Narrador omnisciente.

A la mañana siguiente, Sherlock fue a despertar a Helen.

—Helen, ¡levántate! –le susurró.

—déjame en paz –le respondió envolviéndose en las sábanas.

A Sherlock le encantaba mirarla dormir. No se resistió y se recostó junto a ella.

Helen, al sentir la respiración de Holmes en su cuello, sintió que su corazón se detuvo.

Aquello tenía que ser un sueño.

—buenos días, mini Keller –dijo el londinense acariciando lentamente su mejilla.

—buenos días, mi pequeño detective –respondió ella dándole un suave beso.

Sherlock hiso lo mismo y ambos se levantaron de la cama.

la señora Hudson les preparó el desayuno y a ambos estaban más que encantados de comer juntos.

Sherlock comenzaba a sospechar que ayer, Helen estubo apunto de confesarle que estaba enamorada de él.

no entendía por que no lo había hecho pero al recordar lo que había pasado con aquel chico, se dio cuenta de que tal vez no quería que le rompieran el corazón de nuevo.

Holmes tenía un cliente así que Helen decidió ir a Chicago a ver a su madre.

—no, no. Tengo planes para ti –dijo Sherlock deteniendo a Helen en la puerta.

—¿qué?

—si, así es. Debes ir a el club a ver a Microft. Dile que estás allí por Mackenzie –respondió Sherlock

él le había dicho a Microft que investigara a la chica por el incidente de la noche pasada y al parecer, había encontrado algo importante.

—bueno, está bien. Mientras sea para que esa chica no salga de donde la tienen, iré en seguida –respondió ella sonriente.

Como negarse a la persona de la que estás enamorada.

—tu amigo Caleb irá contigo –dijo Sherlock sin quitar la vista de su cuaderno de notas.

¿—Caleb?

—si. Amenadiel lo trajo hace unas horas

Helen salió del departamento y Caleb llegó hasta ella y la tomó de la mano.

—hola, Mademoiselle –dijo con una enorme sonrisa

—¡mon ami! –respondió ella abrasándolo.

Ambos se dirigieron al club diogenes y Amenadiel salió rápidamente de una esquina.

—muy bien. ¿listo? –preguntó al doctor Watson que también esperaba a que ellos salieran

—hagámoslo –respondió decidido.

Ambos entraron a al departamento y el doctor Watson se dirigió a Sherlock.

—¿Cómo va el caso? –preguntó

—no es para nada de mi interés –respondió Holmes secamente.

—¿te parece si vamos a ver a Moriarti? –preguntó John

—¿te has vuelto loco? ¡por supuesto que no! –bufó Sherlock

—Sherlock, creo que es hora de que hagan las paces. El fue tu enemigo pero eso se tiene que terminar

Holmes sabía que John tenía razón. Moriarti ya no era el mismo de antes y tenía que aceptar que comenzaba a agradarle.

—bueno, tienes razón –respondió el detective

—¿¿puedes repetirlo? No te escuché –

—no juegues John

El doctor Watson se rio y ambos salieron de el departamento.

Todo listo.

Narrador, Amenadiel.

En cuanto todos se fueron, la señora Hudson y yo nos pusimos a preparar todo. Regularmente no soy muy bueno para las confesiones de amor, pero sabía que para mi hermana era muy especial.

Sabía que no decírselodebido a que Sherlock no era de las personas que sienten amor, así que decidí darle un pequeño empujón.

Sherlock no solo era el hombre más importante para ella, si no que también era su primer amor.

Nuestro plan era preparar algo así como una comida romántica para ambos. Moriarti, Microft, Gleri, Caleb, la señora Hudson y hasta Venedict Cumberbach se habían enterado y aceptaron ayudarme con gusto.

Limpiamos la casa de arriba abajo y hasta pusimos velas para darle algo de romanticismo a la cita.

Tiempo después, Gleri llegó y preparamos espaguetis a la boloñesa.

Me llegó un mensaje de Venedict diciendo que Sherlock ya estaba por llegar y Helen venía en camino así que terminamos de poner la mesa y nos escondimos.

Todo había quedado perfecto.

Y por si se lo preguntaban, Venedict fue nuestro espía por el día de hoy. Y reconozco que lo hiso bastante bien.

—y recuerden. Si esto se pone interesante, no hagan ningún ruido –exclamé.

Todos asintieron y esperamos a que llegaran.

No tuvimos que esperar mucho.

capítulo dedicado a los hermanos y hermanas mayores. Gracias por estar ahí cuando los necesitamos y por ayudarnos a pesar de todo.