaña se permitió observar el submarino por dentro.
Se encontraba en una habitación de cuatro paredes, muy estrecha y desamueblada. Podía olfatear levemente el olor a metal casi imperceptible que desprendían las paredes metálicas.
- Turroncito, tapate los ojos y aguanta la respiración. No los habrás ni aunque escuches un pitillo. Nosotros te avisaremos cuando hacerlo ¿Sí?
La chica obedeció a las palabras del muchacho y de un momento a otro sintió un chirrido y un aire extraño a su alrededor, nuevamente el sonido y luego la voz de Yeonjun.
Los abrió y vio un gas blanco desapareciendo a unos metros de su alrededor.
- ¿Qué es eso?
- Un desinfectante – Respondió Taehyun – Si te llegaba a caer en los ojos ibas a vivir el fin del mundo nuevamente.
Luego abrieron una puerta y Kath se encontró en un pasillo inmenso que tenía varías puertas alrededor.
Tenía una iluminación moderadora ese lugar. Sintió un escalofrío recorrer su cuerpo hasta erizar los bellos de su piel. Había igual de frío que cuando dejas el aire acondicionado todo el día encendido en tu casa y te vas. Cuando regresas e entras, el frío que sientes es el mismo resultado que Kath ahora sentía.
Estaba tan entretenida viendo cada puerta con carteles decorados con letras extrañas, que no notó que ambos chicos se habían detenido delante de una puerta hasta que chocó su cabeza con la espalda de Yeonjun.
- Lo siento – Se disculpó la chica.
- Tranquila – Habló con ternura – Quédate aquí quieta. Espera a que salgamos de aquí.
Ella asintió.
- Pero si quieres puedes mirar por un orificio, estoy seguro que te encantará lo que vas a ver – Le guiño a través de esas gafas que parecían de buzo evolucionado.
- ¡Ni se te ocurra! – La apuntó Tae con el índice.
Ella volvió a asentir.
- ¿Por qué no? A turroncito podría gustarle lo que ve – Casi escuchó un ronroneo entre toda aquella voz rara y crujidora.
Taehyun agarró bruscamente el brazo a Yeonjun y lo empujó dentro.
La chica los obedeció mientras que ellos entraron por la puerta. Tae arrastró tan rápido a Yeonjun que no le dieron a Katherine la oportunidad para asomarse y ver que había a través de esa puerta metálica. Ni siquiera a ver qué era lo que tal vez le gustaba.
Kath se dio la vuelta para contemplar el pasillo. Seguía pensando que ese lugar no estaba ni iluminado, ni oscuro, pero si frío, muy frío. No lo suficiente congelado para que nevara, pero sí para que su cuerpo adaptado al calor se sintiera como dentro de un congelador.
Se abrazó los brazos para luego comenzar a frotarlos.
Notó que el pasillo se dividía por tres caminos. En la derecha había otro orificio en el suelo, justo como por el que había entrado por las escaleras. Y en los restantes, unos largos pasillos que no se le veían final, decorados con puertas como en el que ahora estaba ¿Cuán grande puede llegar a ser esta cosa?
Unos minutos después, unos movimientos en la puerta llamaron su atención, hasta hacerla voltear a ver. La puerta se abrió. Kath contempló la imagen de dos chicos. Uno pelinegro, alto y sonriente. El otro, peligris, más bajo y serio. Tenían aspectos asiáticos, con ojos rasgados, pieles pálidas, flacos e mucho más altos que ella. Vestían ropa casual.
¿Quiénes son?
Dieron un paso fuera del marco metálico, alejándose de la puerta y acercándose a Kath. Ella dio un paso para detrás por instinto propio.
El trigueño pareció que iba a hablar cuando abrió la boca, pero su voz nunca salió. Fue interrumpido, al lado de la chica un grito ahogado la hizo dar un respingo en su lugar.
Volteó a contemplar lugar de donde provenía el sonido. Sus ojos se abrieron al ver a otro chico más adelante de ella. Estaba casi más sorprendida que él. Y digo: casi, porque él parecía contener un desmayo, mientras Kath solo estaba cohibida.
- ¿¡UNA CHICA!? – Gritó impresionado y casi espantado.
- No. Es un unicornio – Ironizó el pelinegro.
- ¿De verdad? – El chico la observó un poco con la mirada analizadora – ¿Dónde se encontraron a un unicornio que se podía convertir en humana? – Inquirió pillado.
- Es una chica, Huening Kai – Habló con obviedad el peligris.
- ¡¿UNA CHICA?! – Repitió la pregunta igual de sorprendido que la primera vez.
Esta vez Kath asintió.
- Hola me llamo Kai Kamal Huening. Pero así es muy largo, por eso todos me llaman Huening Kai. Pero puedes llamarme solamente Kai – Saludó ahora con un tono ñoño – ¿Cómo te llamas?
- Katherine...
- ¡Qué lindo nombre!
Katherine admiró al chico que ahora sonreía tiernamente. Este era tan blanco como la nieve. El caballo era tan rubio que se podría confundir con blanco. Tenía unos ligeros y pequeños lunares en el rostro. Y, al igual que los otros, tenía aspecto asiático. Era más alto que los dos que estaban a su espalda y más flaco también.
Katherine pensó que era un chico raro. Lo pensó porque anteriormente estaba demasiado asombrado por su presencia y ahora la miraba como si la conociera de años.
- ¿Eres americana? – Le preguntó.
- Uh-hum – Ella le respondió.
- ¡Genial, yo también soy americano!
Kath no pudo evitar sonreír ante la emoción de aquel rubio por compartir nacionalidad.
- ¡Chicos, esto es genial! ¡Ya no somos solamente siete en el mundo! ¡Esto es sorprendente! – Chilló Kai.
- Si crees que eso es sorprendente, no sé cómo te pondrás cuando te enteres de lo que es capaz de hacer – Le aseguró el pelinegro.
El rubio ladeó la cabeza como un cachorro.
- Hay algo que no sabes de ella, Hyuka – Aseguró él más bajito de estatura.
- ¿Y, qué es?
- Te lo contaremos adelante de los que faltan. No creo que a turroncito le agrade mucho contar algo que ni ella misma entiende más de una vez – Le explicó el pelinegro, dejando una mano en el hombro de Katherine para transmitirle apoyo.
¿Turroncito? Kath miró al chico que le sonrió... Ese es.. ¿Yeonjun?
La femenina miró al peligris, era más bajito que Yeonjun y acababan de salir por la misma puerta que entraron ellos.. Entonces es.. ¿Taehyun?
♡♡♡
La chica ya había perdido la noción de cuan pérdida estaba desde que bajó por el orificio del pasillo y había llegado a otro pasillo que recorrió siguiendo a los chicos.
Kai le hablaba bastante y Yeonjun era muy divertido. Bueno, y Taehyun.. era más serio, más callado, más tranquilo y él menos hiperactivo.
No le desagradaba el peligris. Sólo que lo veía más maduro, y ella era de preferencia con los habladores hiperactivos como Kai.
Al final se detuvieron frente a una puerta metálica que decía «Enfermería».
Y fue suficiente con que Huening Kai abriera la puerta para que ella comenzará a sentir una conexión con eso que había ahí detrás.
Una fuerte conexión en su pecho que no sabía cómo explicar.
Ellos entraron primero, luego pasó ella y se encontró con la mirada de un chico. Ese chico se hallaba sentado en una silla al lado de una cama.
Pero ella ni lo miró.
Su atención recayó en lo que la extraña conexión le guiaba...
En la cama, al lado del que la miraba, estaba acostado otra persona.
Supo en ese instante que la sensación en su pecho decía que era quien la atraía.
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