Seis: Busy days
Chaeyoung había permanecido en silencio luego de que Myoui Mina se marchara de su despacho azotando fuertemente la puerta.
—Estaba completamente cegada por la rabia, ella no puede llevar el caso, no sería ético, aunque sí lo hiciera, sería un punto a tu favor ante el juez —mencionó Jennie haciendo un par de anotaciones—. No podría ser tan malo después de todo.
—Myoui no llevará el caso, lo hará alguien más —contestó Chaeyoung acariciando suavemente su barbilla—. Aún así, no debemos bajar la guardia, tenemos que prepararnos bien para este caso. Mañana iremos al reclusorio a visitar a Kang.
—Entendido —asintió Jennie—. ¿Seguiremos trabajando en el caso hoy?
—Lo pospondremos para mañana, una vez que tengamos el testimonio de Kang, será más fácil para nosotras trabajar con su defensa —respondió Chaeyoung—. Toma el resto del día de hoy Jennie, gracias por la información, fue muy útil para todos.
—No hay de qué y te tomaré la palabra, me retiro porque tengo unos pendientes de trabajo, me encargaré de eso en casa para que mañana pueda estar libre de preocupación —comentó la chica de ojos felinos guardando sus cosas en su bolso y colocándose unas gafas oscuras—. Me envías mensaje confirmando la hora y el lugar para lo de mañana. Nos vemos colegas.
—Hasta pronto Jennie —dijo Rosé desde el sofá del despacho en compañía de Sana y Jeongyeon quienes agitaron su mano a modo de despedida.
—¿Nosotras también podemos tomarnos el día libre? —preguntó Jeongyeon con los ojos entrecerrados—. Me muero de sueño, no dormí lo suficiente, además no me estás pagando horas extras.
—¿Por qué te pagaría solo por venir al despacho a dormitar? —cuestionó Chaeyoung con expresión divertida viendo a Jeongyeon rodar los ojos—. De acuerdo chicas, vayan a casa, les pediré un taxi.
—¿No nos llevarás tú? —preguntó Sana.
—No, yo me quedaré un rato más en el bufete, también tengo pendientes y en casa no logro concentrarme del todo —explicó la más baja colocándose sus anteojos—. Nos vemos el lunes a primera hora.
—Te estás autoexplotando Chaeyoung, pero esta bien, ya sabemos que no hay nada ni nadie que te haga cambiar de opinión —comentó Rosé despeinando la cabeza de Chaeyoung de manera juguetona—. Al menos prométeme que vas a comer a tus horas.
—Lo prometo —dijo Chaeyoung sonriente.
Rosé siempre cuidaba de Chaeyoung, la consideraba como una hermana menor. Su amistad había comenzado desde años atrás, prácticamente desde que eran unas niñas en el preescolar. El hecho de que Chaeyoung se fuera a estudiar al extranjero no logró romper su lazo, ya que nunca dejaron de tener contacto entre sí, aún en la distancia.
Una vez que las chicas se fueron, Chaeyoung se quedó sola en su despacho inundada en un completo silencio. Después sacó varias carpetas con documentos y comenzó a trabajar en ellas. Para Chaeyoung el día pasaba demasiado rápido. Nunca le causaba aburrimiento trabajar en lo que tanto le gustaba hacer y que por cierto se le daba muy bien.
De la nada se le vino a la cabeza la imagen de Mina. Con lo poco que pudo conversar con ella, pudo darse cuenta de que no era tan dura como aparentaba ser, al contrario, era solo una mujer con una inmensa pena por dentro debido a un dolor que no supo como sobrellevar. Primero la muerte de su madre que ni siquiera pudo conocer y después el homicidio de su padre. La responsabilidad de ser la directora legal de un despacho tampoco era tarea fácil, Chaeyoung podía comprenderlo mejor que nadie, quizás no eran tan diferentes después de todo.
Me hubiese gustado conocerla en otras circunstancias.
¿Sería posible una amistad entre ellas? Lo dudaba mucho, Son Chaeyoung parecía haberse convertido en una de las peores enemigas de Myoui Mina.
[🥥]
Lisa solo permanecía en silencio escuchando las quejas de Mina. Lo primero que había hecho al llegar a su apartamento era descargar toda su frustración con ella.
—Y entonces le dije que no podía defender a un asesino ¿y sabes qué me dijo? —Lisa negó—. Que ya había tomado el caso y que no iba a retractarse, además intentó persuadirme sobre la inocencia de ese tipo, ¿puedes creerlo? —Lisa asintió vacilante—. Es tan solo una jovencita que aparenta tener menos de veinticinco, ¿cómo se le puede tomar en serio teniendo esa cara?
—Todo perfecto Mina, pero yo sólo te pregunté si querías algo de tomar —contestó Lisa logrando que su colega rodara los ojos con molestia—. Te serviré una copa de vino, eso ayudará a que te calmes un poco.
—No quiero tomar nada Lisa, quiero que trabajemos en el caso de mi padre, no dejaré que ese asesino salga en libertad después de todo lo que hizo.
—De acuerdo —murmuró la tailandesa ignorando sus palabras y dirigiéndose a su barra de licores para proceder a servir dos copas—. Te noto muy preocupada, es decir... entiendo que es un tema muy delicado pero no tienes que preocuparte, no hay manera de que Kang Daniel pueda salir de prisión.
—Yo no estaría tan segura, es que Son Chaeyoung es... —Mina se mantuvo en silencio por un par de segundos ante la interrogante mirada de la tailandesa. La rubia le extendió la copa y ella la tomó enseguida bebiendo absolutamente todo el líquido en cuestión de segundos—. Es difícil de tratar, la vi tan decidida que apuesto a que tiene un as bajo la manga, de lo contrario no se sentiría tan segura y eso me hace sentir insegura a mí.
—Jamás te había visto tan desesperada Mina, ¿te encuentras bien? —le preguntó Lisa colocando la palma de su mano sobre la frente de su colega—. Creo que Son tenía razón cuando dijo que no sería ético que tú tomaras el caso, el enojo no te deja pensar con claridad.
—No estoy enojada —contestó sin estar muy convencida.
—Lo estás, llegaste a mi apartamento muy alterada, ni siquiera me saludaste, Myoui Mina siempre es respetuosa ante cualquier situación, pero hoy pareces ser completamente otra persona —le dijo la tailandesa con seriedad—. Cancelé mi clase de Yoga por ti, aún cuando es mi día libre.
—Esta bien, tienes razón —murmuró Mina frotando su cara con las palmas de sus manos—. Supongo que todo lo relacionado con mis padres me altera de sobremanera. Debo tranquilizarme y pensar con la cabeza fría.
—¿Cuándo será la audiencia?
—La semana entrante, ¿crees que tengas tiempo suficiente para estudiar detalladamente el caso?
—Por supuesto Mina, estás hablando con Lalisa Manoban —expresó la rubia con aires de superioridad—. Necesito que me pases toda la información relacionada al caso y me pondré a trabajar en ello inmediatamente.
—En Freedom tengo toda la información que necesitas, pero básicamente ya sabes lo primordial, ese hombre es un asesino, no dejes que se salga con la suya, eres mi única esperanza ya que yo no puedo intervenir en el caso —murmuró Mina con voz apenas audible—. No podría perdornarme el hecho de que la muerte de mi padre quede impune.
Sin poder evitarlo, Mina se permitió bajar la guardia. Sus ojos se volvieron cristalinos en cuestión de segundos. Se sentía impotente, porque se dio cuenta que aún no había superado la muerte de su padre, ¿y cómo hacerlo? Nunca nadie estaría preparado para poder decir adiós y menos de una manera tan desgarradora.
Mina no tuvo la oportunidad de conocer a su madre, porque la vida se la había arrebatado, ¿se sentía culpable? Por supuesto que sí, al final su madre había dado la vida por la de ella, pero... ¿de verdad había valido la pena?
Todos los días sentía una enorme responsabilidad sobre sus hombros. Siempre se esforzó por ser alguien de quien su madre en algún lugar del universo se sintiera orgullosa.
Al final se sentía agradecida porque su padre le había dado todo el amor que lamentablemente su madre no pudo darle. Pero ahora él también había partido.
—Te prometo que el asesino de tu padre va a recibir el castigo que se merece —le dijo Lisa atreviéndose a posar una de sus manos sobre la espalda baja de Mina como una manera de intentar reconfortarla—. Todo estará bien, no tienes de que preocuparte.
Mina le dedicó una media sonrisa antes de asentir con la cabeza, luego intentó recuperar su compostura, porque ella odiaba sentirse débil, ella siempre tenía que tener el control.
[🍑]
"Big girls cry when their hearts are breaking..." —Era la frase que Hirai se repetía cada día.
Justo había terminado de recoger y lavar los platos de un pequeño local de comida. No era un trabajo como tal, pero al menos la dueña del lugar le regalaba un poco de comida y aunque no era mucho, lo agradecía y apreciaba enormemente.
—He terminado señora Soo, los platos están limpios —le dijo la joven limpiándose unas gotas de sudor de su frente—. También aproveché que no había personas en el local para lavar el piso.
—Oh, eres muy amable Momo, ven aquí —la señora Soo tomó a la joven de la mano y la guió hasta la cocina—. Hoy no nos fue tan mal con la venta, quiero darte esto —sacó un par de billetes de su bolsillo y se los entregó.
—No, gracias pero no puedo aceptarlo, me conformo solo con que me regale un poco de comida —Momo sabía que últimamente las ventas en el lugar no iban tan bien, además de que la señora Soo tenía que pagar el alquiler y todos los insumos de su local.
—Te daré una poco de comida que sobró, pero quiero que aceptes ese dinero también, sé que no es mucho, pero de algo te va a servir —le dijo la señora y Momo hizo una reverencia rápida sosteniendo el dinero sobre su pecho.
—Muchas gracias señora Soo, es usted muy buena conmigo. Le pagaré con mucho trabajo.
—De ninguna manera, yo tengo que agradecer que quieras ayudar a una pobre anciana como yo aún cuando sabes que no tengo la posibilidad de pagarte como debería —le dijo la señora llevando una de sus manos hasta la cabeza de Momo para acariciarla con cariño—. Eres una buena chica, perdón si no puedo ofrecerte más, pero a duras penas puedo mantenerme a mí misma.
—La ayudaré siempre que pueda señora Soo, gracias a usted por regalarme comida.
—Ven, tengo arroz y unos cuantos pedazos de carne —comentó la señora Soo tomando un par de recipientes para colocar la comida—. Guardé una rebanada de tarta de fresa, estoy segura de que a tu hermana le encantará.
Momo sonrió agradecida viendo como la señora Soo colocaba la comida con cuidado en una bolsa. Al menos por esta noche y mañana temprano no tendría que preocuparse por preparar comida para alimentar a su hermana.
—Ella seguro se pondrá muy feliz por esa tarta de fresa, muchas gracias.
—Hija, mencionas la palabra gracias al menos unas veinte veces al día —le dijo de manera divertida.
—Es mi palabra favorita.
—Ya lo creo —le entregó la bolsa con comida y Momo la aceptó gustosa no sin antes hacer una reverencia—. Regresa a casa con cuidado, es un poco tarde.
—Lo haré señora Soo, muchas gracias, espero que pase una agradable noche —se despidió atreviéndose a darle un pequeño y rápido abrazo a la señora Soo antes de salir casi disparada del lugar.
Momo tenía que llegar a casa, su pequeña hermana seguramente estaría ansiosa por su llegada. Estaba feliz de poder llevarle algo sabroso de comer.
La oscuridad de la noche estaba presente, pero la joven no tenía miedo, conocía perfectamente el camino de regreso a casa.
—Hey.
Momo escuchó a alguien llamarla a sus espaldas, pero decidió ignorarlo intentando caminar más rápido. Instantes después se sobresaltó al sentir que alguien posaba su brazo sobre su hombro.
—Te estoy hablando, que mal educada eres, como se nota que no tienes educación —le dijo—. ¿Qué traes ahí? ¿comida para mí?
—Suéltame John, ¿no te cansas de molestarme? —le respondió Momo soltandose bruscamente de su agarre.
—Por supuesto que no, no dejaré de molestarte hasta que te animes a pasar un buen rato conmigo —le dijo esta vez tomándola de la cintura con fuerza. Momo a su vez comenzó a darle golpes en el pecho intentando separarse pero el hombre era mucho más fuerte que ella—. No entiendo por qué sigues pasando hambre y recibiendo miserias de las personas, tienes un buen cuerpo, una cara bonita, podrías ganar dinero fácil.
—No estoy interesada en tu dinero fácil.
—Ayer vi a tu hermana, se está poniendo igual de bonita que tú...
Escuchar esas palabras fueron suficiente para que Momo explotara golpeando la entrepierna de John haciendo que cayera de rodillas y soltara un gemido de dolor.
—¡Con mi hermana no te metas! —le gritó con rabia.
—¡Eres una perra! —gruñó como pudo aún con las manos sobre su entrepierna —. Ésto no se va a quedar así. No eres más que una muerta de hambre, tu hermana y tú váyanse al demonio.
Momo suavizó su semblante ¿unas muertas de hambre? No, ellas no eran unas muertas de hambre. Apretó sus puños con fuerza y dio media vuelta para seguir con su camino a casa ignorando los reclamos y maldiciones que John Suh aún le gritaba a lo lejos.
Hirai Momo tenía veinticinco años y su hermana Lía tenía apenas quince. Ambas se habían quedado solas desde hace cinco años atrás, el día que metieron a su madre a prisión.
Fue un accidente.
Su padre siempre fue un abusivo y golpeador con ellas y el día en que su madre por fin decidió poner un alto, ese día su padre falleció.
Momo agitó su cabeza intentando ahuyentar esos malos recuerdos que siempre la hacían sentir mal. Pronto llegó a casa y antes de entrar suspiró intentando mostrar su mejor cara.
—He vuelto —avisó la japonesa con alegría dejando la bolsa de comida sobre la mesa—. Traje comida deliciosa.
—¿Comida deliciosa? —una joven corrió de inmediato hacia ella rápidamente para abrazarla a modo de saludo y luego fue directo a husmear dentro de la bolsa de comida—. ¿Tarta de fresa? ¡Me encanta!
—Te lo manda la señora Soo —le dijo Momo procediendo a sacar platos y vasos de la alacena—. ¿Cómo te fue hoy?
—Muy bien hermana, conseguí un dinero extra —le comentó Lía y Momo enseguida frunció el ceño—. Antes de que me regañes déjame contarte, sabes que soy buena en matemáticas ¿verdad? —Momo asintió sin despegarle la mirada—. Bien, pues hice la tarea de dos de mis compañeros y ellos me pagaron, es un trato justo, ellos durmieron sin preocupaciones mientras que yo dormí de madrugada por terminar las tareas.
—No es correcto que hagas eso Lía.
—No es correcto para ellos porque no aprenderán, pero sí para mí, porque cada vez me vuelvo más inteligente y además... quiero ayudarte con los gastos —le confesó—. No es justo que tú tengas que trabajar tanto para que yo vaya a la escuela, yo también puedo aportar.
—No tienes que hacerlo, yo siempre busco la manera de pagar los gastos, al menos comida no nos falta —murmuró Momo con la mirada baja—. Yo te sacaré adelante, no importa cómo, confía en mí.
—Y estoy sumamente agradecida por eso, pero también quiero aportar —le contestó Lía entrelazando una de sus manos con la de su hermana—. No estamos solas, nos tenemos a nosotras mismas, yo me apoyo en ti y tú en mí.
—Es verdad... —dijo Momo casi en un susurro, sus ojos se tornaron cristalinos y rápidamente desvío la mirada.
—Se vale ser débil a veces —pronunció Lía envolviendo a Momo entre sus brazos—. Somos seres humanos.
"Las chicas grandes lloran cuando su corazón se rompe..."
[🥭]
Yeonjun había dedicado toda su tarde para ayudar a Dahyun a desempacar sus cosas y ordenarlas en su ahora nueva habitación. La noche pronto se hizo presente sin que se dieran cuenta.
—Lamento que tuvieras que quedarte a a desempacar conmigo.
—No es nada —le contestó Yeonjun tirándose sobre la cama—. Muero de hambre, ¿te parece si ordenamos algo de comer? Hoy no tuve tiempo de hacer las compras, creo que solo tengo leche y cereal.
—Eunwoo no debe tardar en llegar, le pedí que nos trajera pizza —comentó Dahyun recostándose a un costado de su amigo—. Con extra de queso como a ti te gusta.
—Es un encanto —murmuró Yeonjun con burla—. La comida hace que sume puntos, va por buen camino, si continúa así pronto le daré mi consentimiento para que se case contigo.
—No estoy interesada en casarme todavía, primero tengo que aprender a cocinar —contestó Dahyun haciendo una ligera mueca—. Quizás más adelante me inscriba a un curso de cocina.
—Eso me huele a que yo tendré que cocinar mientras vivamos juntos...
—Hey, pero soy buena lavando los platos, los dejo rechinando de limpios.
—Es un trato justo —añadió antes de escuchar el timbre resonar—. Tu novio está aquí, anda ve y trae esa pizza que me estoy muriendo de hambre.
—Ya voy jefe —contestó Dahyun con sarcasmo levantándose enseguida de la cama para luego correr por el pasillo hasta llegar a la puerta de entrada.
Se acomodó torpemente su cabello y dio una vista rápida a su atuendo de pantalones flojos cuadrados y sudadera dos tallas mayor a la suya. Definitivamente no se veía nada atractiva, pero no había tiempo para cambiarse, recibiría a su novio así.
Una vez que abrió la puerta, el joven la miró con una amplia sonrisa en su rostro. Vestía un elegante traje como de costumbre, esta vez de color marrón, ese hombre siempre lograba verse espectacular.
—Hola linda —saludó Eunwoo sosteniendo dos cajas de pizza y un pequeño ramo de rosas sobre sus manos—. Ya estoy aquí, lamento el retraso, los de la pizzería me hicieron esperar un buen rato.
—Hola Nunu, no te preocupes —respondió Dahyun llamándolo por su característico apodo cariñoso. Seguido de esto lo ayudó retirando las pizzas de las manos del joven—. Yeonjun se alegró mucho cuando le dije que nos traerías pizza.
—¿Ah sí? ¿en dónde está él? —preguntó Eunwoo escaneando el lugar a su alrededor—. Por cierto, traje estas flores para ti, espero que te gusten.
—Él está en la habitación, me ayudó a desempacar y gracias, están muy lindas —dijo Dahyun tomando el ramo entre sus brazos para poder aspirar de su aroma. Después se sintió un poco nerviosa ante la penetrante mirada de su novio y luego se dio cuenta de que no lo había saludado como era debido, así que tímidamente se acercó a dejar un corto y rápido beso sobre sus labios—. Las pondré en agua para que no se marchiten.
Dahyun nunca fue una persona a la que le gustara tener tanto contacto físico, quizás esa era la razón del porqué no había durado mucho tiempo en sus antiguas relaciones. Muchos de ellos no soportaban que no se mostrara afectuosa ni que se negara a tener intimidad, hasta que llegó Eunwoo a su vida, un chico dos años mayor que ella.
—Te ves muy hermosa.
—No mientas Nunu, he pasado prácticamente todo el día desempacando, no he tenido ni tiempo de arreglarme —le confesó Dahyun desde la barra mientras buscaba un florero—. Ha sido un día muy agotador para mí.
—Para mí siempre te verás hermosa, ya te he dicho que ese outfit es perfecto para ti, no hay nada mejor que sentirnos cómodos con nuestra forma de vestir —le dijo Eunwoo tomándose el atrevimiento de sentarse sobre el sofá de la sala—. Me gusta tu nuevo apartamento, se ve muy acogedor y espacioso, además no queda tan lejos de mi casa.
—A mí también me gustó mucho —contestó Dahyun acercándose ahora con un bonito florero—. Se ven muy lindas, ¿no es así?
—Por supuesto —respondió asintiendo—. ¿Qué opinó tu padre sobre tu repentina mudanza?
—Eso es lo menos importante ahora, tengo otro tipo de preocupaciones.
—¿Quieres contarme? —Eunwoo le extendió la mano y Dahyun la tomó sentándose a un costado de él sobre el sofá—. ¿Puedo ayudarte en algo?
—Algo así —murmuró la chica de tez pálida—. Estoy buscando trabajo y me preguntaba si podrías recomendarme en tu despacho.
—¿Quieres trabajar en Tiger Law? —preguntó impresionado a lo que Dahyun simplemente asintió—. De todo se me cruzó por la cabeza menos que quisieras trabajar con la competencia de tu padre.
—¿Crees que tenga posibilidad de entrar? Sé que no tengo experiencia, pero puedo aprender, no me importa si entro un tiempo como aprendiz, necesito ganar experiencia y Tigers es un buen lugar para eso —explicó Dahyun con emoción—. De verdad me gustaría trabajar ahí.
—Hablaré con Chaeyoung para que tengas una entrevista con ella lo antes posible, estoy seguro que tienes muchas posibilidades, yo abogaré por ti linda —mencionó Eunwoo logrando que Dahyun saltara de emoción y dejara un par de besos sobre su mejilla haciéndolo sonrojar.
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