las semanas pasaban y Amenadiel ayudaba a Helen a descubrir poco a poco sus poderes. Ella había aprendido a hacerse invisible y a tele transportarse cada vez que quisiera.

volar no era su especialidad, pero Amenadiel le tenía paciencia.

-es hora de la prueba final -le dijo

-¿cuál?

-debes ir al 221 B de Baker street tu sola y decirle a Holmes que eres un ángel

-no...no pue...-si, claro que puedes. Confía en ti helencita -dijo Amenadiel cariñosamente

-muy bien. Lo voy a hacer. Pero si algo sale mal...-yo estaré ahí -dijo el ángel acariciándole la mejilla

-gracias a dios -dijo Helen con ironía

Helen empuñó sus manos y suspiró para calmar sus nervios.

logró con éxito tele transportarse al 221 B de Baker street y aterrizando con agilidad, se puso en pie.

-Hola querida -dijo la señora Hudson abriéndole la puerta

-buenos días, señora Hudson -dijo Helen con una sonrisa

-¿vienes a ver a Holmes?

-si ¿está aquí?

-si, está adentro. Pasa -dijo la señora Hudson tendiéndole su mano

Helen la tomó y ambas se dirigieron a dentro de la casa.

-Sherlock, Helen vino a verte -dijo la señora Hudson-los dejaré solos. Estaré en la cosina.

la señora Hudson se retiró y Helen, indecisa, se frotó la frente

-buenos días señorita -dijo Holmes

-llámeme Helen -dijo ella con sequedad

-bueno Helen. ¿a qué has venido?

-he venido a esto -dijo la joven extendiendo sus hermosas alas doradas

-¡por dios santo! -exclamó Holmes abriendo los ojos como platos

-si, así es. ¿Creyó que aparecí en su vida por casualidad? No, no lo hise. Le saludo, soy su ángel de la guarda

-alto...esto tiene que ser una broma ¡eres muy joven!

-si, exacto. Soy mitad humana y tengo 19 años. Pero se mucho más de lo que piensa -dijo Helen orgullosa

-¿mitad humana?. No, me niego a aceptarlo -dijo Holmes negando con la cabeza

-créame, estoy muy feliz por esto pero a la vez confundida. No se por que razón dios haya decidido esto, pero si usted no lo acepta no voy a detenerme

-puedo notar que es muy persistente. Pero dígame una cosa ¿qué puede enseñarme una adolescente caprichosa como tu?

Helen sintió que su corazón se partía en pedazos. Era imposible que su héroe de toda la vida le estuviera llamando caprichosa. No iva a rendirse tan fásil, pero estaba destrosándola.

-no soy caprichosa y mucho menos estúpida. Se mucho más de lo que aparento y puedo llegar a ser la peor cuando me lo propongo. Así que acéptelo. Le daré su tiempo para que procese todo esto, pero no debe decirle a nadie esto. Claro, a exepción de John Watson -dijo Helen firmemente

Holmes no dijo nada y solo suspiró. La joven

se acercó disimuladamente a Holmes y sonriendo, le dijo

-se que es difícil de aceptar, pero se que lo entenderá. Lo estaré vigilando, mi pequeño detective

y para sorpresa del inglés, la chica le dio un beso en la mejilla.

la chica se tele transportó de nuevo a su casa y Holmes simplemente se quedó refunfuñando en el sofá.

definitivamente, sabía que esa chica le iba a sacar una o dos canas.

no tenía ni idea.