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18- Presagio de lo que vendrá

Casa de Harry, Shirakawa.
Principios de Febrero, año 1869.
Era Meiji.

Una fecha como cualquier otra, una simple fecha. Un simple día en el calendario sin mayor importancia. Había llegado ya el día 1 de febrero como si de nada se tratara.
El ninja de tan solo 20 años, vestido (mal vestido mejor dicho) con un kimono negro, bajaba las escaleras con una bandeja en las manos. Su cabello despeinado y mal cortado y su barba le daban un aspecto desalineado y sucio, como el de un ronin vagabundo y sin hogar. Claro que todo esto no podía importarle menos, era un prisionero y nada más que eso ¿verdad?

En fin, llegando hasta la cocina se encontró con el pequeño Yuki, quien corría y corría entre tiernas risas, con un kimono color naranja brillante y un pequeño hakama negro. Se notaba de lejos que la ropa era nueva y muy fina.

— Louis-san— lo llamó mientras se aferraba a sus piernas y lo miraba con los ojitos brillosos— Buenos días.

— Buenos días neko-chan— llamarlo de aquel modo se había convertido en una costumbre para el joven— ¿Qué haces tan contento?

— ¿Me ayudarías a pintar un jarrón para el tío Harry?—preguntó al mayor. Louis solo se limitó a sonreírle mientras se separaba del más pequeño.

— Claro que si, solo espera un minuto que deje la bandeja en algún lado ¿Qué decoración quieres hacerle?

— Camelias de colores, muchas, muchas camelias. Son coloridas y brillantes y llenas de pétalos—Yuki correteaba por la cocina moviendo sus manitas soñadoras de aquí para allá—. Me gustan las cosas hermosas al igual que a mi tío.

— Se verá muy hermoso seguramente—comentó el ninja algo contrariado ¿porqué Yuki hará tanto énfasis en el obsequio?

<<¿Será una ocasión especial acaso?>> ,pensó.

— Si, ¿crees que le vaya a gustar? Mamá esta preparando algunas cosas para él y temo que no sea suficiente—. El rostro del niño se ensombreció.

— Pero ¿Qué cosas dices? A Harry seguro le gustará el jarrón.....—. En ese momento todo cobró forma en la mente de nuestro querido y despistado Louis.

<<¿Preparar? ¿Obsequio? ¿Harry? ¿Qué demonios esta sucediendo aquí?>> . Todos sus pensamientos se arremolinaron repentinamente dejándolo desconcertado ¿Qué estaba pasando? Y principalmente ¿porqué él no sabía nada? Para ese entonces se encontraba apoyado sobre la mesa mirando hacia la nada.

— Louis-san ¿se encuentra bien?—preguntó el menor que lo miraba de arriba abajo.

— Dime una cosa y sé sincero conmigo ¿Qué es lo que esta pasando y porqué tanta alharaca con el regalo de Harry? Siempre estas pintándole cosas ¿no?

— Es que tiene si o si que ser especial. Es el cumpleaños de mi tío y no quiero quedarme atrás. Todos los años le dan enormes regalos y.....—Louis interrumpió bruscamente al más joven.

— Espera un minuto ¿Es el cumpleaños de Harry?—preguntó sumamente desconcertado ¿porqué no le avisaron?

— Si si—respondió el niño—creí que mamá no querría decirte por esa cosa de que te van a hacer un juicio y....

— Y nada Yuki. Debieron haberme avisado. Esto es una falta de respeto, es injusto ¿Cómo voy a quedar yo ahora? Es culpa de tu madre que me detesta y quiere que quede mal ante todos—. El ninja no podía dejar de despotricar por esto y aquello, caminando de un lado al otro como tigre enjaulado.

— Pero tío Louis—. El mayor se dió la vuelta al oír como el menor lo había llamado—. Mamá no se lo dijo pero seguro que iba a hacerlo y.... 

La reciente angustia de Yuki fue reemplazada con una pícara sonrisa y una pregunta indiscreta—Quieres mucho a mi tío ¿verdad?—preguntó haciendo que Louis se sonroje y se voltee para evitar mirarlo.

—No digas esas cosas. Es solo que, por cortesía, deberían habérmelo hecho saber—respondió disimulando lo abochornado que estaba, sin éxito obviamente.

—No por ser pequeño soy tan inocente—. Ese niño se estaba volviendo una pequeña amenaza ¿Qué les pasa a los niños en estos días? —. Louis-san debe ser mas sincero consigo mismo más que con los demás....— . Su intento de sermón fue cortado por la presencia de su madre que se movía a toda velocidad por la cocina.

— Yuki ¿Qué haces? Ve por tu padre y dile que necesito que el jardinero me traiga las hierbas aromáticas para adobar el pescado del almuerzo. Y por amor a todos los dioses Louis arréglate pareces un harapo viejo maldita sea—dijo Gemma. Aún llevaba la yukata gris que usaba cuando hacia las tareas del hogar y su rubio cabello siempre lo llevaba recogido.

—Eres tan dulce Gemma-san, toda una ternura pero eso ya lo sabías ¿verdad?—preguntó, haciendo gala de todo su cinismo. Ya había dejado la bandeja en algún lado y seguía con el niño frente a él, mirándolo como si quisiera ayuda para hacer una travesura. 

— Y otra cosa ¿Por qué nadie me dijo que era hoy en cumpleaños de Harry?—preguntó sumamente indignado.

—Tuve demasiadas cosas que hacer esta semana, mucho que organizar, demasiados pedidos del palacio y....

—No me interesan tus quehaceres. Nada va a cambiar el hecho de que no me dijeron que hoy era su cumpleaños—. Louis miraba seriamente a Gemma, quien estaba llevando un cuenco con verduras recién cortadas hasta el fuego para cocinarlas.

— A mi no me vengas a exigir nada mocoso—espetó sin mirarlo—además sólo eres un prisionero.

—Prisionero o no, tengo derecho a saber—le contestó de mala gana el menor quien la siguió, junto con Yuki, hasta el hogar donde estaban asando las verduras y el pescado del almuerzo.

—Ya te dije que a mi no me exijas nada ¿Qué mosco te picó hoy carajo?—. De la nada se dió vuelta y lo encaró. —Un momento ¿Por qué te importa tanto el cumpleaños de mi hermano? Sólo eres el maldito prisionero malo que, supuestamente, no se interesa por nada más que sobrevivir un día más. Y que tiene un muy mal genio.

—Eh.... estem.....—tartamudeaba sin saber que responderle. El pequeño y su madre lo miraban fijamente—. So... solo por cortesía deberían habérmelo dicho. Yo también vivo en esta casa para bien o para mal y cosas como esta deben contármelas así no quede como un reverendo imbecil.

—Claro Louis, y yo soy una dama francesa— dijo acercándose a él. Puso una mano en el hombro del más joven—. Hazme un favor y de paso háztelo a ti mismo, aféitate, báñate, péinate y en tu habitación hay un kimono limpio, cámbiate. Sé que a mi hermano le gustará verte arreglado, por lo menos hoy. Después puedes volver a ser un esclavo sucio y sin gracia, que ya eres, y unas ropitas limpias no harán que dejes de serlo...— este comentario que debió pasar de ser percibido fue perfectamente oído por el ninja—. Hazlo, te veras y olerás mejor—dijo riendo. Tomó la mano de Yuki y salió de la cocina dejando a un Louis con una mezcla de emociones y una pequeña navaja sobre la mesa.

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— Unas ropas limpias no harán que dejes de ser un sucio, patrañas. Mujer molesta y bocona— Louis se sentía profundamente ofendido por toda la situación. Él podía ser un simple prisionero como Gemma decía, pero ¿su orgullo acaso no valía nada para nadie?

Cada día que pasaba se sentía más cómodo en aquel lugar. Sin pelea, sin dolor, sin frió, sólo las risas de Yuki, sus conversaciones y discusiones con Gemma y las sonrisas dulces de Harry......

—Harry...—como un suspiro traicionero, su nombre abandonó la boca del joven de ojos azules. Apretó la empuñadura de la navaja contra su pecho, sintiendo el helado metal acariciar su piel provocándole escalofríos—¿Porqué? ¿Porqué su nombre...—. Esa duda quedó en el aire al darse cuenta de donde estaba. Había llegado a la puerta de su habitación en la planta alta, al fondo del pasillo, con las celosías grises y los marcos color negro.

Con una delicadeza que no creía poseer corrió la puerta y entro. Tal como le habían dicho, sobre la mesita se encontraba una bellísima caja donde seguramente estaría el kimono prometido, un cuenco de agua, toallas, perfumes, jabones y un espejo enmarcado en plata fina.

Dejó la navaja al costado del cuenco, tomó el espejo y vio lo que allí se reflejaba: un hombre con la piel amarillenta, con migajas pegadas a las comisuras de sus labios y en su barba sucia, lagañas verdosas en sus ojos y pestañas, pelo raído y opaco. Desvió la mirada a sus manos que estaban igual de sucias, sus muñecas llenas de cicatrices.

—¿Siempre me veo así?—. No quería la respuesta. No la quería porque ya la sabía. Siempre se veía así, vivía así. Realmente sólo era un marrano al que le permitían vivir en aquella casa tan elegante, con sus habitantes de rasgos hermosos y pieles perfumadas, cabellos brillosos y buen aliento. Gente pura y amada por la sociedad.

Él, la nota discordante, el ser odiado, el ser que odia y hace el mal. 

A pesar de todo Harry siempre lo cuida y busca su bien. Lo defiende, cura sus heridas, lo hace reír, le habla.

—Él siempre esta allí— se dijo aquello mientras miraba su reflejo de nueva cuenta— muy bien. Los invitados a los cumpleaños siempre se asean antes de ir ¿no? 

Tomó uno de los jabones y lo mojó en el agua. Con él se lavó el rostro y las manos, con la navaja se afeitó al ras, sin dejar ni un solo vello a la vista. Recortó un poco su cabello luego de lavarlo. Abrió un poco el kimono que traía puesto y lavó cuidadosamente su pecho y brazos con ayuda de una de las toallas y el jabón de esencia de jazmín. De la misma forma lavó el resto de su cuerpo, sin obviar ningún rincón. 

Estando ya limpio terminó de quitarse el kimono sucio y lo arrojó en algún lado de la habitación junto con el fundoshi. Tomó la caja y la abrió cuidadosamente, agarró el kimono de colores brillantes y acercó la tela a su nariz para aspirar el aroma a flores silvestres. La única ventana de la habitación estaba abierta, la luz del sol lo iluminaba todo. Las paredes, el suelo, el mobiliario, todo se volvió mas cálido.

Se puso el fundoshi de algodón blanco como las cumbres nevadas, a este le siguió el jinbei del mismo color, suave y cálido. Al tomar el kimono entre sus manos comenzó a dudar, <<¿Le gustara de esta forma? ¿No creerá que me veo demasiado afeminado? ¿Es apropiado para la ocasión? ¿Qué es lo que me pone tan nervioso?>> . Sacudió la cabeza. Continuó vistiéndose con tranquilidad. Aún había tiempo hasta que el festejado se despierte.

Tomó uno de los perfumes y, con cuidado, mojó la punta de un pañuelo y lo usó para mojarse la piel del cuello, los brazos y su cabello. 

Ya volverían a llamarlo sucio y maloliente.

ºººººººººººº

Harry pudo darse el lujo de levantarse tarde ese día. Como era su cumpleaños, daimyo-sama le permitió quedarse a celebrar en su hogar junto a su familia, no sin antes felicitarlo y darle un merecido saludo y un obsequio como era debido: una bellísima katana cromada con empuñadura de cuero negro azabache.

No veía las horas de mostrársela a Louis. Entre sus tantas conversaciones había descubierto, no sabía si para su mala o buena suerte, que él tenía un basto conocimiento en armas de todo tipo y de todas las culturas, por ende sería capaz de apreciar la belleza de tan vernácula y magnifica katana. Decidió sentarse en el sillón a esperar que el ninja baje a desayunar con él.

Con el tiempo, aunque haya sido poco, el trato con el ninja se había vuelto agradable y llevadero. Sin peleas ni discusiones, a veces pasaban las tardes frías y nevadas arropados uno a la par del otro en el sillón hablando o leyendo, con una humeante taza en té en sus manos....

—Danna-sama, Hiroyuki-sensei ha venido a verle—. El anuncio del criado hizo que volviera a la tierra.

—Hazle pasar—. Acomodó su kimono color rojo, a juego con su hakama blanco, y se dirigió al recibidor.

—Harry, mi buen discípulo. Espero que todo en esta vida sean dichas para ti y tu familia— lo saludó el mayor abrazándolo fuertemente. Al separarse le dio un beso en la frente.

—Gracias sensei, no hacías eso desde que era un niño.

—Siempre te comportas como un niño así que ¿porque no hacerlo?— dijo entre risas— te he traído un obsequio. Un cuadro de nuestra hermosa Shirakawa, en reemplazo del que fue destruido en el ataque a tu casa—. El cuadro era una autentica obra de arte: representaba el palacio de Shirakawa en primavera, con las sakuras en flor.

—Mil gracias es bellísimo—. Colgó el cuadro en el espacio vació donde el anterior se encontraba. Se acercó de nueva cuenta a su maestro para conversar. Ya que estaba allí hablaría con él—. ¿Cómo están las cosas en el palacio?

—No te preocupes por eso, cuando vuelvas te pondré al tanto y....—. Se quedó mirando hacia la entrada del salón. Harry también volteo para ver que se trataba y se encontró con Louis, quien llevaba una bandeja en sus manos, o lo que parecía ser él. 

Su cabello se veía limpio y brilloso peinado hacia atrás, su rostro no tenía ni una sola mancha o rastro de barba, dándole una presencia más femenina e infantil. Llevaba un kimono rojo con el faldón blanco, con flores color durazno estampadas en él, y el obi era de color azul con un fino cinto color rojo puesto encima, con una florcilla anaranjada en el centro. Por poco y el samurái no se desmaya en ese mismo instante. 

—Vaya Harry, me sorprendes. Sabía que tenías buen gusto, pero tener un hokan tan exquisito y no habérmelo contado es realmente comprensible—ese comentario sacó al samurai joven de su embelesamiento, dándose cuenta de la peligrosa situación.

—Espere ¿Qué?...... Sensei yo no....

—No te preocupes. Yo tampoco querría compartir tal belleza de muchacho—. Ahora definitivamente se desmayaría. 

Louis sólo los miraba desconcertado, sin decir nada. Pero Harry no era tonto, sabía que en el fondo esos fríos ojos azules estaban maquinando las más perversas atrocidades contra él y contra Steve. En su rostro podía verse como de la sorpresa lentamente pasaba a un odio mortal y unas ansias de sangre que solo desencadenarían un verdadero desastre.

—Se... sensei... él no es....

—No tienes que ocultarme nada. Yo puedo comprenderlo perfectamente. Muchacho ¿Cuál es tu nombre? Estoy seguro de que será tan bello como tu presencia—. Steve no dejaba de coquetear con el ninja sin saber quien era realmente. La mirada del más joven se llenó de rabia y decisión, disimuladas en la expresión neutra que mostraba. De la nada su mirada cambio y adornó su rostro con una sonrisa socarrona y burlona.

—¿Realmente no me reconoces samurái de cuarta?— preguntó el menor mirándolo con asco. El rostro del hombre de cabello negro se desfiguró completamente. No comprendía como tan deliciosa criatura podía tener semejantes malos modales delante de su amo. Harry sólo rezaba para que no se maten mutuamente.

—¡En este mismísimo instante me explicas por que me llama de ese modo!—gritó mirando enfurecido a Harry.

—Te llamo de ese modo por que yo no soy hokan de nadie. Que me vista así es solo idea de Harry—. El ninja ya había dejado la bandeja en la mesa frente a él—. Y otra cosa. Fíjate bien a quien le coqueteas, porque no seré el hokan de Harry pero el hecho de que lo hayas creído y de que, en tal caso, me hayas coqueteado tan descaradamente siendo él tu alumno demuestra que no vales ni lo que llevas puesto, roñoso mechudo sin gracia—. Aquellas palabras colmaron la paciencia de Steve.

—¡No voy a permitir que se me trate de traidor y menos si se trata de una basura como vos!

—Mira que eres hipócrita, hasta hace dos minutos mi belleza era exquisita e irresistible.

—Harry contrólalo inmediatamente— ordenó enfurecido Steve ante el mutismo del joven de mirada verdosa.

—Vamos, corrígeme si es lo que quieres hacer—dijo Louis acercándose al mayor con una sonrisa venenosa—golpéame si es que eso te gusta "sensei". Aunque ni para eso debes servir ¿por lo menos puedes tener una buena erección o ni eso puedes? Anciano patético y pederasta.
 
—¡Sucia rata rastrera y miserable! ¡Ya quisieras que un hombre como yo te domara!

—¡Suficiente los dos!—gritó Harry cuando pudo recuperar el aliento. Sentía que el alma se le había ido del cuerpo. Y también sentía dolor. Jamás creyó escuchar a su maestro hablar de ese modo tan vulgar y descarado, le daba asco de solo recordarlo. No había forma en la que permitiera que él tocara a Louis nunca—.  Sensei por favor, puedo explicarlo. Louis por favor no te enojes con mi maestro—pidió, tratando de mantener la compostura.

—Sólo por que es tu cumpleaños te la dejaré pasar. Hablaremos después. Me retiro—Steve acomodó su kimono color caoba pero se detuvo—. Y mi esposa también te envía saludos—. Finalmente se fue dando un fuerte portazo.

Harry, muerto del miedo, volteó a ver a Louis. Su mirada furibunda lo decía todo. 

—Desayunarás solo Harry— dijo Louis saliendo del salón. Después de semejante humillación no quería volver a verlo. Ese maldito viejo verde se las pagaría caro.

Los infortunados Kaoru y Gemma, que vieron la escena escondidos detrás de unos jarrones, salieron corriendo sin decir ni una sola  palabra.

Harry se quedo solo y triste en la sala, pensando que Steve tiene mucha razón. La belleza de Louis es inigualable, y que este último nunca lo querría volver a ver.

ºººººººººººº

El almuerzo que compartieron los habitantes de la casa podía definirse de muchas maneras, pero a mi parecer "incomoda" es la mejor forma de caracterizarlo.

Saludaron  al joven samurai de ojos verdes, le entregaron regalos y se sentaron a disfrutar de la comida.

Disfrutar entre comillas porque Harry se sentía intimidado por la gélida mirada azulina y fúrica de Louis. Mientras que Kaoru y Gemma hacían fuerza para no reírse a carcajadas de lo acontecido hacía menos de dos horas atrás. Solo Yuki se mantenía tranquilo, sin entender que sucedía.

—Har... Harry, ¿podrias pa... sarme el arroz?—pidió su cuñado, tratando de que la risa no se escapara de sus labios.

—Aquí ... tienes— Harry se encontraba en las mismas condiciones. La única que parecía no querer disimular era Gemma.

Llegaron a la situación donde el silencio no daba para más, entonces Louis decidió hablar.

—Ya Gemma, sólo ríete y acaba con el poco orgullo que aún me queda— ordenó Louis resignado. Ella, ni lenta ni perezosa, comenzó a reírse a los gritos junto con su esposo. Sólo Harry no se atrevió a reír por la mirada que el ninja le dedicaba.

—Oto-sama ¿de que se ríe mamá?—preguntó el niño a su padre.

—Hace un rato Steve-sensei confundió a Rouisu con un hokan y no se por qué a tu madre eso le parece gracioso—. Aquello la hizo reír aún más.

—Suficiente Gemma, ya basta—pidió Harry, quien sentía aún más el calor del odio del ninja sobre si.

—Per...donen es que... es demasiado gracioso—no podía hablar de tanto que se reía. Sentía en el fondo que aquello era una pequeña venganza del destino a su favor.

—No es para tanto—. El samurái trataba de estarle importancia a lo sucedido, aunque en realidad no la tuviera. Solo quería que su indiscreta hermana dejara de reírse.

—Cuñado acéptalo, si Louis no se hubiera puesto ese kimono y si no se hubiera arreglado tanto tu maestro no lo habría confundido con un hokan. Además, sin ofender a nadie, si se ve atractivo, exactamente como un hokan mimado criado en una pomposa okiya. Y Louis como si fuera poco te la pasas al lado de Harry todo el santo día como si fuera tu danna ¿y quieres que no te confundan?—. Kaoru definitivamente se había pasado de la raya, provocando que Gemma se ahogara de tanto reír y que Harry se sonrojara a más no poder.

—¿Qué hace un hokan y porque Louis no puede serlo?—. Esa pequeña e inocente pregunta hizo que todos se rieran, incluso Louis.

—Por que soy un ninja, me entrenaron como a un guerrero de la sombra. No puedo ser bonito como los hokanes—explicó el de ojos azules.

—Pero eres bonito y tío Harry también lo cree y aún no me dijeron que es lo que hace un hokan.

—Bueno....un hokan es... una persona que es contratada para querer a otra, además que sabe tocar instrumentos, pintar, cantar, bailar y actuar—. Esa fue la explicación más tonta que el samurái dio en su vida. Tonta pero convincente para un niño curioso.

—Madre, madre ¿puedo ser un hokan?—preguntó el niño a su madre, quien había dejado de reírse.

—¿Quién quiere postre?—preguntó la mujer de rubios cabellos interrumpiendo a su hijo. Todos asintieron y la celebración sencilla que habían organizado siguió con tranquilidad, y con ambos jóvenes muy abochornados.

ºººººººººººº

Ese almuerzo fue mortífero para el samurái. Le provocaba un terrible dolor que el ninja se haya enojado con él.

Caminando por los jardines, el joven de ojos verdes meditaba sobre lo sucedido a lo largo de la mañana y no pudo evitar sonreír. La escena si había sido graciosa: las risas de todos, la carita sonrojada de bronca de Louis y para rematar las preguntas de Yuki.... Ese niño.

Yuki tenía razón. Harry si sentía algo por Louis. 

Sentía como se aceleraba su corazón al verlo con esos kimonos tan coloridos, como le gustaba oírle hablar y reír. Se sentía tan pleno cuando lo veía reír y jugar con su sobrino como si de su hijo se tratase, y le gustaba imaginar como serian los hijos de Louis si es que los tuviera.

Que grata sería la vida si tan solo pudiera verlo ser feliz y disfrutar de la vida sin sentir tanto odio y rencor. Que tan hermoso sería verlo....lejos de todo aquello que pueda dañarlo. De la guerra, de la soledad, del frío.

Pero las cigarras que salen de sus crisálidas en invierno no siempre sobreviven....

Aquello lo despertó se su trance. Harry, sin darse cuenta, había llegado al jardín. Entre sus manos sostenía una florecilla celeste, sin saber como fue que ella llego a sus manos. 

<<Sus ojos, este color se asemeja a ellos >>pensaba mirándola con ternura. 

Como si el destino lo hubiera ordenado levantó la mirada encontrando al ninja en la galería. 

Estaba sentado sobre sus rodillas (de una forma muy femenina por cierto). Parecía muy concentrado en lo que hacía y Harry solo se dedicó a mirarlo trabajar pero.... ¿que hacía Louis con aquella navaja que sostenía en sus manos? ¿y esas hojas para que las tiene? No estará pensando en...

—¡No! No por favor— gritó acercándose a él. En el trayecto se golpeó con una maceta y cayó rodando como un tonel a los pies de Louis quien, sentado en el suelo, estaba cortando un papel de arroz con la navaja que ahora estaba en manos de Harry—. ¿Qué estabas haciendo? ¿Quién te dio la navaja?

—Solo estaba cortando un papel. La navaja me la prestó Gemma en la mañana ¿con que crees que me afeité?

—Ah... claro. Lo lamento, yo creí que...

— ¿Qué estaba cortando el papel para escribir un zeppitzu? (poema de despedida que se escribía al momento de cometer suicidio) Harry, si aún no me he suicidado es solo porque no deseo hacerlo—. Esa respuesta puso en evidencia al samurái.

—Claro... ¿para qué el papel?

—Nada importante, ¿me buscabas acaso?— preguntó, dejando todo lo que tenía en sus manos para  ponerse de pie y mirar fijamente al samurái. En sus ojos ya no se reflejaba rencores ni enojos, solo inseguridad, nervios y ansiedad.

—Si.... quería disculparme por lo que mi tonto maestro dijo y... por lo de la comida también... Mi familia es un desastre.

—Tranquilo no pasa nada. Todo esta bien—contestó Louis un poco mas relajado.

—Ah... ok—. El samurái no sabía que más decir. Miraba al suelo, no quería que su compañero lo viera sonrojado.

—Harry.

—Louis—. Ambos hablaron al mismo tiempo. Terminaron mirándose abochornados.

—Habla primero—pidió Louis.

—Emm.... yo...—. En ese momento se le había corrido una idea descabellada—. ¿Quieres venir conmigo de paseo?—. Todo esto lo dijo atropellando las palabras haciendo que sonara como una sola.

—Vas a tener problemas si me sacas de esta casa. Me reconocerán.

—Sé que hacer— dijo llevándose al ninja adentro de la casa. Buscó en su habitación un takuhatsugasa (sombrero japonés usado por los monjes budistas) que le había regalado un monje del templo y se lo dio a Louis. Luego buscó los grilletes y se los colocó en las muñecas.

Como el sombrero le cubría los ojos, lo guió hasta la caballeriza y, tomando el caballo de largas crines negras, lo subió delante de él y lo llevó cabalgando por el sendero detrás de la mansión.

Por lo menos una hora cabalgaron hasta llegar a un claro en el bosque. Ya era el atardecer, así que el anaranjado del cielo se reflejaba en el agua del pequeño lago que ante ellos se mostraba. La mayoría de los árboles aún no recuperaban sus hojas porque seguía el invierno, pero el paisaje en verdad seguía siendo sublime.

—¿Qué hacemos aquí?— preguntó el ninja al ser bajado del caballo. Harry, quien llevaba su cabello suelto, le quitó los grilletes y el sombrero.

—Este lugar es especial para mi, por eso quería traerte.

—¿Qué lo hace tan preciado para alguien que puede tenerlo todo y aún más?

—Aquí me traía mi madre cuando era niño. Es mucho más hermoso en la primavera. Por su silencio y su secreto, aquí nada nos perturbara—comentó el samurái ya sentado en el suelo, a la orilla del lago.

—Realmente es precioso—. Louis se sentó a su lado. Ambos contemplaron el atardecer en silencio, disfrutando de la grata compañía del otro. De la nada y en medio del silencio, Harry habló sorprendiendo al menor.

—Me molestó mucho que Steve te hable de ese modo, pero ¿Qué podía hacer? Es como un padre para mí, debo respetarlo. Lamento si te sentiste atacado por él—. El ninja miró fijamente al otro joven y habló desviando su mirada al horizonte.

—Te comprendo. Fue un momento bastante incomodo ¿es así con todos los hokanes? Creo que si su rubiecita se entera lo va a matar—. Ambos rieron ante ese comentario. Luego de un pequeño o Louis bajo la mirada, sonrojado de solo pensar lo que estaba a punto de preguntar.

—¿En verdad me veo tan atractivo?—. Comenzó a jugar con sus manos, demostrando lo nervioso que estaba—. Digo... nunca me había interesado por el tema, tenía otras cosas en que pensar. Pero es tan distinto cuando Yuki lo dice y a como me lo dijo el lengua larga de tu maestro—. Cuando por fin levantó el rostro se encontró con la mirada enternecida que Harry le dedicaba.

—Yo si creo que lo eres. Deberías valorarte más. Así como valoras tu vida debes valorar todo lo que posees, como tu inteligencia y astucia, y tu honestidad—. Sonrió al decir todo aquello con el objetivo de darle mas seguridad a su compañero.

Louis lo miró sonriendo. Pocas veces en su vida habían alabado sus cualidades, más allá de las que tuvieran que ver con la muerte y el dolor. Decidió que ese era el momento adecuado.

Gracias, por todo Harry—. Del costado del obi saco un pequeño paquete— Feliz cumpleaños.

—¿Me estas dando un regalo?— preguntó totalmente desconcertado pero feliz a la misma vez. Se sentía pleno y asustado, no quería estar en otro lugar que no fuera allí junto a él.

—Si... no es mucho pero es lo que puedo ofrecerte. Salvaste mi vida y aún luchas por hacerlo a pesar de que yo solo te di sufrimiento y molestias. Eres honesto, honorable, desinteresado y gracioso a veces. Lo menos que puedo hacer es darte este obsequio— respondió mirándolo a los ojos con una sonrisa tímida cargada de sentimientos.

—Gracias—dijo y abrió el pequeño sobre. Se trataba de una peineta dorada con tres flores blancas adornándola. Era preciosa. Harry la miró sin entender del todo, por lo que Louis decidió explicar de que se trataba.

—Era de mi madre biológica. Estaba en la caja con monedas que me dio. La llevaba conmigo a todas partes para poder recordarla. Un día que te fuiste al palacio hurgué entre mis cosas hasta encontrarla y, cuando me entere de tu cumpleaños, pensé que seria bueno dártela—explicó el joven de ojos azules algo abochornado, con un tierno sonrojo en sus mejillas.

—Es el mejor obsequio que me han dado en toda mi vida— dijo secando una lágrima que se escapó de su ojo. Sin pensarlo dos veces se hizo un rodete y lo sujeto con la peineta.

—Nunca creí que la usarías—comentó riendo nervioso—¿Cómo aprendiste a peinarte así?

—Siempre admiré a mi madre y a mi hermana, la forma en que ellas se peinaban y vestían. Tal vez fue por eso que quise que te vistieras como ellas, para no poder sentir rencor contra ti, para poder ver lo que yo sabía que estaba ahí—confesó Harry, sonrojado y sin poder levantar la mirada.

—¿Qué cosa?— preguntó ansioso el ninja.

Tu corazón—respondió mirándolo a los ojos.

—¿Por eso haces que me vista así? ¿Para no poder odiarme?—. Aquellas palabras habían logrado que su corazón se ablandase del todo. En este mundo había alguien que, tal vez, en lo mas profundo, lo quería.

—Si. Tal vez te sentiste humillado pero esa es la verdad. Quería poder ver mas allá de lo que eres o lo que creíamos que eras. Y logré de paso convertirte en un sentimental—comentó riendo.

—No es verdad—. Louis también reía—. Vos sos el sentimental—dijo dándole un pequeño golpe en el hombro.

—Los dos somos sentimentales.

Siguieron riendo y empujándose, hasta que Harry quedó encima de Louis, ambos en el suelo.

Dejaron de reír y se miraron. Se miraron fijamente a los ojos como si por primera vez lo hicieran. Como si no fueran ellos, ni vivieran en aquel lugar o en aquella época. Sus ojos lo decían todo sin decir nada. Las palabras se volvieron vacías y sin sentido. El mundo se detuvo cuando Harry comenzó a acercar su rostro al de Louis.

<<¿Que estoy haciendo? ¿esto esta bien o mal? ¿que debo hacer?>> pensaba el ninja, que veía cada vez mas cerca al samurái.

El más joven bajo su mirada a los labios de Harry: rojos, delicados, apetitosos, como si fueran de terciopelo.

Sin pensarlo abrió su boca y esta encajo a la perfección con la de Harry. Era como si todo lo demás no fuera más que una ilusión. A ambos se les fue el aire de los pulmones, sus cuerpos se tensaron, se les erizó la piel. Se sintieron asustados, un poco desconcertados tal vez.

La mano derecha del samurái se entrelazo fuertemente con la del ninja, el cual tiritaba. Su boca tenía un sabor dulce, sus labios eran como el algodón; frescos, delicados, suaves. No querían desprenderse de la boca del otro. 

Estando allí se dieron cuenta de lo mucho que deseaban ese beso, de lo mucho que la persona con la que estaban les había cambiado la vida. Sus corazones galopaban como cimarrones salvajes por los campos en otoño, podían sentir el perfume de la primavera en el otro.

Sus ropas se movieron, quedaron despeinados, sonrojados y con sus bocas adormecidas de estar unidas tanto tiempo, pero ¿Qué era el tiempo luego de conocer el paraíso? La fuerza de los sentimientos y la belleza infinita del corazón humano quedaban reducidas a nada en comparación a lo que estos dos jóvenes sentían. Ese profundo beso era un presagio de la desmesura, del porvenir y del fin. Sea de la soledad, sea del rencor, sea de ellos mismos, ahora solo conocían al ser que tenían en frente.

El verde conoció al azul. El mar conoció a los campos serranos. El verano conoció al invierno. Se reconocieron el uno al otro.-

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Hola tanto tiempo ¿están bien?

Han pasado mil cosas distintas desde la ultima vez que actualicé y lamento tanto las demoras. 

Ya les había contado que mi vida universitaria se asemeja mas a lo que uno se figura como infierno que a algo normal jajaja.

En fin.... ¿Les gusta la historia? 

Voy a incorporar mas elementos románticos y bélicos a partir de este cap además de una o dos sorpresas de las que se enteraran mas adelante 😉😉😉 Muchas gracias por leer. Como ya saben hago esto sin fines de lucro, la ilustración del kimono pertenece a Haruyo Morita, la flor es una camelia japonica Ángela rosa y a los dos niños lindos ya los conocemos muy bien verdad??? 😍

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