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Veintiocho: Restless

Besos y más besos. Nayeon nunca tendría suficiente de los suaves y esponjosos labios de Jeongyeon que encajaban en su boca perfectamente. Bastó solo una sesión de besos para que su novia se volviera casi tan experta como ella al momento de besar.

—Me gustas... —susurró Nayeon con la voz entrecortada. Sus besos habían subido de tono y ahora ella se encontraba sentada sobre el regazo de su novia quien tenía un fuerte color carmesí sobre sus mejillas, pero que aún así intentaba seguir el ritmo de sus besos—. Besas delicioso.

—Tú... tú me enseñaste —dijo intentando regular su respiración—. ¿Te gusta?

—Me encanta —afirmó Nayeon comenzando a frotar sus caderas en busca de fricción—. ¿Te gusta a ti?

—Sí... —respondió Jeongyeon con voz débil. Intentaba apartar sus manos lejos del cuerpo de su novia, pero no era tarea fácil cuando la tenía a horcadas sobre ella—. No hagas eso... por favor.

—¿Hacer qué? —Nayeon paró sus movimientos y enredó sus brazos alrededor del cuello de su novia.

—Te frotas sobre mí...

—¿No te gusta que lo haga? —preguntó Nayeon sin querer sonar herida, pero lo estaba. Luego de eso intentó levantarse pero Jeongyeon la sostuvo de la cintura impidiéndole cualquier movimiento—. No quiero incomodarte, quizás me estoy excediendo, ¿estoy yendo muy rápido? Es que me gustas mucho y no puedo evitarlo, quiero besarte mucho.

—Y a mí me gusta que me beses, mucho —expresó Jeongyeon dejando pequeños besos sobre su hombro descubierto—. Pero me gustaría ir lento, llevamos dos días de novias y no sé cómo pero me vuelves loca. Nunca fui fan del contacto físico, pero contigo es diferente, quiero besarte, abrazarte, tocarte...

—Hazlo... tócame —dijo Nayeon cerrando los ojos instintivamente al sentir como Jeongyeon succionaba la piel de su cuello—. Soy toda tuya. 

—Yo soy tuya también.

—Lo eres —afirmó Nayeon capturando los labios de su novia nuevamente en un beso voraz.

¿En qué momento In Nayeon se había vuelto tan deseosa? Hace un tiempo que no tenía novio, ella era muy selectiva al momento de escoger a sus parejas y la mayoría de todos los hombres que la pretendían, no lograban agradarle del todo. Pero con Jeongyeon todo había sido tan diferente, ni siquiera se detuvo a reflexionar que se trataba de una mujer. La primera mujer que hizo enloquecer a su frío y duro corazón.

—Tienes un lindo trasero Im —comentó Jeongyeon dando una pequeña palmada sobre el trasero de su novia quien rápidamente se sonrojó—. Eres hermosa.

—Oh mi Dios, ¿entonces eres ese tipo de novia? —dijo Nayeon mordiendo su labio inferior provocativamente.

—Lo descubrirás con el tiempo —respondió Jeongyeon dejando un beso fugaz sobre la frente de su novia—. Te preparé algo de comer, ¿qué se te antoja?

—Se me antoja una ración de besos —Nayeon soltó una pequeña risita traviesa antes de ponerse de pie—. Y sushi, ¿te parece bien?

—Ración de besos y sushi, perfecto —espetó Jeongyeon encaminándose hacia la cocina—. Tengo todo, espero que te guste.

—Ya probé los besos y me han encantado, ahora solo me falta juzgar el sushi —Nayeon siguió a su novia hasta la cocina—. ¿Quieres que te dé una mano? Puedo ser tu ayudante, haré todo lo que me pidas.

—No te preocupes preciosa, hacer sushi es muy fácil, tengo todos los ingredientes en el refrigerador, tú siéntate y observa como tu novia te prepara el mejor sushi que hayas probado en toda tu vida —dijo guiñándole un ojo de manera coqueta.

Nayeon le hizo caso y tomó asiento en uno de los bancos sobre la barra y se dedicó a observar como su chica esparcía todos los ingredientes sobre la mesa. Se veía tan concentrada en su tarea que no quiso distraerla y solo recargó su barbilla sobre sus manos para poder mirarla en silencio.

Minutos después Jeongyeon había terminado de hacer tres rollos de sushi en una presentación bastante bonita.

—Se ve realmente bien —comentó Nayeon observando detalladamente el platillo que su novia puso sobre la barra—. Muero por probarlo.

—Te presento mi estilo de sushi favorito, es de salmón crudo, aguacate y pepino. Cociné y sazoné el arroz con vinagre, azúcar y sal —dijo Jeongyeon tomando uno con ayuda de los palillos para luego llevarlo hasta la boca de Nayeon—. Y lo decoré con una mezcla de semillas de sésamo negras y blancas, espero que te guste...

Nayeon masticó con lentitud y cerró los ojos deleitándose con el sabor. Jeongyeon no apartó su mirada de ella ni un solo momento. Cuando la vio sonreír con aprobación, pudo respirar en paz.

—¿Te gustó?

—Me encantó cielo, eres experta en la cocina —respondió Nayeon tomando un bocado con los palillos, se lo ofreció a su novia y luego le besó la mejilla—. Amo que cocines para mí.

—Yo amo cocinar para ti —confesó Jeong tomando a Nayeon de las mejillas para llenarla de besos por toda su cara—. Siempre eres bienvenida a casa, solo avísame y cocinaré algo rico.

—No me digas eso, después no podrás sacarme de tu casa ni arrastrando —bromeó Nayeon llevando más sushi a su boca—. Me siento muy a gusto contigo.

—Me gusta que estés aquí, aunque cuando vuelva al trabajo ya no tendré tanto tiempo libre como ahora —susurró Jeongyeon formando un puchero con sus labios—. Al final fue bueno que me fracturaras la nariz, tengo un par de días libres de reposo que podemos pasar juntas, aunque... ¿no tendrías que estar en el trabajo en éste momento?

—Cancelé mis citas de hoy por la tarde porque quería verte, pero no podré aplazarlas más, me temo que mañana no podré venir a visitarte —expresó Nayeon entrelazando sus manos con las de su novia—. Quizás pueda venir en la noche, pero tú debes descansar y yo no te he dejado en paz desde que nos hicimos novias. Será mejor que nos veamos hasta pasado mañana.

—Eso quiere decir que.. ¿no te veré mañana? —preguntó Jeongyeon herida—. Pero te voy a extrañar mucho, yo puedo ir a verte a Freedom, aunque sea solo un ratito.

—No me parece, lo he pensado y no quiero que te encuentres con Park, ese tipo no me da buena espina. Lo mejor será que no vuelvas ahí, yo veré la manera de visitarte en casa o en Tigers cuando regreses a tu trabajo —comentó Nayeon y Jeongyeon frunció el ceño enseguida—. ¿Qué? No me gusta la manera en que te mira, quiero golpearlo.

—No me parece justo que yo no pueda visitarte solo porque pueda encontrarme con Jimin, sabes que él no significa nada para mí, además ya le dejaste claro que estamos juntas.

—Ya sé, pero aún así no quiero —Nayeon se cruzó de brazos.

—No te pongas celosa, yo solo tengo ojos para ti —murmuró Jeongyeon acercándose lo suficiente a su novia para juntar sus labios en un casto beso que Nayeon no tardó en corresponderle—. Te quiero...

—Yo te quiero aún más...

[🍇]

Sana esperaba impaciente dentro de su automóvil. Minutos antes reunió todo el valor del mundo para escribirle a Tzuyu. La citó en un parque cercano y aunque no había recibido respuesta de su parte, confiaba en que la menor no la dejaría plantada, aunque tampoco se molestaría en caso de que así lo hiciera.

Los minutos pasaban con lentitud, era tan sofocante que Sana tuvo que bajar de su vehículo para dar vueltas por ahí, en la espera de Chou.

Todavía no estaba segura de lo que hablarían, lo que si tenía claro era que primero le pediría una disculpa por haberla besado. Cometer ese tipo de arrebatos era algo totalmente nuevo para Sana, jamás se imaginó que sería capaz de hacer tales barbaridades. Lo único que le asustaba es que el beso no le había disgustado en lo absoluto. Los labios de Tzuyu eran tan suaves y delicados en comparación a los toscos labios de Suho. Por primera vez tuvo la oportunidad de tomar las riendas del beso, se encargó de explorar toda su boca con pericia.

No era igual, Suho solía besarla de manera brusca y pasional, no había punto de comparación, con Tzuyu fue un beso que comenzó siendo tímido, luego se volvió intenso pero jodidamente excitante para la japonesa.

—Hola preciosa, ¿esperas a alguien? —un jovencito que aparentaba no tener más de veinte, se acercó a ella con sigilo—. Nunca te había visto antes por aquí, que guapa eres.

—Ahora no, jovencito —contestó Sana sin querer parecer grosera y cambió el rumbo de su dirección para evadirlo.

—Me llamo Yoonbin, ¿y tú? —preguntó el joven siguiendo sus pasos. La japonesa no respondió, solo siguió caminando—. Desde hace un rato te vi aquí sola, por eso quise hacerte compañía.

—No necesito compañía, estoy bien así, gracias.

—Dime tu nombre, anda —pidió con insistencia.

—Sana, me llamo Sana, ahora vete por favor, estoy esperando a alguien, tengo una cita —contestó de manera cortante.

—¿Esperas a tu novio? —preguntó Yoonbin y la japonesa puso los ojos en blanco parándose en seco. Apretó el puente de su nariz y suspiró con pesadez—. Ya decía yo que una mujer tan bonita como tú no podía estar soltera. Pero aún así debes saber que no soy celoso, puedo compartir.

—No me gusta tratar con menores, solo deja de molestarme.

—No soy menor, ya tengo 21 —dijo en tono ofendido colocando la mano en su pecho—. ¿Me pasas tú número?

—¡No! — gritó sin medir el tono de su voz, pero es que el chico de verdad la estresaba. Su paciencia estaba al límite.

—Creo que te he visto antes, en alguna parte, pero no recuerdo dónde —dijo Yoonbin pensativo mientras acariciaba su barbilla. Su rostro se iluminó con una sonrisa cuando pudo recordarlo—. Te vi con la profesora Park en la universidad una vez, las dos son tan guapas.

—¿Eres alumno de Jihyo? —cuestionó Sana y bufó cuando vió al chico asentir—. Por favor, ya vete por ahí a estudiar o le diré a tu profesora que te repruebe en tu próximo examen.

—No puede hacer eso —espetó sonriente—. Ya no soy un niño, puedo demostrárselo.

—Ya te dije que no estoy interesada, deja de ser molesto —exclamó Sana viendo como el joven invadía su espacio personal de un momento a otro—. Oye... ¿qué crees que haces?

—Dicen que beso delicioso, solo quiero mostrarte, para que juzgues por ti misma.

—Apártate de ella Yoonbin —una voz resonó a sus espaldas—. Ahora.

Se trataba de Tzuyu, con el semblante serio y la mandíbula tensa. Sana sonrió al instante luego de verla, se veía tan sexy con esa expresión reflejada en su rostro, ¿a caso estaba celosa?

—¿Qué haces aquí Chou? Estaba en mi plan de conquista —murmuró Yoonbin por lo bajo.

—Mi cita llegó —informó Sana tomando a Tzuyu de la mano. La menor la miró confundida, pero no tuvo tiempo de decir nada. Yoonbin las miró incrédulo señalando sus manos entrelazadas.

—Un momento Chou, era cierto ese secreto a voces que ronda por el salón, ¿te gustan las mujeres? ¿eres lesbiana? —cuestionó Yoonbin y Tzuyu se tensó—. ¿Estás saliendo con esta guapa mujer?

—No es tu asunto niño, ya vete de aquí —dijo Sana con molestia. Su paciencia se había agotado pero el joven parecía continuar renuente—. Si estamos saliendo o no, no te importa, mejor ve a buscarte una novia.

—Me importa porque mi amigo Soobin está enamorado de Tzuyu —contestó el chico a la defensiva y cruzándose de brazos—. No se vale que solo lo ilusione.

—Yo no estoy ilusionando a nadie, jamás le he dado motivos para que se enamore de mí —murmuró la taiwanesa con la mirada baja. Sana la observó y una sonrisa se formó en sus labios. La menor le había mentido cuando le dijo que estaba saliendo con aquel chico y por alguna extraña razón, saber que todo era mentira, le alegraba—. Referente a lo otro, sí, sí soy lesbiana y también estoy saliendo con ésta mujer, ¿cierto, Sana? —la japonesa asintió sin prestar atención a sus palabras, luego de caer en cuenta de lo que había dicho, cubrió su boca con las manos quedándose totalmente muda.

—No es justo, ¿por qué las mujeres bonitas tienen que ser así? —Yoonbin frunció el ceño dando media vuelta. El chico se fue a zancadas de ahí.

—¿Por qué le...-

—Tuve que mentir, me estaba molestando su actitud, me reclamó como si yo tuviera la culpa de que alguien que no quiero se interese en mí —dijo Tzuyu con coraje—. Siento meterte en esta situación, lo hice porque estaba enojada, después le diré que no es cierto.

—No, está bien, no hay problema —expresó Sana rápidamente—. No me molesta que piense que estamos saliendo si de esa manera te lo quitas de encima.

—Dudo mucho que eso le agrade a su novio —espetó la menor desviando la mirada.

—Suho y yo tenemos una rara relación, es algo complicado... ¿nos sentamos? —ofreció la japonesa señalando la banca más cercana del parque. Tzuyu asintió y ambas tomaron asiento una a lado de la otra—. Temía que no vinieras.

—¿Por qué me citó?

—Para disculparme por ser una idiota, no debí besarte y luego huir, eso no habla muy bien de mí y yo soy la mayor aquí —respondió Sana mientras jugueteaba con los dedos de sus manos—. No pienses que siempre hago eso, realmente es la primera vez que hago algo así. Y para ser sincera, no sé por qué lo hice...

—Ya veo —murmuró Tzuyu con simpleza. Dejó pasar un par de segundos antes de hablar—. ¿Por qué la relación con su novio es complicada?

—No estoy enamorada de él —contestó Sana y Tzuyu la miró a los ojos—. Mis padres piensan que Suho es un buen partido, pero él no me hace feliz, todo lo contrario.

—¿Y por qué sigue con él?

—Porque es lo que mis padres quieren —susurró la japonesa haciendo un mohín—. Soy hija única, no tienes idea de lo estresante que es eso. Siempre interfieren en mis decisiones y ya sé que eso está mal, pero son mis padres, es la única familia que tengo, no quiero que me odien, no hago esto por dinero, yo tengo una buena solvencia económica, podría revelarme ante ellos, pero temo a la soledad...

—Se siente entre la espada y la pared —dijo Tzuyu y Sana asintió. De pronto sintió tanta pena por ella—. Está dispuesta a sacrificar su felicidad por la de sus padres, pero... ¿sabe que eso le va a traer más infelicidad en el futuro? Cuando tenga a sus hijos... ellos sufrirán cuando vean que no existe amor dentro de su familia, ellos siempre terminan pagando los platos rotos. Lo digo por experiencia, a mis padres los obligaron a casarse cuando mi madre quedó embarazada de mí y créame, fueron tiempos difíciles, ver peleas y escuchar gritos todos los días era ya algo normal para mí.

—Lo siento tanto... —murmuró Sana haciendo un puchero con los labios—. No había pensado en eso, quizás porque no me veo con Suho a futuro. Estoy en un dilema, no sé que hacer...

—Solo siga lo que le diga el corazón.

—Por seguir a mi corazón es que estoy aquí —confesó la japonesa—. Mi corazón no quiere que te alejes de mí... mi corazón está confundido y mi cabeza también lo está. De momento sé que no puedo ofrecerte nada serio, pero no quiero que pienses que por eso estoy jugando contigo, eso jamás.

—Entonces, déjeme ver si entiendo... ¿quiere que yo sea su... amante? —preguntó la taiwanesa con las mejillas coloradas y Sana negó al instante—. ¿Entonces? No comprendo.

—No, no, por amor a Dios, no es eso lo que quiero decir —Sana se frotó la cara en señal de desesperación—. Es que creo que me atraes, pero yo tengo novio y...

—Puedo esperarla, el tiempo que necesite yo puedo esperar... —expresó Tzuyu con timidez—.
Es la primera vez que siento algo así por alguien.
Me gustaría intentarlo si es que al menos tengo una oportunidad.

—¿Qué pasaría si...-

—Si aún después de un tiempo usted decide quedarse con él, yo entenderé —musitó con la mirada baja. Quizás estaba poniendo demasiado en juego, pero en ese momento quien le estaba respondiendo era su corazón.

—¿De verdad serías capaz de eso... por mí? —preguntó Sana y Tzuyu asintió.

—Tomaré el riesgo, porque de eso se trata la vida, quizás nunca más vuelva a tener esta oportunidad, así que la tomaré, porque no quiero lamentarme después.

Tzuyu sonrió orgullosa de si misma, por primera vez se sintió valiente, no se iba a dejar dominar por la cobardía, ya no.

[🥺]

La campanilla de la puerta retumbó anunciando la llegada de un nuevo cliente. Momo quien estaba sentada sobre la barra giró la cabeza con dirección a la entrada y se encontró con la grata presencia de Yeonjun.

—¡Hey! Aquí estás, elegí un buen momento para venir —dijo el joven agitando su mano a modo de saludo—. Tuve suerte de encontrarte, creí que estarías fuera entregando algún pedido.

—Hola Yeonjun, que gusto verte por aquí —saludó la japonesa esbozando una gran sonrisa—. El día ha está muy tranquilo, no ha habido pedidos desde hace rato, por eso estoy ayudando aquí dentro, ¿qué te trae por aquí?

—Vine a verte —respondió tímidamente—. Y a comer, por supuesto, ¿qué harás después del trabajo?

—Creo que iré a ayudar a la señora Soo a su local, no pude ir ayer —comentó la japonesa y Yeonjun solo asintió con la cabeza—. Toma asiento, en un momento te atendemos.

—Está bien, gracias —el chico se encaminó hacia una de las mesas del lugar.

—¿Cómo lo haces? Pasa tips —murmuró Bae moviendo sus cejas de arriba hacia abajo mientras miraba a Momo.

—¿Tips de qué? —preguntó la japonesa sin comprender.

—Chicas y chicos lindos vienen a verte al restaurante, quisiera ser como tú. Ahora la verdadera pregunta es... ¿cuál de los dos es tu pareja? —Bae susurró lo último cerca de Momo—. Vamos Hirai, cuéntame. Me muero por saber, son preguntas que no me dejan dormir.

—No estoy saliendo con ninguno de los dos, ellos solo son mis amigos, nada más —contestó Momo mirando en dirección de Yeonjun que le sonreía en grande—. ¿Le llevas la carta?

—Mejor hazlo tú, se nota que solo vino al restaurante por ti —dijo Bae poniéndole la carta a su compañera en sus manos para luego alentarla a ir con él—. No está Shindong, dijo que posiblemente vendría hasta mañana porque tiene un par de asuntos que atender. No importa si te sientas con el chico guapo un rato, aprovecha que no hay tanta clientela. Si hay algún pedido, yo te aviso.

—De acuerdo, iré a tomar su orden —espetó Momo dirigiendo sus pasos hasta Yeonjun. Él le mostró su sonrisa mientras tomaba la carta que Hirai le ofrecía.

—¿Cómo has estado? —preguntó Yeonjun mientras miraba la carta de reojo—. ¿Te llaman la atención si tomas asiento un momento conmigo?

—Ummm... —Momo giró la cabeza hacia donde se encontraba Bae y la vio levantarle los pulgares rápidamente—. Creo que no.

—Que bueno que hay poca gente ahora —comentó el chico viendo como la japonesa tomaba asiento frente a él—. Quería venir antes, pero se me juntaron varios pendientes en mi trabajo y tuve que encargarme de ellos.

—No hay problema —musitó Momo mirando hacia la ventana—. Y he estado bien, lo normal, con trabajo y deberes, pero muy bien, ¿y tú?

—Igual he estado muy bien, todo bien, ¿cómo está Lia?

—Muy bien, le encantaron los libros que le regalaste, muchas gracias por eso —expresó Momo con los ojos brillantes. De repente sintió la necesidad de preguntarle acerca de Dahyun, pero no sabía que tan prudente sería, así que mejor prefirió callar—. ¿Qué deseas ordenar?

—No tienes nada que agradecer, me alegra mucho que ella esté disfrutando tanto de los libros —comentó Yeonjun con alegría—. Y creo que hoy tengo antojo de ramen picante. Quiero un plato grande, muy grande, porque estoy muy hambriento.

—¿Y de tomar?

—De tomar quiero... —el tono de su celular lo interrumpió. Se disculpó con la japonesa mientras sacaba su teléfono del bolsillo. Su expresión fue una de total sorpresa al mirar la pantalla—. Es Eunwoo, que raro, él nunca me llama, ¿me permites un momento?

—No te preocupes —Momo vio como Yeonjun caminaba hacia un extremo del restaurante con el teléfono en mano.

Eunwoo, ese era el novio de Dahyun, un hombre bien parecido y de clase, como uno de esos actores o modelos famosos que aparecen en la televisión. Dahyun era muy afortunada de tener a alguien como él, o más bien él era muy afortunado de tenerla a ella. Dahyun era una chica tan dulce y tan bonita, cualquier persona daría todo por tenerla a su lado.

Momo hizo memoria de los recuerdos del día anterior y sonrió sin poder evitarlo. No sabía por qué estaba tan ansiosa de verla o de al menos saber de ella. Quería escribirle, moría por hacerlo, pero no lo había hecho porque tampoco quería molestarla. Ya encontraría un pretexto para llamarla después.

Llevó nuevamente su vista hacia la ventana, parecía ser un buen día, ni tan caluroso, ni tan friolento. Esos dias eran sus favoritos. Su mirada de pronto se posó sobre Yeonjun a unos pasos de ahí, el chico se veía exaltado, sus ojos estaban visiblemente enrojecidos mientras frotaba su pecho y la japonesa no pudo evitar preocuparse. Tan pronto como sus ojos conectaron, él se dirigió hasta ella con las lágrimas descendiendo ahora sobre sus mejillas.

—¿Q-qué sucede? —preguntó Momo poniéndose de pie—. ¿Por qué lloras? ¿p-puedo ayudarte en algo?

—Es... es Dahyun —respondió con la voz entrecortada mientras limpiaba las lágrimas de sus ojos con ayuda de su manga. Momo se tensó, decir eso solo hizo que aumentaran sus nervios—. Tengo que irme, y-yo lo siento —se disculpó haciendo el amago de irse, pero Momo lo detuvo del brazo rápidamente.

—¿Puedo saber... qué tiene ella?

—Está en el hospital —dijo Yeonjun y Momo tragó con dificultad—. Eunwoo no me dió detalles, solo dijo que fuera al hospital pronto. Tengo miedo... —confesó el chico—. Debe ser grave, yo jamás escuché a Eunwoo llorar de esa forma... pude sentir su desesperación del otro lado de la línea, por eso tengo mucho miedo. Tengo que irme, mi amiga me necesita...

—Déjame ir contigo, por favor —pidió Momo casi en tono suplicante—. Llévame...

—Pero... estás trabajando.

—No me importa, quiero ir... —murmuró la japonesa con voz apenas audible. Dahyun también era su amiga, tenía que estar con ella, porque eso hacen los amigos de verdad, se apoyan en las buenas y malas. Además algo en su pecho le dolía a tal punto de querer llorar. Solo quería saber de ella, necesitaba comprobar con sus propios ojos que estaba bien—. Te lo suplico.

—Vamos, mi auto está afuera.

Por favor, que Dahyun esté bien, es lo único que pido...

[🕊️]

—¿Puedes ir un poco más rápido? —pidió Mina con desesperación.

—Hago lo que puedo, hay mucho tráfico, por favor cálmate —contestó Taehyung sintiendo las gotas de sudor en su frente—. Piensa positivo, estás siendo muy pesimista.

—¿Que sea positiva, dices? No entiendo una mierda de lo que está pasando, mi cabeza está a punto de estallar, no me pidas que me tranquilice porque no puedo hacerlo —espetó Mina intentando mirar que tan extenso era el tráfico sobre la carretera—. Maldición, nunca lograremos llegar así. La tía Seohyun nos necesita.

—A lo mejor estás exagerando un poco las cosas, la tía Seohyun siempre fue un poco...

—No Tae, esta vez es serio, te juro que lo es. Seohyun estaba inconsolable cuando me llamó por teléfono, ni siquiera podía hablar con claridad y las únicas palabras que pudo mencionar fueron "Dahyun y Hospital Kangbuk" —comentó Mina sintiéndose todavía más nerviosa—. Esto no me gusta nada, tengo un mal presentimiento.

—Esperemos que no sea nada de lo que estás suponiendo —habló su hermano concentrando su mirada en el camino. Finalmente después de un par de minutos más atrapados en el tráfico, pudieron llegar a su destino, el Hospital Kangbuk —. Puedes adelantarte, yo buscaré donde estacionar el coche.

Mina le hizo caso y bajó del vehículo. Se apresuró a entrar a las instalaciones con rapidez chocando con varias personas a su paso. El lugar era demasiado grande, podría perderse ahí dentro. Corrió directamente hacia recepción a pedir informes.

—Buenas tardes, ¿me podría decir si Kim Dahyun se encuentra internada aquí? —preguntó Mina con algo de impaciencia. La recepcionista tecleó un par de cosas en su computadora y luego asintió.

—¿Es familiar suyo?

—Sí, soy su prima.

—Ingresó a terapia intensiva hace poco —contestó la recepcionista—. Está en el segundo piso, pero no puede recibir visitas, al menos hasta que su situación mejore. Busque al doctor Jeon Jungkook, él está a cargo.

—Muchas gracias... —murmuró Mina intentando procesar sus palabras.

Taehyung se apareció detrás de ella, tenía la respiración irregular, había corrido luego de dejar el auto en el estacionamiento.

—¿Qué sucede, Mina? ¿te dieron informes de  Dahyun? —preguntó Taehyung.

—Ella está en terapia intensiva —susurró débilmente—. En el segundo piso, vamos.

Taehyung asintió y juntos se dirigieron hasta el segundo piso. Las cosas estaban tan tensas que ninguno mencionó nada más al respecto. Tan pronto como llegaron, se encontraron con Seohyun en la enorme sala de espera y a Eunwoo a su lado haciéndole compañía. La mujer tenía un pañuelo cubriendo parte de su cara, los ojos enrojecidos y la mirada perdida.

Mina se acercó a paso lento, la mujer ni siquiera había prestado atención a su presencia, parecía estar en un completo shock.

—Tía... —Mina la llamó mientras tocaba su brazo suavemente—. Ya estamos aquí... ¿qué pasó?

Seohyun seguía sin reaccionar y Eunwoo tuvo que intervenir. Tampoco él tenía un buen aspecto y eso solo hacía crecer más la preocupación de los hermanos Myoui.

—No ha querido hablar desde que llegamos aquí —dijo Eunwoo—. Me alegra que llegaran, hay muchas cosas por hacer, yo me haré cargo del funeral, pero no quería dejar a Seohyun sola.

—¿F-funeral? —preguntó Mina con la voz rota. Estuvo a punto de derrumbarse, de no haber sido por Taehyung que la detuvo antes de que eso pasara—. ¿Qué quieres decir con funeral?

—Sé más específico, por favor —pidió Taehyung al borde del colapso.

—Jae Kim está muerto, pensé que Seohyun se los había contado cuando hablaron por teléfono —respondió Eunwoo viendo a los hermanos ponerse pálidos—. Siento ser portador de tan malas noticias, a mí también me tomó por sorpresa todo esto, sobretodo por la situación de Dahyun, estoy tan devastado como ustedes...

—Pero... ¿qué fue lo que pasó? ¿qué clase de broma es esta? —dijo Taehyung aflojando el cuello de su camisa con desesperación. Mina por su parte se había quedado sin habla—. Es una jodida mierda, no entiendo nada.

—Yo tampoco entiendo y creo que Seohyun no se encuentra en las mejores condiciones para poder explicarnos —murmuró Eunwoo en voz baja—. Solo quiero esperar a que venga el doctor, necesito saber cómo se encuentra Dahyun, después iré a arreglar todo el asunto de Jae, justo ahora le están realizando la autopsia para saber la causa de su muerte.

—Yo te ayudaré con eso, cuenta conmigo para lo que sea —habló Taehyung—. No es tu obligación, pero aprecio que nos ayudes con ésto...

—No es nada, lo hago por...-

—¿Familiares de Kim Dahyun?

Una voz masculina resonó a un costado de la sala de espera. Seohyun por primera vez salió de su trance para caminar rápidamente hacia el médico. Mina se acercó también, del mismo modo que Eunwoo. Taehyung fue el único que permaneció en su mismo lugar, un poco tenso cuando vio que el doctor le dedicaba una rápida mirada.

—Mi hija... ¿cómo está mi hija, doctor? —preguntó Seohyun con el alma en un hilo.

—Antes quiero informarles acerca de la autopsia realizada al señor Kim Jae —comentó el doctor Jeon observando a todos los presentes—. Falleció a causa de un paro cardíaco, ocasionado por ingerir una cantidad excesiva de cianuro. Su corazón no resistió una dosis de esa magnitud. Mi deber como médico es informarle a las autoridades para que procedan con el protocolo.

—¿Y Dahyun? —preguntó Eunwoo esta vez.

—La señorita Kim Dahyun... —el doctor carraspeó su garganta antes de proseguir—. Tampoco tengo tan buenas noticias sobre ella.


Hola personitas bonitas ❤️  soy tan impredecible, nunca se sabe cuándo voy a actualizar, pero sorpresa uwu

Aprovecho para invitarlos a que pasen a la cuenta de TeudoongAwards  , a nominar y votar por sus historias favoritas de los ships de Twice.
Apoyemos a las personitas que están haciendo todo eso posible <3 

Sin más por el momento, gracias por leer 💕  & abríguense bien, porque hace frío 🥺 xoxoxo.

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