Siete: Challenging
Chaeyoung gruñó al escuchar el estruendoso timbre de su alarma, eso significaba que ya era hora de levantarse. Aún sin abrir los ojos apagó el despertador y cubrió su cara con las sábanas. Permaneció así por un par de minutos antes de levantarse y abrir las persianas de su habitación.
—No sé porqué, pero tengo la corazonada de que hoy será un buen día —murmuró para sí misma.
Se dirigió hasta su cuarto de baño para darse una rápida ducha y luego debatirse sobre qué conjunto de ropa utilizar. Finalmente optó por usar un pantalón negro de vestir con una blusa blanca de encaje que dejaba ver un poco de su marcado abdomen. Tardó unos minutos más en maquillarse y ondular su cabello.
Luego de terminar con el arduo trabajo de arreglarse se dispuso a cocinar, de desayuno se preparó un jugo de naranja y unos waffles con decorado de fresas y miel de maple.
Jennie había quedado de pasar por ella para ir al reclusorio y visitar a Kang. Chaeyoung estaba muy ansiosa por conversar nuevamente con él. La última vez que lo vio no tuvo el tiempo suficiente para hablar a detalle de su caso. Confiaba en qué hoy conseguiría información vital para su defensa.
Transcurrieron unos escasos quince minutos en los que una notificación llegó al teléfono de Chaeyoung, se trataba de Jennie quien ya se encontraba fuera de su apartamento a la espera de su colega, así que no tardó en tomar su bolso y salir a su encuentro.
—Hola Chaeyoung, buenos días —saludó la chica de ojos felinos recargada sobre su porsche rojo descapotable—. Ya estoy aquí ¿estás lista?
—Buen día señorita Kim, estoy lista —respondió Chaeyoung. Jennie a comparación de ella llevaba consigo un traje a juego color rojo que consistía en una falda corta de tubo ajustada, acompañada de una blusa blanca de tirantes y sus infaltables pero no menos importantes gafas oscuras—. ¿No crees que el color rojo es un tanto llamativo?
—Yo soy Jennie Kim, tengo que resaltar, además sabes que el color rojo es mi favorito —mencionó acariciando su porsche con delicadeza—. Además no puedes negar que luzco genial.
—No, no lo niego, pero vamos a un reclusorio Jennie.
—Da igual, tengo que verme bien aquí, en un despacho, en un centro comercial, en un restaurante, en la calle, en una cárcel... no importa el lugar, siempre tengo que verme bien.
—Claro, estoy segura de que a los convictos les encantará verte —murmuró Chaeyoung con burla a lo que su colega respondió mostrando una mueca desagradable—. ¿Nos vamos?
—No soy la única exhibicionista aquí —le contestó Jennie tocando suavemente el descubierto abdomen de Chaeyoung—. Ese estilo te va muy bien, te hace ver sexy.
—¿A caso estás coqueteando conmigo? —preguntó Chaeyoung incrédula haciendo a su colega reír por lo bajo.
—Eres guapísima, pero no eres mi tipo.
—¿Sigues soñando con tu hombre guapo, alto y rubio con los abdominales marcados?
—No te burles, estoy segura de que algún día lo encontraré y él morirá por mí —dijo Jennie con determinación—. Pero ya en serio, te ves muy guapa hoy.
—Gracias, tú te ves linda como siempre —la halagó antes de subir al asiento del copiloto—. Si nos vamos ahora apenas llegaremos a tiempo para el horario de visitas.
—Soy rápida, no tienes que preocuparte por eso —contestó Jennie abordando su automóvil—. Colócate el cinturón de seguridad, llegaremos en un santiamén.
—Tómalo con calma Kim, no quisiera tener un accidente de tránsito —pronunció Chaeyoung colocándose el cinturón de seguridad—. Soy muy joven y bonita para morir.
—Tranquila Chaeyoung, soy experta manejando porsches.
[🍍]
Nayeon carraspeó su garganta al sentir la palpable tensión que vibraba a su alrededor. Esta mañana una mujer de nombre Sooyoung la había contactado con el fin de llevar a cabo su demanda de divorcio. Como la decisión del esposo no era recíproca, le recomendó citarlo en compañía de su abogado para que intentaran llegar a un mutuo acuerdo.
—El café de aquí es exquisito, no lo había probado antes —comentó Nayeon con la vista fija en su taza de café. No recibió respuesta, ambos estaban lo suficientemente ocupados intercambiando miradas llenas de incomodidad, rabia, decepción, quizás ¿amor?, era bastante complejo—. ¿Su abogado va a demorar?
—Está llegando, el tráfico a esta hora es un verdadero desastre —respondió el hombre sin despegar la mirada de su aún esposa.
Nayeon solo se limitó a asentir llevando la taza de café a sus labios. No era la primera vez que llevaba un caso de divorcio, pero no podía negar lo incómodo que resultaba cuando ambos no llegaban a un mutuo acuerdo. La tensión se sentía a flor de piel, ya que la pareja no dejaba de retarse con la mirada.
Esto no podría ser peor —pensó Nayeon rodando los ojos involuntariamente.
—Buenos días, disculpen la demora, vine lo más rápido que el tráfico me permitió —habló una chica procediendo a tomar asiento rápidamente a un lado del hombre—. Mi nombre es Yoo Jeongyeon y soy la abogada del señor Jung Kyung Ho.
Nayeon se quedó atónita al observar que a su frente se encontraba aquella odiosa mujer, sin poder evitarlo rodo los ojos con molestia.
—Me equivoqué cuando dije que no podría ser peor —murmuró Nayeon con voz inaudible—. De todos los abogados del mundo tenía que ser la rubia oxigenada.
—Hey, pero si es la muñeca de aparador —le contestó Jeong con la visible mandíbula tensa. Hizo el esfuerzo de esbozar una sonrisa pero le fue realmente imposible.
—¿Ustedes se conocen? —preguntó Sooyoung con confusión al escuchar ese pequeño intercambio de palabras.
—¡No! —respondieron al unísono.
—Bien, mi nombre es Im Nayeon y soy la abogada de la señora Choi Sooyoung, estamos aquí para llegar a un acuerdo de divorcio —comentó Nayeon cambiando de tema rápidamente—. Ya sabe, para agilizar el proceso lo antes posible.
—Mi cliente no está dispuesto a firmar el divorcio —contestó Jeongyeon sin más.
—Mi clienta va a meter demanda de divorcio, ¿está consciente de eso? —cuestionó Nayeon—. Esto se volverá un proceso largo y costoso, bien podría evitarse llegando a un acuerdo.
—No voy a darle el divorcio a Sooyoung, solo tuvimos una pequeña pelea como todos los matrimonios —dijo Kyung Ho con la expresión dolida —. Mi esposa se rehusaba a hablar conmigo, la única forma en que pude verla fue acudiendo a esta dicha reunión.
—No quiero escuchar más mentiras de tu parte, no dejaré que me sigas viendo la cara de idiota —atacó Sooyoung.
—Disculpen, ¿Cuánto tiempo llevan de casados? —pregunto Nayeon con interés.
—Aproximadamente unos diez meses —respondió Kyung intentando hacer memoria. Por su parte Jeong cubrió su boca ocultando una sonrisa.
—Los distintos Códigos y Leyes Familiares establecen que los cónyuges podrán solicitar o promover el divorcio siempre que haya transcurrido cuando menos un año desde la celebración del matrimonio —informó Jeongyeon con simpleza—. Además el divorcio se puede obtener con el consentimiento mutuo y como podrá darse cuenta solo una de las dos partes esta de acuerdo.
—Haga algo abogada —le dijo Sooyoung a Nayeon quien pestañó de manera rápida.
—Es verdad, tienen que cumplir con el lapso de un año de casados para poder proceder al dovorcio —mencionó Nayeon a lo que Jeong asistió—. Pero tambien como ya sabrá abogada Yoo, existe el divorcio unilateral.
—El divorcio unilateral solo puede efectuarse demostrando pruebas, ya sea por adulterio, deserción maliciosa, maltrato... ¿tiene su clienta esas pruebas? —cuestionó Jeongyeon arqueando una ceja.
—¿Por qué no me dijo que aún no cumplía un año de matrimonio señora Choi? —susurró Nayeon para que solo su clienta pudiera escucharla, ésta solo agachó la mirada antes de murmurar un "Lo siento"—. Recuerdo que cuando la señora Choi me llamó para encargarme del caso ella aseguraba que el señor Jung le había sido infiel, ¿no es así?
—Así es, Kyung tuvo el descaro de llevar a su amante a nuestra casa —afirmó Sooyoung con resentimiento—. No respetó nuestro hogar.
—Te repetí una y mil veces que mi secretaria solo fue a dejarme unos documentos a casa —le contestó Kyung con desespero—. Incluso después de que te marchaste de casa yo la despedí.
—¿Despido injustificado? Vaya, eso no habla muy bien de usted —murmuró Nayeon.
—Ese no es el tema a tratar abogada Im —intervino Jeongyeon.
—Iré al sanitario un momento —avisó Sooyoung antes de levantarse.
—Yo iré también —dijo Kyung antes de salir corriendo tras ella.
Nayeon solo rodó los ojos al ver esa acción y dirigió su mirada hasta Yoo quien la observaba detenidamente con una sonrisa burlona.
—¿Qué te parece tan gracioso?
—Tu cara es graciosa.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Nayeon con indignación—. ¿Eres idiota? Tendría sentido ya que eres una rubia oxigenada.
—Y tú una muñeca de aparador sin cerebro —contratacó rápidamente golpeando la mesa con su puño cerrado llamando así la atención de otras personas a su alrededor—. Eres tan molesta.
—No es como si a mí me encantara verte, hubiese deseado no verte nunca más —dijo Nayeon haciendo una mueca desagradable y derramando su taza de café al propósito para estropear la ropa de Jeong quien rápidamente se puso de pie sacudiendo sus pantalones—. Lo lamento, fue un pequeño accidente.
—Esto también fue un accidente —Jeongyeon tomó el platillo de una rebanada de pastel que arrebató de las manos de un mesero que justamente pasaba por ahí y luego lo lanzó justo directo a la cara de Nayeon quien soltó un chillido antes de tomar a la rubia del cabello y comenzar a forcejear con ella—. Dije que fue un accidente, ¡Suéltame loca! ¿Quieres volver a prision?
—¡Vete al diablo!
Pelearon un par de segundos mas hasta que varios meseros fueron a apartarlas. A estas alturas la ropa de ambas estaba echa un desastre, el cabello de Jeongyeon se encontraba todo alborotado al igual que sus pantalones mientras que Nayeon tenía embarrada crema de chantilly por toda la cara.
—¿Qué paso aquí? —preguntó Kyung quien venía en compañia de Sooyoung con las manos entrelazadas, algo que no paso desapercibido para las abogadas quienes estaban siendo sostenidas por los meseros—. Mi esposa y yo hablamos y ya todo esta bien entre nosotros, no habrá divorcio...
—Maldición —gruñó Nayeon antes de soltarse del agarre con brusquedad y tomar su bolso para luego marcharse a regañadientes del lugar.
Jeongyeon imitó su acción pero de manera más serena y se retiró del lugar dando un par de palmadas sobre el hombro de Kyung fingiendo una sonrisa.
[🥦]
Sana se encontraba recostada sobre uno de sus sofás. Sonreía de vez en cuando mientras leía su libro tan perdidamente que no notó la llegada de su compañera de apartamento. Esta venía con una enorme bolsa con víveres y cosas para la despensa de la semana.
—Una ayuda no me caería tan mal —dijo la chica carraspeando su garganta con el montón de bolsas a su alrededor.
Sana levantó la vista y enseguida corrió hasta ella para ayudarle con todo lo que cargaba.
—Dios, ¿cuántas cosas compraste Jihyo?
—Solo lo necesario —respondió la chica de ojos grandes con una media sonrisa—. Había grandes promociones, yo solo aproveche.
—Entiendo.
—¿Qué estás leyendo? —preguntó Jihyo una vez que dejaron las bolsas en la mesa y se sentaron en el sofá.
—La semana pasada compré un libro secreto, no había tenido tiempo de comenzar a leerlo hasta ahora.
—¿Un libro secreto? ¿de qué trata?
—Sí, de esos que vienen envueltos en papel y que escoges sin saber el nombre ni la portada. Me pareció algo muy creativo e interesante, así que elegí uno al azar —respondió Sana extendiéndole el libro a su compañera para que pudiera observarlo—. Se llama "Mi novio es una chica" y trata de dos chicas que se hacen pasar por chicos pero que se enamoran de dos hermanas, es muy entretenido, desde que comencé a leerlo esta mañana no he parado. Te lo recomiendo.
—Suficiente, me ha enganchado, tienes que prestármelo luego de que lo termines —contestó Jihyo a la par que hojeaba el libro—. Por cierto, la noche que te quedaste en el apartamento de Chaeyoung llamó Suho, le dije que estabas dormida y que te comunicarías con él después.
—Es verdad, tengo llamadas perdidas de él en mi teléfono —mencionó Sana sin mucho interés—. Le escribiré luego.
—Esa no es la emoción con la que una chica se expresaría de su futuro esposo —comentó Jihyo viendo a Sana suspirar con tristeza—. ¿Por qué te prestas a continuar con una farsa solo para mantener a tus padres contentos?
—Ya hemos hablado de eso Jihyo, no tengo el valor de desafiar a mis padres, ellos dicen que él es el mejor partido para mí.
—Lo único que yo sé es que tus padres y los de él quieren fusionar sus empresas a costa de su felicidad —dijo Jihyo con frialdad—. Estoy segura de que ni Suho ni tú están enamorados. ¿Dos años de relación y solo se hablan dos o tres veces por semana?
—Él la pasa muy ocupado en la oficina y yo en mi trabajo —intentó excusar sin mucho éxito puesto que Jihyo solo bufó rodando los ojos—. No tenemos opción, así son las cosas.
—¿Por qué? Tú tienes una muy buena solvencia económica con tu trabajo, no necesitas el dinero de tus padres.
—Nunca he dicho que necesito del dinero de mis padres, lo que necesito es su afecto, su cariño... —murmuró Sana cubriendo su rostro con las manos—. Ellos no me perdonarían si decido no casarme con Suho, me apartarían de ellos y no quiero quedarme sola, tú sabes que no tengo más familia, soy su única hija.
—Precisamente porque eres su única hija deberían detenerse a pensar en tu felicidad y no en sus intereses —dijo Jihyo con enojo. No podía simplemente quedarse cruzada de brazos mientras que veía como obligaban a su mejor amiga a casarse y ser infeliz por el resto de su vida—. Sabes que no estoy de acuerdo y nunca lo estaré. Solo espero que algún día te detengas a pensar en ti y en tu felicidad.
—No puedo... —murmuró Sana sin atreverse a mirarla a la cara—. Lo siento...
—Está bien —Jihyo asintió sin querer discutir más sobre el tema—. Iré a darme una ducha, aún me quedan unos exámenes más por calificar.
[🍿]
Mina observaba nerviosamente sobre la ventanilla del auto. Su cabeza estaba inundada de pensamientos y recuerdos tan dolorosos.
—¿Te encuentras bien? —le preguntó Lisa mirándola de reojo cada vez que había un alto—. Me pone nerviosa tu silencio, ¿estás segura de que quieres hacer ésto?
—Sí —afirmó Mina sin despegar la mirada de la ventana. Se estaban dirigiendo hacia el reclusorio para entrevistarse con Kang Daniel, el asesino de su padre—. Debí haber hablado con él desde hace mucho tiempo.
—No había razón para hacerlo, solo te estarías atormentando.
—Siempre quise ir a gritarle por haberme arrebatado lo que más amaba en la vida, pero nunca fui lo suficientemente valiente para hacerlo —confesó Mina—. Ésto tenía que pasar en algún momento.
—Para ser sincera, dudo mucho que Kang nos diga algo, él solo va a colaborar con su abogada, además no olvides que también es abogado, sabe como se maneja ésto.
—No me importa, quiero hablar con él , tengo muchas cosas que decirle.
—Quizás lo más preferible sea que yo hable con él —murmuró Lisa temiendo la reacción de su colega—. No puedes manejar la situación, podría perjudicarnos.
—Sé como controlarme, yo siempre tengo el control.
—Claro, si tú lo dices —Lisa rodó los ojos. Cuando algo se le metía a la cabeza a Myoui, no había nada que la hiciera cambiar de opinión. Centró su vista al frente avisando que ya estaban en el lugar—. Ya llegamos.
Mina bajó del auto tan pronto como Lisa se estacionó. Habían algunos hombres y mujeres a su alrededor que ella suponía que venían a visitar a sus familiares. Se llevó la atención de varias personas, muchas de éstas admiradas por su belleza, ya que llevaba un atuendo de colores neutros, comenzando con una blusa beige que dejaba ver parte de su pequeña cintura, una falda blanca y unas medias oscuras acompañadas de unas zapatillas negras de tacón medio.
Lisa a su vez había decidido usar uno de sus característicos outfits más elegantes y formales, esas ropas que consistían en un vestido verde menta que contrastaba con su piel blanca, unas plataformas de color negro que resaltaban su reciente pedicura y demás accesorios en ese color.
—Entremos —dijo Mina.
—Espera un momento —la detuvo Lisa sosteniéndola del brazo sin ejercer mucha fuerza—. No somos las únicas que vienen a visitar a Kang.
—¿Qué dices? —su colega le señaló a un costado donde Son Chaeyoung y Jennie Kim desbordaban desde un llamativo porsche—. Oh no.
—Deberíamos volver otro día —comentó Lisa y Mina negó—. Evitemos problemas, hay que tratar este asunto con la cabeza fría.
—No me iré.
—¿Señorita Myoui? —preguntó Chaeyoung una vez que estuvo lo suficientemente cerca de ellas—. ¿Qué tal? No pensé encontrarla aquí.
Mina permaneció callada sin articular palabra hasta que finalmente su colega habló.
—Mucho gusto, soy Lalisa Manoban —le extendió la mano y Chaeyoung amistosamente la tomó—. Abogada de Freedom Law.
—Son Chaeyoung, de Tigers Law —respondió esbozando una sonrisa, sonrisa de la cual Mina no podía apartar la vista sin saber porqué—. Y ella es Jennie Kim, trabajamos en el mismo bufete.
—Sí, que gusto —mencionó Lisa llevando su vista hasta la chica de ojos felinos quien solo la miró de reojo—. Nosotras olvidamos que tenemos unos pendientes y debemos retirarnos.
—Por supuesto que no nos iremos —interrumpió Mina ganándose un fuerte apretón de brazo de parte de su colega—. Buen día abogada Son y acompañante, creo que sabe que venimos a ver a la misma persona, ¿no es así?
Chaeyoung la miró con asombro, era la primera vez que Myoui le hablaba con tanta naturalidad.
—Sí, algo así me imaginé —contestó Chaeyoung sin dejar de sonreír—. Pero dudo mucho que Daniel quiera hablar con usted.
—Lo veré de todos modos —contestó Mina con seriedad.
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