Veinticinco: Kisses
Sana abrió los ojos con sorpresa, ¿había escuchado bien? Tzuyu parecía estar muy molesta con ella, sus ojos estaban entrecerrados y con el ceño fruncido, eso sin contar que tenía los brazos cruzados. Era la primera vez que no la veía con una sonrisa plasmada en el rostro y eso en el fondo la hizo sentir mal.
—¿Cómo sabes eso? —preguntó la japonesa todavía conmocionada.
—No importa como lo sé, lo que importa es que me mintió, ¿por qué lo hizo? Solo debió decirme que tenía novio y ya, ¿por qué mentir? —cuestionó con más enojo.
Sana no comprendía la razón de su molestia, es verdad que mintió al decir que estaba soltera, pero eso es porque no consideraba real su relación con Suho. La japonesa intentó acercarse nuevamente a la menor, pero ella volvió a retroceder.
—¿Por qué te molesta eso? No entiendo...
—Me ilusioné como una tonta —confesó Tzuyu con la voz rota. Ya no le importaba lo que sus palabras pudieran ocasionar después, ya no había razón para quedarse, a lo mejor de esa manera la echarían del lugar y ya no tendría que renunciar por sí misma—. Desde que me dió mi primer beso... no he podido sacarla de mi cabeza. Todo el tiempo estoy pensando en usted y eso está mal, ¿comprende? No puedo evitar enojarme, pero la molestia es conmigo misma, usted no tiene la culpa. Así que bien puede correrme del lugar para evitar incomodidades, quizás eso sea lo mejor.
Sana se quedó sin habla, estaba procesando todo lo que la taiwanesa había dicho en tan solo un par de segundos ¿Tzuyu gustaba de ella? Jamás en la vida había considerado tener una aventura con una chica, porque prácticamente sus estudios no la dejaron tener tiempo libre para salir y experimentar cosas nuevas. Después conoció a Suho y todo se volvió una monotonía, razón por la cuál su relación estaba al borde del colapso —si es que a eso se le podría llamar "relación"— ahora no eran más que dos extraños que salían de vez en cuando y aparentaban ser la pareja feliz.
—No sé que decir...
—No tiene que decirme nada, para empezar yo no debí venir. Por favor, dígale a la señorita Chaeyoung que me disculpe, pero no puedo realizar mi servicio social aquí —Tzuyu hizo una rápida reverencia antes de dar media vuelta y caminar hacia la salida del edificio con lentitud.
—¡No te vayas! —Sana corrió tras ella cuando la vio alejarse de a poco. Se interpuso al frente impidiéndole el paso—. Estoy segura de que estás confundida, yo no puedo gustarte, soy un terrible dolor de cabeza, aunque debo confesar que me halaga que gustes de mí, pero eso es porque realmente no me conoces. Es verdad que mentí sobre estar soltera, pero mi relación no es como todas las demás. Él no me quiere, yo no lo quiero y creo que nunca lo quise.
—No me mienta más, solo déjeme ir —Tzuyu intentó apartarla de su camino pero la japonesa se lo puso difícil reteniéndola de las manos.
—Es que no quiero que te vayas —le suplicó en un hilo de voz. Sus ojos le estaban suplicando que se quedara.
—¿Por qué?
—Yo... no lo sé —murmuró Sana con desconcierto. Ella tampoco estaba segura de porqué la retenía, pero algo en el fondo le decía que tenía que hacerlo—. Me agradas y no quiero que te vayas, no me gusta que te enojes conmigo, no lo hagas, me lastimas...
—¿Tzuyu? —preguntó un curioso Soobin que se acercaba a ellas ligeramente confundido por la situación—. ¿Todo está bien?
Sana lo observó de pies a cabeza mientras recomponía su postura y soltaba el agarre de la menor. Respiró hondo antes de carraspear su garganta y dar una respuesta.
—Pasa que la señorita Chou tiene que dar revisión a un equipo —dijo Sana con seriedad—. Pero no está permitido traer visitas a Tigers Law, así que me temo que tendrás que esperarla afuera —mintió.
—Oh, entiendo —Soobin asintió mirando a Tzuyu—. Te esperaré en el auto, ¿está bien?
—No es necesario, regresaré en autobús —murmuró la taiwanesa sin darle la oportunidad de protestar—. Te veré mañana en la universidad.
Sana no les apartó la mirada de encima ni un solo momento. Apretó los labios e hizo un mohín al ver a Soobin dándole un corto beso a Tzuyu sobre la mejilla. Se sintió extraña después de presenciar tal cosa pero decidió ignorarlo.
—¿En dónde está esa computadora? —preguntó Tzuyu sin mucho ánimo.
—En mi oficina, sígueme —le ordenó Sana emprendiendo camino hasta el ascensor. Durante el trayecto evitaron hablar al respecto de lo que había pasado y tal vez era mejor así, de lo contrario se pondrían a discutir y alguien en el edificio podría escucharlas.
Una vez que llegaron a su oficina, Tzuyu se puso a dar un chequeo rápido al monitor de la japonesa quien se mordía el labio nerviosa de vez en cuando.
—Mentiste otra vez —Tzuyu negó con desaprobación.
—¿De qué hablas? —preguntó Sana con inocencia fingiendo revisar unos papeles a lado de su escritorio.
—Tu computadora está en perfectas condiciones, no tiene absolutamente nada —respondió de manera fría.
—¿Estás segura? En la mañana me pareció que estaba un poco lenta, quizás se arregló sola —dijo Sana viendo como Tzuyu se encaminaba a la salida. Sin dudarlo corrió para bloquearle el paso colocándose frente a la puerta—. Espera, todavía tenemos que hablar.
—¿De qué, señorita Minatozaki? —Tzuyu puso los ojos en blanco.
—¿De verdad te gusto?
—¿Eso importa ahora? Usted tiene novio y yo también. Solo olvide lo que le dije, será lo mejor para las dos.
—¿Estás molesta porque yo robé tu primer beso? —preguntó Sana y la taiwanesa se tensó sintiendo vergüenza—. Debería devolverte el beso y así hacer como si nada hubiese pasado.
—¿Pero que cosas dice? Ha enloquecido.
—Estoy más cuerda que nunca Chou —Sana se inclinó hacia ella hasta que sus labios quedaron a escasos centímetros de distancia. Estaban tan cerca que Tzuyu podía notar el aliento de la japonesa chocar contra su cara. Tragó saliva con dificultad.
Sus labios se unieron con firmeza, juntando sus alientos, sus bocas húmedas y resbaladizas. Sana inconscientemente le acarició la mejilla antes de sujetarla por la nuca. Sus labios flotaban juntos, deslizándose y devorándose entre sí. Tzuyu agradecía que Sana fuera quien tomara el mando del beso, también agradecía que la sostuviera de alguna forma, porque de no ser así ya estaría sobre el suelo.
El beso que ambas compartieron en el bar aquella noche, no tenía comparación con el beso que se estaban dando ahora.
Las sensaciones eran completamente distintas, Sana parecía querer devorarla y lo peor es que lo estaba disfrutando como nunca. La japonesa le recorrió el labio inferior explorándolo con precaución antes de apoderarse de el hábilmente y metérselo en la boca. Tzuyu soltó un gemido ahogado que no pudo controlar.
Esta mujer quiere matarme.
[🍑]
Momo acariciaba el cabello de Dahyun mientras ella sollozaba sobre su hombro. La japonesa no se había atrevido a preguntarle la razón de su llanto, en lugar de eso prefirió abrazarla y dejar que hablara cuando estuviera lista para hacerlo.
Pasaron varios minutos en los que permanecieron así, abrazadas, consolándose a ellas mismas con esa simple y pequeña acción.
Dahyun sorbió su nariz rompiendo el contacto, estaba avergonzada por mostrarse tan vulnerable frente a la japonesa. Sus ojos estaban ligeramente enrojecidos y casi diminutos, sus mejillas sonrosadas y por si fuera poco su nariz estaba roja.
—Lo siento... me sentí débil, no pude evitar llorar, no quise que me vieras así.
—No te preocupes, llorar nos ayuda a sanar —murmuró Momo limpiando las mejillas de Dahyun con sus pulgares—. ¿Cómo estás? Todavía podemos abrazarnos hasta que te sientas mejor.
—Tus abrazos son medicina para mi pobre corazón, gracias bonita —contestó Dahyun entrelazando sus manos con las de la japonesa—. Hay tanto que contar, pero no sé por dónde comenzar.
—Comienza por el principio —le dijo de manera divertida dándole un suave apretón en la mano. Dahyun sonrió de manera sincera por primera vez y los ojos de Momo brillaron, ¿cómo era posible que esta chica se viera tan linda aún después de llorar?—. Quiero que sepas que puedes contarme lo que sea, yo nunca te juzgaré, confía en mí.
—Lloré porque una persona importante en mi vida me ha decepcionado —confesó Dahyun bajando la mirada al suelo—. Se trata de mi padre. Creo que él no es una buena persona.
—¿Qué sucedió?
Dahyun suspiró con pesadez antes de mirar a Momo fijamente. Todavía no estaba segura de que las sospechas hacia su padre fueran certeras, por eso no podía condenarlo sin antes comprobarlo. Pero algo dentro de su interior le decía que las cosas estaban mal. Y su intuición nunca se equivoca.
—Parece que mi padre no ha hecho las cosas bien, ha cometido errores, errores que de ser ciertos pueden ser fatales...
—Mi padre también cometió errores, pero ahora estoy en paz con él —expresó Momo con los ojos brillantes—. Lo perdoné por lo que nos hizo, aún cuando no lo merecía, solo para fingir que no lo necesitaba, aunque por las noches lloraba su ausencia...
—Ayer no me atreví a preguntarte sobre tu padre, porque supuse que era un tema delicado que no querrías tocar conmigo.
—Estás en lo cierto, en realidad no me gusta tocar el tema, pero necesitaba desahogarme y pensé en ti, porque tú me inspiras confianza, me transmites seguridad, por eso te llamé —contestó Momo con la mirada baja—. Lloré al encontrar una nota de mi hermana escrita en su cuaderno donde decía que extraña a nuestra madre y que le duele tener una familia rota.
—¿Quisieras contarme? —preguntó Dahyun y la japonesa asintió con algo de timidez.
—Papá nos golpeaba y un día mamá se armó de valor y lo enfrentó. Pero papá tropezó y se golpeó. Murió y culparon a mi madre injustamente. La familia de mi padre nunca nos quiso, por eso cuando sucedió todo, ellos contrataron a un abogado que condenó a mamá a varios años de prisión. Por eso detesto a los abogados, porque son malos y no les importa meter a la cárcel a alguien inocente —Dahyun se puso más pálida de lo normal escuchando esas duras palabras, aún así asintió con la cabeza y permaneció callada—. La familia de mi padre nos dejó en la calle, nosotros teníamos un patrimonio y nos arrebataron todo, pero el dinero es lo que menos me importa. Lo que no puedo perdonar es que hayan condenado a mi madre cuando lo único que ella hizo fue defendernos.
—Bonita, entiendo lo que dices y me da mucha rabia que hayas tenido que pasar por todo eso pero... ¿has intentado contactar a un abogado para apelar el caso de tu madre?
—Una vez lo hice. Trabajé duro por meses hasta poder ahorrar lo suficiente y el abogado que contraté solo me dió largas, robó mi dinero y se rió en mi cara, me dijo que mi madre no saldría nunca de la cárcel, ¿entiendes por qué los detesto? Son tan despreciables, sin sentimientos y se aprovechan de los más necesitados —contestó la japonesa con molestia. Dahyun apretó los labios para no protestar—. No sabía que a Lia le afectaba tanto, pero ahora que lo sé... me duele mucho, porque no puedo hacer nada, soy tan miserable y es triste saber que todo se mueve a base de dinero.
—No digas eso bonita —Dahyun acunó las mejillas de Momo entre su manos sin dejar de mirarla—. Yo puedo ayudarte, no te dejaré sola.
—No quiero que sientas lastima por mí, no te conté mi triste historia por eso, yo solo necesitaba desahogarme —murmuró la japonesa apartando la mirada—. Aún así agradezco que me escuches, me siento mucho mejor ahora, nos consolamos mutuamente, ¿tú también te sientes mejor?
—Creo que aún necesito abrazarte un poco más para sentirme bien —dijo Dahyun y de pronto sintió como Momo enredaba sus brazos alrededor de ella para atraerla en un cálido abrazo que la hizo suspirar—. Me haces bien... ¿por qué no te conocí antes? ¿en dónde estuviste toda mi vida?
—Siempre estuve aquí —respondió Momo jugando con las hebras del cabello de la contraria—. Acabo de descubrir que a mí también me hacen bien tus abrazos, es algo que no sé cómo explicar.
Dahyun se aferró al cuerpo de la japonesa como si su vida dependiera de ello, su cuerpo era atraído como un imán. Jamás se había sentido tan cómoda en los brazos de alguien, ni siquiera en los de Eunwoo que era su novio de toda la vida.
Lo ideal hubiera sido correr en busca de su novio, pero no. Estaba aferrada a una chica que recién había conocido, una chica que por alguna razón la hacía sentir bien.
—¿Cómo pudiste perdonar a tu padre aún después de lo hizo? —preguntó Dahyun casi en un murmullo. Ella no podría perdonar a su padre en caso de ser ciertas sus sospechas.
—Entendí su historia y comprendí por qué la nuestra era así —respondió Momo en voz baja—. Por eso yo quiero ser diferente. Si en algún momento llego a ser madre, yo... no voy a cometer los mismos errores, voy a ser la mejor madre del mundo.
—No tengo la menor duda de eso, bonita —contestó Dahyun atreviéndose a dejar un cálido beso sobre la mejilla de la contraria quien se sonrojó al instante—. Tengo mucho que aprender de ti.
—Ese beso se sintió muy bien, ¿podría yo también besar tu mejilla para hacerte sentir mejor? —Momo se atrevió a preguntar y la chica más pálida asintió con una media sonrisa dejando al descubierto su mejilla derecha para recibir el beso. Lo siguiente que sintió fueron los suaves labios de la japonesa impactar sobre su mejilla.
—Cielos... eso se sintió muy bien —murmuró Dahyun sintiendo los latidos de su corazón golpear con fuerza.
[🌈]
Nayeon sonrió al sentir como Jeongyeon entrelazaba sus manos con timidez. Sorpresivamente su chica había llegado a su oficina cuando le dijo que había terminado todos sus pendientes del día.
—Quiero pizza —murmuró Jeongyeon a la par que observaba la decoración de la oficina de la contraria.
—Te compraré pizza —contestó Nayeon dando un pequeño apretón sobre sus manos entrelazadas—. ¿Aún te duele mucho la nariz?
—Solo un poco, casi nada —respondió regalándole una sonrisa—. ¿No te molesta que haya venido a tu trabajo sin avisar?
—No me molesta, pero se supone que deberías guardar reposo y no lo estás haciendo. Quiero que te recuperes pronto y para eso tienes que permanecer en casa.
—Es que quería verte —confesó desviando la mirada rápidamente—. Sé que nos vimos esta mañana pero te extrañé mucho y me siento muy aburrida sola en casa.
—Iba a ir a verte después del trabajo de todos modos. Yo también te extrañé —Nayeon acarició las mejillas de Jeongyeon con delicadeza. Detalló el rostro de su novia y sonrió con alegría. No podía creer que tuviera una novia tan bonita como ella. Moría por besarla y por supuesto que lo hubiera hecho, de no haber sido por unos golpes que retumbaron en su puerta—. Mierda... ¿quién es?
—Soy Jackson, ¿puedo pasar?
—¿Wang? —preguntó Nayeon. De pronto sintió como Jeongyeon retrocedía un poco—. Adelante, pasa.
Jackson entró a su oficina con un poco de dificultad. Sostenía un enorme ramo de flores sobre sus manos que colocó sobre el escritorio con sumo cuidado. Jeongyeon miró la escena expectante.
—¿Y eso qué es? —preguntó Nayeon.
—Lo trajo un repartidor, se equivocó de oficina, leí la tarjeta porque pensé que eran para mí, pero no —respondió Jackson sacando una tarjeta de su bolsillo para luego proceder a leerla en voz alta—. "Para una mujer extraordinaria, para ti, Im Nayeon de Cho Kyu-hyun con cariño"
Jeongyeon tensó su mandíbula mirando a Nayeon quien cerró los ojos y negó con la cabeza repetidas veces.
—Bueno yo me retiro, tengo cosas que hacer, con permiso —dijo Jackson agitando su mano a modo de despedida antes de salir de la oficina dejando a las dos mujeres en un profundo silencio.
—¿Quién es él y por qué te envía flores? —cuestionó Jeongyeon cruzada de brazos y con el ceño fruncido. Estaba evidentemente molesta y era imposible poder ocultarlo.
—No sé por qué me envió flores, pero no es lo que parece —trató de explicar con nerviosismo palpable en su voz—. Es un cliente, gané su caso y tal vez me envió eso por agradecimiento.
—Creo que mejor me voy.
—No, por favor no —Nayeon la abrazó por detrás al ver que intentaba marcharse—. No te enojes conmigo, yo solo te quiero a ti.
—¿Me quieres?
—Sí, te quiero —dijo en un susurro y luego sintió como Jeongyeon se daba media vuelta para observarla a los ojos. Sus facciones estaban más relajadas ahora—. ¿Estas molesta?
—No me gusta que te envíen flores, es como una forma de coquetear contigo y no quiero, me da inseguridad porque tú eres muy bonita y.. —
—Yo solo tengo ojos para ti, solo me gustas tú, tienes que confiar en mi cariño —dijo Nayeon atrayendo a la contraria en un abrazo—. Una relación se basa en la confianza, tienes que confiar en mí, si acepté ser tu novia es porque no estoy interesada en nadie más que tú.
—Nayeon...
—¿Hmm?
—¿Podemos besarnos? —preguntó Jeongyeon y Nayeon la miró con diversión antes de asentir—. Antes quiero que sepas que soy mala haciendo esto. No recuerdo cuando fue la última vez que di un beso, dos años, quizás. Leí un par de artículos sobre como dar un buen beso antes de venir, lo primero que debemos hacer es...—
—Cariño, hablas mucho —Nayeon incorporándose un poco se inclinó sobre ella con una sonrisa en los labios y los ojos brillantes. Jeongyeon cerró los ojos justo antes de que sus labios se encontraran.
Los labios de Nayeon eran cálidos y acogedores, se posaron sobre los suyos con cuidado. La menor no hizo más que permanecer quieta con la boca cerrada, se sentía flotando entre las nubes. Nayeon le acarició la mejilla con el pulgar, mientras su boca se movía delicadamente sobre la de ella.
Fue un beso dulce y tierno al principio, pero después se convirtió en uno apasionado, lleno de emoción que las hizo vibrar.
—Wooow... —Jeongyeon se estremeció y Nayeon suspiró hondo luego de separarse para finalmente dejar un beso sobre su frente—. Ahora estoy más celosa que antes.
—¿Por qué? —preguntó divertida.
—¿Quién te enseñó a besar así? Yo tuve que leer artículos para aprender y tú solo... eres experta en eso —Jeongyeon protestó cruzándose de brazos. Sus mejillas estaban completamente rojas por el reciente beso compartido—. Yo soy tan inexperta.
—Esta bien cariño, yo te enseñaré todo lo que necesites saber.
—Vamos por pizza, muero de hambre —dijo Jeongyeon de repente encaminándose a la salida.
Nayeon tomó su bolso y la siguió por detrás sin borrar su inmensa sonrisa. Sabía que su novia estaba nerviosa, solo tenía que darle tiempo para que se acostumbrara a recibir esas muestras de cariño de su parte.
Todo pudo haber sido perfecto de no ser porque en su camino se toparon con la persona que menos querían. Park Jimin abrió la boca asombrado sin apartar la mirada de su chica.
—¿Jeongyeon? ¿qué haces en Freedom? —preguntó el rubio acercándose cada vez más.
—Hola Park... yo vine a..—
—Vino a verme a mí —añadió Nayeon entrelazando su manos con las de la contraria—. Quizás la veas más seguido por aquí.
—Ya veo... son buenas amigas.
—Más que eso —dijo Nayeon con suficiencia y Jeongyeon parpadeó sorprendida—. Vamos a dejar las cosas claras de una vez, Yoo es mi novia y no te quiero cerca de ella, porque mira como te escurre la baba.
—¿Qué? —Jimin las miró perplejo sin saber que decir. Buscó algún rastro de sarcasmo en su voz, pero no lo encontró—. Mientes. Yoo... dime que no es cierto.
—Es verdad, Nayeon es mi novia —afirmó Jeongyeon escuchando la risa victoriosa de su novia quien no perdió la oportunidad de burlarse de Park en su cara.
Jimin dio media vuelta con la expresión sombría antes de desaparecer por uno de los pasillos del lugar con los puños entrecerrados.
Jeongyeon miró a Nayeon con reprobación —¿Por qué hiciste eso?
—¿Qué cosa?
—Te burlaste de él, no debiste —dijo y Nayeon la miró indignada—. ¿Estás celosa?
—Por supuesto que no —respondió con molestia.
—¿Qué pasó con que la confianza es la base de una relación? —Jeongyeon enredó sus brazos alrededor del delgado cuerpo de su novia. Luego procedió a repartirle besos por toda su cara—. Confía en mí, yo también tengo ojos solo para ti.
—Lo hago, pero Jimin es tan molesto, no pude evitarlo —Nayeon gruñó aferrandose más al cuerpo de la contraria—. Lo bueno es que ahora sabe que tienes novia, espero que no se acerque mas a ti.
—Tranquila, no creo que lo haga.
¿O sí?
[🔥]
—Deja de mirarme así —dijo Mina sintiendo como Chaeyoung no le apartaba la mirada de encima.
Luego de que Dahyun se marchara de la oficina, Mina decidió quedarse un poco más para terminar de examinar las grabaciones de la cámara de seguridad. Lisa aprovechó para escabullirse al despacho de Jennie Kim sin importarle dejar a Mina a solas con Chaeyoung.
—¿No puedo mirar a mi hermosa novia? —preguntó la más baja procediendo a darle un masaje sobre los hombros—. Estás muy tensa.
—Ya te dije que no soy tu novia —Mina gruñó levantándose de golpe de la silla. Buscó rápidamente su bolso para poder marcharse, pero Chaeyoung la detuvo del brazo—. ¿Y ahora qué?
—¿Me das un besito? —Chaeyoung extendió los labios con una mirada perversa—. Solo uno pequeñito.
—¿Por qué eres tan terca? —Mina intentó apartarse pero Chaeyoung fue más rápida al envolver sus brazos alrededor de su cintura dejándola completamente inmóvil. Estaba convencida de que la besaría a la fuerza como era su costumbre y su mano estaba lista para darle una bofetada.
Pero ese beso nunca llegó. Chaeyoung solo la abrazó con fuerza, aprovechando para aspirar su aroma embriagante de vez en cuando.
—¿Qué haces? —preguntó Mina.
—Te abrazo —susurró suspirando.
—Eso ya lo sé, pero ¿por qué lo haces?
—Dices ser fuerte, pero no lo eres. En el fondo sufres mucho, necesitas a alguien que te recuerde lo especial que eres, alguien que te diga que lo estás haciendo bien, y yo quiero ser ese alguien —Chaeyoung se alejó un poco, lo suficiente para poder mirar a Mina a los ojos—. De verdad me gustas y siento que yo no te soy tan indiferente. Si me lo permites quisiera besarte, sin temor a que después me dejes la mejilla ardiendo de dolor.
—Chaeyoung, yo...—
—Déjame terminar, por favor —colocó uno de sus dedos sobre sus labios haciéndola callar—. Quiero abrazarte cuando las cosas se pongan difíciles, quiero estar pendiente de que comas a tus horas, ser la primera en desearte los buenos días y la última en darte las buenas noches. Quiero que llores en mi hombro cuando te sientas triste, quiero muchas cosas contigo, tantas que no te imaginas.
—¿Por qué yo? ¿por qué te fijas en mí?
—Yo tampoco tengo esa respuesta, simplemente sucedió, me gustas y no dejo de pensar en ti —respondió la más baja acariciándole la mejilla con dulzura—. Sé que tal vez para ti todo sea muy repentino, pero a mí me enseñaron a ser persistente cuando se trata de cumplir mis sueños y tú... tú eres mi sueño más grande. No te estoy pidiendo una respuesta ahora, yo sabré esperar, solo por favor... no tardes mucho.
—No sé que decir...
—No digas nada, solo déjame sentirte así un poco más —Chaeyoung le acarició la espalda lentamente haciendo que el cuerpo de Mina se pegara mucho más al de ella. Sus oscuros ojos se nublaron con tal intensidad que Mina no pudo seguir manteniendo contacto visual con ella—. Eres hermosa, ¿lo sabías?
Chaeyoung suspiró besándole tiernamente el cuello y Mina sintió que su cuerpo se erizaba ante el suave contacto.
—No debemos... —murmuró con voz débil.
—¿Puedo besarte? —preguntó y Mina no fue capaz de responder, algo que la contraria tomó como una afirmación. Sus labios eran tan rojos y tentadores que no pudo apartar la vista de ellos. Sin querer perder más el tiempo procedió a capturar sus labios de manera tierna. No lo podía negar, sintió temor de que Mina se alejara de ella, pero no lo hizo, por primera vez estaba siendo receptiva, le estaba correspondiendo.
Luego de unos segundos, el beso fue tornándose más intenso. Las manos traviesas de Chaeyoung acariciaron la fina cintura de Mina deleitándose con sus bellas curvas. Sus lenguas se juntaron y un suave gemido salió de cada garganta haciendo que sus ojos se abrieran y se encontraran mientras sus bocas seguían juntas.
Cuando la presión de los labios disminuyó, Mina soltó un suspiro y luego se estremeció al darse cuenta de su acción. Al levantar su cara vio que Chaeyoung la miraba con los ojos brillantes.
—¿Vas a golpearme ahora? Si ese es el precio que tengo que pagar por tus besos, lo aceptaré con gusto —murmuró de manera suave dejando al descubierto su mejilla—. No seas tan dura...
—Tonta —Mina le golpeó el brazo y luego se apartó de ella—. No voy a abofetearte.
—¿Por qué?
—¿Quieres que te golpeé? —preguntó interrogante viendo a Chaeyoung negar rápidamente—. Aunque debería, porque me besaste.
—Te pregunté si podía hacerlo —se excusó levantando las manos.
—Nunca dije que podías hacerlo.
—Pero tampoco dijiste que no —añadió encogiéndose de hombros. Mina enderezó la espalda y la fulminó con la mirada. Chaeyoung quería decirle algo, pero no sé atrevía. Quería preguntarle por qué había correspondido a su beso y por qué actuaba tan naturalmente después de eso, ¿a caso era una manera de darle a entender que estaba aceptando sus sentimientos? Tendría que ser demasiado bueno para ser verdad—. ¿Quieres ser mi novia?
Mina abrió los ojos en grande. —Chaeyoung por favor...
—Esta bien, dejaré de ser tan insistente. Seguramente debes odiarme por ser tan molesta y no te culpo, yo también me odiaría y hasta incluso levantaría una orden de restricción en mi contra —dijo Chaeyoung con melancolía sentádose en uno de sus sofás—. Siempre vas a rechazarme ¿verdad? Quizás solo deba rendirme y dejarte en paz —agregó mirando a Mina de reojo asegurándose de que estaba atenta a sus palabras antes de seguir hablando y sonrió victoriosa al verla teniendo una lucha interna consigo misma.
Psicología inversa.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Mina con temor a escuchar la respuesta.
—Ya no te molestaré más, dejaré de ser una molestia para ti.
—¡Qué demonios! Hace uno momento acabas de decirme que quieres estar conmigo y un carajo, ¡¿ahora me dices que ya no vas a molestarme más?! —Mina estaba furiosa—. Vete al diablo Son Chaeyoung, solo estás jugando conmigo.
—Tú eres la que juega conmigo —replicó Chaeyoung con seriedad viendo como Mina se cruzaba de brazos—. Desde que me di cuenta de mis sentimientos hacia ti no he parado de rogarte por una oportunidad y tú solo terminas dándome bofetadas y tratándome mal.
—Claro que no —protestó enseguida—. Eres muy exagerada.
—Solo respóndeme una cosa, ¿tengo oportunidad contigo? —preguntó la más baja—. Considera bien tu respuesta Myoui porque de eso depende que yo siga aquí como tonta detrás de ti.
Chaeyoung rogaba por que la respuesta de Mina fuera positiva. Quizás se estaba arriesgando demasiado, pero ella no le dejaba otra opción. Por supuesto que no se alejaría, aún cuando la respuesta fuese negativa, porque simplemente no era capaz de apartarse de Mina y si no podía tenerla como novia, no le importaba conformarse con solo tener su amistad.
Estoy enamorada de ti, por favor no me rechaces...
Mina se inclinó hacia Chaeyoung y la besó. Fue un beso tímido, un beso con el que quería transmitirle todos sus sentimientos sin necesidad de palabras.
Los labios de Chaeyoung respondieron al beso vacilantes y no solo eso, la rodeó con sus brazos para poder atraerla más a su cuerpo.
—Sí... —murmuró Mina entre suspiros entrecortados—. La respuesta es sí.
Capítulo largo y lleno de puros besos, ¿merezco una estrellita? 🥺
Gracias por leer, besitos & abrazos para todos xoxoxo. ♥️
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