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Artista imagen multimedia: denimcatfish (twitter)

A Emily le tocó nacer en la comunidad de lobos. Los lobos eran más que el resto de los shifters, porque solían habituarse a estar en manadas, por lo que las familias solían quedarse defendiendo un mismo territorio. Su principal característica era su lealtad y astucia, aunque claro, había excepciones. En la familia de Emily, la tradición era estudiar leyes y ejercer como abogados, profesión muy necesaria para la lidiar con los humanos.

Y aunque por naturaleza ella era buena debatiendo, lo cierto era que no le interesaba en absoluto estudiar leyes como su familia quería. A ella le interesaba el origen de los shifters, el porqué de su naturaleza, su increíble anatomía como especie. Y las ciencias eran la respuesta a ello. Asistió a una escuela para humanos privada, ya que gracias a su esfuerzo consiguió una beca. Aquella escuela destacaba por su programa de ciencias y tecnología, algo que a Emily le fascinó desde que lo supo.

Su madre fue la primera en aceptar que ella jamás sería abogada, apoyándola en su valiente decisión, mientras que su padre, se rehusaba a aceptarlo, intentaba de todas las maneras posibles convencerla que las leyes eran lo suyo, e incluso intentó convencerla de unirse al club de debate de su escuela. Pero Emily continuó su camino, hasta graduarse para estudiar biotecnología molecular en la universidad.

En su último año, se enteró de que existía una shifter como ella, con bastantes intereses en común, se llamaba Entrapta. El problema era, que vivía algo lejos, por lo que no podría visitarla cada vez que quisiera. Como no tenía manera de conseguir su número, hizo todo lo posible para conseguir al menos su correo electrónico, el cual consiguió a duras penas a través del hermano del amigo de un primo.

Cuando lo tuvo escrito en la pantalla, no sabía qué decirle. Por un lado, admiraba su trabajo independiente, experimentando in situ con shifters voluntarios que se prestaban para su investigación. Sin embargo, no quería parecer una fanática acosadora, sólo quería conocerla y tener una amiga que la comprendiera en todo sentido, a la que no tuviera que mentirle por ser shifter.

Finalmente, escribió tal cual lo que pensaba, con sinceridad. La respuesta de Entrapta no tardó en llegar. Estuvieron intercambiando emails por mucho tiempo, hasta que Emily fue capaz de ir a visitarla. Aunque estaba algo nerviosa por conocer a su mentora, a la cual consideraba así porque gracias a ella consiguió la motivación que le faltaba (la que por la exigente universidad había perdido, estando siempre cansada y estresada), a pesar de todo, fue capaz de calmarse apenas la conoció.

De alguna manera, se convirtió en su asistente apenas tocó su laboratorio. Entrapta era bastante intensa, se notaba en su manera de explicarle las cosas que aquello era su pasión. Emily se sentía feliz de poder conocer a alguien como ella, y la ayudó en todo lo que le pedía. Después de ese día, quedaron de acuerdo en volver a encontrarse, aunque Emily sabía que pasaría un tiempo para que eso sucediera, considerando el poco tiempo libre que le dejaba la universidad.

Sin embargo, siguieron enviándose correos con regularidad, por alguna razón a Emily no se le cruzó la idea por la cabeza de pedirle su número. De alguna manera, se sentía como cuando antiguamente las personas se mandaban cartas, lo cual le parecía genial en cierta manera. Todo iba bastante bien para la joven loba, por fin tenía una amiga a la que no debía ocultarle quién era, sus estudios iban bien, estaba muy motivada, sentía que sería un aporte a su gente, que podría ayudar más a Entrapta.

Todo iba bien, sólo quedaba entregar su tesis y obtendría su licenciatura. Hasta que de pronto, Entrapta no volvió a responder. A Emily le pareció extraño que por más de una semana no respondiera nada, no había escrito nada inapropiado, tampoco había cambiado el tema súbitamente, ni había sido grosera. Su instinto le decía que algo estaba mal, pero tampoco quería parecer paranoica.

Cuando transcurrieron dos semanas, le envió otro correo, tal vez estaba enferma o absorta en algún proyecto. Se maldijo a sí misma por no haberle pedido su número, definitivamente eso hubiera sido más rápido. Esperó en vano una respuesta. No lo soportó más, por lo que decidió ir a buscarla, ese extraño nudo en el estómago se hacía cada vez mayor.

Luego de dos semanas y dos días de silencio, Emily estaba frente a la casa de Entrapta, y lo que vio allí no le gustó nada. Había mucha gente, la mitad eran personas que vivían allí y eran vecinos de Entrapta, mientras que el resto, eran representantes de otras comunidades de shifters. En el ambiente reinaba un olor cargado de preocupación, por lo que Emily no se sentía muy esperanzada.

Se acercó a uno de los tantos representantes, necesitaba preguntar por su amiga.

—Perdón, pero necesito preguntar, ¿qué le ha pasado a Entrapta? Es muy raro que haya tanta gente aquí —dijo con voz nerviosa, mirando hacia su alrededor.

—¿No lo sabes? Al parecer, Entrapta fue secuestrada por un cazador. Lo cual es bastante grave, considerando que ella es uno de los guardianes.

Emily se quedó petrificada. La noticia era mucho peor de lo que imaginaba, su instinto, lamentablemente, había acertado. Unas lágrimas silenciosas se derramaron por sus mejillas. Se limpió rápidamente, y decidió averiguar qué se estaba haciendo al respecto. Varios shifters la estaban buscando, lamentablemente, los vecinos y conocidos de Entrapta se dieron cuenta demasiado tarde de su ausencia, cuando era de día y el rastro había desaparecido.

Entonces, dejando de lado todo raciocinio, Emily decidió ofrecerse como voluntaria para la búsqueda, pero sólo se rieron de ella. Desanimada, estaba caminando hacia el bus para volver a su casa, cuando escuchó una voz tras ella.

—¿Emily, verdad?

—Sí —respondió la aludida.

—Al parecer conocías a Entrapta, ¿no es así, chérie? Sé que te ofreciste como voluntaria para la búsqueda y te rechazaron. Pero creo que tú y yo podemos ayudarnos.

—Te escucho.

Y así fue como Emily conoció a DT, y gracias a su colaboración conjunta encontraron a Entrapta unos meses más tarde, aunque no fue para nada fácil.

Tampoco fue fácil para Glimmer, asumir que la horrible pesadilla que había tenido, era una premonición. Acudió a su madre tal como había prometido, irrumpiendo en el peor momento posible en su oficina. Ángela estaba sentada con las piernas abiertas tras el escritorio, sosteniendo la correa de su mascota Castapella, quien diligentemente le lamía su húmedo sexo.

Por suerte su hija no alcanzó a ver nada, aunque al saltar por el susto, la directora hizo que su mascota se pegara en la cabeza con el escritorio. Le hizo un gesto por debajo de la mesa para que se quedara quieta, lo cual hizo de inmediato.

—Glimmer, debes tocar la puerta antes de entrar...

—Yo... lo siento mamá, pero me dijiste que te contara si tenía algún sueño...

—¿Ya tuviste alguno?

—Sí, y no fue para nada alentador...

—Cuéntamelo todo.

Mientras Glimmer le contaba acerca de su pesadilla a su madre, Adora despertaba abrazada por la espalda en la cama de Catra. Su olor le tranquilizaba sobremanera, se sentía segura de alguna manera, como si nada malo fuera a pasar. Se dio vuelta para ver el rostro de la morena, y por un terrorífico segundo, vio su rostro ensangrentado. Parpadeó varias veces, su corazón alterado se calmó cuando vio que Catra sonreía mientras le miraba.

Los exámenes finales habían terminado, y para celebrar que a ambas les había ido bien, decidieron ir a casa de Catra y pasar un buen rato juntas. Vieron una película, o intentaron verla, porque después de unas cuantas cervezas, no sabían cómo, pero se estaban besando desenfrenadamente en el sofá, por lo que terminaron desnudas y follando varias horas.

De hecho, Adora no recordaba cómo terminaron en la cama de Catra, sólo recordaba sensaciones, y el olor de ambas entremezclado. La luna nueva se acercaba, y Catra atribuía ese hecho a que se comportaran como si estuvieran en celo, además de que se habían marcado la una a la otra. Sin embargo, ese día, tuvo un mal presentimiento cuando vio a Adora al despertar. Era muy extraño, pero esa sensación incómoda de que algo malo iba a pasar no se iba.

No estaba segura de si pedirle más información a la entrenadora, porque tal vez sólo estaba haciendo paranoica. Pero, al ver el rostro feliz de Adora, decidió primero contarle a ella lo que pasaba. Para su sorpresa, la rubia había tenido una visión de ella estando ensangrentada, aquella misma mañana. Catra se quedó pensando tras la conversación. Claramente algo pasaba en esa academia, no por nada ocultaban información relevante de los shifters.

Observó un rato a Adora. No estaba dispuesta a perderla por los intereses egoístas de la dirección de la academia. Entonces tuvo una idea, y para eso, necesitaría a sus amigos. Le preguntó a la rubia si no le molestaba que los invitara en ese momento, y Adora dijo que no le importaba. Así que Catra mataría dos pájaros de un tiro, presentaría a Adora como su novia a sus amigos, y después se colarían en esa biblioteca como sea, estaba harta de no saber nada.

Por otra parte, Glimmer no entendía por qué su madre se interesaba en un detalle tan específico de su sueño.

—Concéntrate, Glimmer, dime, ¿alcanzaste a ver la luna en tu sueño? ¿En qué fase estaba?

—¿Por qué te importa tanto eso? No lo recuerdo.

—Intenta recordar.

—No lo sé.

—Ni siquiera lo intentaste.

—¡No lo recuerdo! No sé si miré hacia el cielo con el caos que había en el suelo. ¿Por qué es tan importante saber la fase en la que estaba la luna?

—Porque, si nos atacan en la fase menguante de la luna, estaremos debilitados.

—¿Debilitados, es decir, como humanos?

—Cuando la luna está en su fase menguante, la mayoría de los shifters pierden su conexión con su animal interior, por lo que no son capaces de transformarse. Sólo los alfas, quienes tienen una fuerte conexión con su espíritu animal, pueden hacerlo. Pero no siempre es así.

—Oh.

—Exacto, si nos atacan en luna menguante, estaremos desprotegidos.

—En mi sueño estaba más oscuro de lo normal, así que, puede que haya sido luna menguante.

Ángela se llevó una mano a la frente, preocupada. No estaba segura de qué hacer para evitar ese horrible futuro. Las opciones que había eran limitadas.

—Gracias por contarme, Glimmer, yo me encargo, puedes irte.

—Si necesitas ayuda, estoy lista para ayudarte en lo que sea.

—Está bien.

Glimmer se marchó algo preocupada, por lo que decidió ir a visitar a Bow, necesitaba desahogarse con alguien que la comprendiera. Tal vez le contaría a Adora, pero seguramente estaba con su "novia", así que descartó la idea. Lo que más le preocupaba era la cara de terror que su madre no se molestó en disimular al escuchar su sueño.

Estaba segura de que, de alguna manera, esa premonición le había recordado la guerra, que su madre había vivido en carne y hueso, la que le había costado la vida a su papá.


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Nota de la autora: En este capítulo probablemente surjan varias dudas. Se irán aclarando a medida que avance la historia, lo prometo, ténganme paciencia. Decidí darle un mejor uso a Emily dándole un personaje mucho más dinámico, que jugará un rol clave dentro de la historia, aunque ahora no lo parezca. Si les gustó el capítulo, déjenme su estrellita, y gracias por leer :)

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