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17-Vuelta al pasado

Hogar de Harry, Shirakawa.
Año 1869.
Era Meiji.

El pasado... Inhóspito, misterioso, tal vez provoca en nosotros esa sensación de incertidumbre, o tal vez provoque otro tipo de "reacciones". Así como le sucedió a nuestro muy querido samurái de ojos como los verdes campos labrados y fecundos.

Harry se encontraba en el salón, esperando a que Louis bajara a tomar el té, como ya se les había hecho costumbre. Una sana costumbre, gracias a los dioses. Con el tiempo habían logrado conversar pacificicamente sin llegar a pelearse como perros y gatos. Tanto para Harry como para Louis, la presencia del otro se había vuelto grata. Probablemente mas para uno que para el otro, creía el samurái.

Pensando en aquello, se le vino a la mente lo sucedido el día que volvieron del juicio....

No hubo nada más satisfactorio para ellos que llegar a la mansión luego del juicio, vivos y a salvo. Quien pudiera ignorar la felicidad en sus rostros, un tanto disfrazada por los hechos sucedidos a causa del viejo hokan. Aunque todo aquello fue compensado cuando, a los pocos días, llegaron Gemma, Kaoru y Yuki de vuelta a la casa.

-Te juro que lo vuelvo a ver y lo mato, después de hacerlo sufrir- dijo Louis sin mirar a Harry, quien caminaba detrás de el- No puedo creer que se atrevió a tratar de meterme en mas problemas ¡Maldito anciano afeminado y con mal gusto!

-No seas así, estas vivo, Liam te dio otra oportunidad. Deberías estar agradecido de su compasión.- le comento el samurái con una sonrisa comprensiva.

-¿No te tomas demasiadas confianzas con "Liam"?- pregunto el mas joven, en un tono sumamente despectivo,  haciendo comillas con sus dedos. Sus pasos los llevaron a la habitación del ninja. Necesitaba sacarse esa ropa urgentemente. No le molestaba que sea de Kaoru, solo no se sentía cómodo usándola.

-Lo conozco de toda la vida. Seria tonto que no confiemos uno en el otro....- su discurso se vio interrumpido ante la imagen del ninja sacándose la ropa sin miramientos.

Nunca lo había visto de ese modo. Pudo admirar su espalda, que lucia algunas cicatrices que parecían ser de latigazos. No era ningún misterio que los ninjas eran sometidos a brutales enfrentamientos. Vio su cintura marcada, delicada, sin llegar a ser exageradamente femenina. Observó la forma en que el fundoshi marcaba sus abultados glúteos, duros, redondos, como una manzana madura.

-¿Quien te dijo que podías mirarme?- pregunto el ojiazul mirando al samurái por sobre de su hombro.

Tenia en la mano el jinbei celeste claro y no se lo ponía solo por que, en el fondo, sentía un prohibido y pecaminoso deleite al ver como Harry se quedaba embobado con su imagen.

-Tienes saliva en el costado del labio- dijo señalándolo. El ojiverde, rojo de la vergüenza, se limpio y se dio la vuelta para dejar que el más bajo se vista tranquilamente. Nunca dejaría de reprocharse tal desliz.

-L.. Lo... lo lamento- dijo entre tartamudeos nerviosos el samurai. Si no refrenaba sus impulsos el fundoshi comenzaría a apretarle- Iré a pedirle a la criada que nos prepare el té.-dijo para luego salir casi corriendo de la habitación...

Cuando pudo volver a la realidad se dio cuenta de lo que estaba haciendo.

Estaba dejándose llevar por sus sentimientos y por la situación misma. Siendo quien era y estando en la situación en la que esta no debía bajo ningún concepto dejarse atrapar de ese modo por ese hombre tan rudo, pero tan dulce y delicioso a la vista, con ese cuerpo labrado por el entrenamiento y......

-SUFICIENTE- pensó. Que bajo había caído para sentirse de ese modo ante el joven ninja. Así como no quería ser rechazado por sus compañeros y pares, no quería ganarse de nueva cuenta el odio de Louis.

°°°°°°°°°°°°

Louis estaba en sus aposentos cambiándose. Había estado toda la tarde pintando y jugando con el pequeño niño (al que comparaba con un gatito), por lo que el kimono que llevaba puesto no estaba en las mejores condiciones. Se encontraba solo con el fundoshi blanco puesto y en sus manos sostenía el jinbei que había escogido Gemma para él.

Recordó la tarde que el y Harry volvieron del juicio, recordó la forma en la que lo miraba cuando se estaba cambiando y sonrió orgulloso. No sabía el porqué, pero la mirada del samurái, en aquel momento, le había erizado la piel. Era una sensación completamente nueva. Sentirse deseado es algo que él nunca ni en sus más oscuros y pérfidos sueños se le hubiera ocurrido. Aún así ahí estaba, como un maldito hokan coqueto que hace monadas adorables para su baboso amo y que se regodea en el éxtasis de sentirse hermoso y deseado. Del gusto paso al disgusto en un parpadeo.

Se vistió rápidamente, alejando de su mente cualquier pensamiento que pueda perturbarlo aún mas, y salio de la habitación, sintiéndose increíblemente cómodo con la ropa limpia y perfumada.

En el poco tiempo que llevaba viviendo junto al samurái se había acostumbrado de tal forma a los kimonos femeninos que ya no le molestaban. Se atrevía a pensar que no quería usar otra cosa.

-Si sigo pensando estas cosas voy a desmayarme del asco- pensó sintiéndose tonto.

Bajo hasta el salón de té, donde Harry lo esperaba. En la pequeña mesa estaba servido el té negro en una vajilla fina, junto con galletas dulces y mermeladas de distintos sabores. Los criados si se habían lucido esta vez.

-Seguro que debes tener hambre, siéntate conmigo- pidió amablemente el samurái, mirando fijamente al ninja.

-Sabes que si. Mas aun después de semejante día.- comento sentándose frente a Harry- Itadakimasu (gracias por la comida que voy a recibir)- dijo, juntando las palmas de sus manos e inclinando la cabeza.

-Itadakimasu- dijo Harry haciendo el mismo gesto para luego tomar su taza y beber un largo trago.

-No me haz contado que sucedió en el palacio la otra noche- comento el ninja, refiriéndose a la "fallida" fiesta en el palacio de daimyo-sama.

-No me lo recuerdes- dijo Harry masajeando sus sienes con cansancio- ha pasado una semana y aun esta todo el palacio revolucionado. Incluso Zayn esta con ataques de pánico.

-¿El hokan? Pensé que sus dueños les importaban un comino mas allá del dinero que les pagan- pregunto Louis al tiempo que llevaba una galleta con mermelada a su boca.

-Estoy seguro que ellos se quieren, solo que no pueden demostrarlo.

-No pueden o no les conviene. La política, la guerra y el amor son tres fieros guerreros dispuestos a sacarse los ojos unos a otros sin miramientos Harry.

-No seas así- dijo seriamente el samurái. Estaba a nada de sermonear al joven ninja.

-¿Así como?- Louis se sentía atacado ¿no tenia derecho a pensar con libertad?

-Tan pesimista- contesto Harry volteando los ojos. -Puedo apostarte que ellos se quieren- comento con una pequeña sonrisa, desviando la mirada. Debía admitir que desde pequeño era un sentimental-. Ah y otra cosa- Harry se interrumpió a si mismo- ¿puedes creer que casi descubren lo nuestro?- para el momento en el que se dio cuenta que había hablado de mas ya era tarde.

Louis lo miraba fijamente, totalmente descolocado.

-¿Nuestro que?- pregunto. Aunque no queria saber la respuesta. Aquello había sido como un baldazo de agua helada.

-No... No.... nuestra.... em...-tartamudeo hasta que se le ocurrió algo convincente que decir- que nosotros... que tenemos mas confianza entre nosotros- dijo rápido, con una sonrisa nerviosa. De los nervios tenia toda la frente transpirada, al igual que el cuello de su kimono verde.

-Ahh... claro- dijo el ninja tratando de ignorar lo que escucho. El silencio los invadió hasta que Harry decidió volver a hablar.

- Me alegra que estés vivo y con nosotros.

-Gra...Gracias- respondio el ninja tosiendo. Escuchar aquello había provocado que se ahogara con una migaja. No se lo esperaba. Eso si que lo había descolocado, como cuando te golpean en las cienes para dejarte fuera de combate- También me alegra estar vivo.

-Yuki se puso tan contento cuando te vio.

-Si.... Debo admitir que también me alegre muchísimo de verlo. Es como una brisa fresca en el ardiente verano. - Louis contemplaba la taza de té, imaginando la alegría del pequeño. Ese era uno de los pocos hermosos placeres que en su condición podía permitirse.

-¿A sí? - se quedo meditando un momento lo que diria- ¿tanto los aprecias? ¿Acaso te recuerdan a tu familia?

-Yo no tuve familia- contesto secamente. Aquel era un tema que definitivamente quería evitar. El ambiente se había puesto pesado de repente.

-No lo creo. Ese brazalete ¿De donde lo sacaste? No me vas a decir que es tuyo.- Harry miraba seriamente a Louis. Este ultimo le devolvió una mirada de hierro, como las que le dedicaba en los primeros días de su estancia en aquella casa.

-Metete en tus asuntos samurái- Louis se puso a la defensiva.

-No me llamabas así desde hacia un tiempo para acá ¿Una pregunta te hizo cambiar?- la desilusión en su voz era notable.

-Solo no te metas en lo que no te importa....- no levanto la mirada al decir aquello. No quería admitir que, muy en el fondo, le causaba dolor pensar en su familia. Acabo su té y las galletas que estaban frente a él.- Gochisousama (gracias por el alimento recibido).

-Gochisousama- dijo Harry. que igualmente ya había terminado con sus alimentos- dejare que vayas a descansar a tu habitación, y llamare a la criada que venga por esto.

Los dos hombres se pusieron de pie pero antes de que el mayor pudiera retirarse, el ninja lo tomo del brazo para detenerlo.

-Gracias- dijo sin mirarlo a la cara. En ningún momento lo soltó. El aire comenzó a pesar para ambos y con el filo de la katana del samurái se podría haber cortado la tensión.

-¿Que?....- Harry definitivamente no entendía a que se refería en ninja ojos de cielo.

-Gracias.... por todo- el samurái volteo para ver la cara sonrojada de Louis a mas no poder. El kimono celeste claro con el obi color rojo hacían ver aún mas tierno a aquel tosco hombre de baja estatura, sin contar con el hecho de que estaba sonrojado.

-No... no tienes... que agradecerme nada. Hago lo que hago por que se que es justo y correcto. Haré lo que este en mis manos para demostrar que mereces vivir- luego de decir esto abrazo al ninja.

Sentía que su corazón se saldría de su pecho. El mas bajo no correspondió pero tampoco lo alejó.
Se separaron luego de un momento y, sin mirarse, se retiraron a sus respectivos cuartos.

En la casa solo es escuchaba el rumor de las pisadas de ambos y los cascabeles que aun adornaban los pies del mas joven.

°°°°°°°°°°°°

Llego la mañana rozagante y colorida. El frío no presentaba problema alguno para quien dormía acurrucado en su cama, disfrutando del silencio y la quietud.

Es una lastima que para Harry y Louis no haya sido de ese modo.

Fueron despertados por los estruendosos golpeteos que amenazaban con destrozar la puerta de entrada.

-Aru-dono- lo llamo desde la puerta de su habitación.- lo una persona lo busca. Dice que es urgente que debe hablar con usted.

- ¿Es alguien del palacio?- preguntó desde el futon. Estaba tapado hasta la cabeza y se notaba en su voz que no había despertado del todo.

-No mi señor. Dice llamarse Oran Niaru- escuchó ese nombre y salió disparado a vestirse.

-Hazlo pasar. Dile que bajare inmediatamente.- ordeno mientras se ponía un kimono negro a las apuradas, junto con el hakama del mismo color.

Corrió por los pasillos agarrándose como pudo el cabello ¿Quien se creía que era ese anciano vestido de mujer para venir a su casa luego de agredir a Louis? No era como si el ninja no supiera defenderse pero no dejaría que nadie lo toque mientras este en sus manos. En lo que iba pensando aquello se topo con el ninja, medio dormido, despeinado y con la ropa movida.

-¿Quien diablos esta haciendo semejante ruido? Merece morirse por haberme despertado asi- dijo visiblemente enojado, tallandose los ojos con el dorso de su mano.

-Es el oka-san de la okiya Oran. No se que quiere conmigo pero no quiero que te acerques. No responderé de mi mismo si trata de tocarte.- respondió el samurái. No podía pasarse por alto que esta decidido a pelear.

-¿Que soy un afeminado y debilucho hokan?- pregunto Louis disfrazando si indignación en una mueca- Vino por el maldito brazalete, deja que lo ponga en su lugar y listo. Solo....

-¿Dejar que lo golpees y ver como te ejecutan? Por favor. No estoy haciendo hasta lo impensado para defenderte para permitir que mandes al infierno todo mi esfuerzo y paciencia Rouisu- aquello fue dicho con profunda decisión y furia. Nunca llamaba por su nombre japones al menor, así que este lo tomo como advertencia. -Recuerda que ese afeminado fue el que crió al hokan del daimyo de estas tierras. Una palabra de ese niño mimado y ambos seremos ejecutados por que Liam esta terriblemente embobado con él.-
Sin dejar que el otro respondiera, bajo las escaleras y encaró a Niall.

Estaba sentado en uno de los sillones, con la pierna cruzada de forma vulgar. Su pelo a medio recoger caía sobre sus hombros. Llevaba puesto un kimono negro con flores de colores pintadas y el obi blanco atado hacia delante, como si fuera una prostituta. Su ceño estaba fruncido y parecía enojado.

-Buenos días Aru- lo saludo cínicamente- solo vine a hablar con el ninja, así que tráemelo.

-¡¿Qué has creído que puedes venir a mi casa y mangonearme como si fuera el pusilánime de mi maestro?!- aquello ya era demasiado. Un samurai de su rango no podía ser rebajado por un ser tan indigno con él. Aun así por cortesía no podía echarlo sin más ni más.

-Lo que yo haga en mi vida privada te importa menos que un comino, samurai llorón y mimado ¡¿tanto te cuesta traer a ese ninja malhablado aquí?!- se puso de pie y grito exasperado.

-Mas te vale que te calmes, anciano.- dijo el menor apoyado en marco de la puerta del salón. Llevaba un kimono color natural liso, el obi y los tabi del mismo color.- no puedo creer que tengas tan malos modales que vienes a gritar de ese modo en la casa de quien te recibe.

-Miren nada mas esto- dijo con desprecio- el respetado samurai dokoro tomó como amante a un prisionero y lo viste como mujer. No te creía tan pérfido.- escupió mirando a Harry. Este se encontraba envuelto en una ira como nunca había sentido en su vida.

-Cierra la boca, prostituto barato. Yo no soy amante de nadie, lo que el me obligue o no a hacer es mi problema no tuyo.- Louis no sentía mas que rechazo por ese hombre que estaba frente a él, por lo que no le temblaría el pulso a la hora de humillarlo.

-Cállate mocoso, que una sola palabra y te....- no pudo seguir hablando. Su amenaza se vio interrumpida por un proyectil que paso rozando su rostro, lastimando su mejilla, que fue lanzado por el ninja.

-Apostemos...- dijo mirándolo fijo y de forma desafiante. Mientras escuchaba lo que los dos mayores hablaban, Louis tomó una hoja de papel y la doblo en cuatro, perfilando los dobleces con sus uñas para darles filo. Con ese rustico proyectil lastimo a Niall para darle un buen susto, recordándole que de los tres, el era el mas peligroso por lejos. -No me subestimes.- luego de decir aquello vio como el rubio se desplomaba en el sillón, pálido y confundido.
-Ahora ¿Qué demonios quieres?- pregunto el samurai rompiendo el silencio.

-S..solo qui-quiero saber- de donde obtuviste ese brazalete- sus labios temblaron de forma imperceptible a causa del susto, pero algo tan simple como una pequeña cortada no podría amedrentar a alguien con tanta calle como él. Paso una de sus largas uñas por la cortada, limpiando la sangre y la lamió, mirando a ambos jóvenes fijamente, como si no se tratara de nada fuera de lo normal. Estaba asustado y aun así seguiría en esa casa. No se iría sin respuestas. A esos dos niños les faltaba bastante camino aun para atreverse a retarlo.

-Te lo diré- menciono Louis sentándose en el sillón frente a Niall, sin inmutarse por lo que vió- Harry ¿te quedas o te vas?

-Me quedo.- respondio decidido. La escena montada por el rubio lo había dejado azorado, pero no abandonaría a Louis allí con él. Se sentó al lado del ninja.

-¿Quieres saber como lo obtuve? Bueno. Tendrás que escuchar mi historia- Niall asintió, algo mas calmado- Nací en Naganuma, al norte de Shirakawa. Mi madre era japonesa y mi padre un marinero ingles. El pobre diablo buscando aventuras en oriente se enamoro de una geisha. La compro y se la llevo a vivir con el en una pequeña casita a las afueras del pueblo, donde no los molestarían por el hecho de ser ambos de razas diferentes. Llegue a sus vidas al poco tiempo, al igual que las deudas de mi padre.- suspiró y bajó la mirada. Aquellos recuerdos vagos se agolpaban en su cabeza.

-"Cuando tenia cuatro años mi padre fue hallado muerto, atado a un bote de remos. Mi madre juntó todo el dinero que nos quedaba en una pequeña caja plateada, con una inscripción en ella que ya no recuerdo, y me dijo que huyera al pueblo sin mirar atrás. Le hice caso y corrí lo más que mis pequeñas piernas me permitían. Tiempo después me entere que ese mismo día los cobradores incendiaron mi casa con mi madre adentro.- Harry miro fijamente al joven de ojos azules, sorprendido y compungido. Jamas se hubiera imaginado que el menos había pasado por tanto.

-Pasados dos días me detuve en la entrada de una casa. Llovía copiosamente, las gotas tapaban mis lágrimas y mi llanto era acallado por los truenos. Me sentía solo y abandonado, mis pies estaban lastimados y me dolían horriblemente las piernas. Solo tenia mi ropa mojada y sucia y esa caja, tan pesada y tan mía.

-Sentí miedo cuando escuche que habrían la puerta pero todo paso cuando vi de quien se trataba. Era una mujer alta, blanca, rubia, que llevaba un kimono color bordó. Al parecer escucho mi llanto y fue a ver que pasaba.

-Me dejo entrar a su hogar, me dio ropa seca y me pregunto que paso con mi familia. Le conté todo, y le mostré lo que había en la caja. Ella me dijo que guardaría la caja para cuando yo sea mayor y que si querría vivir con ella, debia llamarla Nana-san, que era la versión japonesa de Nala, su nombre real, y que por seguridad, para que no me encuentren, debia usar el nombre Rouisu en vez de Louis. Acepte sin rechistar. así fue como mi vida cambio. Ella trabajaba en las noches en la casa de te del pueblo como sirvienta. Cuando crecí un poco comencé a hacer pequeños trabajos para ayudar con la casa, y ella me enseñaba a leer y escribir en sus tiempo libres.- Louis miro a Niall, quien estaba perplejo. Hasta podía verse un poco de ¿culpa? en su rostro.

-Me contó su historia. Que ella y sus hermanas fueron vendidas a distintas okiyas, pero que solo ella logro escapar y que su misión en la vida era encontrarlas y sacarlas del país. Le prometí que la ayudaría y que yo me iría con ellas para cuidarlas, ya que no sabían donde estaba su hermano menor. Siempre fue buena conmigo, me daba de comer, me hacia ropa, me leía todas las noches, jugaba conmigo. Era un ángel enviado por los dioses. Pero.... la paz no es eterna- al decir eso miro a Harry, sin poder evitar que la melancolía inundara su rostro y lo ensombreciera- Cuando cumplí catorce años unos hijos de puta quisieron robar en mi casa. Eran ronins, en la época en que el Choshu no era más que un movimiento emergente que competía en la expulsión de los extranjeros con el bakufu. Me puse adelante para que no dañaran a mi madre pero de la nada salieron unos ninjas y los asesinaron. Nos dijeron que vieron la situación y que, si bien decidieron ayudarnos, no iba a ser gratis. Querían los "servicios" de mi madre. No lo permití. Preferí que me llevaran en su lugar. Aceptaron sin pensarlo. Antes de irme Nana-san me dio su única posesión valiosa, este brazalete- dijo mostrándolo- le prometí que lo cuidaría y le hice prometer que tomaría la caja plateada, mas lo que teníamos ahorrado, y se iría a Inglaterra.

-Me fui con los ninjas hasta los bosques de Shirakawa, donde Shin-sama me tomo como aprendiz, y nunca volví a saber de ella, ni volví a sonreír o a jugar, o a amar a alguien. En esa caja se fueron mis buenos recuerdos, mi niñez, mi inocencia, mi amor y lo más hermoso que tenía: mi única familia. Me arraigue al odio y la ira. Me sentía abandonado, solo, sentía como el frió se colaba por mis huesos y no me dejaba dormir. Ese frió constante hizo que nunca mas necesitara calor para sobrevivir. No tenia consuelo en mis largas noches de llanto, hasta que las lágrimas fueron secadas a golpes y vejaciones por parte de mis maestros, quienes buscaban crear al ninja perfecto. Logrando solo esta porquería de ser humano que aquí pueden ver". Lo demás ya lo adivinan ¿no es así?- pregunto. Una lágrima se escapo de su ojo azul como los mares y con una sonrisa triste adornando sus sonrosados labios.- nunca me lo he quitado y nunca me lo quitare. Ahora- volviendo a mirar a Niall- ¿Qué relación existe entre vos y mi madre adoptiva?- le pregunto. El mayor tenía los ojos rojos de tanto llorar, y Harry estaba sumamente abatido, pero no lloraba. Jamás creyó poder tener el honor de saber cual es el motivo del odio a la vida del ninja.

-Su nombre- comenzó el rubio, hablando con un hilo de voz- su nombre completo era Nala Horan. Ella es mi hermana mayor.

-"Yo soy el menor de cinco hermanos, cuatro mujeres y yo como el único varón. Todas ellas fueron vendidas a distintas okiyas porque mis padres eran demasiado pobres para criarnos, solo eran unos inmigrantes irlandeses sin un maldito centavo en los bolsillos. A los pocos meses de haber vendido a la más joven de las mujeres que quedaban, vinieron a reclamar que Nala se había escapado de su okiya, y que si no volvía debían darles a cuenta a otra niña. Les dijeron que solo quedaba yo y me llevaron de todos modos a la okiya Nitta. Fui recibido en persona por Nitta Hikari, mi oka-san, la que cambio mi nombre de Niall a Niaru.

-Al verme se rió de mi- dijo apretando los puños de furia- dijo que nunca llegaría a nada por ser hombre, que terminaría como un prostituto si es que tenia suerte. A mis diez años no pude tolerar esas palabras y decidí que no volvería ella a tratarme de semejante modo. Entrené y entrené día y noche durante cinco largos años, asombrando a todos, inclusive a mi hueca onee-sama y a oka-san. Soporte fracturas, golpes, burlas, miradas babosas y el peso de la culpa por no poder hacer nada por mis hermanas en silencio. Me volví bello y refinado, pero por sobretodo sabio. Supe como seducir a hombres letrados y aliados del bakufu para conseguir libros occidentales, mapas, diarios o simplemente noticias del avance de los conflictos. Usando mi cerebro pude obtener lo que mas caminos me abrió en la vida: logre que el consejero del antiguo daimyo-sama me comprara, pero este me compro para su hijo, Hiroyuki- se notaba por la forma en la que pronuncio su nombre que los sentimientos que tenia hacia el samurai de cabello negro eran profundos- aun me galopa furioso el corazón al recordar la primera vez que nos encontramos.-en medio de su recuerdo y dolor se permitió sonreír.

- El pobre tiritaba como una hoja a punto de caerse la primera vez que nos vimos. Rompí las reglas y me volví dependiente de el, así como el mismo no podía estar lejos de mí. Su cariño me hizo recordar que el mundo no son solo cosas malas y odios innecesarios. Así como vos ninja tuviste a mi hermana, yo tuve a un samurai hiperactivo y tierno. Esos bellos cinco años a su lado son los recuerdos que mas atesorare en mi corazón.

-Pero como vos mismo dijiste, las rosas tienen espinas. Aun debia encontrar la forma de salvar a mis hermanas y para ello debia quedarme con la okiya para poder comprarlas. Samurai dokoro Aru- llamo solemnemente al samurai, en tornando los ojos al pronunciar el título de Harry- si Hiroyuki llegara a enterarse de lo que ahora voy a decirte, te juro que toda tu familia, incluido este ninja que tan celosamente cuidas serán asesinados ¿entendiste?- Harry quiso protestar pero el mayor no le dio lugar- Le brinde los favores de mi cuerpo a un boticario, a cambio de un poderoso veneno, que no pudiera detectarse y que actuara inmediatamente. Que quede claro que nunca sentí tanto asco de mi mismo como en aquel momento. Me enseño a usarlo y prepare todo para que las cosas se dieran de acuerdo a mi plan. Seduje a un magistrado con el fin de que labrara un testamento falso en el que Hikaru me dejara en herencia la okiya. Ya se imaginaran lo que le paso al muy bastardo cuando quiso venir a cobrarme el favor.-ahora su sonrisa era maliciosa. Con su mano dibujo una línea invisible sobre su cuello.

-Aun recuerdo la noche en la que la cite a mi habitación a tomar el té. Ella llevaba un kimono color hueso con flores de colores, y el obi siempre hacia delante, como si fuera una prostituta. Mi kimono era del mismo color que el que estas usando ahora ninja. Hablamos de mi danna, de mis hermanos y hermanas y de la okiya. Me contó que estaba en duda si dejármelo a mí o a mi hermana mayor. Pero en ese momento, cuando bebió el primer sorbo de su té le dije <<lastima que ya decidí por ti, oka-san. Gracias por la okiya maldita bastarda>> Luego de aquello se retorció en el piso hasta que su corazón se detuvo. Fingí que me importaba y comencé a gritar por ayuda. No pudieron encontrar rastros del veneno, así que quedo como que murió de causas naturales. Al terminar el entierro "apareció" un testamento en el que me dejaba la okiya, para disgusto de mis hermanas.

- Cuando fui a contarle a Hiro-dono, resulta que él venia a contarme que su padre le había arreglado un matrimonio con una sacerdotisa de Iwase. Pude retozar con él por ultima vez, siendo ambos danna y hokan para luego pasar a ser simples extraños que se encuentran a escondidas casualmente como dos tristes criminales- lloraba amargamente mientras seguía con su relato. En algún momento levanto la mirada solo para ver las muecas de dolor en los rostros de los mas jóvenes.- Me fui del tema. Mas tarde vendí a todas las perras con las que vivía y compre muchachitos para educar y algunos con profesión para que trabajen hasta que los otros tengan la edad suficiente. Cuando la okiya Oran comenzó a repuntar compre a mis hermanas y las envié a Inglaterra. Años después me llego una carta en la que decía que Nala estaba con ellas y que me esperaban. A pesar de todo ellas aun me esperan".- termino así su relato. Ambos jóvenes lo miraban fijamente. Y pensar que el pasado de una persona puede estar cubierto de dolores e intrigas que desembocan en los hechos que se ven a simple vista.

-Iré por algo de té dijo Harry luego de un largo rato de silencio. Al salir de la sala, el rubio se dirigió a Louis.

-Deja de fingir.

-¿Fingir que?- pregunto el mas joven. Seguía siendo para molesta la presencia del hokan retirado, pero aquello le provocó algo de curiosidad.

-Lo quieres ¿verdad?

-No se de que hablas.

-No le rompas el corazón. Él te defendió desde el principio, te quiere demasiado. Arriesga demasiado. Arréglate un poco, se que él lo apreciara- dijo y justo en ese momento entro el samurai junto a un criado que traía una bandeja con tazas y una tetera- Harry, lamento los problemas que cause y agradezco tu hospitalidad. Me retirare- dijo haciendo una pequeña reverencia antes de salir de la casa, dejando perplejos a los dos menores.

-Eso fue raro-comento Harry, dejando en la mesita ratona la bandeja.

- Lo se.- Louis se quedo mirando a la puerta como si se hubiera desconectado del mundo.

-¿Puedo contarte mi historia?- pregunto el samurai tímidamente, tendiéndole una taza de te blanco al ninja.

-Si... ya que escuchaste mi historia, es justo que escuche la tuya- acepto la taza que se le ofrecía, saliendo de su estado de abstracción.

-Mi madre era extranjera, mi padre un respetado samurai al servicio del padre de Liam. Mi vida no fue difícil realmente. Desde pequeño que soy amigo de Liam, así como que desde pequeño me entrenaron para dar mi vida por él. Mi padre era respetuoso y amaba a mi madre y a mi hermana. Ambas fueron mi más grande admiración. Creo que lo mas triste que me sucedió fue la muerte de mi madre, cuando era adolescente, poco después de que Gemma se casara. Mi padre murió cuando cumplí dieciocho, pasando a mí su titulo y su rango. Si bien perdí a aquellos que encabezaban mi hogar, mi vida volvió a llenarse de luz con los nacimientos de Yuki y Aiko. El resto ya lo sabes ¿verdad? Me provoca una mezcla de sentimientos contarte mi vida, siendo tan dura la tuya.

-Si... lamento lo de tu madre y tu padre, y gracias por confiarme tu historia- dijo Louis posando su mano en el hombro del samurai de forma conciliadora- y no tienes que sentirte así. Somos lo que somos a causa de nuestro pasado, y nuestro futuro esta marcado por todo lo que nosotros somos y hacemos con lo que tenemos.

-Tienes razón- dijo, poniendo su mano sobre la del ninja y mirándolo de forma cariñosa. Louis no se molesto, ni lo alejo. Le sostuvo al mirada de la misma forma en la que Harry lo hacia. Con sus faroles azules como las aguas de un rió caudaloso, impregnando de su color a los campos verdes de primavera fecunda que en los ojos del mayor habitaban.

Por primera vez se sentían cercanos, por primera vez querían estar al lado del otro, acompañándolo y en su compañía. Podían sentir sus perfumes, la suavidad de sus pieles, los sentimientos que inundaban sus corazones. Ese simple roce de sus manos provoco en ellos una marea que ni el tiempo ni la adversidad podría detener.-

°°°°°°°°°°°°
Holaaaaaaa ¿como han estado? Mil disculpas por mi larga ausencia, la facultad definitivamente logró consumirme al punto de que mi salud casi se ve comprometida, no pude ni podre continuar periódicamente. Ha pasado mucho desde la ultima actualización no?
Espero que los intervalos, a partir de ahora, no sean tan largos como este pero por desgracia los habrá. Lo que no significa que la calidad de la historia disminuirá.
Desde esta parte de la historia en adelante todos, yo incluida, deberemos ser fuertes porque todo se complicara a causa de la guerra y no les adelanto mas para no quitarles la emoción.
Muchas gracias por leer, hasta el próximo capitulo 💞💞💞😘😘😘

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