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Doce: Fiesta P/2

—¿Son Chaeyoung? —preguntó Mina luego de reconocer su inconfundible voz—. ¿Qué hace usted aquí?

—Vine a una fiesta de disfraces, señorita Myoui—le contestó Chaeyoung acercándose sigilosamente hasta ella con intenciones de querer tocar la llamativa pluma que sobresalía de su sombrero—. Señorita Sparrow —murmuró maravillada detallando su vestimenta de los pies a la cabeza.

Mina carraspeó su garganta con algo de incomodidad al ver como la estaba escaneando sin pudor. En ese momento tenía tantas preguntas a las que quería encontrarle una respuesta, la primera y la más importante era ¿por qué Son Chaeyoung estaba en la fiesta de cumpleaños de su prima?, dos; ¿por qué se ponía tan nerviosa al ser observada por ella? Y tres; ¿por qué Son Chaeyoung se veía tan bien con esa chaqueta de cuero y esos pantalones morados de leopardo? Su cabello estaba atado en una coleta y estaba teñido de verde, del mismo modo en que sus cejas. Su boca estaba pintada con un labial rojo intenso, su cara tenía base de color blanca haciéndola ver un poco más pálida de lo que en realidad era.

—¿Ustedes se conocen? —preguntó Yeonjun haciendo notar su presencia, se sintió un tanto fuera de lugar al observar como intercambiaban miradas.

—Claro, ¿cómo no conocer a la señorita Myoui? —respondió Chaeyoung sin despegarle la mirada de encima a Mina.  Había descubierto lo nerviosa que eso la ponía y por alguna razón lo estaba disfrutando—. Es una excelente abogada, todo Corea sabe de ella.

—Entonces.. ¿me harán el favor de ir por el pedido? Se los agradecería muchísimo —dijo Yeonjun juntando las palmas de sus manos a modo de súplica —. No he podio disfrutar de la fiesta de lo preocupado que estoy. Ya me he fumado casi media caja de cigarrillos yo solo.

—Señorita Myoui, ¿qué opina? —preguntó Chaeyoung logrando que Mina saliera de su trance al escuchar su apellido y rápidamente agitara la cabeza dándoles la espalda—. Hágalo por la fiesta de su prima, para que todo salga como ya lo tenían planeado.

—¿Por qué debería ir yo? En todo caso que sea Yeonjun quien la acompañe —contestó de la manera más fría posible.

—Porque me gustaría ir con usted —confesó Chaeyoung desviando la mirada hacia un costado—. Pero tiene razón, no voy a obligarla, puedo ir sola, lo haré por Dahyun, porque le tengo un gran aprecio —mintió, aunque no del todo, recién había conocido a la chica de piel pálida, pero con la primera impresión había sido suficiente para saber que se llevaría muy bien con ella.

—De acuerdo, iré también.

Bingo, al parecer había dado en el blanco. Chaeyoung ocultó la pequeña sonrisa que brotó de su boca cubriéndola con una de sus manos. Tenía mucha curiosidad por conocer a la implacable Myoui Mina, esta sin duda sería una gran oportunidad para hacerlo.

—Toma esto, es la nota del pedido, ya está todo pagado —mencionó Yeonjun entregándole una hoja doblada a Chaeyoung—. Pásame tu número, te enviaré la ubicación donde el repartidor se quedó varado.

Chaeyoung asintió sacando una tarjeta de presentación de su bolsillo donde venían todos sus datos, se la entregó al chico y éste le agradeció haciendo una reverencia ante ella, se veía bastante aliviado.

Por otra parte, Mina solo estaba de brazos cruzados debatiéndose aún sobre si debería ir con Chaeyoung o no. Pero ya era demasiado tarde para arrepentimientos, en cuestión de minutos ya estaban llegando hasta el estacionamiento en busca de su vehículo.

—No tenga miedo de viajar conmigo, soy inofensiva —habló Chaeyoung abriendo amablemente la puerta del copiloto para que Mina pudiera adentrarse en su camioneta—. Sé que no está aquí por gusto, que se siente obligada, solo debo decirle que aún está a tiempo de volver a la fiesta, yo puedo ir sola a recoger el pedido.

—Estoy bien —dijo Mina procediendo a cerrar la puerta y a colocarse el cinturón de seguridad.

—Claro... —murmuró Chaeyoung corriendo hasta el lado contrario para abordar su vehículo. Una vez que estuvo dentro miró a Mina de reojo y luego soltó un gran suspiro—. No le agrado, ¿cierto?

—¿Cómo podría agradarme la persona que quiere sacar de la cárcel al asesino de mi padre? No me pida que sea su amiga, porque eso no será posible —contestó Mina con las brazos cruzados sin despegar la mirada del frente—. Limítese sólo a conducir hasta donde tenemos que ir para volver a la fiesta pronto, no quiero tardar.

—¿Ha escuchado la frase de que los polos opuestos se atraen? Usted y yo no somos polos opuestos, de hecho me atrevería a decir que somos bastante parecidas —dijo Chaeyoung haciendo que Mina volteara a mirarla sin comprender el rumbo de la conversación, ¿qué es lo que trataba de decirle? —Se ve que a usted le gusta tener el control y a mí también, creo que en eso somos iguales.

—Es por eso que no podemos ser amigas —afirmó Mina devolviendo su vista al frente y sintiendo como Chaeyoung encendía el motor para emprender camino—. Porque no somos polos opuestos y no hay ningún tipo de atracción entre nosotras.

—Se equivoca. Que una persona metódica congenie con una caótica y desorganizada o que una persona extrovertida se lleve bien con otra más introvertida es posible, pero los estudios científicos demuestran que las parejas compuestas por individuos con gustos parecidos tienen más probabilidad de perdurar en el tiempo —contestó Chaeyoung de manera simple—. Ser totalmente opuestos, a largo plazo hará que salgan problemas naturales fruto de esas diferencias. Por lo tanto, claro está que no podemos ser iguales, pero completamente diferentes tampoco.

—Para ser sincera, no estoy comprendiendo a donde quiere llegar con toda su explicación.

—Me sorprende que siendo una abogada exitosa de renombre no logre comprender la raíz de mis palabras —dijo Chaeyoung recargándose sobre el respaldar de su asiento. Mina volvió a mirarla esta vez con el ceño fruncido—. Usted me atrajo desde el primer momento en que la vi, porque me recordó a mí, fue entonces cuando comprobé aquello que leí en ese artículo. Los polos opuestos no se atraen, porque usted me atrajo y no somos polos opuestos, ¿comprende?

—¿Yo le atraigo? —preguntó Mina con la boca ligeramente entreabierta recibiendo un asentimiento por parte de Chaeyoung—. No sé a dónde quiere llegar diciéndome todo esto señorita Son.

—Es bastante simple señorita Myoui, solo responda una pregunta, si yo no llevase el caso de Kang Daniel, ¿usted sería mi amiga?

—¿Renunciaría al caso de Kang solo por mi amistad?

—No responda a mi pregunta con otra pregunta.

—No lo sé —dijo rascándose el cuello—. Si la hubiera conocido en otras circunstancias, tal vez yo... tal vez podríamos llevarnos bien. Pero no ahora, no cuando es la defensora de un criminal.

—¿Y si yo lograra demostrar la inocencia de Kang? —cuestionó Chaeyoung recibiendo un largo silencio como respuesta—. Yo jamás he perdido  un caso.

—Pues muchas felicidades, ¿quiere que le aplauda? —dijo Mina de mal humor, su paciencia comenzaba a agotarse—. No, mejor le pongo un altar, ¿eso es lo que quiere?

—No se ponga a la defensiva señorita Myoui.

—¿Cómo no quiere que lo haga? Tal parece que me lo está restregando en la cara —le contestó abriendo la ventanilla del carro para tomar un poco de aire—. Usted podrá estar a cargo del bufete popular del momento, pero Freedom es reconocido por años de experiencia.

—No estamos hablando de ningún despacho legal, hablamos de que Kang es inocente.

—¡Que no! —gruñó Mina.

—¡Que sí!

—Pare el auto, voy a bajarme —avisó Mina intentando abrir la puerta—. Quítele el seguro ahora mismo.

—No lo voy a hacer —Chaeyoung continuó manejando sin disminuir la velocidad. Su vista estaba al frente con las manos apretando fuertemente el volante—. Nos fuimos juntas, regresaremos juntas, punto.

Mina puso los ojos en blanco antes de cruzarse de brazos nuevamente y fijar su mirada sobre la ventana. Los siguientes minutos fueron de un silencio total, fue bastante incómodo pero aprendieron a lidiar con eso.

[🍊]

—¡Shot! ¡shot! ¡shot! —gritaron varias personas alrededor de Jeongyeon.

Desde que llegó a la fiesta fue jalada como un imán directo hasta la barra donde había bebido alcohol de más. Sus ojos a penas podían mantenerse abiertos con dificultad. A base de empujones logró llegar hasta uno de los sillones de la sala donde dejó caer su cuerpo. Para su sorpresa sintió el peso de otra persona a un costado del sofá; se trataba de un hombre con disfraz de Charles Chaplin quien parecía igual o hasta más borracho que ella.

—Hey... ¿t-te encuentras.. bien? —le preguntó alzando la cabeza del chico para poder observarlo con detenimiento y luego refunfuñar queriendo alejarse, pero antes de que pudiera hacerlo, el chico se aferró de su brazo con fuerza—. S-suelta.

—Eres.. eres t-tú Jeongyeon —murmuró sin soltarse de ella—. No te v-vayas.

—Jimin, P-park.. no estoy para peleas con.. contigo —le dijo queriendo apartarlo de ella pero fallando en el intento—. Déjame... ir ya.

—M-mírame —en un rápido movimiento Jimin se había puesto de pie junto con ella, sus manos acariciaron las mejillas de Jeongyeon como si fuesen lo más preciado del mundo, segundos después pegó su frente con la de ella e intentó mirarla a los ojos—. Mira mis o-ojos...

Jeongyeon parecía perpleja, el maquillaje de su disfraz estaba levemente corrido, ya no tenía el gorro que le cubría la cabeza, ahora solo podía verse su cabello atado en una despeinada coleta. Sus pies flaqueaban, pensaba que en cualquier momento iba a desvanecerse, de no ser por Jimin sosteniéndola de las mejillas posiblemente ya habría caído al suelo. Intentó enfocar su vista en los ojos del chico y sus sentidos se disiparon al ver sus ojos un tanto cristalinos. El sonido de la música la aturdía y las luces relampagueantes no ayudaban en absoluto.

—O-oye... —Jeongyeon colocó sus manos sobre el saco del chico para poder mantener su equilibrio.

—N-no no te das cuenta que me g-gustas... —murmuró Jimin procediendo a besar torpemente a Jeongyeon quien no hizo más que permanecer estática debido a la impresión. El chico que ella pensó que la había odiado desde siempre se le estaba confesando, ¿a caso esto era un sueño o una pesadilla?

—¡Suéltala! —le gritó una voz a sus espaldas tomando a Jimin del saco para lanzarlo directo sobre el sofá donde Jeongyeon caería del mismo modo pero a un costado de él. Cerró los ojos un momento y después sintió como alguien intentaba poner uno de sus brazos sobre su hombro—. Mueve esas piernas, no puedo hacer esto sola.

—G-gatito... —murmuró Jeongyeon enfocando su vista en la chica con disfraz de Catwoman. Lo que más llamaba su atención eran las orejas sobre su cabeza, se veían tan lindas que quiso tocarlas—. Orejitas.

—Tienes que levantarte, ¿con quién has venido? Estás loca —la regañó Nayeon quien desde hace varios minutos la había visto tomar como desesperada alrededor de la barra. Había pensado en no entrometerse pero algo en ella simplemente no le permitía dejarla sola en ese estado de ebriedad, al principio había optado por solo cuidarla desde lejos, pero cuando vio a Jimin besarla se enfureció tanto sin saber por qué, tanto que le fue imposible no correr hasta ella y separarla de él—. Apestas a alcohol.

—¿I-m? —Jeongyeon ladeó su cabeza al ver la cara de la chica gato. Creyó que estaba alucinando, por lo tanto tuvo que tomar su cara con las manos para poder observarla mejor—. E-res tú.

—¿De qué demonios vienes disfrazada? —cuestionó Nayeon sosteniendo a Jeongyeon de la cintura para que no se desplomara sobre el suelo—. ¿De la parca o algo así?

—¡N-no! es... soy sin cara de... el viaje de C-chihiro —contestó como pudo aún impresionada por tener a Im Nayeon frente a ella—. ¿E-estoy soñando?

—Ojalá fuese solo un sueño —contestó Nayeon arrastrando a Jeongyeon en busca de la puerta de salida. Necesitaba sacarla de ahí antes de que alguien conocido las viera y así lo hizo, una vez que estuvieron fuera del apartamento, Nayeon siguió sosteniéndola de uno de sus brazos y la recargó sobre la pared—. Dime ahora ¿con quién has venido?

—C-con... con Chaeyoung, R-rosé... Sa-na y... —hizo el intento por recordar pero en su estado le era imposible—. ¿Q-ué haces tú a-aquí?

—Lo mismo que tú —respondió poniendo lo ojos en blanco. Jeongyeon no parecía mejorar de estado, al contrario, se estaba poniendo mucho peor. No supo en qué momento se había abalanzado hacia ella, no estaba preparada para recibir todo su peso, lo último que sintió fue como ambas impactaban contra el frío y duro suelo—. ¡Mierda! —gimió de dolor al sentir todo el peso de Jeongyeon sobre ella.

—G-gatita... —murmuró Jeongyeon acomodando su cabeza sobre el cuello de Nayeon quien luchaba por quitársela de encima—. Bonita...

—¿Nayeon? —preguntó Jisoo quien siguió a su colega luego de haberla visto salir con Jeongyeon casi a rastras—. ¿Qué está pasando?

—Primero ¿serías tan amable de ayudarme? Apenas puedo respirar —respondió Nayeon dando varios golpes al piso con una de sus manos—. Me rindo.

[🍑]


—Es que... no soy muy buena bailando, yo... a mí me da pena —dijo Momo avergonzada—. Solo haré el ridículo.

—Bien, entonces hagamos el ridículo juntas —dicho ésto, Dahyun tomó a Momo de la mano y la arrastró hasta la pista de baile donde varios pares de ojos las miraban curiosos—. Solo tienes que dejarte llevar, disfrutar del momento, solo eso.

—Pero...—Momo se quedó sin habla al ver como Dahyun comenzaba a hacer raros movimientos frente a ella. Su baile carecía de todo sentido, tal parecía que lo hacía al propósito para que ella perdiera la vergüenza de bailar frente a tanta gente, pero en realidad eso la estaba poniendo todavía más nerviosa, puesto que varias personas a su alrededor comenzaban a darles espacio en el centro para luego aplaudir y animarlas a seguir bailando.

Dahyun tomó una de las manos de Momo y la hizo girar al ritmo de la música, fue así como la japonesa poco a poco se empezó a mover comenzando con tímidos movimientos.

—Lo estás haciendo genial —escuchó a Dahyun murmurar cerca de su oído, tan cerca que pudo sentir su aliento chocar contra su cuello—. Pero sé que puedes hacerlo mucho mejor.

Escuchar esas palabras hicieron que Momo por alguna razón se sintiera más segura y mostrara sus verdaderos pasos, aunque aún sentía un poco de nervios prefirió centrar su mirada solo en la chica Aladdín que bailaba a su frente con una radiante sonrisa, sin pudor a lo que diga la gente, ella solo estaba siendo feliz, haciendo lo que le gusta. Momo quería hacer lo mismo, quería disfrutar del momento sin importar que hubieran tantas personas mirándola a su alrededor.

Dahyun abrió la boca con sorpresa al ver como la japonesa cerraba los ojos y comenzaba a mover el cuerpo de manera sensual. Una sonrisa se había dibujado en su rostro, al parecer bailar con los ojos cerrados le había dado el valor para bailar como realmente quería. Sus manos, sus pies, todo su cuerpo entero se movía como si fuese una bailarina profesional. No pudo pasar por desapercibido varios pares de ojos que la veían interesados, esperaba que cuando Momo abriera los ojos no le causara tanta incomodidad.

—Baila conmigo —habló Momo abriendo sus ojos y clavando su mirada en ella, extendió una de sus manos y Dahyun la tomó sin dudar. Intentó imitar los movimientos de la japonesa con torpeza, ¿en qué momento la chica tímida se había convertido en una máquina de baile?

—No puedo hacerlo como tú...

—Sí puedes —le susurró esta vez Momo sobre su oído, cosa que la hizo erizar.
Si la japonesa decía que sí podía, entonces no la iba a defraudar, haría hasta lo imposible por seguirle el paso.

Un impresionado Yeonjun miraba la escena de su mejor amiga bailando con la chica repartidora. No lo podía creer, en el centro de la pista parecía ser completamente otra persona. Sin embargo estaba de acuerdo en que no podía estar más asombrado que Eunwoo, el novio de Dahyun quien hasta hace unos momentos atendía una llamada pero que ahora observaba a su novia bailando con una expresión indescifrable.

[🍈]

—Y entonces yo le dije que no le pasaría mi número, que ya tenía suficiente con los mensajes molestos que me envían los tontos de la universidad —comentó Yuna tomando un sorbo de su copa—. Pero Yeonjun no me dijo que invitaría a Mark y ahora estoy rogando por que no me encuentre, es una verdadera molestia.

El día anterior, Yuna, su compañera de apartamento le avisó a Tzuyu y a Shuhua sobre una fiesta que estaba organizando uno de sus amigos más cercanos. Lamentablemente Shuhua debido a un proyecto atrasado de clases no pudo asistir, pero la taiwanesa al estar completamente libre no tuvo ningún pretexto para inventarle a Yuna, por lo tanto tuvo que acompañarla aunque esta no quisiera.

—Solo dile que no te interesa en ese sentido, dile que tienes novio —dijo Tzuyu prestando atención en el alboroto que estaba en la pista de baile—. Ya sé que no tienes novio pero esa mentira podría servir para que Mark te deje en paz.

—No había pensado en eso, es una buena idea Chou —murmuró Yuna con una sonrisa malévola—. ¿Quisieras ser mi novia de mentiras?

—¿Qué dices?

—Mi novia de mentiras para que Mark me deje en paz —respondió Yuna acercando su rostro hasta Tzuyu de manera coqueta—. Si le digo que soy lesbiana, no me molestará más.

—¿Y lo eres?

—Lo sería si una chica linda me invitara a salir, pero tal parece que solo soy un imán de hombres —dijo con desanimo volviendo a su postura inicial—. Pero tranquila, no te emociones, eres muy guapa pero te veo como mi hermana.

—No estaba emocionada —murmuró la taiwanesa poniendo los ojos en blanco—. En esta fiesta hay muchas chicas, estoy segura que no te será difícil ligar con una de ellas.

—Mejor juguemos a algo interesante.

—¿Cómo qué?

—Lanzaré una moneda al aire —dijo Yuna procediendo a sacar una moneda de su bolsillo—. Elige, cara o cruz.

—Mmm... cruz —dijo la taiwanesa sin estar muy convencida.

—Bien, si cae cara tú podrás ponerme un reto, lo que sea y yo lo tendré que cumplir, pero si sale cruz, yo podré ponerte un reto a ti y no podrás negarte, ¿qué dices?

—No lo sé...

—De acuerdo, aquí vamos —Yuna lanzó la moneda a lo alto y la hizo caer sobre la palma de su mano, luego la cubrió rápidamente con la otra palma de su mano y la giró al lado contrario. Tzuyu miraba con los ojos bien abiertos que su compañera no hiciera alguna trampa—. ¡Cruz! ¡Cayó cruz!

—Excelente —murmuró Tzuyu poniendo los ojos en blanco—. ¿Qué será?

—Déjame pensar —contestó Yuna escaneando a las personas de la fiesta hasta dar con una buena víctima—. Justo ahí —señaló con una de sus manos hacia una dirección en específico—. Con la pelirroja de traje azul, consigue una cita con ella, si no lo logras pierdes y la sanción será limpiar mi habitación por todo un mes.

—¡Oye! Ese no era el trato, no me lo dijiste —replicó la taiwanesa frunciendo el ceño—. No es justo.

—Tú aceptaste el juego, ahora te aguantas Chou.

—Nunca acepté nada pero está bien, lo intentaré —dijo de mala manera emprendiendo camino hasta aquella mujer pelirroja que se encontraba a espaldas de ella—. Ya me las pagarás Yuna.

Su amiga observó emocionada como Tzuyu se dirigía hasta la chica y pensó que tal vez le vendría bien tener unas palomitas a la mano, lástima que tendría que conformarse solo con su bebida.

—Hola —saludó Tzuyu tocando el hombro de la pelirroja, sabía que iba a ser rechazada, así que hoy aplicaba el dicho de "Al mal paso, darle prisa". La mujer volteó al instante un tanto confundida—. ¿S-sana?

—¿Tzuyu?

[🍡]

Jennie se encontraba mirando por el exterior de la ventana la bonita vista de la ciudad. Al estar en un piso alto, tenía una vista espectacular.

—Me he encontrado a una linda marinera —alguien le susurró recargando su barbilla sobre su hombro haciendo que la chica de ojos felinos se tensara al instante—. Casualmente te vi y no perdí la oportunidad de venir a saludarte.

Jennie respiró aliviada al reconocer aquella voz. Detestaba que alguien ajeno se atreviera a tocarla sin su consentimiento, pero esta vez podría dejarlo pasar. La tailandesa extendió una pequeña rosa roja que había robado de uno de los floreros del apartamento al ver a la coreana cerca. Jennie la tomó sonriendo levemente de lado, agradecía poder estar de espaldas para que Lisa no pudiera verla "caer ante sus encantos". Ya no era nada extraño recibir flores de su parte.

—Manoban, ¿qué hace aquí? —preguntó Jennie con la vista al frente sin voltear a mirarla. Intentaba mantenerse cuerda pero el aliento de la tailandesa golpeando contra su cuello la hacía estremecer.

—Supe que había una fiesta de disfraces y a mí me gustan mucho de esas —le respondió aprovechando para aspirar descaradamente el aroma de su perfume—. Fue una agradable coincidencia encontrarte aquí, de verdad fue inesperado pero me encanta volver a verte. Éste traje te queda divino.

—Gracias —Jennie dio media vuelta para mirar a la contraria y no pudo evitar impresionarse al observar a Lisa usando algo parecido a un uniforme escolar. Su cabello rubio ahora estaba cubierto por una peluca de cabellera negra—. Déjame adivinar, ¿Yumeko Jabami de Kakegurui?

—No me imaginaba que lo sabrías —contestó Lisa mordiendo su labio inferior de manera coqueta—. Pensé que no te gustaban esas cosas.

—Te sorprenderías de saber todo lo que me gusta —murmuró procediendo a dar media vuelta para continuar observando la vista de la ciudad sobre la ventana.

—Hace unos momentos vi un balcón por ahí, tenía una mejor vista, te mostraré —Lisa tomó a Jennie de la mano sin previo aviso y la jaló con ella hasta llegar al otro extremo del lugar donde efectivamente se encontraba una terraza con puertas de vidrio—. Aquí te gustará más, estoy segura.

—Es precioso —habló Jennie aproximándose hasta la orilla del balcón para admirar la belleza del paisaje—. Se ven las luces de la ciudad desde aquí, es hermoso.

—Sin duda lo más bello que mis ojos hayan visto jamás —expresó Lisa sin despegar la mirada de Jennie con una sonrisa risueña—. Y probablemente lo más bello que veré en la vida.

—¿Quisieras tomar una copa? —preguntó Jennie viendo a la más alta asentir rápidamente con la cabeza. Sintió un revoloteo extraño dentro de su estómago al verla sonreír, pero decidió ignorar esa sensación.

—¿Con ésta vista de la ciudad a mitad de la noche y con tu agradable compañía? Por supuesto que sí, mil veces sí, me encantaría —respondió Lisa con una palpable sonrisa—. Nada en este momento me haría más feliz.

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