Anam Cara
Si conocemos el amor,
Es después de todo por la soledad.
Unspeakable Yearn - MDZS
¿Has sentido alguna vez ese vacío?
Como si faltara algo...
Como si te faltara algo.
¿Crees en el mito de la otra mitad?
¿El hilo rojo del destino es real?
¿Las almas gemelas existen?
Esas preguntas hechas por mi profesor de filosofía todavía rondan mi cabeza.
Tal vez sean real.
Tal vez no.
Quien sabe.
En estos momentos yo ya no se ni que es real.
A lo largo del tiempo, he visto a todo tipo de personas creer en este mito con un anhelo tan
fuerte que me es imposible describir.
Trece.
Trece vidas ya han pasado, y el anhelo por el que espera mi alma aun persiste. En un indescriptible deseo por volver a encontrar a esa otra parte faltante.
Donde estará.
¿Seguirá viva?
¿Me recordara?
El destino es cruel.
Recordándome, en cada vida el dolor no tenerte a mi lado.
Siento que he desperdiciado mis vidas en brazos de otras personas.
Hombres y mujeres por igual.
Pero ninguno como él.
Aun lo recuerdo claramente.
Cuando el mundo estaba dividido en la oscuridad y la luz.
Donde las guerras eran todos los días.
Cuando me sentía inmortal y poderoso, mientras conquistaba reinos enteros.
Olvidándome que solo era un simple humano.
Hasta que apareciste tu.
- Mi rey. Los rebeldes fueron masacrados y los aldeanos apresados. – hablo un guardia arrodillado con la vista en el suelo.
- Elimínenlos.
- ¿Qué?
- Desaparézcanlos a todos. No quiero ni un solo ser de esta aldea vivo.
- Pe-pero mi rey...
- ¿Pero? ¿Te estas negando a cumplir mi mandato?
- No, mi rey.
- Entonces háganlo. Quiero que este infierno arda esta noche.
- Si mi rey.
Ni bien el guardia se fue. El rey quedo solo con sus pensamientos.
- No entiendo porque el emperador quiere desaparecer este pueblo. Son solo campesinos sin nada de riquezas. Lo único que se puede considerar de valor es este templo. – pensaba el rey caminando por dicho templo, absorbido por la paz que emanaba debido a su sencillez.
Paz que fue rota por el sonido de una flauta.
¿Quién podría tocar la flauta en un momento como este?
Curioso por aquel sonido que parecía venir detrás del templo.
No.
No venia de atrás del templo.
El sonido parecía venir dentro del templo.
¿Pero cómo?
Algo llama su atención en el piso, debajo de la imagen de la deidad.
Tirándola abajo sin ningún cuidado, sin importarle si despierta la furia de aquel dios o diosa.
Al ver debajo de ella se encuentra con unas escaleras.
Raro. Aquellas escaleras parecían estar hechas del mismo suelo. Como si la tierra las hubiera creado.
Mientras va descendiendo se encuentra con unas flores rojas.
Unas flores que el jamás ha visto, pero de alguna parte siente que las conoce.
La familiaridad que siente sobre aquellas flores le perturba.
Pero su curiosidad gana al escuchar con más nitidez aquel sonido.
Por fin ha llegado al final de las escaleras.
Siente el olor a humedad.
¿Un lago?
Hay un aroma dulce.
Ese olor... son flores...
¿Jazmín? ¿Cerezos?
No... él era es más sutil...
Da un paso y se hunde.
¿Lodo?
Al enfocarse en su alrededor, quedo impresionado.
Efectivamente había un lago.
Un lago con algunas flores de loto en el centro
Mientras se acercaba, más lodosa se ponía la tierra y esas flores rojas se volvían más intensas.
¿Había salido del templo? Él no lo sabía.
Solo sabe que ese precioso bosque y aquel hermoso lago no puede real.
.
.
.
La flauta
Donde...
Y lo ve.
Ve a... ¿un hombre? ¿Una mujer?
Aquel ser es demasiado delicado para ser un varón.
Pero es mas hermoso que una mujer.
Una piel demasiado inmaculada que parece marfil, sus cabellos de un brillante rubio como el oro, sus ropajes parecían estar hechos de seda.
Poseedor de un cuerpo esbelto que, si bien no parecía ser tan alto como el, su porte elegante y grácil lo hacia ver alto.
Aquel joven yacía de espaldas a él, mientras tocaba gentil mente la flauta en medio del lago.
Con medio cuerpo sumergido, el tocaba una sonata triste, como si llamara a alguien.
¿Pero a quién?
Al momento de dar un paso dentro del lago, el joven dejo de tocar la flauta y volteo hacia él.
Dos soles le saludaron al momento de conectar miradas.
La pureza, el amor, el deseo y el irresistible anhelo de poseerse hizo presente.
Era suyo.
Le pertenecía.
Se pertenecían.
Ambos lo sabían.
Lo sentían.
Entonces.
Porque las cosas terminaron así.
¿Porque el destino los separo al poco tiempo de encontrarse?
Se lo arrancaron de sus brazos, dejándole solo una marca del sol y un cascabel.
Aquella marca siempre aparece.
En todas sus vidas.
Exactamente en el mismo lugar de donde se la hicieron por primera vez.
En su pectoral izquierdo, justo arriba del corazón.
Recordándole su ausencia.
La desdicha de no tenerlo y su fracaso al protegerlo.
Aquella marca, en el momento en el que aparece, vuelven a él todos sus recuerdos atormentándolo.
Con aquel anhelo de volverlo a tener entre sus brazos.
Un par de tintineos lo devuelven a la realidad.
Volvió a perderse en sus pensamientos.
Suele ocurrir frecuentemente desde que volvió aparecer aquella marca en su pecho.
Sus esporádicas noches de insomnio, se volvieron algo de todas las noches desde que los recuerdos empezaron a volver.
Basta.
Ya basta.
Detente.
Detente por favor.
Te lo ruego.
Ya no más.
Ya no más.
Vuelve abrir sus ojos.
Debe centrarse en el mundo real.
Concentrándose recuerda que esta en la boda del padre de uno de sus mejores amigos.
Curioso.
Aquel hombre le recuerda al emperador y su mejor amigo al príncipe menor, quien al final recibe el trono.
El futuro esposo le recuerda a aquel joven guerrero que murió en manos de su amado, el príncipe heredero, en medio de un incendio.
Recuerda perfectamente esa batalla.
La sed de sangre y venganza.
Donde destruyeron todo.
Cuando lo perdieron todo.
Que raro es el destino.
Uniendo alamas que nunca van a poder coexistir una con la otra.
No con todo el odio y el rencor que cargan.
No después de todo lo que vivieron.
El precio de aquella traición fue demasiado alto para todos.
Para él.
No le queda más que esperar, y ver como transcurre esta vida.
Justo antes de empezar la ceremonia, ruega en silencio volverlo a ver.
¿Destino?
¿Karma?
Él no lo sabe.
Lo único que, si sabe es que ambos son unos hijos de puta.
Quiere reír por lo irónico que resulto ser la situación.
Es que enserio, quien iba pensar que esto terminaría así.
Tintineo.
Se escucha el sutil tintineo de un cascabel.
- Puedes creerlo. El novio acaba de huir con el hijo mayor del otro novio, quien se supone que estaba muerto, pero al final no lo estaba. Esto parece sacado de una película. – comento sonriendo un joven muchacho a su costado.
- ... – el solo puede observar en silencio al extraño chico que le hablo.
- ¿Amigo estas bien? – le pregunta el chico al ver que el otro no le responde y solo se le queda viendo. – enserio hombre, me estas preocupando.
- ... – hace el intento de hablar, pero no le sale alguna palabra. No puede. Se siente mareado y le duele la cabeza.
- ¡Cuidado! – el extraño lo sujeta justo cuando el estaba a punto de trastabillar. – te encuentras bien? Ven vamos a sentarnos a otro lado, acá hay demasiado ruido.
Y así el muchacho se lo lleva a un jardín apartado de todo el revuelo que se volvió el salón de ceremonias.
Lo llevo a un jardín que se le hace extrañamente familiar.
- Bien, creo que estamos lo suficiente alejados de todo ese ruido. – dijo mientras le ayudaba a sentarse. – te sientes mejor?
- ...
- ...
- ... cascabel – fue lo único que salió de sus labios después de unos minutos de silencio.
- ¿Cas-cascabel? – pregunto extrañado hasta prontamente recordó algo. – te refieres a esto? – pregunto mientras le enseñaba un pequeño cascabel de color plateado, con la delicada forma de una flor de loto, atado con una cuerda roja.
El dolor de cabeza vuelve con mas fuerza y el ardor en su pecho se hace presente.
Arde como si estuviera en llamas, justo en el lugar donde está la marca.
Siente como sus ojos se llenan de lágrimas.
Llora.
Y es que no puede evitarlo.
Después de tanto.
Trece vidas para ser exactos, lo vuelve a ver.
Esta ahí.
Frente suyo, tan hermoso como siempre, con sus cabellos rubios como el oro y sus ojos tan resplandecientes como el sol.
Aquellos ojos que siempre lo miraban con amor y anhelo, ahora lo miran con preocupación.
¿Por qué?
- Que pasa mi ángel. ¿Porque me miras así? ¿Es que acaso no te acuerdas de mí? – le pregunta mientras lo abraza, aferrándose a el tan fuerte como puede, con miedo a que se lo vuelvan arrebatar.
El rubio no entiende.
Porque el apuesto hombre de cabellos lavanda lo abraza como s no hubiera un mañana.
¿Y porque lo llama ángel?
- Disculpa, pero creo que te confundes de persona. – dijo mientras intentaba separar del hombre. – en primera, mi nombre no es ángel. En segunda, yo no te conozco. Y en tercera, ¿Por qué debería de recordarte? – le responde mientras se aleja unos pasos de aquel hombre, podrá estar todo guapo y eso, pero no lo conoce.
- No... ¿no me reconoces?
- No. ¿debería?
- ...
No lo reconoce.
Su ángel no lo reconoce.
¿Por qué?
¿Porque no puede recordarle?
.
.
.
Porque no tiene conciencia de sus vidas pasas.
De la vida y el amor que vivieron juntos.
No tiene memorias.
Y posiblemente – aunque le duela en el alma – tampoco tiene los sentimientos de aquella vida.
Duele.
Pero no importa.
El se va a encargar de que aquellos sentimientos y memorias vuelvan.
Y si no puede.
Pues va a crear unos nuevos.
Nuevos y fuertes sentimientos para esta vida.
Se va a encargar de que su presente y su futuro sean los mejores.
No va a dejar que nada, ni nadie los separe.
No esta vez.
- Disculpa, es que te pareces a alguien a quien conocí en el pasado. – dijo mientras se limpiaba las lágrimas.
- No te preocupes, a cualquiera le pasa – comentó el rubio mientras le ayudaba a limpiarse con un pañuelo que cargaba consigo. – aunque si lo confundiste conmigo debe de ser bien apuesto.
- Si, lo es – dijo mientras miraba fijamente al concentrado joven secarle sus lagrimas de forma delicada, como si temiera hacerle daño. Recuerda perfectamente cuantas veces el rubio le ayudaba a lavarse la cara, era exactamente igual. – cuál es tu nombre?
- ... que? ¿Qué dijiste? – se quedó tan ensimismado en el rostro de aquel joven de cabellos lavandas que no es cucho cuando le hablo.
- Como te llamas. Dijiste que tu nombre no era ángel cuando te llame de aquella forma.
- ¡Ah! ¡Si! Denki, mi nombre es Denki Kaminari, un gusto! – dijo el joven dando una sonrisa rayo de sol, mientras le extendía la mano. – y el tuyo?
- Hitoshi. Shinso Hitoshi y el gusto es mío. – dijo correspondiendo la sonrisa y el apretón de manos.
Si. Tenían toda esta vida para volver a amarse.
Y aquí viene Andrew tarde como siempre.
Sorry babes.
La verdad es que eh estado con algunos problemillas, pero bueno por lo menos pude actualizar el cap de hoy.
Si. Esta raro, lo se.
Pero la verdad es que esta idea es en si una historia larga.
Lo que les estoy dando es como el prólogo (? De una historia que estaba escribiendo.
¿Algún día verá la luz? Ni idea.
Pero bueno es lo que salió.
Si han leído Buttercup, sabrán que no soy buena escribiendo one-shot porque se me hacen ¡DEMASIADO LARGOS!
Además, les tengo un amor-odio a los one-shot, porque me dan unas ganas tremendas que volverlos historias largas y por otra parte no porque siento que el feeling se les va si lo hago.
Espero que les guste este primer día de esta hermosa semana.
Sin más que decir.
Me despido.
Kisses A.
PD: BUTTERCUP LLEGO AL #1 DE LAS HISTORIAS SHINKAMI Y YO NO HICE NADA POR ESO TToTT LOS AMO TANTO ♥♥♥
PROMETO DARLES UN REGALITO DESPUES DE ESTA SEMANA ♥
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