Parte 1
Ian dormía profundamente, pero un delicioso olor a huevos y tocino hizo que despertara; abrió los ojos y la luz que emanaba de la ventana hizo que tuviera que parpadear varias veces e incluso cubrir su rostro con su mano. Luego de un momento dejó de cubrirse e intento levantarse de la cama, pero fue detenido por un leve mareo, el cual hizo que tuviera que sentarse en la cama.
Después de esperar un rato que el mareo se calmara, se levantó correctamente, miró a su alrededor y se adentró a un baño, lavó su rostro, abrió un cepillo nuevo que encontró en un gabinete, cepilló sus dientes y salió del baño.
Salió de la habitación y justo en ese momento, unos cálidos brazos lo recibieron.
—Amor, ya despertaste. Estaba a punto de ir a hacerte mimos para que vinieras a desayunar, preparé tú favorito, huevos con bacón y zumo de naranja. Pensé en preparar tu postre favorito, pero ya nos terminamos la mermelada, iré más tarde a la tienda para comprar, ¿necesitas que traiga algo? —Las palabras de aquel chico resonaban en la cabeza de Ian, el cual aún se sentía fuera de lugar y mareado.
—Puedes ir a la farmacia... —dijo con voz baja.
—¿Farmacia? ¿Te sientes mal? ¿Tienes malestares? —preguntó el otro chico preocupado.
—Tengo mareos y probablemente un poco de fiebre.
—Tengo medicamentos para eso, no te preocupes, en un momento te los traigo. Mientras tanto siéntate y empieza a comer, ¿sí? —susurró y antes de irse le dio un beso en la frente a Ian.
El momento era perfecto, era único y Ian sabía que debía aprovecharlo, pero sentía miedo, sus piernas temblaban con tan solo pensarlo y justo en ese momento el timbre sonó.
De lejos se escuchó un grito: "NO ABRAS LA PUERTA".
Ian lo pensó dos veces, pero aun así decidió ignorar aquellas palabras y abrió la puerta.
—¡Buenos días! Mi nombre es Elena Parker, soy vuestra nueva vecina, me he mudado justo en frente, por lo que quise venir a saludar, este es un pequeño regalo, son unas galletas que horneé yo misma. Me he mudado con mi esposo y mi hija Sarah —La mujer hablaba rápido, se notaba que era imperativa, además el chico no tardaría en bajar y decir algo. Ian quiso hablar, quiso expresarse, pero su voz se negó a salir y ya era demasiado tarde.
—Hola, ustedes son los Parker, ¿cierto? Escuché de ustedes de los vecinos de al lado. Espero hayan tenido una excelente mudanza. Mi nombre es Jack Daniel's. Cualquier cosa que necesiten, no duden en venir.
—Muchas gracias, ¿Y él es? —dijo señalando a Ian.
—¡Oh! Él es mi novio, Ian. Es un poco tímido, casi no habla, fue algo extraño que abriera la puerta. Usualmente espera a que yo lo haga.
—Ah, entiendo, es un gusto conocerlos a ambos, aquí le dejo las galletas que hornee.
—Muchísimas gracias, tenga feliz resto del día.
—Ustedes igual chicos —dijo la señora antes de irse y ver como Jack cerraba la puerta.
—¿Por qué la abriste? —le preguntó a Ian.
—Y-yo —empezó a tartamudear, cosa que Jack odiaba.
—Te dije que no le abrieras la puerta a nadie, es muy peligroso, qué pasa si alguien quiere hacerte daño —dijo en un tono de preocupación, para luego abrazar fuertemente a Ian. —¿Quieres desayunar? Aunque ya debe haberse enfriado. ¿Te gustaría hacer algo más? —dijo y bajó su rostro para quedar frente a frente de Ian.
Acercó sus labios a los de Ian y le dio un pequeño beso, más besos se hicieron presentes, parecía que trataba de hacer que Ian abriera su boca por su propia voluntad, tardó, pero al final lo consiguió.
Ian dio acceso a su boca, hundiéndose en besos con Jack, el cual no se hizo de esperar y sujetó su cadera para apegarla a él.
En un momento crítico paró los besos y cargó a Ian para llevarlo hasta la habitación. Suavemente lo recostó en la cama y la segunda tanda de besos se hizo presente.
Ian empezaba a perder el aliento y respirar le costaba mucho más. Jack se dio cuenta de esto y paró por un momento. Levantó lentamente la camisa de pijama que traía Ian y lamió todo su abdomen, centrándose en sus dulces y pequeños pezones, de un color rosa algodón de azúcar por fuera y un rojo cereza en el centro. Era un verdadero manjar para Jack, el cual se encontraba realmente impaciente, ya que había empezado a quitarle el pantalón a Ian.
Ian se asustó por un momento y levemente empujó a Jack, el cual, sin sentirse ofendido, decidió besarlo y volverlo a hacer entrar en calor.
Jack decidió continuar bajándole los pantalones para encontrarse con que Ian no traía ropa interior. Jack se sintió avergonzado, aunque no tanto como Ian. Sus mejillas se sonrojaron levemente, mientras que las de Ian empezaron a parecerse a dos tomates en su mejor estado.
—Eres hermoso —susurró Jack, mientras miraba con deseo el miembro de Ian, —Tan perfecto, tan mío. —dijo y no dudó en introducirlo a su boca, lamiéndolo y chupándolo como si de un helado se tratara.
—Mmm —gimió Ian, cosa que encendió aún más a Jack, ya que empezó a chupar mucho más rápido y con más deseo y cómo no, si para él, el cuerpo de Ian era un completo manjar, una comida exótica exclusiva para su paladar. —P-para —dijo Ian tratando de separar a Jack de su miembro, ya que estaba por venir algo grande.
—Vaya, eso fue mucho —dijo Jack lamiendo sus labios, ya que había quedado algo de semen en ellos. —Dulce —murmuró y una sonrisa se formó en sus labios— Realmente delicioso.
Miró la parte baja de Ian, se encontraba palpitando fuertemente, en ese momento podía notarse el fuerte bulto entre los pantalones de Jack, el cual quiso hacerle notar a Ian, ya que tomó su mano y la llevó directo a su cremallera, incitándole a que el mismo le bajará los pantalones y viera lo que había causado.
—Es g-grande —dijo Ian mientras tragaba saliva.
—Es todo tuyo cariño.
Después de escuchar eso Ian empezó a masajearlo con sus manos, aunque no cupieran del todo. Definitivamente Jack tenía un miembro mucho más grande que el promedio, pero este era único y exclusivo para Ian, el cual luego de un rato se cansó. Sabía que no podría hacer venir a Jack con sólo eso, pero tenía miedo de poner algo tan grande en su boca y no morir en el intento.
Jack no insistiría con algo que Ian no quisiera hacer, después de todo él quería hacerlo sentir bien a él, por lo que levantó la parte baja de Ian, colocando así sus muslos en los hombros de Jack, el cual inmediatamente empezó a lamer el interior de Ian.
Lamió y lamió, mientras escuchaba los gemidos de Ian, los cuales no paraban ni un segundo.
—¿Se siente bien? —le preguntó, pero Ian se encontraba fuera de sí, al parecer estaba bastante excitado y avergonzado para responder.
—¡Ahh! —gimió Ian cuando sintió los dedos de Jack en su interior, una sensación única, pero que no lograba satisfacerle por completo. —¡Más, más! —gritó, cosa que sorprendió a Jack y sin pensárselo dos veces, introdujo su miembro dentro de Ian.
Entraba y salía a su antojo, mientras que Ian gemía y lloraba pidiendo por más. Hacía tanto que no sentía algo así, y sabía que nadie podría satisfacerle como lo hacía Jack.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro