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13 | Reuniones secretas


13 de mayo de 2021

| REUNIONES SECRETAS |

AU: Samurái

Me quité el men disfrutando de la brisa suave que refrescaba la cara contrastando con el calor de mayo y aún más aquel que se encerraba dentro del casco. Pero inmediatamente llevé la vista al lado opuesto donde Hajime acomodaba su pelo tan sólo con la mano al venirse este en su cara.

Pronto nuestras miradas se cruzaron y ambos sonreímos, entonces yo señalé el dojo, más bien el pasillo que se formaba entre el lateral de este y la pared que marcaba el límite de la casa. Por un momento su mirada lucía confundida, pero después de insistirle y mover los labios exageradamente para que me entendiera, asintió.

—¿Ahora? —conseguí entender en sus labios.

—Sí, vamos —insistí sin alzar la voz y él se levantó yendo lentamente y pasando desapercibido.

La verdad es que ver su cara un tanto angustiada por ser atrapado me causaba mucha ternura. Reí mientras terminaba de enrollar las cintas del men en mi mano y luego guardarlas adentro para dejarlo acomodado, quité de mi zekken la pequeña bolsa con dinero guardándola dentro de mi gi y justo después me levanté pretendiendo ir también a donde le dije, pero nada más estar de pie y voltearme hacia la izquierda, tuve que frenar para no chocarme con Kimura.

Mi sonrisa se borró por el desconcierto y tampoco es que al reconocerlo esta se agrandara mucho.

—Okita —me saludó alegre.

—Ah, buenos días —respondí sin mucho interés sólo sonriendo por cortesía.

—Muchas felicidades, tu técnica ha mejorado mucho, ¿sabes? Cuando te vi la primera vez y eras pequeño ya combatías con el mismo espíritu que ahora, pero con esta técnica, si la perfeccionas, en serio que vas a llegar muy lejos —incluso me desconcertó más al abrazarme dándome palmadas en la espalda a modo de felicitación—. Me alegro mucho de haber podido verte mejorar y seguro que tu dojo está orgulloso de ti.

En mi mente había muchas cosas que decir, pero para no hacerlo sólo correspondí el abrazo sin saber qué hacer, le di también unas palmadas en la espalda riendo por mera educación para separarme antes de lo que él quería.

—Bueno, gracias... —seguí fingiendo la risa mirando hacia aquel pasillo antes de separarme por completo de él y rodearlo por la izquierda para seguir mi camino sin volver a mirarlo— Tengo cosas que hacer. Hasta luego.

Tuve la sensación de que volteó a mirarme pero yo seguí mi camino corriendo, pero cuando me di la vuelta para ver si así era, Kyōsuke estaba acercándose a él para saludarlo también, por eso seguí sin preocuparme más.

Espero que por lo menos lo felicite, y si lo hace, que realmente le importe a Tsurugi, no como a mí.

Nada más cruzar el pasillo llegando al jardín trasero, justo donde teníamos los corrales para las gallinas y animales pequeños, volteé en varias direcciones sin encontrar allí a Hajime.

—Sōji —por un momento me asusté pero pronto empecé a reír al verlo con la espalda contra la pared trasera del dojo.

—Ay, aquí estás —me acerqué a él abrazándolo.

—¿Qué querías decirme o qué? —preguntó tranquilizándose poco a poco mientras nos separábamos.

—No, sólo quería verte sin tener que pegarnos palos en la cabeza y sin que tengamos que estar con todos los demás.

—Ah era eso... es que como lo dijiste así, pensé que querías contarme algo —rio un poco también colocando una parte de su fleco detrás de sus orejas a la vez—. Pero en ese caso me gusta la idea, me encanta estar contigo.

—Y a mí —lo abracé de nuevo dándole un beso en la frente, pero al ver la sonrisa que brotó en su cara tras esto, me acerqué lentamente a sus labios viendo cómo me daba permiso de besarlos al acercarse de vuelta.

La última vez que sentí sus labios fue en aquella noche que pasamos juntos, aquella en la que perdí la cuenta de los besos que nos habíamos dado, aquella en que me confirmé a mí mismo lo mucho que lo amaba. Habíamos hecho aquello que todos llamaban elegantemente "hacer el amor", pero aunque lo llamen así todos por pudor, parece ser un vicio insaciable que a mi imaginación nunca dejó de ser desagradable y hasta salvaje, pero yo sí puedo decir que hicimos el amor, cada instante podía sentir en mi piel cómo lo amaba desesperadamente, y aunque espero que para él haya sido igual, por un momento tuve miedo de que rechazara este beso, pero al sentir cómo correspondió con cariño para luego dedicarme una sonrisa sentí que podía volver a respirar.

—Bueno, Hajime, ¿quieres ir a dar una vuelta?

—¿A-ahora?

—Sí, ¿por qué no? —me encogí de hombros caminando de espaldas hacia el muro que da directamente a la calle.

—Ahora van a entregar los premios y tú fuiste el primer lugar, debes ir a recibirlo...

—Los premiso los va a entregar Kimura —me encogí de hombros viendo cómo finalmente me seguía.

—Realmente no te cae bien... —rio justo cuando llegamos al muro y yo jalaba unas cajas para poder subirnos en ellas y saltarlo sin problemas.

—Él no se va a acordar y seguramente sólo piense que soy un maleducado, pero no fue sólo lo que hizo, no estoy resentido porque me haya apartado rompiéndome la ilusión. Lo que me molesta es que siguió así, sin darme importancia hasta que se enteró de que Kondō es mi papá, y más o menos para ese entonces yo ya empezaba a pelear bien así que no fue hasta ahí que empezó a darme importancia. Y sabes que me molesta mucho eso.

—Bueno sí, la verdad es que es molesto pero no es que podamos hacer mucho —se encogió de hombros mientras pasaba por encima del muro y se disponía a saltar.

—Es que es horrible, odio eso: te tratan con respeto sólo si eres importante o superior a ellos, sino te ignoran o les das igual, es jodidamente estúpido. Yo no voy a tratar con respeto a alguien que me insulta por más adulto o superior que sea, es una persona y ya, es un simple mortal como yo, sólo que se le olvida eso y cree que puede tratar mal a los "inferiores". Yo era un niño y él me ignoró, así que yo lo ignoro a él, yo sigo siendo la misma persona. ¿Que sabe más kenjutsu que yo? Pues sí, claro, pero sigue siendo un humano y ser más viejo o con mayor grado no va a hacer que no se muera si lo apuñalan, se va a desangrar igualmente. No es como si sus sesenta años o sus 9 danes vayan a detener una hemorragia... Así como mis dieciocho años o mi menkyo no van a hacer que me desangre antes —casi sin darme cuenta mi voz había subido más y más su intensidad, por eso sólo suspiré sacudiendo de mis manos la tierra que se pegó al caer y tocar el suelo.

Creo que volví a hablar de más, siempre lo hago cuando me molesto y eso hace que me digan que cierre la boca y deje de quejarme... lo cual me hace enojar más y me quejo yo sólo en mi cuarto. Por eso miré a Hajime esperando verlo completamente harto de mí cuando me pongo así, pero sorprendentemente no parecía estarlo.

—¿Sabes? Quizá si más gente pensara como tú se habrían evitado muchos de los fracasos militares que hay últimamente. Subestiman demasiado a los enemigos y confían demasiado en su poder descartando que alguien débil tiene mucha ventaja para poderlos matar... —me quedé en silencio analizando lo que dijo y viendo cómo realmente tenía razón— Pero ya que no todo el mundo piensa así, me gusta escucharte a ti hacerlo. La verdad quisiera poder ser como tú y quejarme de lo que no me gusta, no sólo quedarme callado y aguantarme. Me hace sentir mejor saber que no soy el único que piensa así y que al menos hay alguien que sí puede expresarlo.

Reí un poco y lo tomé de la mano.

—Bueno, a veces creo que sueno muy inmaduro pero realmente me siento mal si no expreso esto, así que si algún día quieres desahogarte hazlo conmigo, haremos una charla infinita desquitándonos con todo lo que nos molesta... y sé que sólo es cuestión de que cojas más confianza y le des menos importancia a las cosas para que también puedas expresarte —reí balanceando un poco nuestras manos viendo cómo él reía también.

—Eso espero... —unos segundos después de caminar lentamente casi sin habernos alejado de la casa, me miró— Bueno, ¿a dónde nos vas a llevar?

—Bueno, tengo dinero y hambre, así que podemos ir a comer en ese restaurante que está cerca del templo y luego podemos ir por monaka con el señor Yukimura, ¿qué dices?

—Me gusta el plan.

Pero antes de seguir hablando tensé la mandíbula al escuchar la voz de Hijikata desde la casa.

—¿¡Sōji, dónde estás!?

—Vamos corriendo antes de que nos metan a rastras —empezamos a correr por la calle hacia el río cruzando el puente. Mientras yo reía podía ver su nerviosismo por estar yéndonos a escondidas, pero sólo apreté un poco su mano—. Tranquilo, yo me hago responsable y escucharé el sermón del sensei.


Monaka: Dulce tradicional japonés compuesto por barquillos de mochi rellenos de frijol dulce.




¡Otro capítulo de cositas homosexuales y sabrosonas para todos! *suspira orgullosamente bebiendo té* Ahh~ amo el OkiSai, simplemente me encanta.

Espero que les haya gustado, realmente disfruté mucho escribiendo este capítulo, el AU de samurái me encanta y el OkiSai aún más. Además vimos a Sōji quejándose de la gente y escapando de sus responsabilidades porque el amor es bien bonito entre samuráis papichulos.

En fin, todo bonito un día más. Nos vemos mañana ^^

Atsushi~

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