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Artista imagen multimedia: rejsante (twitter)

Hordak y su padre estaban listos para desatar el caos, por fin había llegado el día. Horde Prime estaba emocionado por salir a matar a esas infernales criaturas, aunque seguía sin reconocer que todo era gracias a su hijo. Mientras que éste, sentía remordimientos por utilizar a quien quizás podría haberse convertido en su amiga en circunstancias diferentes. Ver el creciente entusiasmo de su padre sólo le hacía pensar que atacar aquella academia era una mala idea, que todo ese tema de ser cazador era una mala idea.

No podía entender por qué debían amargarse la vida cazando a esas criaturas, que claramente no les hacían ningún daño a los humanos y prácticamente eran los mejores medioambientalistas del planeta. No entendía la fuente de odio de su padre, porque él no la tenía. Para él las cosas debían tener lógica, una causa y efecto. Todo había tenido lógica hasta el momento, hasta que llegó Entrapta a su vida. Pero después de todo lo que le había hecho, ni siquiera se merecía su amistad, por lo que esa noche, todo acabaría.

Sin embargo, a pesar de que Entrapta los estaba ayudando, ella ya había tomado una decisión. Esa decisión, a pesar de ser drástica, era la única posible para enmendar sus errores. Había escuchado a Horde Prime diciéndole a Hordak que la mataría durante la misión, porque no podían confiar en un animal. Escuchar eso le dolió, ya que Hordak no respondió nada, simplemente calló. A veces pensaba que se olvidaban de su agudo sentido auditivo.

Mientras tanto, en la Academia Brightmoon, Ángela había instruido a varios shifters que se habían quedado en los dormitorios o vivían cerca para hacer rondas para resguardar la academia. Esa noche no había luna, por lo que sólo los que poseían presencia alfa estaban capacitados para hacer guardia. Entre ellos, Adora y Catra. La directora explicó que sólo podían transformarse una vez como máximo en su espíritu animal, por lo que debían escoger con cuidado el momento para hacerlo.

Ángela junto con la entrenadora Weaver, quien la acompañaba esa noche, dividieron a todos en pares, y separó con toda intención a Adora de Catra. Era consciente de que era algo cruel, ya que ambas tenían la marca, pero por esa misma razón, sería más fácil advertir si sucedía algo gracias a su fuerte lazo. Ignoró sus miradas de súplica cuando mencionó sus nombres juntos a otras personas.

A Adora, por esos azares del destino, le tocó junto a Perfuma, quien parecía bastante relajada, a pesar de que todos en general estaban bastante inquietos. De hecho, estaba tan relajada que comía una galleta casera como si estuviera en un receso de clases. Tenía un olor peculiar, pero Adora quería probarlas de todas maneras, ya que le gustaba la comida casera.

—¿Me das? —preguntó Adora, se sentía algo ansiosa, envidiaba el estado de calma de Perfuma.

—Oh, no, querida, estas galletas son especiales, no puedo convidarte, lo siento.

Adora, que no se esperaba eso, puso un rostro tal de estupefacción, que Perfuma se rio en su cara.

—Tu cara es muy graciosa, Adora. Pero estas galletas mágicas que preparé no son aptas para alguien como tú. Además, tengo que comer demasiadas para que la "magia" funcione.

—Ok —respondió Adora, ya había perdido interés en las galletas, quería estar atenta por si le sucedía algo a Catra.

Por otro lado, Catra estaba con un tipo llamado Roy, quien era un año menor y no paraba de hablar sobre sí mismo, al parecer intentaba impresionarla, en vano, porque Catra no le prestaba la más mínima atención. Se sentía inquieta, porque Ángela había dejado claro que había una alta probabilidad de que los atacaran esa noche. Esa pesadilla que había tenido respecto a Adora había vuelto a su mente, y no dejaba de pensar que tal vez podía suceder aquella noche.

Llevaban unos metros caminando por el sector norte de la academia, cuando Catra percibió un sonido extraño, pero no podía distinguir de donde venía porque el estúpido de Roy no se callaba.

—Por eso pensaba que podríamos ir a Thaymor por un helado, o algo así, no lo sé, tú dime.

—Amigo, me gustan las chicas y estoy saliendo con una, ahora hazme el favor de callarte porque creo que escuché algo.

—Oh, ok, no tenías que ser...

—¡Silencio!

De nuevo creyó escuchar algo, parecido a un clic. Entonces recordó que estaban a plena vista. Empujó a Roy al suelo, pero fue demasiado tarde, el dardo lo alcanzó, mientras que ella lo esquivó a duras penas. Su compañero se desmayó de inmediato, por lo que Catra se escondió entre unos arbustos cercanos, para enviar un mensaje al resto del equipo por radio: "Está aquí, mi compañero cayó."

Adora se estremeció al escuchar la voz de Catra por radio, su peor temor se había hecho realidad. Sin pensarlo demasiado ni escuchar el resto de las instrucciones que en ese momento le dio Ángela a Catra y al resto por radio, se fue corriendo al sector de la morena, mientras que Perfuma apenas era capaz de seguirla.

—¡Adora, espera! ¡No debemos ir corriendo para allá, debes seguir las órdenes!

Pero Adora no escuchaba nada, porque la imagen de Catra ensangrentada volvía a su cabeza, su corazón desbocado le decía que continuara, porque cuando llegara podía ser muy tarde. El plan de Ángela era respaldar a Catra en punto estratégicos, pero cuando escuchó a Perfuma por radio avisando que la rubia había perdido la cabeza, tuvo que improvisar.

El cazador había mordido el anzuelo, por lo que la trampa sólo funcionaría si nadie se salía del plan. La ventaja numérica que tenían los shifters no debía ser desperdiciada, pero entendía la necesidad de Adora de ir a proteger a Catra. Pero antes que diera las nuevas órdenes, algo inesperado sucedió. Muchos estaban cayendo, derribados con dardos somníferos, pero nadie sabía bien de dónde salían estos ataques.

Weaver de inmediato se instaló en las cámaras de seguridad, para revisar los puntos donde habían perdido shifters. Al principio le costó distinguirlo, hasta que por fin lo vio, era un dron modificado. Apretó los dientes con rabia, el maldito había perfeccionado sus herramientas de caza. De inmediato comunicó del peligro por radio, supuso que Catra había sido víctima de lo mismo, pero lamentablemente no había sido así.

Catra estaba en peligro, eso le decían todos sus sentidos a Adora. Gracias a su gran capacidad física, no le tomaría más de 5 minutos llegar hasta donde estaba la morena. Pero en ese lapso de tiempo, podía pasar cualquier cosa. Ya no escuchaba a Perfuma, sin embargo, si escuchó a lo lejos el mensaje de advertencia de la entrenadora por radio. Sus sentidos estaban al máximo de alerta, por lo que percibió el dron que volaba sobre su cabeza.

No podía hacer la metamorfosis aún, debía reservarla para el momento más crítico. Por lo que se desvió ligeramente hacia los vestidores de la academia, destruiría como sea aquel maldito dron. Se aseguró de que le siguiera, aminorando la marcha para darle la sensación de que sus dardos la alcanzarían. Todo para que al llegar al edificio donde estaban los vestidores del gimnasio, donde había comenzado su historia con Catra, se pudiera trepar por la pared para saltar con impulso sobre el dron.

Ángela estaba preocupada, con tantas bajas, era posible que terminaran con muchos heridos e incluso muertos. Lo del dron había sido una excelente idea de parte del enemigo, por lo que era muy probable que fueran más de uno, era momento de actuar. Abrió el ventanal de la sala de profesores en la que se encontraba en aquel momento. Pero antes, hizo una última llamada por teléfono.

—Necesito tu ayuda ahora, tenemos muchas bajas, por favor ve al sector norte de la academia.

—Estaba esperando tu llamada, chérie.

Al finalizar la llamada, salió despedida del lugar en forma de halcón, decidida a destruir aquellos drones. Weaver notó que Ángela había salido, por lo que supo que la situación era crítica. Miró de reojo a Emily, quien insistió en estar presente ese día aunque no pudiera realizar la metamorfosis. Se veía nerviosa e impaciente, por lo que pensó que sería una buena idea que la ayudara en su tarea.

—Emily, mientras la directora destruye a los drones, ¿por qué no me ayudas a rescatar a los caídos por los dardos? Te daré un arma para que puedas defenderte.

Emily sólo asintió con la cabeza. Prefería ayudar a los suyos en vez de pensar en lo que haría Entrapta, también cabía la posibilidad de que ya no estuviera viva, lo que la ponía aún más ansiosa. Salió con una pistola cargada y un cuchillo al exterior del edificio, siguiendo a Weaver. Aunque no la conocía, estaba segura de que aquella mujer tenía experiencia en combate. Se preguntaba qué tan vieja era, y si había participado en la memorable guerra contra los cazadores de los que hablaban sus padres.

Por otro lado, Catra estaba frente a Horde Prime. El tipo sonreía diabólicamente, su pose con los brazos flexionados hacia delante sujetando cuchillos de plata lo hacían ver como un asesino real, algo que la morena jamás pensó que vería en su vida. Toda esa guerra con los cazadores sobre la que había leído, parecía tan lejana, como parte del pasado, que ver a su enemigo materializado frente a ella era algo chocante.

Ese tipo claramente no estaba solo, pero lo había escuchado decir "no interfieran", muy confiado, lo que le daba a entender dos cosas a la morena: que era un engreído y no era sólo un cazador como pensaban. A pesar de ser humano, era tan rápido como un shifter, por lo que debía luchar dando todo de sí.

—Te crees bastante lista, ¿no es así? Pero desde aquí puedo ver que no tienes absolutamente ninguna experiencia en combate. Esperaba encontrarme con una vieja amiga, pero supongo que es tan cobarde que manda a los corderos a pelear sus batallas.

—Es una pena. Pero este cordero te enseñará a cerrar la boca.

Catra corrió hacia él, simulando un ataque frontal, para deslizarse por el suelo a último momento, con el fin de golpear sus piernas para que perdiera el equilibrio. El ataque funcionó, pudo golpearlo, el problema fue que no cayó como ella esperaba. A último momento decidió dar una voltereta hacia atrás, para pegarle con los pies en la mandíbula. Lo logró, pero él también logró hacerle dos cortes en cada costado de su abdomen.

Horde Prime se limpió el hilillo de sangre que había salido por su boca, sonriendo. Catra sangraba, pero no demostraba dolor alguno, a pesar de que las heridas le ardían. El cazador retrocedió lentamente hacia el bosque que rodeaba la academia, mezclándose con la vegetación, pero la morena aún podía percibir su olor. Le sorprendió lo rápido que se echó a correr, y sin pensarlo demasiado, fue tras él.

Hordak estaba molesto, gracias a su padre tuvo que retroceder de su posición estratégica, ya que las jaulas para capturar shifters sólo él sabía cómo accionarlas. Al parecer su progenitor había decidido capturar a esa shifter, probablemente para torturarla a gusto, no para investigar como él había propuesto. Así que cuando vio que su padre corría hacia las jaulas, no tuvo más remedio que seguirlo, y decirle a Entrapta que fuera con él "por su seguridad".

Tal vez fue un descuido premeditado, tal vez su preocupación le hizo ignorarlo, pero lo cierto es que Hordak no notó cuando Entrapta tomó una ballesta del arsenal que había traído Horde Prime. Tal vez fue porque ella decidió no usarla en aquel momento, pero aquel descuido le costó bastante caro. Entrapta había tomado una decisión, y por mucho que apreciara a Hordak, primero estaba su gente, por la que había luchado toda su vida.

Por eso, Entrapta decidió que Hordak tal vez merecía una oportunidad, pero Horde Prime no estaba libre de pecado, y sus manos llenas de sangre de shifters debían desaparecer de la faz de la tierra.


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Nota de la autora: Bueno, al fin actualicé, lamento la demora, pero no he tenido muchas ganas de escribir últimamente u.u Espero les haya gustado el capítulo, en el siguiente veremos cómo se resuelve todo este caos que se armó  jajajaj No se preocupen que Adora aparece en el próximo.

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