II Pesadilla
-¡¿Por qué mierda lo hiciste?!- grite con los ojos llenos de lágrimas, miraba al albino delante mío. No se giraba verme.
- Por el bien de todos- respondió con simpleza. Negué.
- No..
- Tn, escuchame era lo correcto- dijo por fin dándose la vuelta y viéndome. Las lágrimas salían de mis ojos sin parar- Tn...
Mamá
Comenzó a dar pasos hacia mi. Me alejaba con lágrimas en mis ojos que no paraban.
Mamá
Otra vez el llamado de Den se escuchó, al parecer sólo yo podía hacerlo. Pero seguía viendo a Satoru.
Me sentía decepcionada, rota y más lastimado que nunca. Pero no sabía la razón en concreto. Seguí negando mientras me alejaba cada que el albino quería acercarse.
- Lo hiciste por el bien de todos...- murmure, la garganta la tenía casi cerrada y no podía articular palabras. Mire al albino con enojo- ¿o por el tuyo?
Mamá
Me desperté aobresaltada. La habitación estaba oscura, era de noche. Mire a mi costado a Sukuna profundamente dormido y suspire.
-Mami- oí el llamado de Den, por lo que dirigí mi vista hacia la puerta de la habitación, está estaba tomada del picaporte, la luz de atrás proveniente de la sala la iluminaba un poco.
-¿Qué pasó?- pregunté en un susurro. Me levanté con lentitud y me acerqué a la pequeña. Me agacha a su altura y acaricie su mejilla.
- Tuve una pesadilla- susurro también. Suspire y asenti. Acaricie su cabello y me levanté, la tome en mis brazos y salimos de la habitación para no molestar a su padre.
La lleve hacia la cocina donde la senté en la mesada. Me aleje y vi que no ocultaba sus partes que la hacían ser una maldición.
Pequeños cuernos se asomaban por sus cabellos rosas, sus ojos eran más carmesí, me sonrió un poco dejando ver sus colmillos y al apartar un poco sus cabello de la frente, se podía ver la misma marca que Sukuna y yo poseiamos.
- ¿Quieres un chocolate caliente?- pregunté. Esta negó, sus ojos estaban cristalinos y bostezo- Den...
- Tengo sueño- murmuró- pero no quiero que las pesadillas vuelvan- suspire y la cargué, fuimos hacia su habitación y me acosté con ella en la cama, la arrope y acaricie su cabello.
- Por más que no queramos, las pesadillas volverán- murmure- ¿pero sabes que es lo bueno?- pregunté, ello me negó con la cabeza- que son sólo eso, pesadillas. ¿Quieres contarme?- asintio con la cabeza.
- S-soñe que papa moría- dijo entrecortada, sus ojos comenzaron a soltar lágrimas, la acerqué más a mi, me abrazo.
-Shh tranquila- murmure- fue sólo un mal sueño- ¿te digo algo? Tu padre, es de las criaturas más poderosas en este mundo, y no se si es más fuerte que tu tío- hable tranquila- así que, es muy difícil que eso suceda.
- ¿Entonces está a salvo?- pregunto más tranquila.
- Si, además.. yo no permitiré que le suceda nada Den, eso tenlo por seguro- susurre- ahora debes dormir, mañana tienes clases.
- Si, gracias mami- dijo más feliz. Cerró los ojos, espere a que se durmiera y luego salí de su habitación.
Al regresar donde estaba Sukuna, me acosté a su lado, no tardo este en moverse y rodear con uno de sus brazos mi cintura, acercandome a él.
-¿Sucedió algo?- pregunto con la voz ronca, lo mire de reojo notando que sus ojos estaban cerrados, sonreí.
- No, está todo bien- conteste. Sin más, a los minutos caí rendida en sus brazos durmiendo.
...
Deje los panqueques en la mesada, me gire para ver la máquina del café y servirme en una tasa. Preparé la chocolatada para Den y también la puse en la mesada.
-¡Buenos días!- dijo contenta, está portaba el uniforme escolar, dejo su mochila a un lado y se sentó en una de las sillas altas.
- Bunos días- salude- ten tu desayuno- dije tendiendole algunos panqueques y la chocolatada.
- Gracias mami- sonrió.
- ¿Tienes todo listo?- pregunté a la pequeña, yo me un sorbo de mi café y la mire, está comía tranquila.
-Sip- contestó.
Escuchamos unos pasos viniendo hacia aquí, y no tardo en aparecer el cuerpo de la maldición. Este traía puesta la camisa blanca del arremangada hasta la mitad de sus brazos, los tres primeros botones desabrochados y su cabello un poco despeinado.
- Hola- saludo entrando a la cocina. Den sonrió y saludo con la mano a su padre. Este se acercó besando la cabeza de la niña y luego se acercó a mi para plantar un beso algo apasionado en mis labios.
- Que linda forma de ser saludada- dije con diversión, me sonrió arrogante y se giró hacia donde estaba el café, sirviéndose-¿Llamo a Uraume para que la lleve a la escuela?- pregunté para seguir desayunando.
- No, yo lo haré- contestó bebiendo el líquido caliente.
- Siii, papá va a llevarme a la escuela- grito feliz la niña- voy a ponerme los zapatos- sin más salió corriendo a si habitación. Sonreí por su comportamiento.
- ¿Paso algo anoche?- pregunto vía do la niña se perdió de nuestra vista. Suspire y lo mire.
- Volvió a tener otra pesadilla- dije tranquila- pero está fue diferente- conteste.
- ¿Qué soño?- pregunto mirándome.
- Te lo digo luego, ahora se hace tarde- dije mirando el reloj en la pared. Asintio y fue hacia donde estaban las llaves de los autos- ¿el camaro?- pregunté divertida.
- Es su vehículo favorito- dijo sin tomarle importancia- Den es hora de irnos!- llamo algo alto, tomo los lentes de sol negros y espero en la puerta.
- Si!- vino corriendo, tomo su mochila y se acercó a mi, me agachar y colocó un beso en mi mejilla- adiós mami- sin más corrió hacia donde Sukuna esperaba y salieron.
Narrador omnisciente
Ambos, padre e hija llegaron hasta el estacionamiento subterráneo del edificio y se acercaron al Camaro negro estacionado al lado de varios otros autos de lujo.
- Den, oculta tus cuernos- dijo tranquilo el hombre. La pequeña no se había dado cuenta y así lo hizo, al igual que la marca en su frente y colmillos.
Subieron al auto y sin más, el mayor emprendió marcha hacia la escuela de su hija. Pasaban desapercibidos de los humanos haciéndose pasar por ellos, aún así, su lado maldición nunca había desaparecido.
Al llegar a la entrada de la escuela, se podía ver a varios padres dejando a sus hijos. Estaciono y desgranó las puertas.
- Oh, me olvide- murmuró la pequeña llamando la atención del mayor- la directora quería hablar contigo- murmuró.
- ¿Te portaste mal?- pregunto el mayor con una sonrisa.
- Tal vez golpee a una niña- dijo como si nada.
- De acuerdo- bajo del vehículo y las miradas de las madres allí no tardaron en posarse en él. La niña bajo también y se acercó a su padre.
Bueno, ¿qué se iba a decir?. Casi siempre el mayor llevaba a su hija a la escuela, y nunca habían visto a alguna mujer con él.
Y la directora... sabía que la niña tenía a ambos padres, pero estos no estaban casados. ¿Quien no aprovecharía la oportunidad? Teniendo a semejante "Ser humano" sin "ningún compromiso"
Bueno. No dudaría mucho.
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