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7- El ángel de ojos ámbar

Palacio de Shirakawa, Japón.
Año 1868, Mediados de Diciembre.
Era Meiji.

Tan solo dos días habían pasado del juicio. Dos días en los que Liam era la viva imagen de la seriedad. Nadie podía verlo así, extrañaban a su alegre señor que siempre sonreía.

Pero Steve tenía todo fríamente calculado, como de costumbre.

En el salón del trono, con su suelo de tatami pulido, sus ventanales siempre abiertos y sus paredes de color rojo, estaba Liam sentado en su trono esperando a que Steve llegara y le diera el correspondiente anuncio. A su lado Harry bebía tranquilamente un té verde.

—Muy buenos días mi señor —saludó Steve con una reverencia. Se veía radiante con el kimono verde y su hakama marrón claro.

—Buenos días —saludó Liam escuetamente — ¿Qué tienes para mí el día de hoy?

—Una pequeña sorpresa, si me permite el atrevimiento —contestó sonriendo de oreja a oreja. Harry miraba atentamente sin comprender que pasaba.

—Adelante —dijo restándole importancia al asunto.

—En este momento está llegando al palacio un pequeño regalo de parte de la Okiya Oran —prosiguió el samurái —sé que será de su agrado.

—En este mismo instante me vas a decir que puede haber para mí que venga de una okiya —dijo el daimyo totalmente desconcertado.

—Un bello hokan —respondió el mayor con toda tranquilidad. Al oír aquello Harry escupió todo el té sobre la alfombra y Liam quedó totalmente sorprendido, como si le hubieran hablado en urdú (idioma hablado en Pakistán y en la India). 

Luego de observarlo detenidamente dijo mirándolo fijamente. 

—Perdiste el poco juicio que creí que tenias. Olvídalo—. Se levantó para salir del salón cuando llego un mensajero.

—Mi señor —. Se inclinó al saludarlo y habló con la mirada en el suelo —. Oran Niaru ha llegado a verlo.

—Hazlo pasar —se apresuró a contestar Steve acercándose a la puerta —Niaru, me da tanto gusto verte —saludó al bello hombre rubio. Su kimono amarillo pálido con flores
anaranjadas y el obi del mismo color, su cabello semi-recogido y su maquillaje liviano lo hacían parecer más joven de lo que era—. Te ves maravilloso el día de hoy.

—Gracias Hiroyuki-san —contestó con una sonrisa coqueta —muchas gracias por recibirnos mí querido señor —dijo arrodillándose en el suelo e inclinando al cabeza con elegancia y sumisión al igual que el joven que se encontraba detrás de él.

—Sé bienvenido Niaru —saludó el daimyo con tono neutro — ¿A qué debo el honor de tu visita?

—Mi buen señor, los hechos que hemos vivido este ultimo mes son increíblemente dolorosos —comenzó —mi visita a este palacio no tiene otro fin más que el de traer para vuestra merced un presente. Así como los agricultores y ganaderos ofrecen a la tierra que tanto les ha dado lo mejor del fruto de su trabajo, yo vengo aquí humildemente a traer lo mejor que poseo. Mi trabajo no es el más valorado tal vez, pero orgulloso llevo adelante mi okiya. Este joven que aquí vino conmigo lo he criado como si de mi hijo se tratase y ahora se lo confió mi señor. Prometo que el será una grata compañía para vuestra merced —finalizó señalando al joven tras de si. 

Su cabello negro estaba peinado en un rodete alto adornado con flores color lila que caían como la nieve. Su kimono de largas mangas color coral estampado de pequeñas flores blancas y obi color morado, acentuaba su virginal y dulce belleza. Su rostro estaba completamente de blanco, sus carnosos labios pintados de rojo y sus ojos delineados de fucsia y negro.

—Jovencito —lo llamó el gobernante luego de meditar un poco la situación en la que se encontraba. Por mas que quisiera no podía rechazar al muchacho—. Dime tu nombre — . El chico sin levantar la mirada se escondió detrás de Niall.

—Mi señor perdónelo. Está muy asustado —lo defendió el rubio pasando un brazo por su cintura para sacarlo de atrás suyo —su nombre es Marikku Sain.

—Sain —el daimyo lo llamó dulcemente y el menor abrió sus ojos. Estaban vidriosos por las lágrimas. Aun así se veían hermosos. Esos enormes ojos ámbar hipnotizaron al  gobernante que se quedó prendado de aquellos fanales enmarcados en frondosas pestañas negras. Se quedaron viéndose fijamente durante un momento que pareció eterno. 

— ¿Le agrada, mi señor? —preguntó Niall poniendo una mano sobre el hombro del menor.

—Si —contestó. Se quedo en silencio por unos minutos y continuó —le permitiré quedarse en el palacio si eso desea. Hiroyuki —llamó a Steve —que le asignen una habitación y le den lo que desee.

— En seguida mi señor —reverenció a Liam y llamó a dos criadas —. Lleven las cosas de Sain y guíenlo por los pasillos del palacio —les ordenó. 

Cuando estaban retirándose todos, Niall se volteó hacia el gobernante y lo llamó implorando:

—Solo una cosa deseo pedirle mi señor —dijo Niall —permítame visitarlo. Le prometo que anunciaré cada una de mis visitas. Comprenda que no puedo dejarlo ir.

—Por supuesto —dijo restándole importancia —Hiroyuki programara sus visitas.

—Gracias. Adiós mi pequeño Sain, tu madre jamás va a dejarte solo, confía en mí — dijo abrazando fuertemente al joven de cabello negro. Este tiritaba entre sus brazos. Al separarse las criadas se llevaron a Sain y Niall se retiró saludando a daimyo-san.

Quedaron en el salón solo Steve, Liam y Harry.

— ¿Qué acaba de pasar? —preguntó Harry luego de un largo rato de silencio.

—No tengo la menor idea —respondió Liam —Steve mas te vale, por el bien de tu maldita cabeza que sepas lo que estás haciendo —gruñó con tono amenazador.

—Por supuesto que lo sé Liam —dijo con confianza —nunca me equivoco.

—Cuando termine mi práctica de kendo (arte marcial japonés que utiliza espadas de madera llamadas boken) quiero hablar con él en el balcón que da a los jardines del oeste —. Hizo una pausa larga —. No quiero que lleve una gota de maquillaje sobre su rostro. Y que su cabello este suelto —ordenó —. Ese tocado extravagante que le hicieron no le hace justicia a su dulce rostro —susurró sin intenciones de ser escuchado y se retiró del salón con la mirada ensombrecida. 

Steve escuchó perfectamente lo que dijo. 

—Nunca dude de tu juicio pero, ¿Esto es lo correcto? —preguntó Harry sumamente desorientado. Llevaba puesto un kimono blanco y un hakama color púrpura.

—Lo dice que el que aceptó de buen modo hospedar a un asesino —contestó arrojando tanto veneno en su voz como le fue posible.

—De acuerdo, de acuerdo. No dije nada —finalizó, alzando los brazos en modo de derrota.

—Jamás dudes de tu maestro Harry —respondió Steve sonriendo.

ºººººººººººº

Sain fue llevado al segundo piso. No quería hablar, ni mirar a nadie. Fue conducido a una habitación grande, con un decorado sencillo: un futon con un kakebuton color celeste, una cómoda con espejo y un banco, un escritorio, y armario, una mampara color rojo con dragones dorados pintados y el gran ventanal con cortinas color durazno. Le  parecía preciosa pero no deseaba estar allí. 

Deseaba volver a su pequeña habitación junto a sus hermanos y a su madre. Niall le había prometido que no estaría solo, que no lo dañarían pero ¿Cómo soportaría todo aquello? Ese hombre, el daimyo era imponente y hermoso. Su cabello era perfecto, sus ojos eran profundas cuencas que traían paz a quien lo mirara. Se abrazó a sí mismo
cuando fue dejado solo. La idea de que ese hombre tomara su mizuage (virginidad) le producía temor. 

Unos suaves golpes en la puerta de su habitación llamaron su atención. 

—Adelante —dijo. Vio como el samurái que trató con tanta familiaridad a oka-san entraba. 

—Que bella es tu voz. Niall realmente cumple con su palabra —dijo Steve mirándolo pacíficamente —Mi nombre es Aoki Hiroyuki, pero puedes llamarme Steve, todo el
mundo me llama Steve. 

—De acuerdo, Steve-san —respondió en voz baja mirando al suelo con timidez. El samurái se acerco para poder observar mejor al chico frente a él. 

—No tengas miedo, todos vamos a cuidar de ti. Tampoco le tengas miedo a daimyo- sama, él te apreciará. Es un hombre bueno. Por casualidad, ¿hay alguna cosa que desees? ¿Kimonos, instrumentos, maquillaje? 

—No señor, tengo todo lo necesario —pensó por un momento lo que iba a decir —. Si no es mucha molestia, ¿se me permitiría pintar? —preguntó tímidamente tratando de evitar la mirada del mayor. 

—Claro que si —contestó Steve contento —en este mismo instante mandaré a que te consigan pinturas y lienzos. Se me olvidaba, mi señor desea verte en el balcón del jardín oeste. Un criado pasara a buscarte. Debes quitarte todo el maquillaje y soltarte el cabello —finalizó y se retiró de la habitación. 

« ¿Debo mostrarle mi rostro?», pensó antes de caer de rodillas al suelo ahogando el llanto entre sus manos. Para él, todo estaba perdido.

ºººººººººººº

Los árboles nevados parecían pintados en el paisaje. El cielo nublado no quería dejar de
mostrar su frió rostro sobre Shirakawa. Esa visión mantenía a Liam concentrado. Su kimono blanco como la nieve y su hakama negro resaltaban su porte enarbolado de gran señor. 

—Mi señor —lo llamó el criado desde la puerta —el joven Sain ha venido a verle — dijo retirándose y dejando solo al joven. Liam se quedó sin aire al verlo. 

Su piel morena resaltaba maravillosamente en contraste con el color de su kimono, su cabello negro caía como una cascada de profundo ébano brillante. Era la mismísima visión de todo lo que nunca encontraría en un vulgar hokan. Parecía irreal. 

—Acércate —ordenó el daimyo. El joven se acercó y se paró a su lado con los ojos cerrados —. Por favor mírame, ¿te gustó tu habitación? —preguntó. 

En ese momento el menor estalló en llanto cayendo de rodillas al suelo y Liam corrió a su lado a levantarlo para sentarlo en un pequeño banco que se encontraba cerca pero el chico huyó de él abrazando sus rodillas mientras tiritaba —. Por favor no llores ¿Qué sucede? ¿Te han maltratado? —preguntó desesperado. 

—No mi señor —respondió con dificultad a causa del llanto —tengo muchísimo miedo. Desde que era un niño que vivo en la okiya y me duele alejarme de quienes fueron mi familia —. Volvió a llorar cubriéndose el rostro. Liam no sabía qué hacer. 

— ¿Te vendieron a la okiya? —preguntó intrigado y se sentó. Saín lo imitó. 

—Sí. A los seis años —contestó un poco más tranquilo —mis padres eran de Pakistán. Por eso mi color de piel. Mi madre cayó muy enferma y debieron venderme para comprar medicinas. Murió a las pocas semanas y mi padre se quitó la vida al mes. 

Primero fui comprado por unos grasosos y pestilentes hombres que me revendieron a la okiya Oran. Allí Niaru oka-san me prometió que me cuidaría como a su hijo. Comencé a usar kimonos femeninos y desde entonces fui criado para ser un hokan. Me enseñó sobre la cultura de este país y sobre Europa. Me enseñó ingles, a pintar, a tocar instrumentos, a maquillarme y a obedecer sin protestar. Siempre junto a mis hermanas —relató con melancolía en su voz. 

— ¿Cuál es tu verdadero nombre? El que tu verdadera madre te dio al nacer —preguntó el daimyo. 

—Zayn Malik. 

—Me gusta tu nombre ¿Me permitirías llamarte así? —preguntó tímidamente el mayor. Zayn levanto la mirada encontrándose con la mirada dulce y sincera de Liam. Se sintió más relajado. 

—Si eso desea mi señor, siéntase libre de llamarme así —dijo con una pequeña sonrisa mientras ponía un mechón de su cabello detrás de su oreja. Liam creyó en ese momento que le daría un ataque por la ternura que le producía tal visión. 

—Escúchame Zayn. Ambos sabemos para que fuiste traído aquí —. Al menor se le fue el color del rostro —. No voy a tocarte ni a obligarte a nada. Te han traído a mí como si fueras un regalo. Como tal no pude rechazarte, no lo hice ni lo haré. Puedes vivir aquí en mi palacio, puedes hacer lo que desees. No es necesario que lleves maquillaje ni que cumplas pesados protocolos. Si deseas cumplirlos estás en tu derecho. Si quieres podemos reunirnos a conversar aquí o adentro del palacio. Tendremos una relación basada en la cordialidad ¿te parece? —preguntó sonriendo al más joven. 

—Me encantaría, mi señor —respondió Zayn mirándolo con una sonrisa sincera en el rostro. 

—Puedes llamarme Liam cuando estemos solos, pequeño Zayn. 

Siguieron sentados en aquel banco observando el nevado paisaje, los árboles con sus ramas congeladas y el pasto cubierto del blanco almidonado de la nieve. Ojalá las cosas fueran tan sencillas y tranquilas en la casa del samurái Harry.-

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W

iiiiiiiii  llegamos al capitulo 7 de Shirakawa👏👏👏 (Las ilustraciones de los kimonos pertenecen a Haruyo Morita)

Es a partir de este capítulo donde las vidas de todos comenzaran a entrelazarse y a vincularse. 

Ellos dos en particular van a tener una relación rara donde se va a ver quienes son en realidad así que no se asusten.

Y quisiera aclarar algo: esto de andar comprando y regalando gente es algo que desapruebo. A pesar de eso es un elemento importante a lo largo de la historia así que voy a enfatizar en el hecho de que se mostrara la visión artística y estilística. Por supuesto que tampoco apruebo la pederastia ni el estupro.

Soooooo....

En el siguiente cap veremos como es la vida de Harry junto al ninja Rouisu muajajajaja...

Gracias por leer. Nos leemos la semana que viene 😘😘😘

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