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un buen día parte II


Ese mismo día, en el 221 B de Baker Street.

El todo poderoso y la señora Hudson charlan animadamente en la sala.

Les parecerá extraño, pero ambos se encuentran muy felices. Quien diría que la señora Hudson estuviera hablando con dios.

Se escuchan unos colpes en la puerta y la señora Hudson la abre. El doctor Watson entra sonriente y la saluda.

-hay John, ¡no vas a creer quien está aquí!

-¿quién? -pregunta el doctor desconcertado mientras se sienta.

-¡es dios! -responde la señora Hudson sonriendo.

-¿qué? ¿aquí?

-sí, aquí estoy -responde el redentor que también se sienta.

Es mucho más alto de lo que aparentan las imágenes. Sherlock le había contado todo lo referente a su aparición en la tierra, pero jamás pensó que se lo encontraría.

-¡ay santo!... es que...no se que...yo...

el redentor le palmeó suavemente el hombro y dijo.

-tranquilo, hijo mío. E de suponer que Sherlock te contó algo sobre esto ¿no?

-sí

-bien. Entonces no te preocupes, que todo comenzará a cobrar sentido en poco tiempo.

Y sí que tenía razón.

Chicago...

-¡Hachico! ¡deja de morder mi zapato! -dijo Helen a su perro.

Estaba en el jardín esperando unos minutos para ir a su clase de piano.

Sentada en una silla de plástico, pensaba en lo que había vivido.

Todavía no podía creerse que aquello le estuviera pasando a ella. Parecía ser más una novela de fantacía que la misma realidad.

Era imposible como todo había cambiado de pronto. Ya no era una estudiante universitaria común. Era mitad ángel y la novia de Sherlock Holmes. Un vello sueño que no quería que terminara.

Los fuertes gruñidos de sus dos perros la sacaron de sus pensamientos. Al parecer, ambos estaban peleándose por un hueso.

De cierta forma, le alegraba porque significaba que Laila ya se sentía mejor.

-gracias, hermanos -murmuró mientras sonreía.

Tomó su bolsa de mano y su bastón para después salir de su casa, no sin antes despedirse de sus dos canes favoritos.

Desde pequeña, Helen ama a los perros. Cuando tenía 17, su madre adoptó ha Hachico y a Laila.

Aún puede recordar esas pequeñas patitas intentando subir a su sofá. No sabe cuando han crecido tanto.

Sale de su casa y escucha el motor de un camión muy cerca. Al parecer, es un camión de mudanzas.

Reconoce el claxon cuando lo escucha sonar. A estado rondando por su vecindario toda la tarde. Ella supone que alguien debe haberse mudado a la casa de al lado.

Cuando regrese de piano, les dará la bienvenida a los nuevos vecinos.

Ya en su clase, su maestro le corrige el final de la canción que se ha estado aprendiendo.

-tienes que saltar con seguridad -dice su profesor.

-no soy muy buena para saltar -responde Helen con frustración.

-bueno, entonces lo tiene que practicar para que lo logre. Recuerde que la práctica hace al maestro -aconsejó el profesor Carzon..

Helen asiente y reanuda su práctica. La Tarantella de Pietzzonca le está costando demasiado trabajo.

-¿está difícil?

La voz de un chico la sobresalta. Mira haciasu lado derecho y sus ojos adquieren visión.

Es un chico alto, flaco y de tes blanca. Tiene el cabello negro y unos impresionantes ojos color miel.

El joven se da cuenta de que la ha asustado y se pone algo nervioso. Esa no era su intención

-perdona, no quise asustarte -exclama tímidamente.

-no te preocupes, está bien. Respondiendo a tu pregunta, sí, algo difícil.

-bueno, supongo que solo debes practicarla. Además, eres muy talentosa. Estoy seguro de que te saldrá en poco tiempo -responde el chico cambiando su gesto a uno sonriente.

-muchas gracias. ¿eres nuevo?

-sí. Mucho gusto, mi nombre es Alessandro, pero mis amigos me llaman Owen -exclamó con una sonrisa.

-¿Owen?

-sí. Es mi primer nombre

-ah, claro. Debí suponerlo. Mi nombre es Helen, mucho gusto -respondió ella estrechándole la mano.

-igualmente, Helen

—entonces...¿cómo puedo llamar? -preguntó la chica

—puedes decirme Owen

—pero no somos amigos

—lo sé, pero creo que es más corto el nombre -rió el joven.

Ella también sonrió y Ambos continuaron su clasey Helen pudo darse cuenta de que Alessandro era muy bueno para el piano.

-Helen, debe seguir practicando -exclamó el profesor Carzon al finalizar la clase.

-si, lo haré -respondió ella suspirando.

enserio detestaba que le saliera mal.

—y usted, señor Stones, debe mejorar esa ligadura -dijo el profesor Carson dirigiéndose hacia Alessandro.

-sí. -respondió el mientras asentía con la cabeza.

Helen tomó su bastón y salió de la escuela de música.

Estaba apunto de cruzar una calle, pero una voz la detuvo.

—¡Helen!

Alessandro fue corriendo hacia ella.

–vives cerca? -preguntó Helen.

–sí, algo

—¿quieres que te acompañe?

–no, no te preocupes. Yo tampoco vivo lejos.

—¿segura?

—sí. ¡nos vemos! -dijo ella alejándose.

En ese mismo instante, en el club diogenes.

Sherlock está sentado frente a su hermano Microft. Tiene las puntas de los dedos juntas y una expresión pensativa en el rostro.

—¿quién es la víctima? -preguntó el detective a su hermano

—su nombre es Alice Turner de 26 años. Su cuerpo fue encontrado a las orillas del támecisy según sus compañeros de la universidad, era una chica muy amigable con todos. No tenía pareja y sus padres trabajan en una tienda de electrodomésticos -respondió Microft mostrándole una foto.

No lo podía creer. La chica de la foto ¡la chica de la foto era muy parecida a Helen!

Pero lo más extraño de el caso, era que la víctima no tenía ninguna muestra de haber sido golpeada.

—¿alguna teoría? -preguntó el detective

—la policía no tiene ninguna pistapero Lestrade sugiere que Makenzie Williams -respondió Microft.

—no. Hay algo muy diferente en el cadáver. Mackenzie siempre dejaba sangre en la escena. Además, el cuerpo no tiene ninguna herida y según la forense, la causa de muerte no fue envenenamiento ¿me equiboco?

—no, eso es cierto. Pero si no fue envenenada, solo nos queda la teoría de lo sobrenatural aunque eso es totalmente imposible -

—nada es imposible, mi querido hermano -le respondió Sherlock severamente

Aquello era totalmente escalofriante para Sherlock. Ese parecido no podía ser una coincidencia.

Algo muy extraño estaba pasando con ese cadáver y tenía que llegar l fondo del asunto.

-necesito ver ese cadáver -dijo Holmes firmemente.

-está bien. Está en barts ahora...

Su conversación se vio interrumpida por el teléfono de Microft que sonaba ruidosamente.

-¿sí? ¿qué?...

No puee ser...¡cómo es eso posible! Sí, está conmigo. Irá para allá justo ahora.

Microft colgó el teléfono y dijo empalideciendo

-ella está viva

-¿qué estás diciendo!

-digo que ella está viva. Ahora está siendo trasladada al hospital sant Bartolomé...—bueno, entonces nos veremos después. Creo que ya se que está pasando -le interrumpió Holmes a su hermano.

y dejando a Microft sin poder articular palabra, salió de la habitación.

Esa misma tarde, en el 221 de Baker Street.

Después de una larga y amigable charla con la señora Hudson y el doctor Watson, dios regresó a su departamento.

Quien hubiera dicho que los humanos podían ser tan amables. Sin dudas, era satisfactorio comprobar que aún habían humanos de buen corazón en la tierra. Y hablando de humanos de buen corazón...¿qué estaría haciendo Helen?

Sabe que ya ha conocido a Alessandro y tiene la certeza de que ellos serán buenos amigos. Pero solo espera que su hija sepa diferenciar el bien del mal. O mejor dicho, que sepa reconocer cuál es bueno y cual es malo.

Se preguntarán de que estoy hablando. Bueno, podría explicárselos pero creo que mejor esperaré a que ustedes se den cuenta.

Como les decía, Dios llegó a Chicago y se acercó a la casa de la joven. Pudo notar que ella aún no había llegado. Miró hacia su costado y pudo divisar arla en la casa de al lado. Parece que habla con una persona. Será mejor no interrumpir.

Entra a la casa y se sienta en la sala a esperarla.

Unos minutos antes...

Helen camina hacia su casa y nota que el camión de mudanzas está estacionado frente a la casa antes mencionada.

Decide conocer a sus nuevos vecinos y se aproxima a la casa.

Es de color blanca con pilares café y un enorme portón de color verde. La chica toca el timbre y en seguida, se escuchan pasos asercándose.

El portón se abre y no puede creer lo que ve.

—¿Alessandro?

—¿Helen?

—¿vives aquí? -pregunta la chica

—sí. ¿y tú?

—¡soy tu vecina de al lado!

—¿encerio?

—sip. Vienvenido. Cualquier cosa que necesites, puedes contar conmigo -responde Helen amablemente.

—muchas gracias. Lo mismo digo -exclama Owen sonriendo.

Ambos se sonríen yHelen se aleja de la casa. No se puede creer que ese chico valla a ser su vecino.

Presiente que van a ser muy buenos amigos. Y eso espera, porque no le gustaría que fuera apático con ella. Está segura de que no se ha dado cuenta de su discapacidad.

Abre la puerta de su casa y su vista vuelve a ser como antes. Deja su pequeña bolsa en su habitación y se sienta en la sala.

—¿cómo te fue? -pregunta dios haciendo que la chica se asuste

—¡padre! ¿desde cuando estás aquí?

—desde hace un rato.

—dios ¡me diste el susto de la vida!

—oh, lo siento no quise asustarte.. Me preguntaba si ya habías conocido a Owen Stones

—sí. Ya lo hice

El redentor sonrió levemente y guardó silencio.

——¿padre? No es que dude de ti pero esa no es la única razón por la que estás aquí. Que está pasando

—oh, querida, aún no está pasando nada. Pero en unos minutos las cosas van a cambiar, te lo aseguro

Las palabras de su padre puso nerviosa a Helen. No tenía ni idea de que era lo que iba a ocurrir pero de seguro no era bueno.

—padre, no me asustes

—tranquila, Helen. Todo va a estar bien siempre que tomes las desiciones correctas

—que estás dici...

El teléfono de Helen comenzó a sonar desde su habitación y ella corrió a buscarlo.

—¿sí?

—preciosa ¿estás bien? -dijo Sherlock al teléfono

—sí. ¿por qué?

—te contaré los detalles después. Pero tienes que venir a Londres ahora mismo. Dile a tu padre que busque a Amenadiel y lo traiga. Hay que reunirnos en Baker Street

—Sherlock, que está pasando

—si mi teoría es correcta, estás en peligro. Tengo que irme. Te espero en Baker Street. No olvides que eres lo más preciado para mí y te protegeré con mi vida si es necesario.

Fin de la llamada.

Helen baja rápidamente y su padre ya la espera en la puerta.

—voy a buscar a tus hermanos. Debes ir a Londres -ordenó el redentor.

Helen se teletransportó a Londres y la señora Hudson la recibió en Baker Street.

Posteriormente, Lucifer, Amenadiel y dios ingresaron al departamento.

—¿alguien me podría decir que está pasando? -preguntó Helen con impaciencia.

—tranquila preciosa, yo te lo voy a explicar -le respondió Sherlock entrando al departamento.

La señora Hudson se retiró y Sherlock se sentó junto a Helen.

—cuando Microft me dio los detalles del caso, hubo algo que me pareció bastante sospechoso. La víctima era muy parecida a Helen. Lo más extraño del caso, era que no había rastro de lucha o envenenamiento.

Esto sin duda tenía que deberse a lo sobrenatural. Tiempo después, el hospital notificó a mi hermano de que la víctima estaba viva. En esemomento, fui a el hospital y le hice algunas preguntas a la víctima.

Al parecer, ella se encontraba conduciendo su audi blanco y de pronto un rayo de luz intenso invadió su campo de visión. Poco después, su cuerpo comenzó a devilitarse y despertó en la morgue. Mi conclución, el asecino estásabe que eres mitad ángel y tiene el poder para destruirte. Por lo tanto, la otra chica solo era de práctica -explicó Holmes rápidamente.

—¡tiene que ser una broma! -exclamó Helen furiosa.

Tranquila mini Keller. Nadie va a hacerte daño mientras yo esté aquí -dijo Sherlock severamente.

—y si alguien se atreve a tocarte un cabello, ¡voy a partirle la cara! -replicó Amenadiel con voz grave.

—todos lo haremos. Pero no hay que precipitarnos. Por ahora, lo mejor será que te quedes aquí. Estarás más segura -exclamó Lucifer.

—sí, está bien. Gracias a todos por protegerme.¿, son los mejores -exclamó Helen con una dulce sonrisa.

—te amamos y no dejaríamos que nada te pase, hermanita -exclamó lucifer acariciando el cabello de Helen.

todos le dieron un abrazo a la chica en señal de apoyo y pasaron el resto de la tarde organizándose para cuidar a la joven.

Dios por otro lado, se había ido ya hacía mucho. Su momento aún no había llegado y no quería estorbar.

En la noche, Sherlock le dio el cuarto de John a Helen para que durmiera. La americana se recostó en la cama y serró los ojos.

Aquello estaba siendo una terrible pesadilla. No solo podían lastimarla a ella, si no quetambién a sus hermanos o incluso a Sherlock

No podía permitirlo.

No quería dormirse, pero estaba cansada. Su día había sido algo complicado. Se giró sobre su costado isquierdo y se envolvió en las sábanas.

Inmediatamente, se quedó dormida.

Sin saber, que el peligro que les amenazaba era peor de lo que creían...

¡sorpresa!

les confieso que no tenía pensado publicar enste cap hasta el fin de semana, pero ya casi lo terminaba así que decidí publicarlo.

Espero que estén muy bien. ¿Que les ha parecido el capítulo ¿

¿Quien creen que pueda ser la persona que quiera acabar con a Helen?

Les leo en comentarios. Se les quiere.

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