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12. Fugitivos

Espero que les guste, el ultimo del POV de Aaron.

Dejen comentarios!!!

Nos ocultamos en un área verde a una cuadra de casa. Debía pensar qué hacer, nunca habíamos armado un plan por si algo así ocurría, porque jamás nos habíamos imaginado en esa situación.

Lo primero que necesitaba era dinero. No tardarían en congelar mis cuentas así que me apresuré hacia una tienda y saqué lo que le límite de la tarjeta me permitió de un cajero automático.

Lo siguiente era encontrar un refugio, donde Dylan estuviese seguro.

Pensé en John y lo descarté, al ser mi socio en el estudio de tatuajes, la policía iría de seguro a buscarnos ahí.

La siguiente opción fuer la segunda que se me cruzó por la mente. No quería, pero era lo único en ese momento.

—Vamos—tomé a Dyan, que intentaba no llorar, nos fuimos transportando hasta el centro de la ciudad y como ya había mucha gente, seguimos el resto del camino a pie rumbo a casa de Iris.

Entré al edificio cerciorándome que nadie nos viera y toqué su puerta. Celeste me abrió, me miró de pies a cabeza y sonrió.

—Oh, ¿vuelves por otra ronda? —me preguntó sarcástica, su expresión cambio de golpe al ver al niño—. Espero que no—añadió.

Entré y cerré la puerta, Iris salió de la habitación y no dejé a ninguna decir nada.

—Escuchen, de verdad no quiera pedirles esto, pero necesito ayuda... voy a pagarles, solo necesito un lugar donde Dylan pueda pasar la noche y me iré lo antes posible.

—Tranquilo, ¿qué está pasando? —quiso saber Iris.

—No puedo explicar demasiado. Estamos en problemas y debo esconderme.

—Oh... fugitivo, me gusta—dijo Celeste, Iris le lanzó una mirada dándole a entender que pusiera seriedad en el asunto. Pidió perdón con un gesto y se acercó a hablarle a Dylan.

—No te preocupes, pueden quedarse aquí. ¿Quieren algo de comer?

—Si tienes algo para Dylan, yo estoy bien—le pedí.

Le trajeron leche tibia y unas galletas, él no tenía ganas de comer, pero le insistí en que lo hiciera. Mantenía mi celular en la mano, apagado. Pensando qué hacer. La única persona en la que confiaba fuera de Tiago y Grecia era Anne, y no tenía forma de contactarla. Una vez al año ella me mandaba un mail, con un lugar y hora de encuentro, desde una cuenta nueva y no la volvía a usar.

Tal vez, la solución era pedir ayuda al otro lado.

—¿Es tu hijo? —me preguntó Celeste, cuando convenció a Dylan de comer.

—Algo así.

—Él lo crio—explicó Iris.

—Es un niño muy lindo. ¿Cuántos años tienes? —le preguntó.

—Cuatro—Dylan respondió sin ganas.

—¿Y cómo se llama tu gatito? —le preguntó por el peluche que todavía agarraba.

—Es niña, se llama Maya—respondió y de pronto puso un rostro de terror—. ¡Ian! ¡Lo olvidamos! ¡Hay que ir por él! —exclamó y lo atajé cuando corrió hacia la puerta.

—Dylan, Ian estará bien. ¿Recuerdas qué te dije sobre no ponerte en riesgo por él ni por nadie? Ahora es este momento.

—¡Pero está solo!

—Seguro está dormido y se ha quedado solo muchas veces. Ahora deben estar vigilando la casa, no nos podemos arriesgar, te prometo que iré cuando no haya nadie.

—¿Me lo juras? —preguntó con un nudo en la garganta.

—Te lo juro, veré que esté bien. Ahora necesito que duermas. ¿Pueden prestarme unas mantas? —le pedí a las chicas.

—Usen mi habitación, yo duermo con Celeste—me ofreció Iris y acepté. Me encerré en la habitación y hablé con Dylan.

—Escucha. Esto es muy importante. Debes contarle lo que pasó a tu mamá Sophie. Y decirle que nos envíe a Anne. Es posible que ella pueda contactarla en el otro lado. Y es muy importante que le des esta dirección —le expliqué anotando en un papel lo que debía memorizar.

Dylan lo tomó y comenzó a leer con muy nervioso.

—Lee en voz alta—le pedí.

—Sección trece, manzano "G", número uno, tres, siete, ocho...—leyó con voz ahogada.

—Sección trece, manzano G, numero mil trescientos sesenta y ocho—le dije en voz alta y le pedí que lo leyera varias veces. Luego oculté el papel y le pedí que lo repitiera de memoria.

—Sección trece, manzano "G", mil doce...

—No Dylan, recuerda, mil trescientos sesenta y ocho.

—Mil trescientos sesenta...

—No, setenta—le recalqué y noté que sus ojos se llenaban de lágrimas—. Dylan, es muy importante. Repíteme todo lo que debes decir.

—Manzano..

—No, todo el mensaje ¿a quién debe llamar tu mamá?

—A Anne. —Las palabras apenas salieron de su boca. Comenzaba llorar en silencio y sentí como una energía aparecía. Por el estrés estaba abriendo un portal.

—Dylan, tranquilo, lo siento, solo, cálmate. —Lo abracé y me mantuve así un buen rato.

El portal comenzó a cerrase y él a dormirse.

No quería presionarlo más. Tal vez no iba a recordar la dirección, pero no podía hacer más, lo dejé en la cama y salí de la habitación.

—¿Ya se durmió? —me preguntó Iris, estaba sola en el sillón.

—Sí, gracias.

—¿Qué fue lo que pasó? Esta mañana solo desapareciste. Te estuve llamando y tenías el teléfono apagado.

—No me pareció cómodo ir a desayunar con ustedes.

—¿Por qué no? hice panqueques.

—Iris, lo de ayer no debió pasar. No sé qué me pasó. Si tu bebida tenía algo o los inciensos...

—Oye, espera—me interrumpió un poco enojada—. ¿Estás insinuando que te pusimos droga en la bebida o algo así?

—No, no dije eso, pero los inciensos tenían algo que me nubló la mente.

—Tampoco tienen droga si es lo que piensas, algunos sí son afrodisiacos, pero nada ilegal. Solo... creí que la pasamos bien.

—No lo sé, ¿sí? Solo, no era yo mismo.

—O solo hiciste lo que querías, luego te arrepentiste y buscas excusas. Nadie te obligó a nada y la pasaste demasiado bien—zanjó—. Solo... me iré a dormir. Mañana necesitaré que me digas a detalle qué está pasando. Celeste no lo dijo, pero está muy nerviosa. No queremos problemas.

—Estoy intentando contactar a mi hermana, en cuanto venga me iré.

—Está bien, buenas noches—se retiró a la habitación.

Me fui con Dylan y me mantuve despierto casi toda la noche, tratando de calmarlo. Dormía inquieto y no quería que trajera algún ente peligroso. Por esa noche no tenía nada que hacer. Solo rogar que Sophie entendiese el pedido de ayuda y lograra mandar a Anne. Luego averiguaría dónde estaban Tiago y Grecia para armar un plan.

Me quedé dormido en el suelo de la habitación, apoyado contra la cama. Dylan seguía durmiendo. El sol ya había salido y me fui a la sala.

Un aroma dulce olor me golpeó el olfato, vi un incienso prendido y lo apagué.

—Nada de inciensos, por favor.

En la mesa de comedor, las dos chicas comían un cereal y miraban las noticias en la televisión. Hablaban de lo ocurrido con Tiago. Ambas voltearon a verme justo cuando avisaban de una alerta amber sobre Dylan, ya que había sido supuestamente secuestrado.

—No es lo que parece—les dije, tomé el control de la televisión y la apagué.

—¡¿No?! ¡secuestraste a ese niño!—Celeste exclamó.

—No lo secuestré, sus padres me pidieron que lo ocultara. Escuchen... solo, no se dejen guiar por lo que hayan dicho en televisión y déjenme explicar.

—¿Arrestaron o no a Tiago y Grecia por asesinato? —Iris inquirió.

—Sí, pero son inocentes. —Me senté con ellas y me tomé el tiempo de explicar—. Esos chicos murieron en un accidente hace años, iban ebrios, le robaron el auto a Tiago y cayeron por un acantilado. Esa misma noche Grecia y Tiago escaparon juntos, los padres de ambos son unos psicópatas y ellos querían empezar de nuevo. Todos en el pueblo creyeron que estaban en el auto y murieron también. Se fueron al extranjero por algunos años y regresaron después de que Maya y el resto dela familia de Tiago falleciera. Tiago recuperó su vida aquí y no volvió a contactar con su padre. Pero ahora él quiere la custodia de Dylan y al parecer los inculpó por el accidente. Por eso tuve que escapar con él. Como no soy legalmente un familiar, no quieren dármelo. Escuchen, Dylan no puede irse con su abuelo, ese tipo... no sé cuáles son sus intenciones, seguro no es nada bueno. Cuando mi hermana llegue podremos ir a otro lugar a mantenernos a salvo, mientras esto se aclara. Estoy seguro que el caso contra Grecia y Tiago no va a proceder, no hay nada que los inculpe.

No sabía si las chicas creían mis palabras, al menos me habían escuchado.

—¡Papá!—Dylan salió de la habitación corriendo—.Debes mandar a Anne a la sección trece, manzano "G", numero mil trescientos sesenta y ocho. Eso le dije a mi mamá. ¿Lo recordé bien?

—Sí Dylan, fue perfecto, ¿qué fue lo que hizo?

—Le conté lo que pasó y se fue.

—¿Se fue?

—Sí, se fue con Daniel. Me dejó con Leo y no la vi de nuevo.

—¿Quién es Leo?

—El que me cuida—dijo como si resultara obvio. No tenía tiempo de averiguar esos por menores. El mensaje estaba dado, sería cuestión de tiempo para que Sophie y Daniel localizaran a Emily, la versión de Anne en Scielo1.

—¿De qué habla? —preguntó Celeste.

—Nada, solo... algo que soñó—traté de explicarle. La puerta sonó y todos cruzamos miradas.

Me metí con Dylan a la habitación. Iris abrió. Era la policía. Puse mi oreja contra la puerta para escuchar. Si las chicas nos delataban, tendría que escapar de ahí.

—No, no lo he visto. Es mi jefe, sí, pero ni idea. Tengo el día libre —escuché la voz de Iris, seguro le respondía al oficial.

—¿Le importa si reviso?

—Sí, no puede entrar sin una orden.

—¿Entonces oculta algo?

—No, no ocultamos nada, puede ver que aquí estamos solo nosotras dos—Celeste dijo en voz más alta. Escuché los pasos de los oficiales en la sala.

Cuando tocaron el picaporte desaparecí con el niño y nos ocultamos en el jardín trasero del edificio. Estuvimos ahí unos minutos, hasta que vimos a la patrulla de policía irse, entonces regresé a la habitación.

—¡Menos mal se ocultaron!—Iris me dijo entrando a la habitación—. Si no los dejábamos revisar se habrían dado cuenta.

—Sí, está bien, gracias por cubrirnos. En serio voy a pagarte muy bien.

—No es que vaya a rechazar el dinero, pero no hay problema. Entiendo lo que dices. Ese niño debe estar solo contigo, pase lo que pase—afirmó.

El resto del día lo pasamos ahí. Las chicas distrajeron a Dylan con juegos de mesa y yo solo esperaba impaciente. No sabía cuánto tiempo tardaría Sophie en encontrar a Anne, y cuánto tardaría ella en venir desde Inglaterra. Si corríamos con más suerte, el abogado habría sacado a Tiago y Grecia de la cárcel. Prendía mi teléfono por momentos, por si me llegaba una llamada de ellos.

Y no fue así hasta la noche.

Dejé a Dylan durmiendo y regresé a casa. Si tenía cuidado no notarían que estaba dentro, o tal vez la policía ya no vigilaba la casa, porque estando yo fugitivo, pensarían que ahí no iba a regresar.

Usé la linterna del celular, iba a subir al segundo piso cuando oí un ruido en la cocina. Al acercarme noté una luz de linterna. Ya iba a escapar cuando distinguí la silueta de Grecia.

—¿Aaron? ¡Casi me matas de un susto! —me reclamó.

—Menos mal . ¿Los dejaron libres?

—No, seguimos en prisión, como medida cautelar, el abogado está intentando conseguir arresto domiciliario hasta que vayamos a juicio, lo que será en meses. Vamos a tener que suspender la boda—explicó muy molesta, vaciaba el contenido de una sartén en varios tuppers dispuestos sobre la mesa—. Vine aquí a cocinar algo. No es mentira eso que la comida de la cárcel es asquerosa.

—¿Y vas a alimentar a toda la prisión?—pregunté iluminando los tuppers, que eran cinco.

—No, este es para Tiago, este para su compañero, este para mí y para mis compañeras de celda.

—¿Y no van a preguntarte de dónde salió la comida?

—La condición es: comes sin hacer preguntas o no te vuelvo a traer nada. Créeme que no van a hacer preguntas. ¿Dylan está a salvo? ¿Dónde están?

—Está bien, estamos en casa de Iris, Dylan le dio la dirección a Sophie y si tenemos suerte ella mandará a Anne.

—Es un buen plan. Mañana en la noche tráelo, necesito vero.

—¿Es buena idea que escapes de prisión con tanta frecuencia? ¿No van a notarlo?

—Aaron, por más de diez años de mi vida mis padres me tenían como prisionera en mi propia casa. Escapaba siempre, hacia vida social y jamás lo notaron. Tengo experiencia en esto. —Guardó la comida en una bolsa y me extendió un tupper—. ¿Le puedes llevar esto a Tiago? Está en la prisión de la sección cuarenta, pabellón C, celda siete. —Me dio las instrucciones y desapareció.

Yo aproveché de empacar ropa limpia para Dylan y para mí y de darle unos cariños al gato. Grecia ya lo había alimentado y tal vez llevármelo no era una buena idea.

Me tomó bastante llegar hasta la prisión. Y mucho localizar en la oscuridad y sin ser visto la celda de Tiago. La ventaja de poder teletransportarme era que ni una prisión resultaba un obstáculo.

Cuando localicé la celda siete, noté una litera, revisé abajo, había un sujeto corpulento, trepé a la aparte de arriba y desperté a mi amigo. Él no se sorprendió de verme, seguro me esperaba. Le di la comida y nos sentamos a hablar al borde de la cama.

—Bonito lugar—le dije—. Créeme que esto es un spa vacacional comparado con las cárceles de Scielo1.—Lo que le decía no era mentira. Valermo era una ciudad bastante segura, su prisión masculina tenía espacio y los prisioneros en su mayoría estaban ahí por crímenes menores. En Scielo1, la prisión estaba abarrotada, con presos hacinados en celdas diminutas, por crímenes que iban desde robos hasta asesinatos.

—Igual es un asco, pero no tenemos opción. Si escapamos ahora será definitivo, deberemos desaparecer para siempre. Si esperamos al juicio limpiaré mi nombre. El abogado cree que puede sacarnos en unos días, no hay un caso sólido, solo la denuncia de mi padre y le hicieron caso porque está ganado poder político y él lo sabe. Nos quiso alejar de Dylan.

—Habrá un eclipse de luna en un par de semanas. Seguro necesitan a Dylan para intentar de nuevo eso de traer al Demiurgo, por eso reabrieron la mansión del Círculo.

—No contaron con que tú te lo llevarías.

—No, pero nada nos asegura que no tengan otros niños portal.

—¿Con quién estas? —el sujeto de abajo se despertó e interrogó a Tiago.

—Con nadie Alonso, vuelve a dormir —le tiró el tupper con la comida—. No digas nada y te daré uno de estos cada noche.

Solo vi el brazo del sujeto estirarse para levantar el tupper del suelo y no nos dijo nada.

—Qué bueno que ya estés haciendo amigos.

—La mayoría de los presos son aficionados al básquet, por eso no me dieron una paliza de bienvenida. Mi amigo Alonso está aquí por asaltar licorerías, yo por doble homicidio, creo que me tiene un poco de miedo—explicó.

Conversamos un poco más sobre el plan que tenía y la situación. Quedamos de acuerdo en reunirnos en nuestra casa en las noches y esperar lo mejor.

***

Cuando regresé donde Iris, noté de nuevo los malditos inciensos encendidos. Los apagué y revisé a Dylan. Dormía bastante tranquilo.

Al día siguiente en cuanto despertó lo volví a interrogar.

—Mi mamá volvió, también Daniel, me llevaron de paseo a un edificio y luego tomamos helado.

—¿Qué? ¿Qué hay de Anne, la localizó?

Encogió los hombros. No sabía si hacía eso por fastidiarme o de verdad Sophie no se había tomado las cosas en serio.

Mi respuesta llegó cuando sonó el timbre. Me mantuve en silenció, por si era la policía de nuevo.

No escuchaba bien, la puerta se abrió tan de pronto que no pude escapar, más bien no fue necesario. Iris estaba con Anne. Mi hermana me miró despreocupada, con las manos en los bolsillos de su short, se había cortado su melena rubia muy corta y llevaba gafas de sol.

—Ella dice que es tu hermana —me explicó Iris.

No me importó que a Anne odiara el contacto físico, la abracé igual.

—¡Oye tranquilo! ¿Por qué te metes en problemas?

—No es que lo elija, ¿nos dejas a solas por favor?—le pedí a Iris.

—Bueno, vámonos—Anne me dijo con toda la tranquilidad del mundo.

—¿A dónde? ¿me conseguiste documentación falsa tan rápido?

—No, voy a llevarte al laboratorio del proyecto. Nos está esperando un auto afuera.

—¿Qué? Anne, ¡creí que lo habías entendido! Si te pido ayuda es para cosas fuera del proyecto, ¡se supone que escapamos de eso!—le reclamé.

—Sí, eso era antes. Las cosas han cambiado.

—¿Cambiado cómo?

—Sophie es la nueva directora del proyecto Transalterna. Ella me ordenó venir por ustedes.

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bueno... siguiente capítulo en Scielo12. espero les haya gustado! los quieor mucho, pueden seguirme en instagram y en tiktok! en ambos me encuentran como Hittofictions

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