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30 | Nieve en Ezo

30 de mayo de 2021

| NIEVE EN EZO |

AU: Touken Ranbu

Soplé encima de mis manos para así calentarlas un poco consiguiendo que el vaho hiciera su aparición por unos segundos.

Ya estaba cayendo la noche, no faltaría mucho para que finalmente todo el cielo se oscureciera, pero a pesar de todos los amaneceres que llevamos aquí la nieve sigue sin desaparecer, creo que el clima no ayuda mucho a que esta se derrita, pero aún así me parece algo sorprendente. Después de todo, esto es Ezo, nunca he estado tan al norte, seguro aquí esto es habitual.

Pronto iniciará la batalla, tanta tensión que ha habido por días finalmente desaparecerá al estallar una pelea más, finalmente se verá la resolución de esta guerra, podré verla yo mismo, podré ser parte de ella sea cual sea.

—Kane-san —me di la vuelta al escuchar a Kunihiro llamarme.

—Kunihiro.

—Toma, te traje un poco, varios soldados están bebiendo para calentarse un poco —me entregó un vasito antes de beber del suyo y hacer un pequeño sonido de gusto—. Qué rico —dejó libre una risita.

—¿Sake caliente? —él asintió y yo bebí un trago— Sí, no está mal.

Él rio un poco y volvió a beber poniéndose a mi lado y viendo hacia donde yo lo hacía, la luna ya brillaba sobre un fondo más oscuro empapando el paisaje con su luz misteriosa que es capaz de relajarme así como preocuparme aún más por lo que pasará.

—¿En qué estabas pensando?

Me tomó unos segundos formular una respuesta, sólo suspiré y disfruté más del calor que me proporcionaba el vaso.

—En la guerra... No sabemos cuándo empezará la batalla, no sabremos si será la última, no tenemos idea de nada, y seguro que el enemigo tampoco. No sabemos nada, somos tan idiotas todos... —pude darme cuenta de cómo esas últimas palabras salieron casi con ira de mí, con un enojo ya sin fuerza.

—Bueno, eso ya lo sabemos: La guerra es algo tan estúpido —volvió a decir con una pequeña risa—. Pero aunque sus consecuencias sean malas y todo lo que sucede en ella lo sea, hay algunas cosas que no habían pasado de no ser por ella. Todo pasa por algo y no hay mal que por bien no venga... Piensa en que, después de todo, tú y yo no existiríamos de no ser por la guerra, no habría necesidad de forjar espadas si no hubiera peleas.

—Diría que me hubiera gustado no existir si eso hiciera del mundo un lugar sin guerra, pero creo que es tan imposible que sólo puedo pensar en que me alegro de haber sido forjado, sino no habría podido conocer a Hijikata, tampoco a ti, Kunihiro —sonreí mirándolo a mi lado.

Por un momento vi cierto asombro en sus ojos que luego brillaron hasta cerrarse en una sonrisa tierna mientras asentía.

—Yo también me alegro mucho, Kane-san.

Sonreí poniéndole una mano en la espalda para luego volver la vista al frente contemplando la nieve que decoraba este jardín de la casa.

Pero pasó muy poco tiempo hasta que  Hijikata volvió a entrar al despacho, yo ya había terminado mi vaso de sake y lo dejé en una mesilla mientras contemplaba con Kunihiro la vista de esta noche nevada en el norte.

Tras él vino Ichimura Tetsunosuke, su pequeño ayudante a quien tanto cariño ya le tiene él y nosotros también. Muchas veces ha sido Ichimura quien nos cuida o repara, a veces él nos lleva o limpia cuando Hijikata está ocupado, hemos pasado tanto tiempo juntos que, al igual que Hijikata, tenemos ese deseo de protegerlo casi como si fuera nuestro amo.

—Ichimura, por favor lleva esto a mi familia —tomó algunos objetos de su escritorio y se los entregó al chico.

Al igual que él, nosotros no sabíamos lo que pasaba, por qué tan repentinamente él... Simplemente entró y fue directo a ello, definitivamente era algo urgente.

—Kanesada —al escucharlo llamarme salí un poco del trance de desconcierto y lo miré dando a entender que le estaba prestando atención—, ven.

Asentí y di un paso adelante mientras él me ponía una mano en la espalda, no fue hasta entonces que me di cuenta de que Kunihiro me había tomado insintivamente la mano y le costó un poco soltarme y dejar que me fuera con Hijikata.

Caminé hasta quedarme al lado de Ichimura, frente a frente con Hijikata sintiendo un último apretón en el hombro antes de que me soltara y se quedara junto a Kunihiro.

—Váyanse ya, al amanecer empezará la batalla, ya estarán lejos de aquí para entonces.

Ichimura agachó la cabeza apretando los dientes en un pequeño sollozo mientras me tomaba con fuerza del brazo y luego asintió. Pero yo no podía llorar, no podía hacer nada, ni siquiera había terminado de procesar que realmente ahora yo me iría, me iban a separar de Hijikata y Kunihiro así como así, sin siquiera saberlo previamente, yo no iba a participar en esta batalla, yo...

—Gracias por todo —hizo una reverencia el chico antes de empezar a dar unos pasos hacia atrás para irnos.

—Hijikata... —murmuré al empezar a moverme en dirección a la puerta siendo tomado del brazo por Ichimura.

Él entendió mi mirada, parecía saber lo mucho que me dolía tener que separarme de él así como así, sabía lo importantes que son ambos para mí, por eso sólo me observó de una forma tranquila pero segura dibujando una tenue sonrisa.

—Kunihiro... —la primera lágrima se escurrió por mis mejillas al verlo llorar mientras Hijikata tenía que abrazarlo por el hombro, pero no lo detuvo cuando quiso correr hacia mí para darme un abrazo de despedida.

Realmente esto era una despedida...

Correspondí al abrazo agachando un poco mi espalda y apretando la suya sin quererme separar. Alcé la cabeza hacia Hijikata y grabé a fuego la última imagen que tendría de él. Realmente hoy sería la última vez que lo vería, nos separaríamos en esta noche nevada en Ezo sin poder decirle todo lo que siento hacia él como mi dueño, sin poder luchar a su lado para protegerlo y convertirme en el medio por el que libraría su batalla. Lo observé unos segundos más antes de volver a Kunihiro y tratar de secarme las lágrimas para dar mi último esfuerzo por mantener la entereza, por proteger a Hijikata.

—Kunihiro, escúchame —rogué su atención aún sintiendo mi hombro húmedo por las lágrimas ajenas—, debes proteger a Hijikata, ¿sí? Cuídalo por lo que más quieras, hazlo por mí, te lo encargo.

—Kane-san...

Tuvimos que separarnos, él me miró destrozado mientras Hijikata lo tomaba del hombro y yo mantuve los ojos sobre los suyos consiguiendo que sólo saliera una de las muchas lágrimas que tengo dentro.

Le sonreí con los ojos húmedos y finalmente crucé la puerta junto a Ichimura concluyendo mi despedida.

Por favor, Kunihiro —murmuré.

Esa fue la última vez que vi a Hijikata antes de que muriera la mañana siguiente en la batalla de Hakodate. Encontraron a Kunihiro después de la batalla, pero jamás pude encontrarlo, se supo que cambió de dueño un par de veces hasta que después de la Segunda Guerra Mundial, fue ahogado junto a otras tantas espadas que lucharon y nunca más fueron recordadas. Tampoco volví a Ezo, por eso para mí ellos fueron como la nieve en mayo: inusuales, maravillosos y sólo una parte de mis recuerdos.




Ya nos ponemos cada vez más nostálgicos porque se acerca el final del reto, el final del mes y el final del Shinsengumi </3

Esta vez le tocó al deceased sibling recordar a los caídos ;_; A su pobre Hijikata-san y a Kunihiro/Marvel chiquibeibi UnU

Espero que les haya gustado y nos vemos mañana ya con él último capítulo del reto... AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH DIOS MÍO, NO CREO QUE YA VAYA A ACABAR :''''0

Atsushi~

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