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II. Ayer se compró un yoyo

DÍA 2
PRIMERA CITA.

"Te menciono esto porque para festejarlo mis suscriptores me retaron a llamar a mi crush e invitarlo a una cita... así que, aquí estoy... ¿quisiera... ya sabes... ir a una cita conmigo?"

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Hitoshi tomó otro trago de su bebida energética, consiente de que era la segunda en el día y riendo al ver un comentario donde lo acusaban de ser un adicto a esa porquería sabor tutifrutti.

Hace alrededor de dos años había empezado a hacer videos para un canal de YouTube como sugerencia de su psicóloga para vencer su pánico social, sin esperar que las cosas salieran tan bien y la gente empatizara tan rápido con él, suscribiéndose y haciendo crecer su canal.

Lo que empezó como una tarea terminó siendo un trabajo que disfrutaba demasiado y que lo había ayudado a superar muchos de sus líos mentales; ahora, estaba en un live interactuando con sus seguidores, respondiendo las preguntas que le enviaban y riendo cuando algo se salía de control.

— "¿Tienes mascotas?" — leyó— Si, exactamente cuatro gatos. Atún es el que siempre sale en los videos porque es el más hiperactivo y el que menos duerme.

Respondió Hitoshi, moviendo la patita del gato en su regazo como si este saludara hacía la cámara.

— Siguiente pregunta: "¿Quien es tu crush famoso?"

Sus mejillas se sonrojaron al leer el cuestionamiento, arrepintiéndose de inmediato al aceptar la única condición de esa ronda de preguntas.

No mentir. Aun cuando sea la pregunta más tonta o más controversial debería de contestarla con sinceridad.

— Bueno... —comenzó, evitando mirar la cámara como si eso disminuyera sus nervios— Hay un chico, hace videos sobre videojuegos, videoblogs y bromas con sus amigos y... bueno, es muy interesante... y lindo, supongo. —se encogió de hombros, miró la cámara y sintió como si un montón de ojos lo miraran pidiendo más información. El chat del live se estaba volviendo loco y por más que quiso pasar a otra pregunta todas estaban relacionadas con el famoso desconocido— "¿Él sabe que es tu crush?" ....no lo creo, solo nos hemos encontrado un par de veces en algunos eventos, fuera de ahí no hemos hablado mucho, aunque aveces comenta mis videos.

Busco con desesperación otra pregunta, hasta encontrar entre el montón de comentarios uno con varias dudas sin relación a su reciente confesión.

— "¿Por qué eres tan malo en los videojuegos?" Ni siquiera yo lo se, hasta mis gatos juegan mejor que yo. "¿Alguna vez has dejado la cámara prendida por accidente?" Un montón de veces, por fortuna nunca a pasado nada que no pudieran ver. "¿Tienes amigos interesados únicamente en tu fama?" Bueno, para responder esto deberías de suponer que tengo amigos —se burlo, sabiendo que si Monoma estuviera ahí ya le hubiera aventado un cojín—. En realidad mi círculo social es muy reducido, pero ustedes ya conocen a mi mejor amigo y el no es ese tipo de persona. "¿Tu color favorito es el morado? —llevó su mano a su cabello teñido del mismo color y miró la iluminación color púrpura detrás de él— ¿Que te hace pensar eso? —sonrió— "¿Tu crush es Den-?"

Esquivo la pregunta.

Se sorprendía de lo rápido que habían sido en descifrar el nombre.

Al parecer, al internet no se le escapaba nada.

— "¿Tienes mascotas?" —repitió, ignorando el millón de mensajes con el nombre del rubio como protagonista.

Definitivamente, fue mala idea contestar esa pregunta.

Denki apagó la cámara rendido a poder grabar una sola escena esa tarde.

El día de ayer por la tarde Shinso Hitoshi, su crush de internet, había hecho un live contestando preguntas para celebrar otro millón más en su canal. Si Denki no hubiera estado tan ocupado editando sus propios videos hubiera estado pegado a la pantalla sin perderse ni un minuto de la transmisión del chico como era usual de él hacer; sin embargo, aunque no pudo verlo en su momento, no tardó ni dos minutos en enterarse de lo más controversial del video.

Shinso había revelado quien era su crush famoso... o algo así.

Inmediatamente el internet se convirtió en el FBI e investigó cada canal que cumpliera con las características que había dado el famoso youtuber, y oh, sorpresa, él había estado encabezando esa reducida lista.

Con cada segundo que pasaba más gente se encargaba de repetirle que él era el afortunado crush de Shinso Hitoshi, llenando su corazón de esperanza y sus mejillas de rubor.

Se supone que debería de grabar un video para después poder editarlo y no atrasarse con sus publicaciones, pero no podía pasar ni un minuto sin que su corazón palpitara a mil por hora y sus ojos estallaran en emoción.

Realmente no tenía pensado hacer nada con esa información, tal vez solo mantener entretenido un poco más a su pobre corazón y luego esperar a que Hitoshi aclarara que en verdad se trataba de algún famosísimo youtuber ruso que él estaba lejos de alcanzar y deprimirse con ese nuevo descubrimiento junto a una película extremadamente mala y una buena bolsa de frituras.

Si, ese era su plan.

Hasta que...

"Invita a tu crush a una cita"

Mierda.

Esa misma mañana, después de darse cuenta que él también estaba cerca de agregar otro millón más a sus ya millones de suscriptores, subió un mensaje a una de sus redes sociales, pidiéndoles que le dieran opciones para celebrar ese logro y que la idea más apoyada sería la que se llevaría a cabo.

Obviamente fue mala idea.

La idea de invitar a su crush era hasta ahora -y por mucho- la ganadora, y Denki solo podía preguntarse si sería trampa crear mil cuentas falsas y darle like a la opción de comerse 100 tacos en media hora

Definitivamente, fue mala idea hacer esa dinámica.

— Okay... llegó el momento... —miró el celular con el número listo para ser marcado— ¡Aah! Esto es tan estresante, Dios, este es el momento correcto para lanzarme un rayo, ¿que esperas?

Vio los comentarios en la pantalla de su computador burlándose de su desgracia y después de leer unos cuantos y sentirse más nerviosos, decidió que mientras más rápido pasara el rechazo menos dolería.

Lleno sus pulmones de aire y presiono el número.

— Ni siquiera se si responderá, pero me costo mucho conseguir el número.

Miró los comentarios que pasaban como rayo por el chat del live sin atreverse a mirar el celular que realizaba la llamada. Cuando el tercer tono de llamada pasó sin ser contestado, pensó que se podía excusar diciendo que seguro no contestaría y que deberían de elegir otro reto; sin embargo, antes de poder tomar el celular para colgar, la llamada fue tomada.

— ¿Si?

Oh, Dios, esa voz...

— ¡H-hola! ¿Shinso?

— ¿Si...?

— Hola, soy Denki, no sé si me recuerdas de... bueno, en realidad no recuerdo donde fue la última vez que nos vimos ¡pero juro que si nos hemos visto!

— Ah, si, te recuerdo, ¿fuiste a quien tiraron a la piscina, no?

Formuló mentalmente una lista de asesinatos con Sero en primera fila por lanzarlo a la alberca delante de su crush aquella vez.

— Si... ese. —Miró los comentarios riéndose de su desgracia y quiso echarse a llorar ahí mismo— Bueno tal vez esto te parezca extraño, pero antes de explicarte porque te estoy llamando quiero avisarte que estás en vivo pero no estás obligado a responder nada que no quieras, solo lo menciono para que no digas nada que no pueda hacerse público porque no podré editarlo ¿si?

— Bien, entiendo.

— Y gracias por responderme, no te quitaré mucho el tiempo.

— Descuida, puedes llamarme cuando quieras.

Sus mejillas se tiñeron de rosa y supo que habría muchos screenshots de ese momento vagando por internet en unos días.

— Bien, aquí vamos —tomó aire llenándose de valor—. Puede que no lo sepas pero recientemente cumplí otro millón de suscriptores en mi canal.

— Oh, si lo vi, felicidades por eso.

Contuvo internamente un gritito.

¿Por que ese hombre era tan perfecto?

— G-gracias. Te menciono esto porque para festejarlo mis suscriptores me retaron a llamar a mi crush e invitarlo a una cita... así que, aquí estoy... ¿quisiera... ya sabes... ir a una cita conmigo?

Lo había hecho. Lo había hecho. Lo había hecho

Ya no había vuelta atrás, ya estaba hecho

Mierda, que nervios.

— Recuerda que no estas obligado a aceptar, de hecho, con responder ya estás haciendo demasiado, y no importa si no-

— Me gusta la idea. ¿Puedo pasar por ti mañana?

Su corazón celebró. El chat celebró. Todo el maldito mundo celebró.

Y él se paralizó.

— ¿Denki? ¿Sigues ahí?

— ¡S-si! Si, si, si, lo siento, si... está bien, yo... ¿quieres mi dirección? Vivo en el-

— Espera, espera, ¿no estabas en vivo?

— ¡Oh, mierda, si!

La risa de Hitoshi se escucho al otro lado de la línea. Denki quiso golpearse contra el escritorio.

— Te hablaré en un par de horas para acordar los detalles ¿si?

— Si, está bien, gracias por aceptar...

— Gracias a ti por invitarme.

Y después de una breve despedida la llamada finalizó.

Kaminari se desplomó sobre el escritorio y las personas en el chat, aparte de celebrar su triunfo, le preguntaron si se encontraba bien.

Tardó quince minutos en volver a levantarse.

Jamás se había emocionado tanto por salir con alguien, y ni siquiera era porque Hitoshi era alguien famosos y reconocido en internet, de hecho, podía jurara que si se hubieran conocido en el colegio siendo unos simples adolescentes normales, hubiera babeado igual que ahora por él.

Parecía un niño emocionado por ir a una nueva heladería, contando mil cosas por minuto y derritiéndose cada vez que Hitoshi se reía porque tropezaba con su propias palabras.

No eran dos celebridades en una cita poco planeada y muy improvisada; sino dos adolescentes que habían logrado salir con sus amores platónicos de una manera muy poco convencional.

— ¿Entonces casi pierdes el dedo contra una lagartija? —preguntó Shinso, divertido e incrédulo por la historia contada.

— Fue una batalla legendaria. Papá tiene fotos.

— Una vez una lagartija se metió a mi casa y mis gatos se escondieron en el baño. No son muy valientes.

— Cierto, ¿tienes cuatro gatos, verdad?

— Si. —volvió a ver hacia la carretera cuando la luz del semáforo se puso en verde pero no cortó la conversación— Atún, Dominó, Salmón y Croqueta.

— Lindos nombres.

— Fue lo primero que comieron cuando llegaron a casa; no quise pensarlo mucho.

— ¿Dominó?

— Si... no fue su mejor día.

Kaminari rió y Shinso sonrió. Parecían que se conocían desde siempre, que eran amigos cercanos o que habían convivido un montón de vidas juntos; nadie creería que era la primera vez que salían y mantenían una conversación de más de dos minutos.

— ¿Quieres ir a comer algo?

— Mmm... siempre hay alguien que te reconoce, pide una foto, le dice a los demás y se arma un bullicio; la otra vez me sacaron de McDonals y no me dieron mis nuggets —dijo con un puchero; más que decepcionado por la falta de respeto a su privacidad, parecía lamentar en mayor escala la pérdida de sus MacNuggets— ¿Que te parece un centro comercial?

— Lo mismo pero con más gente. Alguien ve que algunos chicos te están pidiendo una firma y aún sin siquiera conocerte tienes a un montón de señoras pidiéndote que cargues a sus bebés para una foto; después llega seguridad y te saca por "escandaloso"

— Tienes razón...

— ¿El cine?

— ¿Hay alguna película de dinosaurios o perritos?... ¿o dinosaurios con perritos?

— Cine no, anotado.

— Perdón, mis gustos cinematográficos son superiores.

— ¿Dinosaurios y perritos?

— Nunca los subestimes.

Volvieron a reír y a detenerse en una luz roja, pensando seriamente en qué lugar podían pasar esa improvisada cita sin que llegara a ser un desastre escandaloso e incómodo.

Y como si la gracia divina quisiera ayudarlos; un claxon sonó a la derecha y ambos giraron, ignorando al causante del ruido y mirando el edifico detrás de la hilera de autos.

— ¿Estas pensando lo mismo que yo?

— Bueno, es lo mejor que tenemos hasta ahora...

Shinso no había tenido muchas citas en su vida; sin embargo, puede jurar por sus cuatro gatos que ninguna se comparaba a la que estaba teniendo justo ahora, ya sea por la peculiaridad, la persona o el lugar, todo parecía salirse del molde habitual y volverse perfectamente imperfecto.

— Entonces tuvimos que ir al doctor porque la moneda no salía de su nariz —terminó de contar Kaminari, extendiéndole el paquete de galletas Oreo mientras Hitoshi tomaba una y le pasaba el bote de helado.

Sentados en la parte trasera de su auto, en el estacionamiento de un Walmart y con un montón de comida chatarra y rara que compraron apenas minutos atrás, parecían estar viviendo la mejor primera cita de sus vidas.

— ¿Y lograron sacarla?

Denki se encogió de hombros, restándole importancia y hundiendo un osito de Pandita en el helado, —Cuando llegamos al doctor la moneda ya no estaba en su nariz.

— ¿Y tu amigo sigue vivo?

— Si, vivo y feliz... ayer se compró un yoyo.

Hitoshi sonrió y regresó la vista al frente, donde a través del parabrisas se podía ver a las personas con bolsas de compras llegar a sus carros o entrar al establecimiento. No se arrepentía de nada, sinceramente.

— Hagamos esto más seguido.

— ¿Hablar sobre las cosas que se pierden en las narices de mis amigos?

— ¡No! —rieron— Salir, me refería a salir.

— Ah, eso, si, suena bien.

— ¿Entonces... aceptas una segunda cita?

— Por supuesto que si, pero la siguiente vez, yo elijo el Walmart.

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