17 | Enemigos
17 de mayo de 2021
| ENEMIGOS |
AU: Hakuouki ruta de Hijikata
—¡Este es el fin! —vi la repugnante expresión de Kodō retorcerse en una sonrisa llena de maldad mientras alzaba la mano sujetando la bomba que pretendía acabar conmigo.
Realmente le creí, creí que este sería el fin, que aquí seria donde todo acabaría. Sólo por una bala, por una bala pude haber acabado con todos los problemas, pude haberlo matado y detener este descontrol.
Y entonces sentí la lanza pasar a escasos centímetros de mí, un segundo después sólo vi cómo esta atravesaba completamente a Kodō y la bomba caía a sus pies, no pasó ni un segundo antes de que estallara.
Me cubrí con los brazos y al quitarlos vi el cuerpo de Kodō caer al río.
—Harada —me di la vuelta viéndolo caer al suelo por la herida que tiene desde hace unos minutos.
Me asomé al agua pretendiendo asegurarme de que ya nunca saldría de ahí, y por suerte así fue.
Inmediatamente volví con él, se había recargado en el tronco de un árbol apretando inútilmente la herida con la mano. Me provocó una extraña sensación de dolor ajeno ver sus dedos temblar manchados de sangre sin que pudiera hacer nada.
—Pago mi deuda Kōfu —murmuró alzando la cabeza para mirarme.
Reí sin apenas energía y di un paso hacia él.
—Eres muy insolente para ser un humano de clase baja —me coloqué a un lado suyo también recargado en el árbol—. Ya se acabó...
—Sí...
¿Por qué siento esta tristeza al verlo así? Su voz se apaga lentamente, veo cómo le tiemblan las piernas y aún aprieta su herida cada vez más débilmente; se supone que es mi enemigo... ¿por qué me duele tanto saber que esta será nuestra despedida?
—¿Sabes? Me recuerdas a un chico llamado Takasugi... Debería ir a visitar su tumba en algún momento —dije sin mucha intención de que me escuchara, de hecho ignoró casi por completo lo que dije, pero quizá quería expresar aquella opción que se me pasa por la cabeza, ¿quiero ver en Harada a Takasugi?
Él se enteró de que yo era un demonio el preciso día que lo mataron, y aún puedo recordar cómo me dijo que no le importaba, que nuestra raza no tenía por qué hacernos enemigos, jamás nos habíamos peleado, yo lo quería como a nada en el mundo... Supe lo que era sentirse querido gracias a él.
Éramos unos mocosos de diecisiete y dieciocho años pero en todos los años que han pasado desde entonces no he vuelto a sentir lo mismo por nadie. Siempre me sonreía, me llevaba a lugares que no conocía de la ciudad y era capaz de iluminar mis días sin importar qué.
Me abrazaba, me tomaba de la mano sin importarle que nos vieran mal por ello empezando porque está mal visto que dos hombres sean tan cercanos y porque al parecer él era el único que no sabía que yo no era un humano. Incluso recuerdo la noche en la que nos besamos fuera del templo, cuando me expresó lo mucho que me quería bajo la luna llena que iluminaba la ciudad.
Y todo eso me lo arrebataron en menos de un segundo. Cuando unas personas me capturaron pretendiendo matarme de una vez a pesar no haber causado ningún problema en el pueblo, él fue a buscarme, él quiso que me soltaran, que me perdonaran la vida, insistía en que yo era inocente... Y ahí fue cuando el miedo dominó a los humanos provocando lo que siempre hacen: matar por miedo a lo desconocido.
Aún sabiendo que él y sus padres eran completamente humanos empezaron a juzgarlo por pensar que tal vez él era el demonio que había asesinado a esa mujer hacía un par de noches, y aunque ambos lo negáramos, lo tomaron del pelo mientras yo peleaba con todas mis fuerzas por salirme de la jaula, conseguí romper un barrote de madera por la desesperación. Y así, gritando y llorando el nombre el otro, conseguí sacar parte de mi cuerpo para llegar hasta él.
—¡Takasugi! —pero él respondió una vez lo habían atravesado con una espada en el abdomen, cuando su sangre manchó la tierra del suelo.
—Shi-Shiranui... —intentó estrecharme la mano sin poder levantarla del suelo.
Yo no podía moverme por el impacto, pero cuando conseguí tocar sus dedos fue justo cuando quisieron sacarme de la jaula para matarme también. Ese día fue cuando Kazama y Amagiri me rescataron, cuando los conocí y me uní a ellos. Nada más huir nos quedamos en una colina Kazama y yo mientras Amagiri se encargaba de arreglar lo que había pasado en el pueblo.
—Lo siento mucho... —recuerdo su voz seria hablar con lástima mientras llevaba el cuerpo de Takasugi en brazos y lo dejaba delante mío.
Esa noche sufrí como un humano, lo enterré como uno y me tuve que volver completamente un demonio yéndome con ellos a un lugar seguro.
Y aquella vez que vi a Harada por primera vez no evité pensar en él, eran muy similares físicamente, pero lo que más compartían era su personalidad, su actitud, y sobre todo, que Harada comenzó a verme como un enemigo por estar en distintos bandos, no por ser un demonio.
Con el tiempo nos encontramos una y otra vez más, y por cada una esa rivalidad perdió su sentido, dejamos de ser enemigos por los ideales y nos convertimos en aliados contra Kodō y sus rasetsu, empezamos a pelear juntos, y debo admitir que me encariñé mucho con él, me gustaba luchar a su lado como si fuéramos amigos... y creo que conseguimos serlo.
Aunque el tiempo que conviví con él no se asemeja por nada del mundo al que pasé con Takasugi y todo lo que viví con él, empecé a sentir lo mismo por Harada, empecé a desarrollar esa necesidad de protegerlo y estar juntos aunque él no me aceptara de la misma forma.
Y ahora de nuevo voy a perderlo...
—¿Qué vas a hacer ahora? —pregunté volteando a verlo de nuevo.
—Es verdad... Shinpachi aún está esperándome, necesito apresurarme e ir a Aizu.
Vi ese pequeño brillo radiar en sus ojos una última vez antes de que se apagara y estos se cerraran, dejó de respirar, dejó de moverse y dejó de sufrir, tan sólo se quedó recargado en el tronco completamente lacio mientras su mano caía en sus piernas sin poder haber hecho nada por detener el sangrado.
Agaché la cabeza apretando los puños mientras las lágrimas me resbalaban por las mejillas, quería gritar, quería golpear a quien hizo esto... Pero ya está muerto, y a quien realmente quiero golpear es a al maldito destino que me ha hecho perderlos a los dos.
Grité desgarrándome la garganta mientras golpeaba el árbol y luego me arrodillaba junto a él apretando su cuerpo en un abrazo que jamás pude darle en vida. Y aún sin ser correspondido, lloré en su hombro varias horas.
También lo enterré como los humanos bajo este árbol, dejé flores silvestres en su tumba e incluso grabé su nombre en el tronco para que quede constancia de su vida. Fui a recuperar su lanza con la idea de dejarla clavada junto a él, pero en el último momento me contuve... él aún tenía cosas que hacer.
—Hola, veo que empezó la pelea —saludé a Kazama hasta llegar a su lado al borde de este risco donde podía verse perfectamente el campo de batalla.
—Shiranui... —me miró un momento antes de volver la mirada al frente— Sí, aquí se decidirán varias cosas.
Suspiré apretando un momento su lanza y viendo el cielo que apenas se iluminaba por el amanecer.
—Harada, ya estoy en Aizu...
No damos abasto con tantas cosas sad, quizá no haya sido tan triste pero es que en mi mente esto me partió el corazón ;_;
Espero que les haya gustado, aquí expliqué un poco mis headcons sobre la historia de Shiranui, nada más allá de la mención de un tal Takasugi es canon unu
Nos vemos mañana con el poderoso secreto de desamor </3
Atsushi~
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