
Capitulo 6: Ira
-¿Cómo te encuentras, Malini? -preguntó la voz con tono profesional.
La mujer aún se encontraba en shock, reconocía perfectamente esa voz, la había escuchado durante 15 años de matrimonio.
-¿Qué haces tú aquí?
-¿Sientes náuseas? ¿Dolor? -siguió preguntando Ranjit haciendo caso omiso a la incógnita de su esposa.
Malini forcejeó de nuevo intentando liberarse de la presa que la ataba a la cama.
-¡No soy peligrosa, maldita sea! Profirió enfurecida -no me está pasando como a Kali. Estoy bien, ¿me ves? Ha sido una simple indigestión.
La respuesta que obtuvo fué el silencio. Volvió a forcejear en un nuevo intento fallido, gruñó con frustración y comenzó a gritar. Sentía que la cabeza le iba a estallar en cualquier momento, pero no cesó. Necesitaba salir de ahí. Kali estaba sola, sin alimento y seguramente forcejeando de la misma forma que estaba haciendo ella. No le importaba su propia integridad física, la pequeña era lo único primordial.
No guardó silencio hasta que escuchó cómo alguien trasteaba en la puerta corriendo varios pestillos. El aire se escapó de sus pulmones comprendiendo la magnitud del problema cuando vió una figura humana cubierta por completo de pies a cabeza con un traje similar a los de los astronautas. Se estaba protegiendo de ella.
-No voy a hacerte daño, Ranjit -balbuceó casi inaudiblemente -aquella vez... sólo quería poner a salvo a Kali.
-¡Sssshhhhhtt! ¡Deja de nombrarla, por el amor de Dios! -Susurró nervioso el hombre -¿Cómo demonios se te ha ocurrido que venir aquí sería buena idea? Realmente has perdido la cabeza, Malini. No se cómo puedo salvarte de esto... ¡Demonios! Debiste haberme escuchado.
-¿Salvarme de qué?
Ranjit paseó su mano enguantada por el tobillo putrefacto de su mujer, mientras una mueca de dolor contraía los músculos de su rostro.
-Ya ha comenzado -sentenció.
-¿Qué es lo que ha comenzado? Estoy bien, ¿entiendes? Estoy perfectamente.
-Sólo tienes hambre, ¿cierto? Es sólo eso, ¡igual que sucedió con Kali! -la rabia impregnó cada una de sus palabras. Tomó un trago de aire y preguntó -¿cuántas dosis de la vacuna te hiciste inyectar?
-Sólo dos. Pensé ponerme la tercera después de Kali, pero... -Malini tragó ruidosamente -¡Es la vacuna! ¿Cierto?
Ranjit se acercó a la cristalera de la pared frontal, accionó un botón y una vez se aseguró de que el micrófono estaba desconectado se dirigió hacia su mujer.
-Malini, las vacunas no han salido como se esperaba. No todos, pero algunos pacientes pueden experimentar unos efectos secundarios desastrosos. Los estudios arrojan que esto sucede después de la tercera dosis -volvió a dirigir su mirada al tobillo de la mujer -se han cancelado todas las vacunaciones hasta que demos con la clave, pero esto... no estaba dentro de nuestros planes.
Malini imitó a su esposo y echo un vistazo a su tobillo. Pronto comprendió a qué se refería.
-Kali me ha contagiado -musitó.
Ranjit asintió con pesadumbre.
-Debes decirme donde has escondido a Kali, necesito hacerle pruebas conjuntas contigo. Quizá así podamos parar esto antes de que sea demasiado tarde.
-Kali ha muerto -mintió Malini, espantada al imaginarse a su pequeña siendo objeto de experimentos -falleció a los pocos días de escapar.
-¡Y una mierda! -estalló enfurecido el hombre -no estás ayudándola de esta forma ¿entiendes? ¡Kali ya no está! Se ha convertido en una devoradora, y si no me dices donde está, tu misma correrás la misma suerte.
-Kali ha muerto -repitió la mujer desafiante.
No estaba dispuesta a ceder a su hija, no mientras le quedara un hilo de vida. Era su pequeña. Podía seguir alimentandola en cuanto se repusiera, y seguro que pronto darían con la cura. De ninguna manera, no iba a entregar a su hija tan fácilmente.
-Sí no colaboras, no voy a poder ayudarte.
-¿Ayudarme? -los ojos de Malini se abrieron desorbitadamente -¿Dónde estabas cuando toda esta mierda comenzó? Estuvimos meses sin saber de ti. Kali estaba hambrienta maldita sea ¡Enfermó por tu culpa! El hambre fué lo que la mató! Yo... Yo sólo intenté alimentarla.
Malini era consciente de que esa conversación podía estar siendo grabada, incluso podrían estar presenciandola en ese mismo momento detrás del cristal frontal en el que podía observar su desmadejado reflejo, de modo que prosiguió reprochando a su esposo con ira contenida una verdad a medias:
-¿Que demonios pretendías que hiciera después de que te largaras? ¡Nos dejaste sin dinero por el amor de Dios! Murió de inanición y tu aprovechas toda esta mierda para encubrir tu nefasto papel como padre -la locura se apoderó de la psique de Malini a tal punto de creerse sus propias palabras- ¿De verdad quieres hacer creer que la hija que abandonaste a su suerte se ha convertido en una especie de... Zombie?
Algo dentro de la mujer se estremeció al verbalizar esa última frase. Un zombie. Ni una enfermedad pasajera, ni un virus, ni una posesión demoníaca. Su hija probablemente se había convertido en un zombie. Se abofeteó mentalmente alejando ese pensamiento de su cabeza. Construiría una mentira que alimentara su locura para que el dolor no partiera en dos lo que quedaba de su maltratado corazón.
-Mira Ranjit, me importa una mierda tu puta vacuna. Me importa tres hectáreas de mierda que se te haya ido de las manos y la puta humanidad este en peligro. ¡No vas a hacer creer a nadie que Kali es un monstruo! Kali murió por qué tú nos abandonaste y no pude alimentarla. Enfermo de deshidratación y su pequeño cuerpo no pudo resistir.
Un acceso de ira se apoderó de los músculos de Ranjit, quien se levantó iracundo y desprendiendo los cables unidos a su mujer de un jalón, despegó el camastro de su lugar y comenzó a empujarlo. Malini siguió vociferando:
-¡Tú has matado a Kali! -un humedo sollozo golpeó su pecho -has matado a nuestra hija.
Y en cierta parte, tenía razón. Ranjit era consciente de ello. La pequeña había recibido esa tercera dosis que los hacia convertirse en monstruos hambrientos. Él lo había visto con sus propios ojos. Debió haber hecho más investigaciones, pero el tiempo jugaba en su contra. En cuanto fué consciente de los posibles efectos secundarios debió haber paralizado todo. Esos efectos eran raramente posibles, pero ese pequeño porcentaje debería haber bastado.
En su lugar, cuando una de las chinchillas del laboratorio enfermó al punto de hallarse en el umbral de la muerte y resurgió con más fuerza después de comerse a su compañera de jaula, corrió a su mansion para adevertir a su mujer. Mucho antes de paralizar la adminitracion de las vacunas. Maldita sea, ¡Claro que amaba a su hija!
¿Y qué se encontró al llegar a su hogar? Con una esposa loca y harapienta que se negaba a ayudar a su pequeña. Con su hija atada a una puñetera cama, lanzando mordiscos al aire con la misma mirada vidriosa que tenía aquella chinchilla. Por si fuera poco, Malini le agredió y le costó varias horas recuperar el conocimiento. Si no hubiera tenido que correr al laboratorio... Quizá la podría haber alcanzado siguiendo su rastro. Si al menos hubiera imaginado que se dirigían a Shit Hills...
Había pasado días y noches buscando a ambas, con el temor creciente de que desatarán un caos en la ciudad y las arrestaran. Las autoridades sanitarias no podían ver a Kali en ese estado. Debía evitarlo. Se desataria una alarma social y sería mucho más difícil controlar a la muchedumbre. El miedo hace irracionales a las personas.
No mencionó a las autoridades nada sobre su esposa e hija. Solamente dió parte sobre lo ocurrido con la chinchilla y paralizaron las vacunaciones. En los medios de comunicación se omitió el canibalismo como efecto secundario, nombrando solo los primeros síntomas: fiebre, sarpullidos y/o ronchas y heridas ulcerosas.
Tampoco nadie mencionó las hemorragias internas al ingerir carne cocinada y/o vegetales y hortalizas. Ni mucho menos comentaron que el infectado, sufría una creciente y voraz hambre implacable que nublaba sus sentidos racionales. La ira enfermiza también era uno de los síntomas, y Ranjit observó en el rostro de su esposa cómo esta se abría paso en sus facciones.
Sabía lo que pasaría después, sí... Ya lo habia visto con el primer paciente reportado por los efectos secundarios. Si se destaba su ira, está empañaría todos sus sentidos dando paso únicamente a el hambre. Debía actuar rápido.
Aseguró más fuertes los amarres que mantenían a Malini postrada en el camastro y saco una mordaza de su bolsillo. La miró preguntándose si sería suficiente para controlar los mordiscos. Malini, habia dejado de gritar y en su lugar comenzó a emitir un gruñido grave y bajo. Las venas palpitantes de su cuello parecían a punto de reventar, mientras grandes perlas de sudor humedecían su piel. Una espesa y pegajosa baba salía de entre sus dientes apretados, mojando todo el cuello del camisón.
Ranjit, no quería mirarla a los ojos. Hacerlo y comprobar que se encontraban inyectados en sangre y cubiertos con una capa blancuzca significaría aceptar que aquello, era contagioso, y por ende, la humanidad se iba a ir a la mierda sin siquiera poder hacer nada. Y él, era el culpable.
-Lo siento tanto -sollozó gangosamente mientras intentaba acertar a ponerle la mordaza sin ser mordido.
Pero Malini ya no le escuchaba. La ira encendió la sangre de sus venas como un fuego abrasador, quemando todo a su paso. Cenizas candentes bailaban detrás de sus parpados, tiñendo su visión con un vivo color purpura. Su estómago rugió con violencia, ansioso y vacío. El dolor azotó su abdomen y esto la enfureció todavía más.
El olor a carne fresca inundaba sus ensanchadas fosas nasales haciendo que una espumosa saliva saliera a raudales por las comisuras de sus labios. La imperiosa necesidad de morder, rasguñar, arrancar los pedazos de esa carne hacia que le dolieran los músculos de la mandíbula. Lanzó dentelladas al aire, con la esperanza de que alguna de ellas acertara en su presa.
El pánico luchaba contra la tristeza que invadía a Ranjit, tomando el primero ventaja. Tenía que actuar rápido, antes de que una de esas mordidas le alcanzara, pero el miedo le había paralizado en su sitio y sólo era capaz de susurrar frases de disculpa como si de un mantra se tratara.
Malini forcejeó violentamente convulsionando todo su cuerpo, y consiguió zafar su brazo derecho del amarre. Lo estiró alcanzando el cuello de su esposo, y hundiendo los dedos en su yugular lo atrajo hacia su boca. Solo entonces Ranjit salió de su ensimismamiento y luchó ferozmente para no ser alcanzado por esa dentadura.
Echó la cabeza hacia atrás y con todas las fuerzas de las que fué capaz embistió con su frente contra el estómago de la mujer. Borbotones de sangre cayeron sobre su cabeza, impregnando su desnuda calva. El golpe fue suficiente para que el monstruo se paralizara por un segundo y Ranjit pudiera escapar por el mismo lugar por donde entró.
Después de una ducha química y varías dosis de benzodiacepinas, tomó la determinación de encerrar a Malini y estudiar sus reacciones para así, inentar encontrar algo parecido a una cura. Era la única forma que se le ocurría de calmar un poco su sentimiento de culpa. No imaginaba que su mujer, terminaría siendo el vertedero donde todo Shit Hills echaría la mierda que estorbaba dentro.
No podía precedir que aquellos que supieran demasiado, aquellos que hubieran estado en contacto con la enfermedad, aquellos que hubieran recibido la tercera dosis... Acabarían entre las fauces de su esposa. De haberlo sabido, jamás la habría encerrado en aquella habitación acorazada.
La primera vez que tuvo que alimentarla fue la más dura. Llevaba varios días estudiando su comportamiento. Cuatro cámaras en las esquinas superiores dela habitación monitoreaban cada movimiento del monstruo. No había vuelto en sí misma desde el episodio en el que casi le muerde. No era algo común... Normalmente el paciente volvía en sí varias veces antes de convertirse por completo en... Bueno, algo parecido a un zombie.
Se estaba debilitando. Hacía cuatro días que ni siquiera rugía ni dentelleaba al aire, pero tampoco respondía a su nombre cuando intentaba comunicarse con ella mediante los micrófonos de las cámaras.
Había probado varios ensayos químicos con las chinchillas con buen resultado, y tenía la esperanza de poder adminístreselos a su mujer, pero para ello, Malini debía sobrevivir. Y lo más importante, si no quería que siguiera debilitándose, debía alimentarla.
Teóricamente valdría con cualquier ser vivo. No era necesario que fuera humano, aunque sí crucial para la investigación. No era tan malo ¿Cierto? Es decir... Sacrificar una vida por intentar a salvar a la humanidad, era una buena obra ¿No es así?
Se convenció a sí mismo de que era lo que debía hacer.
Cuando convenció a aquel muchacho escuálido de que siguiera sus pasos, el corazón galopaba en su pecho dolorosamente. Se trataba de un paciente terminal, no podía seguir manteniéndolo con vida por mucho tiempo y sin embargo su insignificante vida terminaría por un bien común.
Abrió el portón y antes de meter la llave en la cerradura de las rejas la voz de su esposa congeló su mano en el aire.
-Estoy bien -dijo Malini con una sangrienta media sonrisa -sólo tengo hambre.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro