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la cena. Parte 2

quien mejor que Black Pink para ambientar ésta escena..

Hablamos con mi madre y ella aceptó con gusto ir a Londres para cenar en Baker Street.

El día transcurrió tan lento que ni siquiera leyendo podía pasar el tiempo.

Estaba muy impaciente y nerviosa a la vez porque no quería que mi madre se llevara una mala impresión de Sherlock.

Quería que viera lo que yo vi en el y lo apreciara por lo que es, un increíble detective y un gran hombre.

Cuando llegó la tarde, Amenadiel, mi madre y yo fuimos a cambiarnos.

Me puse un vestido largo color verde esmeralda y unas zapatillas blancas.

Todos nos tele transportamos a Baker Street y mi corazón se aceleró cuando la señora Hudson nos abrió.

—señora Hudson, le presento a mi madre –dije cordialmente

—es un gusto. Mi hija me ha hablado mucho de usted. Soy Elizabeth –dijo mi madre con una cálida sonrisa.

Ambas se saludaron y Amenadiel me tomó de la mano para llevarme a la mesa.

—hola –dijo Sherlock

—hola –respondí dándole la mano.

—te ves hermosa –susurró en mi oído.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo en ese instante.

—gracias –respondí con una sonrisa tímida.

Mi madre se sentó junto a mi Sherlock la saludó.

—así que tu eres el famoso Sherlock Holmes. Helen me habló sobre ti. Dice que eres detective –dijo mi madre

—si, lo soy. Y muy bueno me atrevo a decir –respondió tranquilamente.

Ambas nos reímos y yo le acaricié la mano.

Estaba comenzando a amar su vanidad.

—de hecho, si lo es –repliqué con una sonrisa.

Mi madre simpatizó con todos al instante y la cena transcurrió llena de risas y una que otra botella de cerveza.

Podía notar a Sherlock muy tenso. Sabía que no estaba muy acostumbrado a las fiestas así que me quedé con él todo el tiempo para intentar animarlo un poco.

—hola, -le dije después de ir a buscar un refresco.

—hola –respondió.

No pude evitar poner mi mano sobre la suya. Mi amor por él crecía más y más a cada segundo y era posible que él lo notara.

—sabes, tengo que decirte algo –dije armándome de valor

Él me miró y entrelazó sus dedos con los míos.

Era hora.

Justo antes de hablar, una censación en mi interior me decía que no era el momento. Pero las cartas estaban sobre la mesa y no había vuelta atrás.

—¡hola a todos! –dijo una voz muy familiar.

Era Mackenzie y había llegado en el peor momento.

Rápidamente, corrí hacia mi madre y me puse frente a ella.

—hola de nuevo, Wembley –dijo ella encarándome.

—¿qué haces aquí? –pregunté

—vine a destruir a Holmes –dijo con furia.

Esta mujer estaba loca.

—¿por qué? –solté tajante.

—porque tu y yo tenemos una cuenta pendiente –respondió refiriéndose a el encuentro de aquella noche.

Había descubierto mi talón de Aquiles.

—él tiene un ángel que lo protege –dije —y si no quieres que ese ángel saque sus cuernos, mejor lárgate.

Ella solo se rio y sacó un arma.

Dios, me iba a conocer.

—los ángeles no existen –respondió segura.

Amenadiel y yo extendimos nuestras alas ante todos y debido a que él no podía golpear a una mujer, yo me fui sobre Mackenzie y ella disparó.

La bala rozó mi pierna y la ignoré por completo. Mis manos la golpearon y reconozco que sabía defenderse.

Eso no me detuvo. Me apoderé de sus dos manos y golpeé con fuerza una de sus piernas, haciendo que retrocediera.

Sherlock me tomó de la cintura y al escuchar el arma cargarse de nuevo, me solté de su agarre y tomé a Mackenzie de los hombros y la tiré de rodillas al suelo con todas mis fuerzas, haciendo que su arma callera de su mano.

—no voy a dejar que toques a Sherlock. Soy su ángel de la guarda y lo protegeré con mi vida si es necesario –le dije jadeando.

—ganaste esta vez. Pero te aseguro que buscaré la forma y te haré caer cuando menos te lo esperes –respondió soltándose de mi agarre.

Lestrade se levantó de un salto y oí el ruido de esposas cerrarse.

La habían arrestado.

Todos corrieron a abrazarme y me agradecieron por protegerlos.

Me sentí tan feliz y contenta de que todos estuvieran bien, que decidí quedarme en Baker Street por si Mackenzie regresaba.

Después de todo,esa chica no era de fiar en absoluto.

La señora Hudson aceptó encantada y mientras recogíamos todo, Amenadiel se me acercó.

—estoy muy orgulloso de ti –dijo mientras me daba una palmadita.

—gracias, hermanito –respondí con ternura.

—¿estás herida? –preguntó

—creo que me fisuré la tibia del pie izquierdo pero se regenerará pronto –respondí aliviada.

—que alivio.

Rato después, antes de irme a dormir, Sherlock entró en la habitación y literalmente mi respiración se cortó al sentir sus brazos rodear mi cintura.

—gracias, mini Keller. Muchas gracias –dijo besando mi mejilla.

—sabes que yo moriría por ti –respondí apasionadamente.

—¿qué ibas a decirme hace un rato? –preguntó

—no, no era nada –respondí suspirando.

Se lo diría, pero aún no.

¡Holis!

Espero que estén muy bien. Me gustaría saber si les gustó el capítulo.

¿cuál fue su parte favorita?

Les leo en comentarios.

Cantabile in B Flat, B.84 de Frédéric Chopin, Vladimir Ashkenazy

Blackpink, Ddu-Ddu-Ddu.


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