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Un par de meses habían pasado y Sana ahora sabía cual era ese cambio del que tanto se preocupaba o más bien suponía que era aquello ya que esta mañana se había despertado sintiéndose diferente, había soñado cosas que la hicieron sentirse extraña y solo despertó queriendo saber si la realidad se sentiría igual que su sueño.

Siempre fué muy cariñosa con Tzuyu y la mayor también lo era con ella pero hoy se sentía inexplicablemente necesitada de las caricias de su dueña, la temperatura de su cuerpo era más alta que de costumbre, su corazón estaba latiendo demasiado rápido y por consecuencia su respiración se había vuelto pesada, sin embargo lo más molestoso de esa mañana era la sensación de un cosquilleo en su entrepierna.

Sana realmente quería las caricias de su dueña pero esta seguía dormida y el cosquilleo entre su entrepierna parecía cada vez volverse más intenso, quería avisarle a Tzuyu sobre su malestar ya que suponía que esto debía ser una enfermedad y cada vez que se ponía enferma Tzuyu le daba una medicina que la hacía sentir mejor, sin embargo la mayor parecía dormir tan plácidamente y sin la más mínima intención de despertar por lo cual Sana tuvo que intentar despertarla, su enfermedad no podía seguir avanzando o de lo contrario creía que moriría por aquellos insoportables síntomas.

La menor se posicionó sobre Tzuyu con la intención de despertarla, cuando quiso comenzar a dar saltitos para despertar a la mayor sintió la rodilla de la contraria rozar su entrepierna cosa que extrañamente la ayudó a aliviar un poco el cosquilleo que sentía, intentó ignorarlo y seguir intentando despertar a Tzuyu pero cada roce que sentía en su entrepierna por más mínimo que fuera la ayudaba a sentirse un poco mejor así que en vista de que Tzuyu no despertaba decidió no seguirla molestando pues aún sin haber despertado podía ayudarla, su sola rodilla parecía ser muy útil para hacerla sentir mejor así que comenzó a balancearse sobre esta con algo más de intensidad sintiéndose mucho más aliviada, se sentía muy bien hacer eso, además de aliviar su malestar la hacía sentir mucho mejor de lo que creía.

Comenzó a ser más constante en aquello disfrutando de lo placentero que era la rodilla de Tzuyu frotando su intimidad que sin quererlo un extraño sonido de satisfacción escapó de sus labios, el roce se volvía cada vez más intenso al punto de comenzar a sacudir a su mayor y sumando los intensos sonidos que salían de su boca ocasionaron que la taiwanesa comenzara a despertar.

Para Tzuyu fué difícil continuar durmiendo sintiendo su cama moverse y escuchando extraños sonidos que conforme iba despertando se iban aclarando, acaso eran... ¿Gemidos?

—¿Que está pasando?— Preguntó abriendo los ojos solo para encontrarse con Sana balanceándose sobre su rodilla con los ojos cerrados mientras soltaba aquellos sonidos de placer por su boca por lo cual tomándola por los hombros la apartó de ella escuchando a esta quejarse —Sana, ¿Qué estás haciendo?

—No lo sé, no me siento bien— Respondió evidentemente desesperada

—¿Te duele algo?— Preguntó preocupada a lo cual Sana asintió —¿Donde?

—Aquí— Respondió tomando la mano de Tzuyu para ponerla sobre su entrepierna la cual a este punto se encontraba bastante húmeda

La mayor rápidamente apartó su mano y la levantó de la cama sospechando lo que probablemente Sana estaba padeciendo

—Dúchate lo más rápido que puedas, debemos salir

—Pero estoy enferma— Respondió la menor con notable preocupación en sus ojos

—Lo sé y también sé quien puede ayudarte con esto

Sana sin estar muy convencida se levantó en dirección a la ducha, ¿Por qué debería salir cuando Tzuyu podía ayudarla a solucionar su problema? Sin embargo ella obedeció y al terminar de ducharse se preparó para salir mientras caminaba al lado de la mayor.

Tzuyu entró a aquella veterinaria realmente preocupada en como le diría las cosas a Jeongyeon pues nadie sabía que su pequeña mascota ahora se había convertido en una linda chica alta probablemente en pleno celo.

—Hola Tzu— Saludó Jeongyeon —¿Cómo ha estado Sana?— Preguntó la coreana escuchando a aquella desconocida contestar

—Bien ¿Y tú?

Jeongyeon solo la miró extrañada levantando una ceja al no entender la intromisión de la desconocida en la plática

—No está bien, Jeongyeon— Respondió la taiwanesa rápidamente

—¿Qué? ¿Le sucedió algo?

—Ella creció

—Excelente

—Mucho

—¿Cuál es el problema en eso?— Preguntó Jeongyeon extrañada

—Ella es Sana— Respondió mostrando a aquella chica a su lado

—Que graciosa— Se burló Jeong sin creerle en lo más mínimo a Tzuyu

—Creo que está en celo— Se apresuró en decir mientras Sana miraba la plática a un lado de ambas

—¿Que? ¿Quieres decir que no estás bromeando— Tzuyu negó —Bien, sígueme Sana

Y con esto ambas chicas caminaron hacia uno de los consultorios que estaban ahí, Jeongyeon hizo un rápido chequeo general para la menor obteniendo los resultados esperados en todos los exámenes, Sana estaba en perfecto estado de salud por lo cual le hizo algunas preguntas a la chica llegando a la conclusión de que en efecto, la pequeña Sana estaba en celo.

Cuando la mayor quiso salir del consultorio Sana la tomó del brazo y la acercó a su cuerpo para susurrar algo a su oído

—Descubrí una manera muy eficaz de solucionar esto doc— Informó la pequeña con una voz algo ronca mientras pegaba a Jeongyeon aún más contra su cuerpo

—Yo también, está ahí mira— Dijo Jeong señalando hacia atrás por lo cual Sana volteó el rostro para ver lo que la doctora le había señalado.

Jeongyeon aprovechó el pequeño momento de descuido de la menor y salió rápidamente del consultorio dejando a Sana ahí adentro por lo cual esta comenzó a golpear la puerta pidiendo que la dejaran salir

—Estará muy insoportable, hubieras visto como se me insinuaba, si Nayeon lo hubiera presenciado tu cachorra y yo estaríamos muertas— Informó Jeongyeon a Tzuyu quien miraba preocupada a la puerta en donde habían encerrado a su pequeña.

—¿No puedes simplemente darle una pastilla de esas para el celo?

—Tzuyu, no podemos darle un medicamento para perros cuando ella ahora es una humana, eso podría ocasionar severos daños en su sistema los cuales desconozco, soy veterinaria, no doctora

—¿Entonces que haré?— Preguntó preocupada la menor

—Llevala a casa, dale algo de comer y mantenla distraída, eso debe funcionar, solo intenta que no lo piense mucho, será más fácil de lo que crees, ya verás— Intentó animar Jeong

"Será más facil de lo que crees"...

Si bien Sana estaba teniendo fuerza de voluntad para no hacer nada que Tzuyu no quisiera ella no podía concentrarse en la película que estaban viendo, el sillón parecía demasiado incómodo por más que intentaba acomodarse en él, no había parado de moverse desde que la película comenzó, se la había pasado mordiendo las almohadas y mantas que Tzuyu había traído debido a la ansiedad.

Tzuyu al ver lo mal que su pequeña la estaba pasando la abrazó y trató de tranquilizarla escuchando como Sana comenzaba a sollozar.

—Tranquila pequeña, todo va a pasar muy pronto, ya verás

—Ya no lo soporto Tzuyu— Respondió la menor rompiendo en llanto

—Sana resiste, yo sé que tú puedes, eres una chica fuer...

—¡No es tan fácil como crees!— Interrumpió gritando

Y dicho esto salió corriendo a encerrarse al baño, Tzuyu fué tras ella e intentó de todo para sacarla de ahí pero Sana no parecía tener la más mínima intención de ceder

—Sana vamos, sal de ahí pequeña

—Ya no puedo más Tzuyu, si salgo te haré daño— Respondió la menor llorando

—Vamos pequeña, sé que puedo confiar en tí

—No se trata de eso Tzuyu

Tzuyu lo pensó por un rato, Sana estaba triste y ella detestaba verla así, ella era una chica muy alegre, amaba mirar su encantadora sonrisa y detestaba verla decaída o triste, odiaba verla llorar y aún más si era por su culpa, su pequeña la necesitaba y no es que a Tzuyu le molestara eso, a decir verdad Sana era demasiado linda a sus ojos y tenía un cuerpo muy bonito, era demasiado hermosa y ella misma le estaba pidiendo ayuda con su celo indirectamente, había notado lo que Sana realmente quería y se sentía muy orgullosa de lo fuerte que era su pequeña al intentar controlar sus instintos, Sana lo hizo por ella, se controló para no lastimarla.

Ahora le tocaba a ella ayudarla, no tenía nada que perder, Sana era bonita y mentiría si dijera que lo de esta mañana no la había dejado con las ganas así que después de pensarlo bien aún estando parada afuera del baño dió una fuerte bocanada de aire y suspiró

—Sal de ahí cariño... Voy a ayudarte con tu celo





Se prendió esta madre.

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