Artista imagen multimedia: carla_tokisaki2.0 (instagram)

Ángela ordenaba unos archivos cuando escuchó que golpeaban la puerta. Dio su autorización para que entrara la entrenadora Weaver, había olfateado su esencia tras la puerta.

—Es raro verte por aquí, Umbra.

—Venía a comentarte algo que puede ser de tu interés —respondió con una sonrisa.

—Dime.

—Nuestra alumna estrella, Catra, me preguntó por qué no había información sobre nosotros en la biblioteca. Le presté un par de libros.

—¿Era necesario? Recuerda que esa información es confidencial, se les entrega una vez que se gradúan el resumen en relación a su especie. No deberías consentirla tanto. Quién diría que tu frío corazón podía llegar a encariñarse con esa chica —Weaver se rio cuando terminó de hablar.

—No seas ridícula. La chica se ha marcado con otra shifter. Ahora es mucho más fuerte que antes.

Ángela se quedó en silencio, sopesando las palabras de la entrenadora.

—¿Alguna idea de quién podría ser? Bueno, no importa realmente. Es curioso, supongo que los designios de la diosa no son por casualidad.

—¿Sucedió algo? —preguntó Umbra con genuina curiosidad.

—No... de momento no tengo nada confirmado. Pero tal vez nuestro enemigo fue avistado en Thaymor.

Weaver apretó los puños. El tipo que le había arruinado la vida estaba en Thaymor, bastante cerca de la reserva. Ángela suspiró largamente, sabía que no era buena idea decirle. A pesar de que también quería vengarse, debían actuar de forma estratégica, no dejarse llevar por la ira. Rodeó su escritorio para acercarse a la entrenadora, y apoyó una mano en su hombro.

—Te necesito calmada, Weaver. No necesito a una perra rabiosa, necesito a esa compañera con la que cacé a nuestros enemigos en el pasado.

Umbra se calmó, la miró con rostro serio. En sus ojos aún destellaba la ira contenida, pero por lo que pudo percibir Ángela, su pulso volvió a la normalidad. La directora de Brightmoon volvió a sus tareas, por lo que la entrenadora se marchó. A veces, Ángela tenía ganas de salir de esa reserva, echar a volar y cazar ella misma a sus enemigos. Pero ya no era tan fácil, los humanos se habían multiplicado bastante, y gracias a ello, sus enemigos se camuflaban entre ellos.

Ya nada era tan simple. Ni siquiera su forma de relacionarse con el resto lo era. Umbra seguramente iría a desquitarse con la masoquista de Castapella, al menos tenía esa libertad. Ella llegaría tarde a unirse a ellas, ya que tenía demasiado trabajo por hacer. Lo positivo era que pronto podría utilizar a las jóvenes cadetes para sus propósitos, sólo era cuestión de tiempo. Debía ser paciente y esperar a su agente encubierto, sólo así lograría la victoria.

Al día siguiente, luego de las clases, con unas ojeras enormes, Catra devolvió los libros a la entrenadora. Se pasó toda la noche leyendo, por suerte era viernes. Pero luego recordó que trabajaría al día siguiente, así que suspiró con resignación. Adora la siguió luego de clases, pero a una distancia prudente, pensando que había engañado a Catra, quien a pesar de su cansancio olfateaba su esencia claramente.

—Adora, sé que me has estado siguiendo. Hoy no tendremos tutoría, estoy demasiado cansada, necesito dormir.

Adora se asomó con cierta timidez, avergonzada de su propia estupidez.

—Sé que no tendré clases contigo, sólo quería saber si averiguaste algo. Si quieres puedes dormir en mi habitación, está más cerca que tu casa. Yo estudiaré por mi cuenta mientras tanto —propuso sonriendo.

—No es mala idea. De verdad necesito dormir algo.

Adora fue dando saltitos de alegría hacia Catra, poniéndose a caminar a su lado, a la morena otra vez le pareció un cachorrito feliz meneando la cola. Sonrió. Le agradaba la compañía de esa rubia, por mucho que no quisiera admitirlo.

Fueron hasta los dormitorios, y Catra conoció la habitación de Adora. Ni siquiera se tomó el tiempo de mirar alrededor, sólo vio la cama y se lanzó a ella, se sentía muy agotada, había resistido todo el día en clases, pero ya no aguantaba más el sueño. Además, toda la cama olía a Adora, lo que le hizo sentirse en casa enseguida. La rubia la observaba algo avergonzada, porque su habitación en realidad no estaba muy ordenada, no lo pensó demasiado cuando le ofreció dormir ahí.

Sonrió al ver que pronto la respiración de Catra se hacía más pausada, se quedó dormida enseguida. Buscó una manta para taparla, ya que sólo se había tirado encima. Acarició su rostro suavemente, se veía hermosa incluso durmiendo. Su corazón martilleaba de la emoción, sólo por tenerla ahí en su habitación. No quería que cuando despertara viera su tremendo desorden, así que se puso a ordenar lo más silenciosamente que pudo, antes de estudiar como había prometido.

Cuando Catra despertó, estaba oscuro, ya era de noche, y un brazo la rodeaba, tocó la mano de Adora en su vientre, por el sonido de su respiración supo que estaba durmiendo a su lado, sólo que le estaba dando la espalda a la rubia. Suspiró con resignación, estaba demasiado cómoda como para irse de ahí, así que volvió a dormir.

La alarma sobresaltó a Catra, se había dormido profundamente. Incluso Adora despertó por los movimientos de la morena. Miró a su alrededor algo confundida, hasta que recordó dónde estaba, y también, que debía ir a trabajar, la alarma era para eso.

—¡Mierda! —bufó, mientras usaba el pequeño baño de la habitación para lavarse la cara y enjuagarse los dientes.

—¿A dónde tienes que ir tan temprano un sábado? —dijo bostezando Adora, siguiéndola al baño, e imitando a Catra.

—Tengo que ir a trabajar.

—¿Dónde trabajas? —preguntó la rubia mientras se secaba la cara.

—En Thaymor. Gracias por dejarme dormir aquí —dijo con rapidez Catra, dándole un corto beso en la boca a Adora, a quien tomó por sorpresa. La morena la miró por unos segundos, y decidió darle un beso más intenso, lo que tomó desprevenida a Adora, que quedó fascinada por el inesperado beso, y se quedó con ganas de más, no alcanzó a atrapar por la cintura a la morena.

—Lo siento Adora, voy tarde, luego nos vemos.

Dicho esto, salió corriendo, dejando a Adora sola, que por alguna razón sintió la habitación vacía sin su presencia. Era demasiado temprano para ser sábado, día que usualmente solía levantarse más tarde. Pensó que tal vez debía conseguir un trabajo de medio tiempo también, debido a que el dinero que le había dejado Mara no le duraría para siempre, aunque sus gastos fueran limitados.

Recordó entonces que ese día había quedado de ir a Thaymor con Bow y Glimmer. Bow hablaba mucho de una cafetería temática de gatitos, que era muy adorable, porque todos los que trabajaban ahí usaban orejas de gatitos, y usaban uniformes que según él eran muy "cute". Por lo que Adora propuso que quien sacara peor nota de los 3 en el examen de matemáticas, debía invitar al resto a dicha cafetería.

Todos se esforzaron por sacar la mejor nota posible, pero Adora se sentía confiada, ya que le enseñaba la mejor: Catra. Le fue mucho mejor que a ellos, aunque no superó la nota perfecta de la morena, les ganó a sus amigos. Glimmer perdió por muy poca diferencia, las matemáticas no eran su fuerte, así que ella los invitaría a la famosa cafetería temática de Bow.

Pero seguía siendo demasiado temprano, faltaban varias horas para reunirse con ellos, y el beso de Catra la había despertado completamente. Decidió salir a trotar un rato, correr por el bosque siempre le renovaba energías. Al final no supo si la morena había averiguado algo, pero supuso que sí, ya que la vio entregando unos libros viejos a la entrenadora. En ese momento, se dio cuenta que hacía mucho tiempo que no se sacaba a Catra de la cabeza.

De alguna u otra manera, siempre terminaba pensando en ella. Le parecía hermosa, y además, era muy fuerte e inteligente, se sentía realmente afortunada de haberla conocido, era una mujer excepcional, en cierta manera, era difícil resistirse a ella. Suspiró. Estaba enamorada de Catra, recién lo notaba, pero probablemente fue amor a primera vista, o como diría Huntara, a primera cogida. Se rio al recordar su conversación, cuando le explicó todo lo que había sucedido con la morena.

Al regresar al campus, se dio una ducha rápida, aún seguía pensando en la morena. Se preguntaba si era necesario decirle lo que sentía hacia ella. Lo peor era que no podía preguntar por consejos a nadie, Huntara le había dejado claro que ella no podía aconsejarle sobre el amor, y tanto Bow como Glimmer eran personas a las que Catra no tenía en alta estima, por lo que se enfadaría si ellos se enterasen de lo que pasaba. Además, ella le había pedido explícitamente la mayor discreción posible respecto a las marcas.

Suspiró largamente. Lo mejor era esperar a ver si Catra se estaba sintiendo de la misma manera, sospechaba que si le decía que estaba enamorada de ella se cerraría y alejaría demasiado. Era extraño tener tanta seguridad al respecto, sin duda alguna, aquella marca ancestral tenía algo que ver. Se acarició esos lunares en su cuello que significaban su unión con Catra. A pesar de todo, no se arrepentía en absoluto. Su instinto le decía que aquello era lo correcto.

Al fin llegó la hora de reunirse con sus amigos, se sentía alegre y optimista, incluso ellos notaron esa actitud tan positiva de Adora.

—Adora, estás radiante de felicidad. ¿Pasó algo bueno? —preguntó Glimmer con su rostro cargado de picardía. La rubia no entendió la indirecta.

—Ha sido una buena semana, eso es todo.

Bow se echó a reír.

—Eres muy discreta, Adora, pero por mucho que intentes ocultarlo, yo sé quién te gusta —le dijo su amigo.

—No me gusta nadie, Bow —mintió Adora, pero no sonó para nada convincente.

—No sabes mentir —dijo Glimmer entre risas.

—Ya déjenme en paz. Vamos rápido o perderemos el bus.

Sus amigos siguieron riendo, pero siguieron a la enojada rubia hasta la parada del bus. Cuando llegaron a Thaymor, fue Bow quien las apuró, ya que según él era un lugar popular y podían terminar en una fila enorme para tener una mesa. Por suerte, había una mesa libre en la terraza, que tomaron enseguida. Revisaron el menú a través de un código qr en sus teléfonos, había una gran variedad de pasteles, café, sándwiches y otras exquisiteces con temática de gatitos, Bow no dejaba de alabarlos.

Adora estaba viendo algo que le llenara ya que había olvidado desayunar, cuando sintió una presencia familiar cerca de ella.

—Bienvenidos a la cafetería Neko. ¿Ya decidieron qué van a pedir? —sonó la voz de Catra, quien no se había dado cuenta de quiénes eran, ya que estaba demasiado ocupada. Los tres voltearon al mismo tiempo, observándola impactados.

Catra estaba usando orejitas de gato, una coleta adornada con unas pequeñas orejas de gato también, y un vestido de maid negro, con delantal y todo. Ese día, le había tocado a ella vestirse de maid. Y justo ese maldito día, tenía que encontrarse con Adora y sus amigos. La rubia estaba muda de la impresión, Catra se veía increíblemente adorable y follable al mismo tiempo. Incluso creyó que iba a tener un derrame nasal, que por suerte no ocurrió.

Catra rompió el encantamiento apoyando una mano sobre la mesa (al menos para Bow y Glimmer), estaba muy enfadada, pero Adora no era capaz de escuchar lo que decía, se había quedado hipnotizada por el escote en forma de corazón que resaltaba sus pechos. Tragó saliva, y luego miró el rostro de Catra, intentando concentrarse en lo que decía.

—Espero que les haya quedado claro, ni una sola palabra de esto a nadie, o los mataré y me desharé de sus cuerpos con ácido —escuchó que decía Catra, Adora realmente se esforzó en salir del trance. Luego la morena se incorporó, y con una sonrisa carismática pero aterradora a la vez, volvió a preguntar si querían algo.

Bow tartamudeó un poco, pero al final logró pedir algo. Glimmer ordenó lo más rápido que pudo. Luego miró a Adora, con tal seriedad asesina, que la rubia pensó decir "hazme lo que quieras", pero en vez de eso miró el menú nuevamente y pidió un sándwich. Cuando la morena se fue, se dio cuenta que su cara estaba muy acalorada, y su cuerpo también. Se disculpó con sus aterrorizados amigos y se encaminó al baño.

Vio de reojo a Catra pidiendo la orden de su mesa a la cocina, por lo que pudo verla en cuerpo completo. Por estar observándola tan fijamente, chocó con una persona y casi se cae, por lo que sacudió la cabeza y entró al baño. Efectivamente estaba su cara estaba roja, menos mal sus amigos no lo habían notado. Se enjuagó la cara, por lo que no vio quién entraba al baño.

—Adora, podrías disimular un poco más cómo se te cae la baba cuando me ves —dijo Catra a su espalda, sobresaltándola. La morena se rio por haberla asustado. La rubia no sabía qué decir. Catra sonrió maliciosamente, echó pestillo a la puerta principal del baño y se acercó a Adora. Tomó su rostro con ambas manos, apoyando su frente en la de la rubia.

—Vi cómo mirabas mi escote. ¿Eso te excitó verdad? Por eso viniste aquí a enjuagarte la cara. Me prometiste ser discreta, Adora.

—Lo hago, pero...

—Silencio. Creo que, deberé castigarte más tarde.

Dicho esto, besó intensamente a Adora, le gustaba tener a la rubia así, bajo su control. Tomó una de sus manos, y la puso sobre su pecho. La rubia manoseó cuanto quiso, pero la morena se apartó súbitamente.

—Debo volver a trabajar, y tú debes volver con tus amigos.

Quitó el pestillo y abrió la puerta, dejando a una excitada Adora en el baño. Ahora se sentía más caliente que antes, por lo que se rio de forma nerviosa. Catra sonreía satisfecha, aunque tenía unas ganas enormes de cogerse a la cachorrita ahí mismo, necesitaba conservar ese trabajo, ya que ganaba bastante bien para ser sólo dos días a la semana.

Adora intentó recomponerse un poco, y luego volvió a la mesa con sus amigos, que ya se habían relajado. Pudo conversar con ellos normalmente, aunque cada vez que sentía a Catra cerca de ella, sentía que perdía un poquito más el control de sí misma. Pero se contuvo, porque estaban Bow y Glimmer con ella, aunque no podía evitar imaginar de vez en cuando cómo la castigaría Catra.

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Nota de la autora: Si les gustó este capítulo, imagínense el próximo 😏 Y lo mejor es que podrán leerlo enseguida, porque hoy es viernes de doble actualización 😏