
un sueño hecho realidad
izzim0reau, este es mi umilde regalo para ti. Gracias por tus buenos comentarios. Lectoras como tu hacen que escribir con el corazón sea más fásil.
Helen se encontraba sentada leyendo en la sala de su casa. Era un día lluvioso de enero y para la joven, no había nada mejor que leer a su detective favorito.
de repente, unos golpes se escucharon en la puerta. La chica se asomó y abrió la puerta.
–helen. Soy yo -dijo el ángel
—¿amenadiél -susurró la chica
—si
–¿qué estás haciendo aquí?
–vine a darte una sorpresa -respondió e ángel con suabidad
—¿cuál?
—espera y verás
Amenadiel tomó de la mano a la chica y ambos se teletransportaron a Londres. Para ser exactos, al 221 B de Baker street.
—¿dónde estamos? -preguntó la chica
—antes de responderte, te diré que padre me ha dado un mensaje para ti. Quiere que tu seas el ángel guardián de Sherlock Holmes
–¿que yo qué?
la chica sintió su corazón latír desbocado. Sus manos sudaban y sus piernas temblaban.
—pero como voy a...—no te preocúpes. te aseguro que lo harás bien -le interrumpió Amenadiél
–bueno, y entonces estamos en el 221 B de Baker street ¿verdad?
–si, así es. Pero antes de entrar, tienes que saber una cosa
—¿cuál?
—Holmes no debe saber que eres un ángel
—es que no lo soy -replicó la chica
—si, si lo eres. Pero eso te lo explicaré después. Ahora debemos entrar
—¡santo dios! -exclamó Helen
estaba apunto de conocer a su héroe de toda la vida y no era capáz de creérselo.
ambos entraron y aunque la Helen no podía perver lo que le rodeaba, sabía que era una casa muy bonita.
—¡amenadiel! Me da gusto verte -dijo una voz
—¡señora Hudson! a mi también me da gusto verla. Ella es Helen, mi sobrina -respondió el ángel
—mucho gusto querida -dijo la señora Hudson amablemente
—¡para mi es un honor! -dijo efusivamente Helen
—Sherlock está en Scotland Yard pero no tardará en volver -dijo la señora Hudson haciendo un gesto para que ambos se sentaran.
Amenadiel tomó de la mano a Helen y la ayudó a centarse.
—¿cómo ha estado? -preguntó Amenadiel
—eccelente querido ¿y tú?
–muy bien. Algo ocupado con el trabajo
ambos tubieron una animada charla hasta que se escucharon pasos y casi de inmediato, apareció Sherlock Holmes ante ellos.
Holmes miró a la chica detenidamente. Era morena, de cabello largo y oscuro y una sonrisa tierna. Tenía los ojos negros y pestañas largas.
—Sherlock, este es mi amigo Amenadiel y esta es su sobrina Helen -dijo la señora Hudson
—mucho gusto -saludó Holmes con una ligera sonrisa
—se...ñor...Holmes. Es un pla...cer conoserle -dijo la chica intentando no titubear
Holmes extendió su mano a la joven que no se había dado cuenta
—Helen, Sherlock está dándote la mano -dijo Amenadiel
—ha...cla...claro -dijo la chica extendiendo su mano
al sentir el contacto de la mano del londinence, Helen se tensó. Era la mano más hermosa que había sentido en su vida.
la apartó rápidamente al comensar a sentir sus megillas arder y su hermano, al darse cuenta, le palmeó el hombro en señal de apoyo.
los cuatro platicaron por un largo rato y aunque la chica se mostraba distante, en realidad intentaba dismiular sus nervios. Su más grande sueño estaba cumpliéndose y era lo mejor del mundo.
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