reconciliación y algo más
Amenadiel chasqueó los dedos, tomando con la otra mano al londinense.
Al aterrizar, ambos cayeron en el césped y se levantaron con rapidez
Holmes miró la casa. Era grande con un portón blanco y pilares café. Tenía un jardín lleno de flores y plantas de todo tipo. El césped estaba podado y había dos perros jugando con las ramas de un gran pino.
—muy bonita ¿no cree? -rejuntó Amenadiel
—sí, mucho -respondió Holmes aun contemplando la casa
—Helen tiene gripa y fiebre así que tendremos que ir hasta su habitación -dijo Amenadiel abriendo el portón para después cruzar el recibidor y abrir la puerta de madera que daba a la sala.
Por dentro, la casa es fresca y se respira un aire agradable.
Las paredes son de cemento y el mosaico del piso es liso.
Amenadiel guía a Holmes por la sala hasta una habitación grande.
—¿Helen? ¿puedo pasar? -pregunta Amenadiel suavemente mientras toca la puerta
—si, adelante -responde Helen desde adentro.
—traje a alguien que quiere decirte algunas cosas -dice Amenadiel mientras abre la puerta e invita a Holmes a pasar.
Sherlock se acerca a la cama y dice apenado
—hola Mini Keller
Los dejaré solos para que hablen. Estaré en la cocina si me necesitan -dice Amenadiel mientras se retira de la habitación serrando la puerta
—qué haces aquí -dice Helen con voz apagada
—vengo a disculparme por cómo te traté -responde Holmes intentando sonar seguro
—¿enserio? Pregunta la chica asombrada
—si. Fui muy injusto contigo. Tu hermano me contó algunas cosas sobre ti y ahora se que nunca debí haberte dicho todo eso
—no te disculpes conmigo por lástima -responde Helen con una tos
—no es por lástima. Ya sabes que no soy bueno para esas cosas. Te pido disculpas porque de verdad lo siento -responde sincero el inglés
Aún no puede creer que el mayor detective de todos los tiempos le esté pidiendo disculpas a ella. No solo es un avance, si no también una muestra de que le agrada ¡le agrada!
—ok. Disculpa aceptada -responde Helen sonriendo mientras busca la mano del detective porque. sabe que no le gustan para nada los abrazos.
Holmes le da la mano con una leve sonrisa en el rostro y se la aprieta suavemente
—que linda mano tiene señor Holmes -dice Helen acariciándola
El detective no puede evitar sonrojarse un poco. Tiene que aceptar que le agrada ese cumplido
—gracias, son manos de violinista -responde por fin
—lo se. Son tan increíbles como suabes -responde Helen entrelasando sus dedos con los de él
—su mano también es linda. Suabe y con los dedos largos. De pianista supongo -dice Sherlock a modo de alago.
Helen siente que va a estallar de la emoción. ¡Sherlock le hiso un cumplido! ¡cree que sus manos son lindas!
Ella también piensa lo mismo sobre las de Sherlock y no puede negar que cuando la tomó entre sus dedos sintió como si un escalofrío le recorriera todo su cuerpo.
Es extraño para ella sentir eso por el contacto de una mano, pero por ésta vez, lo deja pasar.
—si, si son dedos de pianista. Gracias por notarlo -responde Helen sonrojándose también
Sherlock sonríe. Le encanta sentir aquella mano tan hermosa. Sabe que es extraño que le guste, pero por ésta vez, se va a dejar vencer por sus sentimientos.
—es mi trabajo mini Keller -dice Holmes retirando su mano para alcanzar la silla que está frente a el tocador de la joven.
—ay, de verdad lo siento. Que descortés -dice Helen al escuchar la silla moverse hacia su cama
—no pasa nada -responde el detective sentándose a un lado de la cama
—que afortunada soy -dice Helen en voz baja
—sí que lo eres mini Keller -responde Holmes sonriendo con vanidad
Helen creyó que Sherlock no escucharía lo que dijo, pero se le olvidó que tiene el sentido del oído muy desarrollado
—santo dios, que mal -dice Helen fingiendo enfado
—el hábito de pensar en voz alta. No es tan típico -observa Sherlock
—como sabía que...–es mi trabajo. ¿tengo que repetírtelo?
—ya. No te pongas irritante ahora por favor -dice Helen a modo de regaño—soy fácil de impresionar.
—muy bien. Lo tendré en cuenta -responde Holmes tranquilamente.
Comienza a gustarle hacer enojar a su ángel de la guarda y no puede evitar volver a sonreír.
Que linda sonrisa debe tener -piensa Helen que logra percibir que Sherlock está feliz
—por cierto ¿cómo supiste que Amenadiel es mi hermano? -pregunta Helen intentando no sonar impresionada
—simple deducción -responde Sherlock
—lo supuse -dice Helen orgullosa de sí misma
Ambos charlan por un rato y se conocen más a fondo.
Sherlock descubre que a Helen le encanta el chocolate tanto dulce como amargo y su helado favorito es el de fresa. Logra observar que es muy expresiva y sincera con sus sentimientos y opiniones y un poco directa con las mismas. No le importa mucho lo que los demás piensen sobre ella y, sobre todo, ama la música clásica.
Helen logra confirmar que todo lo que había leído sobre Sherlock es cierto, aunque puede darse cuenta que puede ser muy agradable y platicador cuando lo desea. Percibe que está comenzando a dejarse llevar por sus sentimientos y para ella, esa es una buena señal.
—así que si puedes ver con un ojo -afirma Holmes
—sip -responde Helen remarcando la P
—yo jamás me equivoco -replica Holmes orgulloso
—no digas eso. Todos nos equivocamos, es parte de ser humano -dice Helen pensativa.
—ahora no -reclama Sherlock
—si, es cierto. Lo vamos a dejar para otro día -responde Helen sonriendo
—Helen, Sherlock ¡hay que comer! -ordena Amenadiel desde la cocina
Ambos se levantan y salen de la habitación. Amenadiel ya puso la mesa y los tres se sientan a comer
—¿cómo es que tus padres te dejaron a cargo de Amenadiel? -pregunta Holmes pensativo
—muy simple. Amenadiel es amigo de la familia desde hace tiempo y cuando supo que estaba enferma, accedió a cuidarme mientras mis padres iban a trabajar -responde Helen mientras pica un trozo de aguacate.
—injenioso -alaga Sherlock llevándose un pedazo de carne a la boca
—cuando supe que Helen era mi hermana, se me ocurrió ganarme la confianza de su familia para poder acercarme a ella sin que sospecharan. Su madre es muy agradable y aunque su padre tiene carácter, puede ser simpático cuando se lo propone-explica Amenadiel mientras se limpia las manos con una servilleta.
—a mi madre le agradaste desde el primer momento y mi padre tubo un buen presentimiento sobre ti -replicó Helen
Los tres terminaron de comer y Helen buscó su teléfono para escuchar sus mensajes.
Hola Mademoiselle ¿cómo estás?
Ese fue el primer mensaje que Helen respondió. Era de Caleb
Muy bien, mon ami. No vas a creer esto ¡Sherlock se disculpó con migo! Y hasta me hiso un cumplido sobre mis manos ¿no es adorable?
Hola amiga. ¿cómo te sientes?
Ese fue el mensaje que Gleri envió a Helen después de terminar su tarea de la universidad
Muy bien. Sherlock tuvo mucho que ver, pero te contaré los detalles luego -respondió Helen acompañando su mensaje con un emoticón de una cara sonriente con estrellas.
Hola Helen. ¿te sientes mejor?
El clásico mensaje de amigo de Orlando.
Si, ya estoy mejor. Tengo mucho que contarte, pero será luego porque tengo visitas jajaja -responde Helen con un emoticón de un corazón.
—¿acaso ya tienes novio? -pregunta de repente Sherlock sentándose junto a ella en el sofá
—no, claro que no -responde Helen con una risa
—cualquier chico tendría suerte de ser tu novio –le susurra Holmes como consolación
—aaa, que dulce. Pero no lo necesito por ahora -responde Helen con sinceridad
—solo me haría perder mi tiempo
—muy lista -observa Sherlock
Helen ríe y bloquea su teléfono.
El resto de la tarde, Amenadiel, Sherlock y Helen charlan, ríen y hasta ven una película.
Amenadiel está muy feliz de ver a su hermana recuperarse tanto de la gripa como de lo que sufre casi a diario en su familia. Sabe que Holmes la ayudará mucho y aunque la va a sacar de sus casillas a veces, también le enseñará muchas cosas.
—debo irme. Lestrade está buscándome para un caso -dice Holmes dirigiéndose a la puerta
—ok. Ya me imagino que comienzas a aburrirte -replica Helen
—no cuando hay tantas cosas que observar -responde Sherlock
Helen ríe ante la respuesta del detective y le hace un gesto de despedida con la mano.
—bueno, entonces vámonos ya -dice Amenadiel levantándose
Ambos se toman de las manos y Helen los despide con una sonrisa.
—ahora regreso -le dice Amenadiel a Helen
La chica asiente.
Amenadiel y Sherlock aterrizan con éxito en Baker Street y se despiden con un apretón de manos
—te felicito
—es buena chica -alaga Sherlock
—si, por supuesto. Y ni se te ocurra lastimarla de nuevo porque si no voy a darte la paliza de tu vida -aseguró Amenadiel
—ni en sueños -respondió Sherlock
—muy bien. Te beré después -se despidió Amenadiel
—hasta luego -respondió Sherlock entrando a el departamento.
Amenadiel volvió a casa de Helen y se sentó con ella
—es un gran detective -observó Amenadiel
—el mejor de todos -respondió Helen mientras suspiraba
—te dije que las circunstancias te ayudarían.
—si, también tu.
—ellos querían información sobre ti y yo solo se las di. Sabía que tardarían en encontrarme así que yo los busqué a ellos -respondióel ángel con una sonrisa inocente
—si, y gracias por eso -dijo Helen abrasando a su hermano.
—cuando quieras -respondió Amenadiel devolviéndole el abraso.
Los padres de Helen llegaron y después de que Amenadiel les contara todo lo que habían hecho omitiendo por supuesto a Sherlock, salió de la casa y se teletransportó con Linda y Charli.
Nadie tenía idea de lo que pasaría en los próximos días...
¡hola a todos!
Espero que estén muy bien.
¿Qué les pareció el capítulo?
Siendo sincera, siento que mi narración está siendo un poco distinta a la de los capítulos anteriores. ¿ustedes que piensan? Les leo en los comentarios.
Gracias por leer. Espero que les haya gustado mucho el capítulo tanto como a mí me gustó escribirlo.
Les mando un abrazo y cuídense mucho. El coronavirus está volviendo así que protéjanse y utilizen cubre bocas cuando salgan a la calle.
Cuiden a su familia y no ignoren los protocolos. Esta enfermedad es muy grabe y puede causar la muerte.
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