16 de mayo de 2021

| AMIGOS |

AU: Peace Maker Kurogane

La sangre resbalaba hasta el río y se desvanecía entre la corriente fluyendo con rapidez sin que pudiéramos hacer nada.

—Deja de hablar, Heisuke —supliqué interrumpiéndolo—. No te preocupes... pronto va a parar el sangrado...

Rasgué parte de mi ropa y con esta intenté hacerle un torniquete con ayuda de Sano quien lo sujetaba por la espalda.

—Capitán, yo... ¿cometí un error? —escuché la voz de Himura detrás de nosotros. De su katana aún escurría sangre, la sangre de Heisuke sólo se expandía por toda mi vista.

Pero no pude enojarme. Admito la tensión en el momento en que escuché la voz de su asesino, pero pronto desapareció, la ira se desvaneció ahogándose también en la sangre de Heisuke y fundiéndose en este pesado y cruel sentimiento que no puedo nombrar, justo como su sangre se pierde en el río.

—Quisiste salvarnos, no hay ningún error en eso —murmuró Sano siendo único con fuerza para hablar en ese instante.

—Himura, si llegas a los cuarteles mándanos a Yamazaki —conseguí hablar también—, vamos a estar aquí hasta la mañana.

Jalé con más fuerza los trozos de tela y los anudé tratando de seguir apretando con las manos la herida que inmediatamente había empapado de rojo la tela.

Siempre nos reíamos de lo bajito que soy, de lo pequeñas que son mis manos... y antes me molestaba serlo, luego descubrí que siendo pequeño también tenía muchas ventajas, incluso tener las manos tan pequeñas me hacía tener diferentes técnicas y poder usar la katana de otra manera. Pero ahora las odio, por más presión que haga no sirven para nada, son demasiado pequeñas como para sujetar a Heisuke, no son lo suficientemente fuertes como para detener la hemorragia... Sólo puedo sentir su sangre resbalarse entre mis dedos.

—Todo está bien, Heisuke, Yamazaki llegará pronto y te va a curar estas heridas de inmediato. Aunque a veces sea un poco bruto —la impotencia empezó a ahogarme también, en serio no podía hacer nada además de intentar que este momento tan terrorífico lo fuera un poco menos.

La mano de Heisuke se extendió hacia mí, temblaba con fuerza y no resistió más, pero antes de caer, Sano la sostuvo y la guió hasta mi cara. Pude sentir su dedo fino y helado deslizarse bajo mi ojo secando las lágrimas.

—Shinpachi, te estásn babendo los ojos... —intentó reír un poco aún con su voz temblorosa y débil que ocultaba quejidos de vez en cuando.

—Esto no es babear... ¡Es moquear! —siguió el juego Sano haciendo que yo me empezara a reír.

Tomé aire y por un momento me puse las manos en la cintura fingiendo una pose de grandeza antes de forzar mi garganta para sonar lo más animado posible.

—¿Ustedes, idiotas, no sabían que yo, el gran Nagakura Shinpachi, puedo mear por los ojos?

Sano estalló en carcajadas lo más fuertes que le permitía la voz mientras que yo reía sin deshacerme de las lágrimas y Heisuke llenaba el aire de sus suaves y débiles risas que ahora sonaban más dulces que nunca.

—¿En serio? Qué asco... —murmuró él.

Sólo seguimos riéndonos como si nada, como hacíamos meses atrás cuando nada nos preocupaba, cuando no se nos pasaba por la cabeza que Heisuke fuera a morir en nuestros brazos.

Y nada más pensar eso me derrumbé, tomé la mano que él tenía en mi mejilla y la sostuve con ambas manos empezando a llorar sobre ella. Pero entonces sonó de nuevo la voz fuerte pero dolida de Sano.

—Oye, Shinpachi, sonríe, vamos —llevó ambas manos a mi cara y estiró mis mejillas para forzarme a sonreír al igual que lo hacía él con tanto esfuerzo y, sin embargo, Heisuke lo hacía sin dificultad.

Seguimos riendo los tres mientras las lágrimas nos mojaban la cara y el río seguía limpiando la sangre que caía en él.

Pero de pronto sentí cómo la mano fría y delgada de Heisuke se escurría entre las mías, pequeñas y ensangrentadas, pesaba tanto de pronto y cayó sobre mis piernas mientras que su cuerpo perdía la fuerza al igual que su risa y caía completamente sobre el pecho de Harada.

Miré por un momento la sonrisa que se había quedado marcada en su rostro, observé por eternos segundos perdiendo la esperanza en que su pecho volviera a inflarse o volviera a sentir un tic más en su mano. Pero sólo se quedó ahí, la sangre seguía saliendo pero ahora ya no le dolía, ya no podía sentir nada.

Respiré con profundidad y con tal de sacar de mí aquella mezcla de emociones sin nombre, me tiré encima suyo abrazándolo con fuerza y por ende a Sano también. Sentí sus brazos rodearnos a ambos y apretarnos con calidez ahora dejando libres sollozos sinceros.

Pasamos mucho tiempo así, el cuerpo de Heisuke se volvía más y más frío con el tiempo... Y de pronto el sol empezó a salir, llegó a iluminar el rostro tranquilo de Heisuke haciéndome verlo una vez más tan radiante como siempre para decirle adiós finalmente.

—Sano tenía razón, Heisuke... No importa nada más, aquí sólo estamos nosotros, aquí sólo hay amigos.

Aquí vengo a llorar públicamente una vez más. Así como dato, esto es una transcipción con más cositas y narraciones añadidas del capítulo 27 del manga de Peace Maker Kurogane, y el capítulo se llama literalmente Amigos, de ahí que esto fuera lo primero que se vino a la cabeza. Así que una disculpa por la depresión, debo admitir que este es capítulo es el que más me ha hecho llorar de cualquier manga que he leído...

Nabari mi novio tóxico: Y espera a ver cómo nos divertimos en unos meses, mi amor.

Bueno, ya conocieron a mi novio el tóxico, se llama Nabari, se apellida no O :'D

Espero que les haya gustado, debo evangelizar al mundo con amor para Shinpachi chibi de PMK y cosas geis de Hijikata y Okita también. Nos vemos mañana.

Atsushi~