29 | Leyendas
29 de mayo de 2021
| LEYENDAS |
AU: Hakuouki ruta de Hijikata Toshizō
El viento soplaba fuertemente, en ocasiones apretaba los ojos por la arena que entraba en ellos, otras veces debía mover la cabeza por el pelo que se me acomodaba mal molestándome la vista, pero eso era mi última preocupación.
En el momento en que todo se detuvo miré al cielo gozando de que el viento se había vuelto brisa que me acariciaba el rostro y me daba un segundo de descanso sin poder moverme.
En este opaco cielo sólo puedo pensar en él, en que realmente ya no está aquí, pero aún así estoy cerca suyo, no falta mucho.
Aquello que sentí al verlo convertirse en cenizas justo delante mío fue nada más y nada menos que el dolor más fuerte que he tenido, dejé de sentir, dejé de pensar, fue inconsciente el tomar mi forma de rasetsu.
Sentí las lágrimas brotar antes de transformarme, antes de decidir que al fin era la hora de acabar con todo, de irme con él. Se supone que el efecto tarda días en acabar con la vida humana, pero llevo horas de lucha usándolo al máximo y tan sólo deseando que se me arrebate ya la vida mientras sigo protegiendo nuestra misión.
Pero ahora no dolía, ahora sólo podía ver mis recuerdos más brillantes de Sōji, sus sonrisas radiantes y cada vez más débiles, justo como la última que vi en su rostro.
Pero el principal pensamiento que se me venía a la mente era de hace un par de meses.
—¿Sabes, Hajime? Cuando era pequeño mi hermana me decía que si al morir tienes un objeto de alguien que también se ha ido o su idea en mente, podrán encontrarse fácilmente a donde sea que vayan —me lo explicó con tranquilidad ocultando lo mejor que podía la tristeza por la pérdida del comandante mientras sujetaba un cordel que él le dio hace años y ahora lo usaba como pulsera.
Pensé una vez más en su olor, en sus caricias, en su preciosa voz que ya no puedo oír. Y se me escurren las lágrimas y se me desgarra el corazón al saber eso, me invade el miedo de no morir pronto, el miedo de tener que sufrir por días, o peor, por años. En serio quiero que acabe, la guerra y él eran mis últimos motivos para seguir adelante, y ahora que mi pilar cayó, sólo me aferro a mi otra motivación esperando morir a sus manos.
La primera vez que me besó, recuerdo ese día a la perfección, recuerdo cómo mi corazón latía a mil por hora y luego se detuvo cuando sentí sus labios sobre los míos.
—Te amo, Hajime —cada vez que lo decía me hacía sonreír, el simple hecho de recordarlo decírmelo me hace sonreír a pesar de las lágrimas.
Recuerdo todas las veces que salíamos a pasear a escondidas, aquel día en que nos pasamos la tarde persiguiendo al gato que finalmente Hijikata encontró y decidimos compartir un poco de comida con sus pequeñas crías, todas las revisiones cada vez más preocupadas de Yamazaki, cuando Chizuru tomó su lugar y lo atendía urgentemente cada vez que se ponía mal, cuando me dispararon y bebí el ochimizu para cumplir mi promesa de estar a su lado, en serio que tengo tantos recuerdos sobre él... Mis últimos años de vida han sido a su lado.
La primera vez que hicimos el amor, puedo recordar también los nervios de ese momento que terminaron por desaparecer después de que él me repitiera que todo estaba bien, que él estaría conmigo, que no dejaría que nada me pasara. Aquella noche supe que cuando lo perdiera mi vida se quebraría, me hice a la idea de que pronto él dejaría de resistir toda la presión cruel de la enfermedad y ese día yo dejaría de soportar la vida. Su muerte no fue a manos de la tuberculosis, eso es algo que me quita algo de pesar, él no se dejó vencer, él realmente le ganó aquella interminable lucha, pero después de todo cumplió su destino de morir joven.
Cuando sentí la hoja de la espada salir finalmente de mi pecho traté de respirar sin conseguirlo, caí de espaldas al suelo y pude ver mejor que antes el cielo opaco que poco a poco empezaba a brillar.
Una bandera rota estaba debajo de mí, un estandarte del Shinsengumi que sólo pude apretar con los dedos mientras que llevaba la espada de Sōji a mi pecho para que no me separaran de ninguno de los dos objetos.
—S-Sōji... —apreté la empuñadura de su espada al sentir que mis manos perdían la fuerza al igual que todo mi cuerpo. Ya no podía mantener los ojos abiertos por mucho tiempo, sentía un gran peso en el pecho al intentar respirar, ya estaba a punto de dejar de sufrir.
Pero no quería separarme de él, gasté toda mi energía restante apretando su katana, aquella con la que libré mi última batalla mientras mi pelo volvía a su color natural y sentía aún más intensamente cómo estos eran mis últimos segundos.
Quizá es una simple leyenda, pero pensar en que podré encontrarme con él muy pronto si mantengo conmigo esta espada y su recuerdo en mente hace que mi corazón se calme, que el miedo de verme frente a la muerte sea menor, que ese miedo se convierta en deseo.
Cerré los ojos viendo el cielo una última vez y luego dejé que el último aliento se escapara de mí.
El ruido de la batalla se detuvo, el viento dejó de ser frío y se convirtió en una brisa agradable, incluso sentía poco a poco cómo mi cuerpo dejaba de sentirse tan pesado, todo dejaba de doler.
Aún no podía abrir los ojos, apenas estaba volviendo a respirar consiguiéndolo muy poco a poco y de una forma muy forzada. Pero cuando conseguí un ritmo normal, este se vino abajo al sentir unos dedos finos pasar por mi rostro, movieron mi pelo quitándolo de mis párpados mientras que poco a poco sentía cómo me tomaban también la mano.
En ese momento, de nuevo usé toda mi escasa fuerza para abrir los ojos y apretar la mano izquierda que aún estaba sobre mi pecho, la mano en la que antes tenía la espada y ahora... ahora sólo sentía su mano tomármela.
Apenas podía ver, pero con el paso de los segundos supe que era él, esa sonrisa no la confundiría por nada del mundo, y mucho menos esa voz.
—Tranquilo, ahora todo está bien... Te amo, Hajime.
Otro capítulo más de dolor y depresión en la ruta de Hijikata, si no me falla, este es el último capítulo de este AU aunque realmente no es una conclusión como tal, pero bueno ya no más ruta de Hijikata.
Nos consuela que Hajibebé se reencontró con su amor en el cielo... Así que no es tan malo </3
Espero que l s haya gustado y nos vemos mañana con otro speedrun (se supone que ya es el último).
Atsushi~
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