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31. La cena del desastre

No s eolviden de comentar!

Joshua estaba emocionado. Lo que Iris nos había ofrecido era un avance increíble en el proyecto, para mí, la oportunidad de tener a Maya de regreso. Solo Ann se mantenía callada, así que le pregunté su opinión.

—Suena factible. Si funciona tenemos una forma de regresar a un universo donde hayamos fallecido o incluso a otros, si lo haces repetidas veces, es una forma de ser inmortal. Seguro lo que nuestro padre quería. Pero... solo hay algo que me importa—. De pronto sonrió, de manera burlona—. ¿Qué le vas a decir a Maya cuando despierte aquí y se encuentre inmiscuida en una relación poliamorosa con esa chica?

—Eso no va a pasar—la empujé ligeramente por el hombro, seguíamos en las escaleras del edificio de Iris y tenía miedo que ella estuviese espiando—. Necesito su ayuda y el cuerpo de Celeste. Cuando logremos traer a Maya, le explicaré que lo nuestro no puede ser.

—¿O sea que vas a engañarla? —me preguntó Joshua.

—Sí, por un buen motivo —afirmé, sin ningún tipo de culpa. Me había propuesto traer a Maya sin importar los medios. Engañar a Iris era nada en comparación a los lejos que era capaz de llegar por tenerla de regreso—. Y ustedes no le dirán a Sophie cuál es el trato que hice con Iris. Ni nada de esto a la gente del proyecto. No quiero que Solange y Oliver sepan al respecto.

Tuve un sobresalto cuando mi teléfono sonó y el nombre de Tiago apareció en mi pantalla. Contesté de inmediato, esperando algún tipo de trampa, pero no fue así. La voz de mi amigo se escuchó, avisándome que él y Grecia por fin eran libres. Hablar por teléfono era arriesgado, así que nos comunicamos en clave para darnos encuentro en un sitio secreto en la playa. Una zona inaccesible para cualquier persona normal debido a unos deslizamientos ocurridos años atrás que la hacía una zona peligrosa.

****

Ver correr a Dylan hacia su madre era una imagen llena de esperanza. Él intentaba reprimir sus sentimientos y preocupación para demostrar que era fuerte. Entendía que la vida para nosotros estaba llena de obstáculos que nadie jamás iba a tener, pero por primera vez en su vida, tenía a sus cuatro padres juntos.

Mientras Grecia y él corrían por la costa, hablé con Tiago, quien se notaba más que feliz de por fin haber salido de prisión y tomar el sol en la playa.

—Tuvimos que firmar un pacto con el diablo para salir. Nos retiraron los cargos a cambio de tomar nuestro lugar en el Círculo.

—Es lo que debían hacer. Debemos averiguar qué traman.

—Quieren a Dylan para el eclipse que se aproxima, harán algo grande ese día.

—Según Alice es el rito de selección, entre los niños portal del Círculo en ambas dimensiones, solo uno o dos sigue siendo portal y como quince años más tarde el demiurgo decide usarlo como puente para iniciar el Estado Utópico. Como hicieron con Maya.

—Definitivamente Dylan no va a participar de eso.

—No, no lo hará, aunque debes hacerles creer que sí. Mientras recabas información... es que, no sé. Se supone que su nuevo intento de instaurar el "Estado Utópico" será recién en quince años, pero parece que fuese suceder pronto.

—No nos han dicho qué, mi padre es muy críptico, hablan como si se acercara el apocalipsis.

—Tal vez porque tu padre va a ganar la alcaldía de la ciudad aquí y es muy probable que Franz Ayala gane la presidencia en la dimisión T51. Si están tan apresurados por conseguir el poder político es por algo.

Mantuvimos la mirada fija en la línea del horizonte, Grecia y Dylan jugaban entre las olas. Ese era uno de los lugares especiales que visitaba con Maya; en los últimos años la había visitado con frecuencia, para recordarla y añorar verla de nuevo. Y en ese momento, todo había acabado, cada noche podía regresar con Sophie al otro lado y si las cosas salían bien, en poco tiempo tendría a Maya de regreso.

El miedo era inminente, los planes del Círculo podían echar todo a perder, pero eran un obstáculo más, ya habíamos desafiado muchos y se sentía como el último esfuerzo que realizas en una carrera de larga distancia antes de llegar a la meta.

—¡Oye, tenemos que poner algunas normas! —Grecia fue viniendo hacía nosotros, Dylan se le adelantó corriendo hacia su toalla. —No está bien que ustedes sean los padres permisivos y geniales y Tiago y yo los estrictos y aburridos. Dylan ya me dijo que le están enseñando a usar magia y armas.

—No... es así, bueno, Sophie le regaló una daga y sí le enseñaremos de a poco, en este lado deberíamos también y lo de Alice, no sé si es magia, pero tampoco le hace mal saber nuevas cosas —consideré.

—Igual no es justo—Tiago se unió a la protesta de su novia—. Ya que vas a ir al otro lado, debemos estar de acuerdo en qué límites le ponemos al niño.

—Como quieran, pero.... Ya no será necesario que yo lleve el mensaje. Podremos acordar cuando estemos todos juntos—la emoción por explicarles lo que había descubierto hacía poco me abrumaba y ya no aguantaba más. Ambos esperaron que me explicara y así lo hice.

Mis amigos compartieron mi emoción. No solo por ver a Maya, sino porque eso también abría la posibilidad a que ellos pudieran retornar a Scielo1.

—Regresar a la dimensión T51 sería increíble.

—Sí, pero necesitamos cuerpos aptos ¿no es así?—Grecia me preguntó.

—El de mi padre está disponible—dije medio en broma.

—No voy a tomar el cuerpo de un viejo—Tiago puso cara de asco—. Tal vez ni se le pare.

—Eso que importa, imagina el dinero y poder que tendrías. —Los ojos de Grecia brillaron con ambición.

—Entonces tú consíguete el cuerpo de una anciana rica también.

—Yo puedo tomar el cuerpo de una joven y muy hermosa súper modelo y ser tu suggar baby.

—Chicos, primero intentemos traer a Maya al cuerpo de Celeste, luego decidiremos al cuerpo de cuál anciano harán Shifting ustedes. Vamos por pasos—les quité la emoción.

Dylan se había terminado de vestir y nuestra conversación parecía importarle poco, ya estaba un poco oscuro y se plantó frente a nosotros exigiendo ir a su casa.

Se reusaba a escuchar nuestras explicaciones de que, por el momento, debía seguir oculto en el laboratorio. Ya odiaba ese lugar, quería estar con sus padres en su habitación. Lo entendía, mas podíamos ceder a su capricho.

No me dirigió la palabra cuando nos fuimos a dormir a nuestra habitación del laboratorio y su rabia continuó incluso en la otra dimensión, donde siendo Nicky, me hizo la ley del hielo todo el día.

Le expliqué a Sophie el porqué, mas decidí no contarle lo de hacer Shifting al cuerpo de Celeste de momento. Necesitaba hablar con Alice primero.

Aproveché las últimas horas de la tarde. Esa noche teníamos la reunión de empresarios con los candidatos presidenciales y era otra de las batallas libradas indirectamente hacia el Círculo que nos esperaba.

Sophie se arreglaba y yo acompañé a Alice en el comedor. Mientras acababa una botella de vino, escuchó estoica lo que le explicaba. No pareció sorprendida. Lo que me infundió ánimos. El plan de Iris no era descabellado.

—Bueno—Alice suspiró y tomó un sorbo de la copa antes de darme su opinión experta—. Como les dije, hay gente en otras dimensiones con habilidades que nosotros no conocemos. Hacer Shifting a otro cuerpo no es imposible, es decir, tu padre lo hizo, tomando tu cuerpo en Almarzanera.

—Sí, pero fue porque teníamos material genético similar. Iris dice que su cuerpo no es en absoluto como el original. Y aunque Celeste se parece a Maya, no tienen relación.

—No es un requisito, es como hacer una transmigración, pero a otra dimensión.

—¿Transmigración? ¿Eso existe?

—Transmigras al tomar el cuerpo de otra persona, pero en una misma dimensión y haces shifting cuando tomas otro cuerpo, en otra realidad, pero de un alter ego tuyo. Esto sería como un híbrido. Suena a un reto. Podemos intentarlo —me dedicó una media sonrisa.

Me dio tiempo de pedirle en voz baja que no se lo comentara aún a Sophie, cuando esta bajó las escaleras. Su vestido era negro, por encima de las rodillas, con un revelador escote cuadrado y los hombros caídos. El cabello semi recogido y sus labios rojos me sorprendieron gratamente, recordándome que los años habían pasado y ella ya era una mujer, aún más hermosa que aquellos años en los que apeneas dejábamos la adolescencia e intentábamos ser adultos.

Y como en ese tiempo, ya evaluaba la forma en que ese vestido se quitaba para cuando regresáramos a casa.

—No puedo creer que diga esto, pero en serio odio que Daniel se haya conseguido una novia y una vida justo en estos momentos—protestó, sosteniéndose de mí para ponerse los zapatos.

Por primera vez esa noche Nicky se quedaría al cuidado de alguien que no era Daniel o el padre de Sophie. No teníamos opción. La cena de candidatos era demasiado importante y todos debíamos asistir.

—Nicky estará bien—interrumpió Alice.

—Sí, porque lo cuidará Leonardo, quien está armado y el sistema de Thaly está en modo defensa. Aaron el críptico también es muy cuidadoso con Nicky, ataca a la primera provocación—Sophie intentó intimidarla—. Si vas a quedarte, no puedes embriagarte, ni hacer cosas raras... ya sabes qué.

—Tranquila, el vino ya se acabó—volteó la botella, sin moverse de su lugar en la mesa—. Si llega a pasar algo, te juro que protegeré a Nicky con mi vida. Tú solo asegúrate de darle mis saludos a nuestro querido abuelo.

—No sé cómo voy a soportar verlo sin querer matarlo. Hoy es crucial, debemos buscar su punto débil...

—Si tienes la oportunidad de matarlo no lo pienses demasiado. Solo hazlo—Alice sugirió, sin abandonar la media sonrisa de sus labios.

—No vamos a matar a nadie, no hoy...—intervine.

Leonardo entró a la casa, con su terno bien arreglado, como si fuese un asunto oficial y no una noche de niñero. Nos saludó con solemnidad y mientras Sophie le daba las instrucciones sobre la seguridad y los horarios de Nicky, él no desprendía la mirada atenta y algo nerviosa de la mujer sentada en la mesa.

Mi hijo apareció por fin, caminando con el video juego en la mano, pasando a mi lado como si no existiera. Le arrebaté el aparato de las manos y antes de que pudiese reclamar lo levanté de suelo y lo puse de cabeza. Él desapareció y reapareció un metro adelante, lo volví a levantar y esta vez lo lancé al aire. Eso a menos le quitó una sonrisa a la fuerza.

—Deja de pretender que no existo o voy a castigarte, le dije mientras lo derribaba al suelo con cosquillas.

—¿Eso de desaparecer lo hace seguido? —Leonardo nos preguntó.

—No... no. Nicky, prohibida la teletransportación a menos que sea una emergencia ¿de acuerdo?—Sophie le recalcó a mi hijo. Leonardo no lucía convencido, no solo le tocaba cuidar a un niño hiperactivo, sino que además este tenía la posibilidad de desaparecer a placer.

—¿Y que hay de?...—se agachó para hablarle en susurros, señalando a Alice con la mirada.

—Oh, ella... tranquilo, no hará nada, le prohibí abrir portales al inframundo mientras no estoy—trató de bromear—. No hará nada, la casa está protegida contra eso. Si lo hiciera manda la alarma a Thaly, me llegará una notificación y apareceremos aquí, literalmente. Además...—cambió su tono—. Alice es, genial ¿sabes? Es muy interesante, puedes aprovechar de conocerla mejor. Mientras Nicky duerme ustedes pueden pasar el rato. Digo, es preciosa...

La tomé de los hombros y la obligué a salir de casa. Ya una limosina nos esperaba en la entrada y estaba seguro que esa anoche, Nicky sería la menor de nuestras preocupaciones. Confiaba en Alice y Sophie confiaba en Leonardo. Nuestro hijo estaría bien por unas horas.

***

Una de las muchas cosas que odiaba de esa ciudad, era el horrible tráfico, que estabas obligado a soportar mirando hacia los hologramas publicitarios en el cielo. No solo las luces excesivas opacaban a las estrellas, encima, las empresas usaban el cielo como lienzo para saturarte de productos que no necesitas. Si tratabas de evitarlos mirando hacia el horizonte, incluso desde las zonas centrales, podía ver ese horrible muro. Gris y alto, que supuestamente protegía a la isla de tsunamis, pero yo sabía la verdad. Se trataba del mismo cerco que había en la dimensión de Logan y Candance. Una forma de mantenernos atrapados como ratas en un laberinto, para que cada luna llena haya una purga. El maravilloso "Estado Utópico" al que aspiraba el Círculo.

Otra cosa que antes odiaba, pero con el tiempo había aprendido a sacarle provecho, era a las opulosas fiestas organizadas por las empresas. La gente más rica de la ciudad reunida frente a un delicioso banquete y todo el alcohol que pudieras beber.

Tomé a Sophie del brazo al subir las escaleras hacia el palacio de Gobierno, donde se llevaba a cabo la fiesta. Las miradas no faltaron. Sophie siempre era objeto de deseo para los hombres de cualquier edad y yo sujeto de envidia. Sonreía con arrogancia, porque ella era la más deseada joya de la ciudad, inalcanzable para cualquiera, que no fuese yo.

No fue difícil encontrar al padre de Sophie en el lugar, se hallaba acorralado en medio del salón, por otros cuatro hombres de mediana edad y pude distinguir a mi hermano Eduard, el CEO de la empresa de mi padre, que lo acompañaba; parecía estar de su lado en una confrontación.

Sophie y yo no necesitamos abrirnos paso entre ellos, al notarnos nos dirigieron toda la atención.

—Ya aparecieron. ¡El supuesto muerto!—un hombre de bigote blanco que reconocí como uno de los viejos millonarios de Scielo1 nos confrontó. Ya imaginaba por dónde iba el problema. Días atrás habían anunciado mi muerte y ese día reaparecía explicando que en realidad el muerto era mi padre y yo había despertado tras el coma de cinco años.

—Perdón por seguir vivo—ironicé.

—Por favor calmémonos, fue un mal entendido con la prensa, como expliqué, mi hermano afortunadamente está vivo y todo está bien—Edward se movió hacia mi lado y me intentó poner la mano sobre el hombro.

—El problema no es él Cohen, es el niño, eso va contra nuestro tratado.—El hombre del bigote regreso su atención al padre de Sophie.

—¿Hay algún problema con mi hijo?—Sophie se me adelantó a exigir explicaciones.

—Claro que hay un problema—otro de los empresarios interrumpió—. Ese niño es heredero de casi una cuarta parte de 3IE y heredero absoluto de GALATA. Eso va contra el acuerdo de monopolios familiares. El que todos firmamos. ¡Nos juraste que no habría una fusión de ambas compañías!

—¡Y no la hay! —el padre de Sophie le gritó—. Mi nieto nació antes de la firma del tratado y no lo firmé yo, fue mi padre. ¿Qué quieren que hagamos ahora? ¿Desaparecerlo?

—Esperen ¿hay una norma por la que no puedo tener hijos con Sophie? —pregunté.

—Algo así—respondió Edward. —. Se firmó cuando ya te dábamos por muerto y no tenía idea de que tenías un hijo, de ser así jamás te habría asignado el veinte por ciento de la compañía.

—¡Por supuesto que lo sabían! ¡y esto será lo primero que el futuro presidente deberá sancionar! Scielo1 no puede ser propiedad de una sola familia. Eso nos pone a todos los demás en desventaja.

Responder no tenía sentido, la discusión creció y se volvió más acalorada. Siempre había pensado que la sola existencia de Nicky nos metía en problemas. Jamás había imaginado que de esa manera. Mi hijo realmente era el futuro heredero de casi la mitad de la ciudad. Podía entender el miedo del resto de empresarios, aunque este estaba mal dirigido. Si Franz Ayala ganaba las elecciones, la ciudad literalmente estaría bajo el poder político y económico de las familias del Círculo y teníamos esa noche para pensar algo para impedirlo.

—Caballeros, por favor, es una fiesta y aunque tiene un fin político, deberían guardar sus reclamos para los candidatos presidenciales. —De pronto otro sujeto apareció. Un hombre más joven que los demás, en sus treintas, con el traje tan perfecto que parecía planchado sobre su cuerpo. De alguna forma logró rebajar la tensión. Los empresarios se dispersaron refunfuñando y su atención se centró en los cocteles que traían una fila de meseros.

El padre de Sophie y Edward fueron interceptado de inmediato por un periodista que grababa el momento de tensión desde lejos y aprovechamos de escabullirnos hacia la barra de bebidas en compañía del sujeto.

—Aquí estarán a salvo un rato, pero mejor van preparando sus declaraciones ante la prensa —nos habló directamente por primera vez—. Un placer, imagino que tú debes ser Ian Key—me extendió la mano—. Adam Carter. Soy amigo de Sophie—se presentó antes que le preguntara y el nombre resaltó de inmediato. ¿Ese era el Adam que Daniel había mencionado?

Apreté el saludo con fuerza, toda la que mi aun débil cuerpo me permitió. Quise leer la expresión corporal de mi novia, ella mantenía la mirada baja, lo esquivaba, era evidente.

—Es quien me presentó a Alice, me ayudó a infiltrarme en el Círculo—se explicó rápido, evitando mirarlo, al contrario de ella, podía notar como Adam no le quitaba la vista de encima. La tomé por la cintura y la pegué a mi cuerpo.

—En ese caso, gracias. En cierta forma estoy aquí por tu intervención—dije, midiendo mis palabras, calculando la reacción de cada una de ellas. Su gesto no cambiaba, sonreía ligeramente, como riendo de un chiste privado—. Supongo que tendré que pagarte de alguna manera.

—No es necesario —por fin desprendió esa arrebatadora mirada de mi mujer—. Sophie ya me pagó, siempre fue muy cumplida con mis servicios.

Lo quería golpear, no sabía por qué, pero quería hacerlo. Me percaté que apretaba la cadera de Sophie con la yema de los dedos cuando disimuladamente ella me pellizcó la espalda.

La tensión se rompió cuando se escucharon aplausos y la gente se levantó de las mesas para recibir a las estrellas de la noche. Los dos candidatos a la presidencia de Seaborga, país cuya capital era Scielo1, y sus candidatos a vice presidentes.

Franz Ayala ingresó primero, manteniendo el paso firme con ayuda de su bastón. Ni al líder supremo del Círculo en Scielo1 los años le perdonaban. No era un anciano decrepito, mas en ese momento, consideré que no le quedaban demasiados años de vida y dudaba que tuviese por mucho tiempo la fortaleza para manejar el Círculo y su soñado Estado Utópico. A diferencia de André Dumas, el líder del Círculo en la dimensión T52, quien todavía era un hombre de mediana edad, con mucho tiempo y recurso por delante. Estaba claro que Franz Ayala ya tenía un sucesor. Posiblemente su candidato a la vicepresidencia. Un hombre muy joven, apenas unos años mayor que yo. Saludable, carismático y atractivo. Y hasta donde sabía era un heredero millonario famoso por ser un heredero millonario. Luciano Leggio, perteneciente a una de las familias fundadoras del Círculo.

Los candidatos opositores ingresaron poco después, eran una pareja de esposos. Michael Benton para la presidencia y su esposa Bernadette para la vicepresidencia. Sus ideas progresistas y liberales no parecían ser del agrado de los ciudadanos de Scielo1, motivo por el que estaban atrás en las encuestas.

Tras una aburrida presentación, los candidatos subieron a una testera, y se informó a todos que se irían respondiendo preguntas del auditorio según solicitaran el micrófono.

—El muro, ¿qué piensan hacer con eso?—la pregunta un poco hostil fue realizada por el CEO de una compañía de electrodomésticos—. El cuento de los tsunamis ya no nos lo creemos. Antes de de navidad nuestras exportaciones se redujeron a la mitad y hasta hora tenemos mercadería atascada. No pueden seguir manteniéndonos encerrados.

—El muro fue extendido durante mi gestión como Ministro de seguridad—con cortesía Franz Ayala tomó la palabra—. Eso nos ha mantenido a salvo de más de siete desastres naturales. Entiendo el perjuicio económico, pero para mi las vidas de los habitantes de Scielo1 y Scielo2 son más importantes. El dinero lo recuperaremos, nuestro país sigue siendo al capital mundial tecnológica, las vidas que podríamos perder no. Sin embargo, tenemos un proyecto de salidas submarinas. Pasar por debajo del muro en lugar de por encima. Así aseguramos la exportación de mercadería en épocas de emergencias meteorológicas.

Por algún motivo su respuesta pareció agradarle a la mayoría. El candidato opositor mencionó derribar el muro y recibió varios aplausos, así como abucheos por dejar nuestras costas marítimas desprotegidas.

La siguiente media hora nos mantuvimos con Sophie y su desagradable amigo al fondo del salón, escuchando con rabia contenida las respuestas que Franz Ayala brindaba, recalando siempre su interés en que Scielo1 sea la ciudad más segura del mundo y todas las preguntas se centraban sobre todo en ello. A cada momento Sophie revisaba las cámaras de seguridad de casa por el celular. Nicky dormía y Alice y Leonardo conversaban en la sala.

—¿Podemos dejar de hablar del muro? ¿Qué hay de los monopolios familiares? Qué piensa hacer con las empresas que no cumplen los acuerdos—el CEO bigotón de antes lanzó su pregunta y todos sabían a quienes iba dirigida.

—Habrá una sanción por supuesto y posibles expropiaciones. Las leyes y tratados deben cumplirse—Fue la breve respuesta de Ayala. Entonces Sophie se separó de mí. Quise detenerla, pero caminó hacia el frente y le arrebató el micrófono al hombre que preguntaba.

No me animé a correr hacia ella. Su padre, sentado en una de las mesas del frente también trataba de llamar su atención, para disuadirla de cualquier cosa que estuviese por hacer.

—Buenas noches a todos—Sophie habló con un tono más dulce de lo normal—. Hoy me enteré de ese acuerdo o lo que sea sobre familias y monopolios y la verdad no entiendo mucho de eso. Solo sé que mi distinguido abuelo, es el mejor candidato para la presidencia y todos deberían brindarle su apoyo.

La palabra abuelo retumbó en el auditorio y la gente comenzó a reaccionar.

—¡¿Abuelo?!—preguntó una mujer en voz alta.

—Sí... perdón tal vez no lo sabían porque mi abuelo—volvió a remarcar la palabra—. Tiene una familia muy grande, pero soy nieta biológica de Franz Ayala y si gana las elecciones hará lo mejor por mis... digo nuestras empresas—terminó con una enorme sonrisa.

Franz Ayala se mantuvo estoico en su lugar. Con una mirada neutra que transmitía mas de lo que quería expresar. Sophie lo había tirado a los lobos.

El turno para los micrófonos se perdió, el moderador pedía calma.

—¿¡Qué es esto Ayala!? ¡¿Primero GALATA y 3IE se fusionan de manera indirecta y ahora resulta que el posible nuevo presidente del país es también parte de este clan familiar?!—gritó un hombre.

—Admirable, Sophie en verdad sabe cómo agitar el avispero. Fue una medida muy inteligente aunque arriesgada, poner en duda la integridad de Alaya demostrando sus vínculos familiares —Adam comentó, disfrutando de caos desembocado.

—Fue una buena jugada—respondí entre dientes. En verdad lo había sido, una improvisación brillante por parte de Sophie.

—Tienes suerte—me dijo acercándose más, para que lo escuchara por encima del alboroto—. En los negocios y la vida en general, Sophie es muy aguerrida e indomable, quien diría que en la cama es una dulce borreguita sumisa, perfecta para cumplir cualquier sucia fantasía.

Perdí la noción de mi propio cuerpo al escucharlo y me desconocí por completo cuando lo tumbé de un puñete y luché con quienes me sostenían para seguir golpeándolo en el suelo.

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Bueno, a quiene sno le sinterese mi vida pueden retirarse.

Les agradezco la espera, estaba en coma porqu eme atropelló un canmión y por eso no escribí...

No, no es cierto. me pasaron muchas cosas, primero me dio COVID, luego tenía la FIL de La Paz Bolivia donde tengo stand propio y luego remodelé mi departamento, lo que tomó mucho tiempo y no podía usar mi pc. yo solo escribo desde ahí. 

Y pues bueno por eso desaparecí, también necesitaba unas vacaciones, quienes me leen desde hace años, saben que cada cierto tiempo me desaparezco, llevo escrbiendo dos novelas y media seguidas, así que necesitaba un respiro.

Las actulizaciones serán nuevamente semanales y les agradezco que me dejen comentarios, yo les daré corazoncito a todas. Un beso y nos vemos en instagram!

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