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Diez: La Invitación

—¿Cómo sabe que trabajé en Freedom?¿A caso me mandó a investigar antes de tener la entrevista? —preguntó Dahyun con una expresión indescifrable.

—No, por supuesto que no —respondió Chaeyoung soltando una pequeña risilla—. Justo ahora me encuentro trabajando en un caso en el que se encuentra involucrado ese bufete, por eso me di a la tarea de investigar al menos lo básico y resulta que tú eres la hija de Jae Kim, ¿qué haces aquí? Tengo entendido que tu padre es dueño de Freedom junto con los hermanos Myoui-Kim.

—La relación con mi padre no es muy buena —confesó Dahyun haciendo un ligero mohín—. Por eso omití poner que trabajé un tiempo en su despacho, también intenté no poner nada que me relacionara con él, pero al parecer he fracasado.

—Eunwoo no me comentó quién eras, solo me mencionó tu nombre y me habló maravillas de ti —dijo Chaeyoung recargándose sobre el respaldar de su asiento—. Me encantaría que formaras parte de Tigers Law, pero quiero recalcar que no lo hago por tu posición social o por tu apellido, lo hago porque admiro la valentía que tuviste al dejar el despacho de tu padre.

—¿Hablas en serio?

—Claro —contestó Chaeyoung—. ¿Estás consciente de que somos actualmente la más grande competencia de Freedom? —Dahyun asintió enseguida—. ¿Y aún así quieres trabajar aquí?

—Cuando renuncié a Freedom, mi único objetivo siempre fue sobresalir, no me importaba si tenía que comenzar desde abajo como lo hace todo el mundo —respondió Dahyun haciendo memoria de las duras palabras que su padre le dijo cuando decidió marcharse—. "Volverás, porque necesitas de mi apellido y de mi posición... —se quedó callada un par de segundos antes de proseguir—. No lograrás nada por ti misma, me necesitas." —añadió con melancolía—. Quiero demostrarle a mi padre que no lo necesito, que puedo llegar tan lejos como él sin su ayuda.

—Entonces has llegado al lugar correcto, porque yo te impulsaré a que lo logres —dijo Chaeyoung sintiéndose un poco consternada por la situación—. Bienvenida a Tigers Law, Kim Dahyun.

La chica de tez pálida sonrió tan emocionada y sentimental a la vez. Llevó la vista hacia arriba y comenzó a abanicar sus ojos para no llorar. Esta era su oportunidad de demostrar todo su potencial y no iba a desaprovecharlo, se iba a esforzar con todas su fuerzas para dar lo mejor de sí.

—¡Muchas gracias! Créeme no te vas a arrepentir, soy una persona recta y leal a mis principios, daré mi 100%, lo prometo —dijo Dahyun colocando la mano sobre su pecho ¿Realmente estaba pasando? Sí, había conseguido el trabajo—. Estoy sumamente emocionada.

—Me recuerdas mucho a mí cuando inicié a trabajar, tan enérgica, tan entusiasta —murmuró Chaeyoung con una sonrisa risueña—. Me gusta mucho tu actitud, estoy segura de que nos vamos a llevar muy bien. Intentaré enseñarte lo más que pueda, no dudo en que pronto serás una abogada igual o más exitosa que tu propio padre.

—Significa mucho para mí que tú me digas eso, lo digo en serio, estoy muy feliz, por eso me gustaría hacerte una invitación —mencionó Dahyun sacando un par de tarjetas de su bolso para extendérselas a Chaeyoung. Le había prometido a Yeonjun que si obtenía el trabajo invitaría a todos los abogados de Tigers Law a su fiesta y ahora que el trabajo ya era suyo tenía que cumplir con su promesa—. Mañana es mi cumpleaños y organicé una pequeña fiesta con temática de disfraces, sería genial si pudieras ir, la invitación es para ti y para tus amigos, o todos los del bufete, no importa.

—Eso suena estupendo, gracias por la invitación, yo personalmente les comentaré a los colegas, incluso será una gran oportunidad para que se conozcan ahora que eres nuestra nueva colaboradora —contestó Chaeyoung leyendo rápidamente la tarjeta de invitación—. Hace mucho que no voy a una fiesta así, apuesto a que será divertido.

—Lo será —afirmó Dahyun—. Y bien... ¿cuándo empiezo?

—Seguramente mañana estarás muy ocupada con los preparativos de tu fiesta, además es tu cumpleaños, no puedo ponerte a trabajar ¿te parece si inicias pasado mañana?

—Me parece perfecto, muchas gracias —Dahyun se puso de pie y se tomó el atrevimiento de tomar la mano de Chaeyoung para agitarla con emoción repetidas veces. Tenía que calmarse o de lo contrario su nueva jefa podría arrepentirse de haberla contratado—. Creo que me iré ahora, nuevamente gracias por todo.

Chaeyoung no hizo más que reír de manera divertida al ver a la chica partir con una sonrisa enorme en el rostro. Ya no recordaba cuando fue la última vez que vio a alguien desbordar tanta alegría, pero se sentía feliz, tenía muchas expectativas sobre Kim Dahyun, seguramente la iba a impresionar.

[🍇]

—Es que no sabes lo insoportable que es la rubia oxigenada, debería demandarla por todo lo horrible que me ha hecho pasar —se quejó Nayeon con molestia por milésima vez—. Hasta he tenido pesadillas con ella, simplemente no logro borrarme su maldito rostro de mi mente, la odio por eso.

Desde temprano había acudido a la oficina de su colega Jisoo para hablarle de todas las barbaridades con las que según ella había tenido que lidiar desde que la rubia se interpuso en su camino. Jisoo por su parte estaba más concentrada en su teléfono que en todo lo que Nayeon le decía.

Jisoo
¿Qué estás haciendo? Yo estoy muy aburrida en el trabajo y apenas comenzó la semana. Help me. >n<
[4:22 pm]

Avocachaeng
Estoy en el trabajo también :( Ánimo en tu día, verás que la semana se pasará rápido, espero que pronto llegues a casa y puedas descansar :( <3

[4:24 pm]

Jisoo
Gracias, tú siempre me comprendes >< <3
[4:24 pm]

Avocachaeng
Siempre <3
[4:25 pm]

Jisoo sonrió involuntariamente al terminar de enviar la respuesta pero luego de unos segundos agitó su cabeza de inmediato. Sonreírle a la pantalla de su celular es algo que Kim Jisoo nunca haría, mucho menos a una extraña, porque sí, la persona con quien mensajeaba se trataba de una mujer y no precisamente lo sabía porque ella se lo haya dicho sino mas bien por las diferentes cosas que solía contarle. Arreglarse las uñas, pintarse el cabello y retocar su maquillaje no era algo que un hombre usualmente haría. 

—¿Sí me estás escuchando? —preguntó Nayeon con molestia al darse cuenta de que su colega estaba más entretenida en su celular que en todo lo que ella le decía—. No escuchaste nada de lo que te dije.

—Sí escuché —contestó Jisoo enseguida—. Que sueñas con la abogada Yoo, que no te la puedes sacar de tu cabeza y todo eso.

—¿Sueños? —Nayeon hizo una mueca desagradable—. Querrás decir pesadillas.

—Todo parece indicar que te sientes atraída por ella —aseguró Jisoo viendo a Nayeon tensarse—. Quizás te gusta...

—¿Qué? No digas eso —murmuró Nayeon aclarando su garganta con incomodidad. No estaba en contra de las personas con gustos diferentes, pero simplemente no podía imaginarse siendo ella así—. Nunca nadie se había atrevido a retarme antes y Yoo lo hizo, solo estoy impresionada por eso.

—¿Quieres decir que por eso no la puedes sacar de tu cabeza? Has pasado hablándome de ella todo el fin de semana, eso ya no es algo normal —comentó Jisoo prestando atención a su teléfono nuevamente—. Y es raro porque tú no acostumbras hablar de nadie por tanto tiempo.

—Pero yo... —Nayeon frotó su cara con las manos en señal de frustración. Jisoo tenía razón, había estado hablando de ella todo este tiempo pero ¿por qué?—. Creo que me estoy volviendo loca. Solo enfocaré mi mente en lo que verdaderamente importa. Tengo un caso pendiente, trabajaré en el.

—Todo estará bien siempre y cuando Yoo Jeongyeon no sea la abogada de la contraparte —murmuró Jisoo por lo bajo queriendo molestar a su compañera. Y lo había logrado—. Solo intenten que esta vez no las lleven a prisión.

—¿Sabes qué Jisoo? No me estás ayudando en lo absoluto —contestó Nayeon molesta saliendo de la oficina de su colega rápidamente—. Me voy.

—Me saludas a Yoo Jeongyeon —le dijo y escuchó un grito de parte de Nayeon que a pesar de estar ya fuera de su oficina aún pudo escuchar.

[🍩]

Jennie suspiró pesadamente observando como Lalisa se encontraba sentada en la mesa de un restaurante a la espera de su llegada. Luego de la charla que tuvo con Chaeyoung por la mañana, desbloqueó a la tailandesa de Instagram y quedó con ella para salir.

Aunque no estuviese totalmente convencida de hacer eso, ya era demasiado tarde para arrepentirse.

—Hola, buenas tardes señorita ¿Hizo alguna reservación? —le preguntó un hombre con atuendo de mesero.

—Eso creo, a nombre de Lalisa.

—¡Oh! Usted es la cita de la señorita Manoban —mencionó el mesero—. Venga conmigo por favor, la señorita la espera.

Jennie lo siguió hasta la mesa donde anteriormente había observado a la rubia a lo lejos. Lisa esbozó una enorme sonrisa al enfocar su vista en ella y se puso de pie enseguida, en sus brazos sostenía otro ramo de rosas parecido al que le había enviado esta mañana a Tigers Law.

—Jennie Kim —murmuró Lisa sin despegar la mirada de la chica de ojos felinos quien no sabía que decir—. Por un momento llegué a pensar que no vendrías.

—Había un poco de tráfico, lo lamento —contestó Jennie sintiéndose un poco mal por el retraso, pero es que minutos antes había tenido una lucha interna sobre si debería o no acudir a esta cita.

—No te preocupes —le dijo la rubia y seguido de eso le extendió el ramo de rosas—. Son para ti.

—Oh... —Jennie las tomó con desconcierto dando un rápido vistazo a su alrededor. Era la primera vez que una mujer le regalaba flores—. Gracias, son bonitas.

—Como tú —murmuró Lisa lo suficientemente alto para que Jennie pudiera oirlo—. Por favor toma asiento, vamos a ordenar.

El mesero le dejó dos cartas sobre la mesa y se retiró haciendo una reverencia.

—Es un lugar muy elegante, nunca había venido antes —comentó Jennie escaneando el lugar a detalle—. Tienes buen gusto.

—Ya lo creo —le contestó Lisa con la barbilla recargada en una de sus manos sin despegar su mirada de Jennie—. ¿Te gustaron las flores que te envié esta mañana?

—Claro... aunque no me lo esperaba.

—Seré clara contigo Jennie Kim, me gustas —soltó Lisa de repente haciendo que Jennie tragara en seco ante esa inesperada confesión—. Estoy consciente de que yo no gusto de ti, pero aún así quise intentarlo, porque yo soy Lalisa Manoban y no me rindo fácil cuando algo me interesa.

—Eso es algo muy cliché, solo me has visto una sola vez en la vida —dijo Jennie con el semblante serio—. Yo no creo en el amor a primera vista, eso solo sucede en los libros o en los kdramas.

—Imagínate que estamos dentro de la historia de un libro, ¿crees que ahí podría ocurrir la magia? —preguntó Lisa haciendo contacto visual con Jennie—. Podemos escribir nuestra historia de amor.

—Resulta que no estamos en un libro, esto es la vida real y eso no sucede ahí.

Antes de que Lisa pudiera responder a su contestación, un mesero llegó con un par de copas y una botella de champagne.

—Disculpe, nosotras no ordenamos eso —mencionó Jennie.

—Cortesía de la casa.

—¿Desde cuando regalan una botella de champagne como cortesía de la casa en un restaurante de lujo? —cuestionó la chica de ojos felinos con desconfianza—. No sé, pero me parece muy extraño.

—¿La señorita no lo sabe? —preguntó el mesero esta vez dirigiendo su vista a la tailandesa quién negó con la cabeza—. La señorita Manoban es la hija del dueño del lugar.

Jennie arqueó una ceja a modo de sorpresa y se limitó a guardar silencio mientras observaba como el mesero servía las respectivas copas. Después de eso se retiró diciendo que en un momento más les tomaría su orden.

Lisa también había permanecido en silencio luego de las últimas palabras que habían intercambiado.

—Es un restaurante de comida tailandesa porque yo soy originaria de Tailandia —comentó Lisa tomando su copa entre las manos—. Mi padre es Chef, así que le abrí un restaurante aquí en Corea para que junto con mi madre se mudaran conmigo.

—Eso habla muy bien de ti —murmuró Jennie con cierta melancolía—. Aprecias mucho a tu familia.

—Por supuesto ¿y qué me dices de ti? —preguntó Lisa intentando hacer plática.

—No tengo mucho que decir de mí. Soy abogada penalista, trabajo en Tigers Law, soy una mujer independiente desde hace años —respondió Jennie fijando la vista en su copa—. Mis padres son accionistas de varias empresas dentro y fuera del país, a pesar de vivir en la misma ciudad... no los veo muy seguido.

—Ahora comprendo —Lisa extendió su copa hasta Jennie. No quiso indigar más, por el momento era suficiente—. ¿Brindamos?

—¿Hay algún motivo en especial?

—Sí lo hay —respondió Lisa esbozando una amplia sonrisa—. Por nuestra nueva amistad.

—Creí que te gustaba de manera romántica, ¿o a caso me confundí?

—No, en realidad me gustas —murmuró la tailandesa haciendo un puchero con su boca—. Pero sé que no me aceptarás, así que esperaré pacientemente.

—¿Tan segura estás de que corresponderé tus sentimientos por mí?

—Puedes llamarme cursi o romántica empedernida, pero algo en el corazón me dice que sí —dijo Lisa procediendo a chocar su copa con la de Jennie.

Vio a la hermosa chica de ojos felinos reír por primera vez, reír de manera sincera y se sintió tan feliz, tanto que podría jurar que escuchó los latidos de su corazón palpitando a flor de piel.

[🍑]


Momo llegó a casa con una bolsa de pan dulce, una caja de leche y otra bolsa más con lo que parecían ser vegetales. Estaba exhausta, la motocicleta de su trabajo se había averiado y con mucha dificultad tuvo que arrastrarla hasta el mecánico.

Lia se sorprendió mucho de ver a su hermana llegar temprano a casa, pero no tardó ni un momento en correr a ayudarla con las cosas que venía cargando.

—¿Saliste temprano del trabajo?

—La motocicleta no encendió más, la llevé a reparaciones y Shindong dijo que podía tomar lo que restaba del día libre —respondió Momo recostándose sobre el pequeño sofá soltando un suspiro de cansancio—. Pero aún así estoy agotada porque tuve que llevar la motocicleta jalando hasta el mecánico.

—Compré sopas instantáneas, te preparé una —dijo Lia dirigiéndose hasta la cocina—. Te caerá de maravilla.

—¿Otra vez haciendo los trabajos de tus compañeros por dinero?

—Mis compañeros no son muy listos, es un buen negocio —respondió la menor—. Si lo que te preocupa es que descuide mis estudios, puedes estar tranquila, gracias a mi intelecto soy muy ágil para todo y si lo hago es porque tengo mucho tiempo libre.

—Me enorgullece que seas tan inteligente —murmuró Momo con una media sonrisa—. Verás que vas a llegar muy lejos.

—Llegaremos hermana —corrigió Lia moviéndose de un lado a otro desde la cocina—. Las dos juntas.

Momo sonrió con los ojos cristalinos. Quizás no tenía una vida rodeada de lujos y dinero, pero era muy afortunada de tener a su hermana, ella era su soporte, la única razón para no darse por vencida en los momentos difíciles.

Luego de un par de minutos más, Lia le llevó un plato de sopa instantánea a su hermana junto con una limonada y cubos de hielo.

—Huele delicioso —comentó Momo aspirando el aroma de su sopa—. Muchas gracias por esto.

—No es nada, es lo menos que te mereces por un agotador día de trabajo —contestó Lia tomando asiento a un costado de Momo sobre el sofá. Sin querer enfocó su vista en la tarjeta de cumpleaños que la mayor había colocado sobre la mesa—. ¿Qué es esto?

—Una invitación a una fiesta de cumpleaños.

—Increíble, es con temática de disfraces —murmuró Lia leyendo el contenido de la invitación—. "Es mi cumpleaños, por favor no faltes, atentamente Kim Dahyun".  —añadió con emoción—. ¿Quién es ella?

—No lo sé —respondió Momo encogiéndose de hombros—. Llevé un pedido de comida a la misma dirección dos veces y un chico de ese apartamento me invitó, dijo que era la fiesta de su mejor amiga.

—¡Eso es genial! ¿Podemos ir? —Momo negó rotundamente haciendo que el ánimo de Lia cayera por los suelos—. ¿Pero por qué? Siempre he soñado con ir a una fiesta así.

—No somos de la misma clase Lia, no podemos asistir a un lugar así —lo que menos quería era que alguna persona las menospreciara o les hiciera pasar un mal rato. No le importaba si se lo hacían a ella, pero no a su hermana, ella no tenía la necesidad de pasar por eso—. Además no tenemos disfraz.

—Yo si tengo un disfraz de bruja ¿lo recuerdas? —dijo con entusiasmo—. Y aquella larga blusa color rosa con un peinado de coletas sería el disfraz de Boo perfecto para ti.

—No Lia, en esa fiesta seguramente irá gente fina y nosotras simplemente no encajamos ahí.

—Deja de menospreciarte ¿quieres? —contestó Lia con molestia—. Tienes que entender que una clase social no te da más ni menos valor como persona. Quizás nos prive de ciertos privilegios, pero no son la gran cosa mientras nos tengamos a nosotras mismas.

—Pero Lia...—

—Pero nada, esta vez las cosas serán como yo las diga, no puedo permitir que te sigas haciendo menos cuando en realidad vales mucho —dijo Lia tomando la tarjeta de invitación para luego guardarla dentro de su bolso—. Iremos a esta fiesta, necesitas salir de vez en cuando hermana, por favor, hazlo por mí.

[🍬]

—Eso es todo alumnos, enviaré la tarea por correo, nos vemos mañana, que tengan un buen día —dijo la profesora comenzando a guardar todas sus cosas dentro de su bolso.

—¿Ya te he dicho antes que la profesora Park es guapísima? —murmuró Shuhua en el oído de Tzuyu quien rodó los ojos enseguida—. ¿Me veré muy indiscreta si le pregunto cuántos años tiene? Apuesto a que debe ser cuatro o cinco años mayor que yo, no es mucha la diferencia.

—Sigue soñando que la profesora Park te hará caso algún día —contestó Tzuyu procediendo a guardar sus libros dentro de su mochila—. A ella no le gusta la gente problemática, mejor cumple con tus tareas, al menos así ella sabrá que existes.

—Entonces ¿le gustan las chicas inteligentes y recatadas como tú? —preguntó Shuhua ganando que Tzuyu la golpeara en la frente con uno de sus libros—. ¿Por qué tanta agresión? Solo era una pregunta.

—Porque son preguntas tontas.

—Esta bien —Shuhua tomó su mochila y luego miró a la profesora Park aún en su escritorio con el teléfono en la mano—. Tienes razón, es inalcanzable y nosotras solo somos unas simples mortales.

Como por arte de magia la profesora levantó la vista y la enfocó sobre ellas, quienes ya eran las últimas en el aula.

—¿Algún problema señoritas? —preguntó poniéndose de pie.

—No, ninguna —Shuhua hizo una reverencia antes de salir casi disparada del salón. Siempre se ponía nerviosa cuando alguien a quien consideraba atractivo le hablaba.

Tzuyu se quedó pensativa un par de segundos antes de tomar su mochila y dirigirse hasta el escritorio de su maestra quien la miraba espectante.

—Profesora Park, ¿cree que pueda cambiar de pareja para hacer el proyecto que dejó ayer?

—Las parejas se hicieron de manera aleatoria señorita Chou, si la cambio de pareja seguramente todos en el salón se me vendrán encima —explicó Jihyo con una media sonrisa—. ¿Con quién le tocó hacer pareja?

—Con Soobin.

—¿Tienen algún problema? —preguntó Jihyo y la taiwanesa negó—. Entonces no comprendo por qué no quiere hacer el trabajo con él.

—Es que me sentiría más cómoda trabajando con alguien que conozca.

—Los trabajos de este tipo son precisamente con el fin de conocer a nuevas personas, no se cierre a la oportunidad de trabajar con alguien nuevo —le dijo Jihyo ofreciéndole un chocolate a la menor—. Hace poco fue mi cumpleaños y me regalaron muchos chocolates, pero son demasiados para mí.

—Muchas gracias —Tzuyu tomó el chocolate bastante agradecida—. ¿Dará otra clase? Pensé que esta era su última clase del día.

—Estoy esperando a mi compañera de apartamento, mi auto se averió esta mañana y ella dijo que pasaría por mí —contestó Jihyo abriendo una barra de chocolate—. Debe haber tráfico, ella siempre es muy puntual.

—¿Puedo preguntarle algo? —preguntó Tzuyu y Jihyo asintió con la cabeza—. Usted parece muy joven y es maestra en la universidad.

—Tengo veintiséis años, pero claramente no lo comento en el aula porque ya tengo suficiente con ciertos comentarios molestos que hacen los alumnos —dijo Jihyo haciendo un mohín—. Pero es normal, yo misma lo viví cuando en la universidad tuve a una maestra joven y todos los compañeros se la pasaban haciendo comentarios obscenos hacia su persona.

—Eso es algo muy grosero —murmuró Tzuyu con molestia.

—¡Ya estoy aquí! —la taiwanesa escuchó una voz a sus espaldas. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo al recordar esa voz—. Hubo un retén a unas cuantas calles de aquí, por eso me retrasé un poco.

—No hay problema, estaba esperándote —contestó Jihyo tomando su bolso del escritorio—. Nos vemos mañana señorita Tzuyu, no olvide lo que le dije, es bueno conocer a nuevas personas.

—¿Tzuyu? —preguntó Sana sin querer en voz alta, golpeándose mentalmente al instante después de hacerlo.


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