Veinticuatro: Descubrimiento
Jisoo corrió por los pasillos chocando con varias personas a su paso hasta llegar a la cafetería en donde encontró a Rosé entretenida tomando una taza de café. Al percatarse de su llegada sonrió con suficiencia señalándole la silla del frente con la mirada.
—¿Qué haces aquí? —preguntó Jisoo de manera brusca.
—¡Hola! Yo estoy bien, gracias ¿y tú? —respondió irónicamente poniendo los ojos en blanco. Jisoo intentó protestar pero Rosé la hizo guardar silencio al momento de colocar una bolsa de regalo sobre la mesa—. Esto es tuyo.
—¿Qué es eso?
—Los auriculares que dije que te daría y un peluche de pollo —respondió Rosé desviando la mirada.
Jisoo miró dentro de la bolsa y efectivamente dentro había una caja de auriculares y un lindo peluche amarillo en forma de pollito. Se quedó sin habla por un par de segundos que parecieron eternos, la verdad es que no sabía que decir. En su último encuentro luego de descubrir la identidad de la otra, las cosas no terminaron bien. Se quedaron en completo silencio hasta que el elevador volvió a funcionar. Después de eso, ambas huyeron sin decir nada.
—¿Por qué me das ésto?
—No lo quería tener, no es mío, además lo compré pensando en Chickengirl —contestó sin mirarla—. De manera virtual eres genial, pero en persona... dejas mucho que desear.
—No es como si tú fueses la gran persona. Has sido muy grosera conmigo desde el comienzo. Todo empezó mal, desde que intentaste quitarme el último sándwich del bar, por tu culpa nos llevaron a la delegación.
—Eso se pudo evitar si me hubieses dado el sándwich, pero no, te negaste a dármelo —Rosé se cruzó de brazos.
—¿Por qué iba a dártelo? Era mío, yo lo vi primero —recriminó Jisoo rodando los ojos con molestia. Rosé imitó su acción y frunció el ceño—. Acepta que te comportaste como una niñita tonta, no debimos pelear por algo tan estúpido. Las cosas pudieron ser diferentes para nosotras.
—¿Diferentes en que sentido? —preguntó Rosé fijando su vista en ella.
—Posiblemente nos habríamos conocido como Avocachaeng y Chickengirl. Tal vez ahora seríamos buenas amigas, no lo sé.
—Nos conocimos en el momento equivocado —comentó la rubia jugueteando con su taza de café. Tan pronto como vio que Jisoo estaba dispuesta a marcharse, actuó por impulso tomándola del brazo sin ejercer tanta presión—. Espera... ¿ya te vas? Hmm... ¿te gustaría... comer una dona conmigo?
—¿Una dona? —Rosé asintió con la cabeza—. Ya he comido bastantes donas de aquí, recuerda que estás en el edificio de mi difunto padre.
—Ya sé, solo pensé que tal vez podríamos... —Rosé apretó los labios antes de negar con la cabeza—. Olvídalo, solo venía a dejarte eso y ya lo hice, ahora será mejor que me vaya.
—Me refiero a que no me apetece comer donas aquí, es algo que hago a menudo, pero... ¿te gusta el pollo frito?
—¿Pollo frito? Pues... sí, si me gusta.
—Bien, conozco un lugar cerca de aquí —comentó Jisoo tomando la bolsa de regalo que estaba sobre la mesa. Comenzó a caminar y al ver que Rosé no la seguía, paró en seco—. ¿No vienes?
—¿Yo? ¿tú y yo? —preguntó con desconfianza.
—Sí, vamos rápido, no tengo mucho tiempo libre, tengo una cita con un cliente en dos horas —le dijo poniendo sus ojos en blanco. Rosé la siguió por detrás sin mencionar palabra alguna. Cuando llegaron a su coche, Jisoo le indicó que abordara en el asiento del copiloto—. Sube.
—¿Planeas llevarme a un lugar desierto para deshacerte de mí? La violencia no es la solución. Sé que me odias pero...—
—No digas tonterías y sube antes de que me arrepienta —Jisoo gruñó con poca paciencia. Ella tan solo quería invitarla a comer. No quería sentirse en deuda con Rosé después de que le regalara unos auriculares costosos y un bonito peluche de pollo.
—Esta bien, pero no te enojes —murmuró Rosé subiendo al auto rápidamente—. Tu carro es bonito, ¿de qué año es?
—Del año pasado —respondió Jisoo colocando su cinturón de seguridad. Luego de eso emprendió camino a su restaurante de pollo favorito—. ¿Te gusta?
—Es lindo —contestó Rosé mirando a través de la ventanilla del auto.
Luego de aquel último comentario, ninguna de las dos volvió a mencionar nada hasta llegar al restaurante. Jisoo se desabrochó el cinturón de seguridad y luego de eso soltó un pesado suspiro conectando miradas con la contraria.
—Llevemos la fiesta en paz. No quiero pelear, ya tengo suficientes problemas en mi vida como para agregar uno más. Solo comamos en paz como personas civilizadas, ¿de acuerdo? —la rubia simplemente asintió. Siguió a Jisoo a paso lento observando el lugar a su alrededor.
El ambiente era bueno y por suerte no habían tantas personas, solo unas cuantas dispersas en el lugar.
—¿Qué te gustaría comer? —preguntó Jisoo.
—Comeré lo mismo que tú.
—¿Segura? —Jisoo arqueó una ceja y la rubia tan solo asintió—. Una hamburguesa de pollo picante y una cubeta de pollo frito.
—Me parece bien... —murmuró Rosé sonriendo de lado. Vio a la contraria ir a ordenar el pedido ella misma.
Por alguna razón no le quitó la mirada de encima ni un solo segundo. Estaba tratando de asimilar que por primera vez no estaban discutiendo por cualquier cosa y eso le gustaba. Aunque se sentía realmente extraña, le gustaba esa sensación de salir con ella en plan amistoso, sin peleas de por medio, sin gritarse, sin golpearse y por supuesto, sin terminar en la delegación.
—Pedido listo. Me encanta que aquí no me hagan esperar una eternidad, son bastante rápidos —informó Jisoo colocando una bandeja sobre la mesa. Rosé estaba tan perdida en sus pensamientos que no supo en qué momento la contraria ya estaba sentada al frente con los ojos brillantes puestos sobre la comida—. La hamburguesa de pollo picante es de mis favoritas.
—La juzgaré por mí misma —contestó la rubia tomando la hamburguesa sobre sus manos. La observó con atención, era de buen tamaño y se veía bastante apetecible. Le dió un primer bocado y gimió de satisfacción—. ¡Que maravilla!
—Yo dije lo mismo la primera vez que la probé —Jisoo tomó su hamburguesa y le dió un mordisco cerrando sus ojos al instante, dejándose deleitar por el sabor—. ¿Te gusta?
—Me encanta, es deliciosa. Vendré a este lugar a menudo, eso te lo puedo asegurar —respondió Rosé dando otro gran bocado a su hamburguesa. Jisoo la miró con una media sonrisa en el rostro que rápidamente borró al conectar miradas con ella—. Gracias.
—¿Por qué me agradeces?
—Tenías razón en todo lo que dijiste antes. Yo me comporté como una idiota y realmente no sé por qué lo hice, pero quiero cambiar eso —expresó Rosé dejando su hamburguesa de lado un momento para concentrarse en Jisoo—. Creo sin temor a equivocarme que podemos llevarnos bien. Siento que con la persona que estoy sentada ahora es con Chickengirl.
—Y yo siento que tú eres Avocachaeng —confesó Jisoo tomando un sorbo de su soda bajo la atenta mirada de Rosé—. Eres... agradable.
—Tú también lo eres Kim.
[🎃]
Chaeyoung abordaba el ascensor de Tigers Law con Dahyun a su lado. La de piel pálida se había mantenido muy pensativa en todo el transcurso del camino luego de salir del reclusorio. Era algo normal, tenía muchas cosas que asimilar, además de que no dejaba de pensar en las palabras que Kang le dijo. Su propia familia estaba involucrada en ésto.
—No sé cómo sobrellevarlo —confesó Dahyun sintiendo un nudo en su garganta—. La sola idea de imaginar que mi tío fue asesinado por alguien de nuestra propia familia, me resulta algo repugnante.
—Lo comprendo, es difícil, lo sé —habló Chaeyoung con expresión neutra—. ¿Sabes que vamos a hacer? El vino que consumía Akira no es tan común, de hecho es complicado de conseguir y eso es un punto a nuestro favor. Iremos a todas las vinaterías de Seúl, conseguiremos los nombres de las personas que hayan comprado el producto. Algo tenemos que encontrar, no existe el crímen perfecto.
Cuando las puertas del ascensor se abrieron, se encontraron con Mina en compañía de Lisa observando la vista frente a un ventanal. No parecían notar su presencia, fue hasta que Chaeyoung carraspeó su garganta intentando llamar su atención. Mina giró rápidamente fijando su mirada sobre ellas.
—Entonces... no era mentira lo que el tío Jae me dijo. Estás trabajando para Tigers Law —expresó Mina intentando no mostrarse decepcionada—. ¿Por qué? Yo te necesito en Freedom.
—No, no me necesitas, tienes a gente preparada y con más experiencia que yo. Déjame abrirme paso sola, quiero comenzar desde cero —contestó Dahyun muy segura de sí misma—. Estoy muy feliz trabajando en Tigers.
—Tú... —Mina señaló a Chaeyoung con su dedo índice—. Lo hiciste a propósito. La contrataste porque sabías perfectamente bien quien era, ¿no es así?
—Mina, no estamos aquí para eso —susurró Lisa a sus espaldas.
—Primero que nada, hola, me alegra mucho de verte —le dijo Chaeyoung mostrándole una cálida sonrisa—. Lo segundo es que Dahyun se está abriendo paso sola, ella me pidió una oportunidad y yo se la dí. Hasta el momento me ha demostrado que es una persona capaz y responsable. No la contraté solo por su apellido, porque a mí eso es lo que menos me importa. Y oye, que guapa te ves con ese vestido blanco.
Mina abrió los ojos en grande sintiendo las mejillas sonrosadas por el reciente comentario. Dahyun miró a Chaeyoung confundida, mientras que Lisa le dedicó una mirada entre perversa y divertida.
—Tu colega Kim Jennie envío a Lisa a husmear dentro del despacho de mi padre, ¿estás al tanto de eso? —preguntó Mina colocando sus manos sobre la cintura con una expresión sería—. Hace un tiempo me pediste que confiara en ti y también me dijiste que tenías pruebas de la inocencia de Kang. Quiero saberlo todo, muéstrame lo que tienes y yo te mostraré lo que tengo.
—Ya lo sabes ¿cierto? —cuestionó Chaeyoung acercándose peligrosamente hasta ella—. Sabes que tengo razón, siempre la tuve. El asesino se encuentra ahí, dentro de Freedom.
—Tenemos las cintas de las cámaras de seguridad del pasillo de la planta alta donde se encontraba el despacho del señor Akira —comentó Lisa entrometiéndose en la conversación—. No debemos perder tiempo, Son ¿tienes dónde reproducir la cinta?
—Por supuesto, síganme a mi oficina —respondió Chaeyoung dirigiendo sus pasos hasta su despacho.
Todas la siguieron en silencio. Chaeyoung reprodujo la cinta en su monitor encontrándose con las grabaciones de 10 días.
—Cinco días antes de la muerte de mi padre y cinco días después de lo sucedido —dijo Mina queriendo dar respuestas a Chaeyoung—. No he visto nada aún. Pedí las grabaciones justo antes de venir aquí.
Chaeyoung asintió colocando unas gafas sobre sus ojos para poder mirar mejor. Mina no dejaba de dar vueltas alrededor de la oficina con impaciencia. Lisa y Dahyun por su parte solo permanecían sentadas sobre un amplio sofá en completo silencio.
—Justo aquí hay algo —mencionó Chaeyoung haciendo un ligero mohín.
—¿Qué encontraste? —preguntó Mina posicionándose detrás de Chaeyoung.
—Mira por ti misma.
La imagen de un hombre con uniforme de intendente saliendo de la oficina de su padre con un maletín negro se vio reflejada en los ojos de Mina. El sujeto portaba una gorra y una mascarilla que cubría gran parte de su rostro.
Lisa se acercó a mirar por curiosidad y cuando enfocó su vista en la pantalla, su semblante cambió. Parecía intentar hacer memoria de algún recuerdo y luego de hacerlo frunció el ceño enseguida.
—Lo recuerdo, es el chico que trabajó un par de meses en el aseo del edificio. Lo reconozco por su complexión, además siempre fue muy atento, me daba los buenos días cada mañana antes de abordar el ascensor —comentó Lisa—. Pero no recuerdo bien su nombre.
—También lo recuerdo, mi padre lo contrató porque era un hombre que estaba pasando por varios problemas económicos —habló Mina está vez apretando fuertemente los puños de sus manos con fuerza—. Entonces... ¿él es?
—No nos adelantemos a los hechos linda, podría tratarse de cualquier casualidad —añadió Chaeyoung retirando las gafas de su rostro—. Podría tener algo que ver pero no es nada seguro.
—Nadie tenía permitido entrar a la oficina de mi padre. Mucho menos él.
—Quizás solo entró a hacer el aseo —dijo Lisa.
—¿Y el maletín? ¿qué me dices del maletín? —cuestionó Mina con molestia—. Cuando el tipo entró a la oficina se ve claramente que el maletín está vacío, pero cuando sale ya se ve con algo dentro.
—Cuando se hizo la investigación ¿revisaron las cámaras de seguridad? —preguntó Chaeyoung.
—Por supuesto, pero ésta grabación fue cuatro días después de lo sucedido. ¿Cómo iba a saber que envenenaron a mi padre con sus propias botellas de vino? Ni siquiera se mencionó eso en la autopista que le hicieron a mi padre después de morir —murmuró Mina frotando su cara con desesperación. Lisa acarició su espalda de manera reconfortante y Chaeyoung quiso abrazarla pero sabía que no era el mejor momento—. ¡¿Por qué le hizo eso a mi padre?!
Dahyun se acercó por primera vez. Antes había optado por mantener su distancia mientras ellas observaban y sacaban sus propias conclusiones, pero la curiosidad pudo más con ella. Cuando sus ojos se posaron sobre la pantalla para observar al hombre, su cuerpo tembló al instante.
—Bobby... es Bobby —dijo con voz apenas audible—. Su verdadero nombre es Kim Ji-won.
—¿Cómo lo sabes? —preguntó Lisa.
—Antes de entrar a trabajar a Freedom, mi padre me obligaba a venir. No tenía la mejor relación con los abogados, por eso a veces la pasaba sola en la cafetería. Un día me encontré a Bobby y me hizo compañía. Me contó sus problemas y entonces me di cuenta de que los míos eran insignificantes —respondió Dahyun sin despegar sus ojos de la pantalla—. Era un buen tipo, no parecía ser mala persona.
—Las apariencias engañan —exclamó Chaeyoung dando un pequeño apretón en el hombro de la menor—. Al parecer este chico tiene algo que ver en todo esto.
Los ojos de Dahyun se llenaron de lágrimas instintivamente, pero realmente no eran por Bobby, no. Dahyun recordó ver al chico un día por su casa mientras ella deambulaba por ahí.
Al principio no le había parecido extraño que el intendente de Freedom visitara su hogar, pero ahora muchas cosas tenían sentido. Dahyun llevó una mano directo a su pecho, sintiendo una fuerte punzada de dolor.
Recordar a Bobby entregándole ese mismo maletín negro a su padre, le dolía.
—Tengo que irme —dijo Dahyun con dificultad observando a las presentes—. No me siento bien, todo ha sido tan sorpresivo, no puedo manejarlo. Lo lamento mucho, pero tengo que irme —añadió antes de salir de la oficina rápidamente.
Mina intentó detenerla, pero Chaeyoung la detuvo antes de que pudiera hacerlo.
—Dale tiempo, ella necesita estar sola —dijo Chaeyoung con voz neutra.
—No lo entiendes, me preocupo por ella, es mi prima y estaba llorando...
—Lo sé y ella no lloraría solo por un extraño, ¿me entiendes? —Mina frunció el ceño sin comprender—. Volverá y nos dará respuestas, Dahyun es una buena persona, sé que hará lo correcto.
[🍂]
Momo se encontraba muy animada limpiando su pequeña casa. Hoy por la mañana su jefe Shindong le avisó que por motivos personales no abriría el restaurante. Ahora tenía todo el día libre y por ello decidió aprovecharlo haciendo un poco de limpieza.
Mientras acomodaba toda la pila de libros que Yeonjun le había regalado a su hermana, se encontró con una libreta sobre su escritorio. Por curiosidad le dió un rápido vistazo. El cuaderno estaba repleto de dibujos y una que otra frase escrita por Lia.
Sus ojos se tornaron cristalinos al observar una foto vieja de su familia que estaba escondida entre las hojas, acompañado de una frase escrita con tinta negra.
"Siempre me he puesto a pensar en algo... ¿será posible que a mí familia que está rota la pueda pegar con pegamento?
Algo así como cuando se rompe un objeto y se termina pegando...
¿O será que mi familia está demasiado rota que ni con pegamento se puede reparar?
Amo mucho a Momo unnie, pero extraño tanto a mamá..."
~Lia.
Momo cerró el cuaderno intentando contener sus lágrimas. Respiró hondo antes de sentarse sobre su cama.
—No Lia... nuestra familia no está rota, solo tiene grietas, muchas grietas y algunas de ellas son muy profundas —murmuró para sí misma sintiendo varias lágrimas descender sobre sus mejillas—. Yo también extraño a mamá y no pierdo la esperanza de que algún día volvamos a estar las tres juntas.
Momo se recostó está vez sobre su cama abrazándose a sí misma. No le gustaba estar sola en casa, prefería mil veces pasar todo el día trabajando sin descanso o por lo menos hasta que Lia regresara de la escuela.
Hace un tiempo que no lloraba, tontamente creyó haber agotado todas sus lágrimas, pero se dió cuenta de que no era así. Se sentía triste, pero siempre intentaba mostrar una sonrisa por el bien de su hermana. Ella era la mayor, el ejemplo a seguir, no podía simplemente derrumbarse.
Soy fuerte, de verdad lo soy.
Momo sacó su móvil del bolsillo y buscó el número que Dahyun le había dado el día anterior, ¿sería prudente llamarle? La chica de piel pálida le había generado tanta confianza, tanta paz, ¿estaba bien buscarla? Dahyun prometió siempre estar para ella cuando se sintiera débil. Por una vez en su vida deseaba tanto tener a una persona que la escuchara, una persona con la que pudiera desahogarse y llorar sobre su hombro.
Inconscientemente llamó a su número de celular y al segundo timbrazo fue atendida.
—¿Hola? Momo... —respondió Dahyun con la voz ligeramente rota.
—Hola Dahyun —saludó la japonesa tímidamente. De pronto se sintió nerviosa, quizás no había sido buena idea llamar—. Umm... ¿cómo estás?
—Creo que he estado mejor... ¿y tú? —escuchó cómo sorbía su nariz.
—También he estado mejor... —se quedaron varios segundos en silencio—. ¿Estás... ocupada?
—No ahora... —le respondió—. ¿Sucede algo? Te noto extraña.
—Sé que es una locura pero... me siento triste y quisiera hablar con alguien. Hoy no trabajé en el restaurante y en casa me puse nostálgica, pero yo entiendo que tú si estás trabajando y... olvídalo, con solo escuchar tu voz ya me siento mejor, gracias.
—Yo también necesito hablar con alguien. Tampoco me siento muy bien, ¿puedo ir a verte?
—Es que no quiero molestarte, de verdad ya estoy mejor —contestó Momo sintiéndose mal por irrumpir en las actividades de la contraria—. ¿Qué tienes tú? ¿puedo ayudarte en algo?
—Solo necesito verte, ya voy en camino, no tardaré.
—Esta bien... —murmuró antes de colgar la llamada.
Momo corrió a su armario para sacar unas prendas de ropa más presentables para recibir a Dahyun. Era curioso, porque antes no se preocupaba por lucir bien frente a las personas, pero ahora era diferente. Quería verse bonita para ella por alguna razón.
Se decidió por una bonita blusa de cuello de tortuga con mangas largas color azul marino y unos jeans de mezclilla. Arregló su cabello y hasta se puso un poco de labial rojo en los labios. Frente al espejo parecía verse bien, aunque ella no se consideraba bonita, muchos le decían que lo era.
Por un momento había olvidado la razón de su tristeza, ¿de verdad Dahyun podía causar ese efecto en ella? Hace unos segundos se encontraba llorando y ahora su mente estaba demasiado ocupada en lucir bien. No sabía si eso era bueno o malo, lo único que tenía claro era que sentía mucha emoción por ver a la contraria.
Cuando escuchó un par de pequeños golpes en su puerta, se sobresaltó y corrió para poder abrir. Se encontró con una Dahyun con los ojos enrojecidos que se abalanzó directo a ella rompiendo en llanto nuevamente.
[
⚙️]
—Estoy seguro de que nuestro trabajo será uno de los mejores de la clase —comentó Soobin mirando el perfil de Tzuyu. Ambos caminaban fuera de los jardines de la escuela. Habían suspendido sus últimas dos clases, entonces decidieron aprovecharlas para avanzar la mayor parte de su investigación, ahora ya solo quedaban pequeños detalles—. Cómo seguramente no volverás a salir conmigo después de que esto termine, quiero aprovechar para darte las gracias por permitirme trabajar contigo. Siento que hicimos una buena mancuerna, ¿no lo crees?
—Sí, eso creo —respondió Tzuyu adentrando sus manos dentro de sus bolsillos—. Eres agradable, fue bueno hacer equipo contigo.
—Podríamos ser amigos, si tú quieres —dijo con nerviosismo—. Salir de vez en cuando, ir por un café o un helado, no sé. Hasta podría visitarte en el bar donde trabajas.
—Pues... estaría bien —murmuró asintiendo con la cabeza —. Aunque no es nada divertido verme preparar bebidas alcohólicas.
—Tengo que probar alguna bebida hecha por ti.
—Bueno... —Tzuyu sonrió de medio lado.
Soobin era un chico agradable, no entendía porqué insistía tanto en querer hablar con ella. Su humor no era el mejor en ese momento. Después de enterarse de que la japonesa tenía novio, se sintió herida, su corazón estaba roto, había tenido su primera decepción amorosa. Se sintió tan patética por haberse ilusionado con una mujer como Minatozaki Sana, tan inalcanzable.
Su teléfono la hizo sobresaltar sacándola de sus pensamientos. Un número desconocido aparecía en su pantalla.
—¿Hola?
—Hola ¿Tzuyu? —la taiwanesa se tensó al escuchar esa dulce voz. Lo había olvidado por completo, ayer de lo triste y molesta que estaba, borró el número de Minatozaki, de haberlo identificado, seguramente no hubiese atendido su llamada—. Soy Sana, ¿qué crees? Hablé con mi jefa Chaeyoung y aceptó que hagas tus prácticas en Tigers Law. No te preocupes por los horarios, solo tienes que venir de vez en cuando a dar un chequeo rápido a las computadoras del despacho, incluso Chaeyoung dijo que te pagará por ello.
—¡No! —gritó sin pensar—. Digo... el servicio social no se paga, es un requisito que yo debo cumplir sin recibir nada a cambio.
—Bueno, eso ya lo hablarás después con Chaeyoung, ¿podrías venir ahora?
—¿A-ahora?
—Sí, bueno... —Sana se quedó pensativa por un par de segundos meditando su respuesta—. Mi computadora debe tener algo malo, se puso lenta y... me gustaría que le dieras un vistazo. Solo si puedes.
—Ah... —Tzuyu carraspeó su garganta. Estaba teniendo una lucha interna, por una parte se moría por ver a Sana, pero por otra le dolía recordar que estaba con alguien más. No quería seguir haciéndose ilusiones, ella es la única que sufriría—. Sí puedo, estaré ahí en unos minutos.
—¡Maravilloso! Te esperaré entonces —dijo con voz animada—. Con cuidado.
Tzuyu colgó la llamada sintiendo una punzada de dolor sobre su pecho, ¿por qué había dicho que sí? Pudo haberse inventado que encontró un mejor lugar para realizar sus horas de servicio, pero no. Tenía que complicar todo como siempre lo hacía.
—¿Te encuentras bien? —preguntó Soobin interrogante. Tzuyu por un momento se había olvidado que él estaba ahí caminando a su lado.
—Oh sí, es que me surgió algo y debo irme ahora, me necesitan para revisar una computadora.
—Escuché qué harás tu servicio social, ¿es así? —Tzuyu asintió—. ¿En dónde lo harás?
—En Tigers Law, un bufete de abogados. Voy a dar mantenimiento a las computadoras o al menos eso me dijeron.
—Conozco ese bufete, últimamente se habla mucho de el, incluso mi padre ha pensado en ocupar de sus servicios para un asunto legal de su empresa —comentó Soobin—. ¿Quieres que te lleve? Mi auto está en el estacionamiento, así puedes llegar más rápido.
—Hmm... no lo sé, no quiero dar molestias, yo puedo tomar el autobús.
—De ninguna manera, por favor déjame llevarte. Tardarás mucho en llegar si esperas el autobús —comentó Soobin—. Además puedo ayudarte a darle un vistazo a la computadora, para que termines rápido.
—¿Planeas robarme mis horas de servicio? —preguntó de manera divertida. De pronto la idea de que Soobin la acompañara le pareció perfecta, de esa manera no estaría a solas con Sana. Tenía que evitar a toda costa hacer el ridículo frente a ella. Ya no más—. Está bien, puedes acompañarme.
—¡Genial! —el chico aplaudió con alegría y luego comenzó a correr hacia el estacionamiento—. El último en llegar al coche es un huevo podrido.
—¿Qué? —Tzuyu tardó un par de segundos en reaccionar pero cuando lo hizo corrió tras él a toda velocidad—. Eso es trampa.
—¿Eh? —Soobin soltó una fuerte carcajada hasta que vio a la taiwanesa rebasarlo con facilidad. Entonces él casi se ahoga con su propia saliva, tanto que tuvo que parar golpeando su pecho repetidas veces—. ¿Cómo es... posible? ¿a caso eres flash?
—Sí y tú eres un huevo podrido ahora —respondió Tzuyu soltando una pequeña risita—. ¿Te encuentras bien?
—Sí... —murmuró Soobin con una amplia sonrisa sin despegarle la mirada a la contraria. Tan pronto como Tzuyu se dió cuenta de su acción, carraspeó su garganta con incomodidad—. Bueno, vamos ya.
—Vamos.
Ambos abordaron el vehículo. Soobin puso música y le subió el volumen. En todo el camino, se la pasaron cantando y tarareando las canciones, al parecer compartían los mismos gustos musicales.
Tzuyu no sé sintió más incómoda, lo único que le preocupaba era ver a Minatozaki. Su corazón palpitaba de tan solo pensar en ella, ¿por qué de todas las chicas del mundo tuvo que fijarse en ella? No podía evitar sentirse molesta porque le haya mentido. No entendía porqué le dijo que estaba soltera, cuando claramente no era así.
—Hemos llegado a nuestro destino, señorita Chou —habló Soobin aparcando el auto frente a Tigers Law—. Es más lindo de lo que pensé.
—¿Quisieras... acompañarme dentro?
—¿Lo dices en serio? —Tzuyu asintió—. Pensé que no me dejarías entrar contigo.
—Solo si quieres y puedes, no quiero dar más molestias.
—No es ninguna molestia, vamos —Soobin bajó de su vehículo con emoción siguiendo los pasos de Tzuyu. Se sentía feliz de pasar tiempo con la taiwanesa—. Oh Dios, casi lo olvido. Tengo que hacer una llamada a mi madre, no tardaré.
—No hay problema, te esperaré aquí —dijo Tzuyu viendo como Soobin se alejaba un par de pasos de ella para realizar su llamada.
—¡Chou! —escuchó la voz de Sana a sus espaldas y todo su cuerpo tembló como gelatina—. ¿Qué haces aquí? ¿por qué no entras?
—Ah... —Tzuyu aclaró su garganta dando media vuelta para encontrarse cara a cara con la dueña de sus pensamientos. Sana tenía una amplia sonrisa dibujada en el rostro, sus ojos estaban ligeramente entrecerrados. Su cabello estaba suelto y caía en forma de cascada sobre sus hombros. La taiwanesa se perdió en cada detalle, cada facción, parecía una adolescente tonta enamorada.
—Me alegro mucho de verte —confesó Sana acortando su distancia. En ningún momento dejó de sonreír. Intentó tocar uno de los mechones de su cabello, pero Tzuyu se apartó al instante.
—¿En dónde está esa computadora que quiere que revise? —preguntó de manera cortante recordando el motivo por el cuál estaba molesta con la japonesa.
—En mi oficina... —respondió Sana sintiendo un mal sabor de boca—. ¿Sucede algo?
—No, no sucede nada señorita Minatozaki.
—Te noto molesta conmigo, ¿hice algo malo? —preguntó Sana haciendo un puchero con los labios.
—No, nada. Subiré en un momento, solo estoy esperando a... —Tzuyu guardó silencio meditando su respuesta—. Mi novio.
¡¿Qué?!
—¿Tu novio? —Sana frunció el ceño sin poder evitarlo. Vio a la taiwanesa tener una lucha interna consigo misma—. Creí que me habías dicho que no tenías novio, lo recuerdo bien.
—Bueno, las personas mienten, cómo usted —contestó Tzuyu encogiéndose de hombros.
—¿A qué te refieres?
—Usted tiene novio señorita Minatozaki, también me mintió, entonces yo hice lo mismo, ya estamos a mano ahora ¿no?
Capítulos largos como les gustan 🫣
Gracias por leer, he andado un poquito enferma, lamento la demora pero aquí está. Es un poco complicado para mí traerles un maratón por la extensión de mis capítulos, pero intentaré no tardar mucho en actualizar el siguiente 🖐️ promesa. ❤️
Besos & abrazos xoxoxo.. ✨
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