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Diecisiete: Pequeña confusión

—No te vayas todavía... —Chaeyoung recargó uno de sus brazos sobre el hombro de Mina—. Hay más cosas, más asuntos... para hablar.

—Fue mala idea, todo es mi culpa —Mina se arrepentía terriblemente por haber ingerido alcohol. Luego de terminar de comer siguieron conversando y por ende tomando más copas de vino hasta terminar con toda la botella—. Pero... ¿yo qué iba a saber? Éste vino no contiene mucho porcentaje de alcohol.

—Te lo dije... mi cuerpo y las toxinas y... el metabolismo.

—Te llevaré a tu habitación —avisó Mina sosteniendo a Chaeyoung de la cintura—. Asumo que se encuentra en la segunda planta, así que tendremos que subir escaleras. Apoyate en mí, no te sueltes.

—No, no estoy, yo no estoy ebria. Solo estoy... un poco mareada. Te.. ¿te gustó lo que cociné para ti? —preguntó con voz risueña.

—Sí, cocinas muy bien —respondió Mina envolviendo a Chaeyoung con sus brazos para mantenerla segura y evitar que rodara por las escaleras. Una vez que llegaron al segundo piso, entraron a la primera habitación—. Bien, creo que aquí podrás descansar.

—¿Te quedarás... conmigo?

—¿Qué? —Mina recostó a Chaeyoung cuidadosamente sobre la cama y luego procedió a quitarle los zapatos, justo como solía hacerlo hace años con su hermana Jisoo cada vez que salía de fiesta con Nayeon—. Listo, así los pies no te dolerán después.

—Mina, no te vayas —Chaeyoung se levantó de la cama con dificultad mientras se acercaba hasta ella, le extendió una de sus manos que Mina tomó dudosa. No se imaginaba que la pequeña en ese estado tuviese tanta fuerza como para poder tirar de ella a tal punto de hacerla caer. Mina perdió el equilibro, lo ultimo que pudo percibir fue el cuerpo de Chaeyoung impactar contra el duro suelo en un golpe seco.

Cheyoung había amortiguado su caída y en lugar de apartarse rápidamente, Mina permaneció inmóvil, primero intentando procesar lo que estaba sucediendo y luego quedando totalmente perdida en su mirada. No se había tomado el tiempo de observarla a detalle pero justo ahora lo estaba haciendo, aunque quizás no era el mejor momento para hacerlo.

Era demasiado hermosa para ser real.

Cuando se dio cuenta de su acción, las mejillas de Mina se volvieron rojas de la vergüenza. Torpemente intentó levantarse pero las manos de Chaeyoung se aferraron a su pequeña y fina cintura. Ambas se miraron a los ojos escaneándose sin pudor. Las pupilas de Chaeyoung estaban ligeramente dilatadas quizás a causa del exceso de alcohol y sus labios estaban entreabiertos porque de esa manera podía coger más aire al tener a Mina sobre ella.

—Lo.. lo siento —se disculpó Mina sin poder despegar su vista de los ojos de Chaeyoung. Estaba segura de que nunca había visto unos ojos más hermosos que esos que ahora la miraban profundamente—. ¿Te encuentras bien?

—Que bonita eres... —murmuró Chaeyoung con sinceridad. Mina de verdad le parecía una mujer muy hermosa y no creía que fuera ningún pecado mencionárselo. Incluso para ella era algo natural dar cumplidos a sus amigas más cercanas, pero en este caso se sentía diferente, por alguna razón era diferente. La vista de sus ojos pasó directo a sus labios. Mina también tenía unos hermosos y tentadores labios.

—Debo... irme —dijo Mina ayudándose torpemente de sus manos para poder levantarse sintiendo el corazón desenfrenado. Una vez que estuvo de pie, ayudó a Chaeyoung a levantarse de igual manera—. Vuelve a la cama, no estás bien.

—Estoy bien.. —No lo estaba. No sabía si era por el exceso de alcohol dentro de su cuerpo, pero la boca de Mina se veía tan tentadora en estos momentos—. Tus labios...

—Oye... —Mina le regaló una mirada confusa antes de sentir como Chaeyoung colocaba las palmas de sus manos sobre sus mejillas—. ¿Qué crees que estás haciendo? —Mina tragó en seco al sentir su aliento chocar contra sus labios. Intentó apartarse, pero cuando quiso hacerlo ya era demasiado tarde. Chaeyoung la besó sin previo aviso, así sin anestesia, como si fuese lo más normal del mundo, sin embargo no lo era. Solo un simple choque de labios fue suficiente para dejarla sin respiración.

Las manos temblorosas de Chaeyoung esta vez se dirigieron hacia la cintura de Mina pegándola más a ella, el cuerpo de ambas tembló ante el contacto. Lo que estaban sintiendo no era correcto. Sabían que tenían que pararlo ya. Pero no lo hicieron.

—Hermosa... —murmuró Chaeyoung aún sobre sus labios—. Eres muy hermosa —su lengua se deslizó por el labio inferior de Mina haciendo que ella soltara un suave gemido de aceptación al abrir más su boca. Chaeyoung no desaprovechó esa oportunidad de poder profundizar más su beso. Comenzó a besarla con desesperación, como si nunca hubiese disfrutado de esa sensación y es que jamás se había sentido tan deseosa por besar unos labios y menos por los de una mujer, ¿ésto la convertiría en lesbiana ahora?

Mina estaba consiente de sus acciones, ambas lo estaban, era incorrecto pero les era imposible poder parar. Para su suerte o desgracia el sonido del timbre de la puerta de entrada las hizo separarse rápidamente.

—Tocan... —dijo Chaeyoung desviando la mirada al suelo. Tocó sus mejillas y pudo sentirlas calientes. Se sentía avergonzada, no sabía que decir. Le costaba poder mirarla a la cara, ¿cómo podría? ¿le echaría la culpa al alcohol por sus acciones o simplemente la enfrentaría?—. Mina yo... —la palma de la contraria impactó sobre su mejilla tan fuerte que la hizo tambalear.

—Ésto no pasó, fue culpa del alcohol.

—¿Acabas de abofetearme? —preguntó Chaeyoung frotando su mejilla adolorida.

—¡Me besaste! —le respondió Mina con voz entre indignada y nerviosa.

—Corrección, nos besamos que es diferente —contradijo ofendida sin dejar de frotar su mejilla—. No te obligué, ¿o a caso lo hice?

—Te aprovechaste de mí.

—¿Yo? ¿estás segura de que no fuiste tú quien se aprovechó de mi embriaguez?

—¿Qué? —cuestionó Mina incrédula apretando los puños de sus manos—. Fui amable contigo, te traje hasta tu habitación de lo ebria que estabas y ahora dices que yo me aproveché de ti, ¿hablas en serio? 

—Acabas de golpearme por algo que tú y yo hicimos, no me parece justo, debería cobrarte de alguna forma —contestó Chaeyoung—. Discúlpate ahora.

—Primero tú discúlpate por haberme besado.

—Bien —Chaeyoung asintió empujando a Mina suavemente hasta hacerla chocar contra la pared—. Haré algo mucho mejor.

—¿Qué haces? —preguntó Mina sintiendo como Chaeyoung le sujetaba las manos a los costados con fuerza.

—Voy a devolverte el beso, así ya estaremos a mano —respondió Chaeyoung inclinando su cabeza y presionando sus labios sobre los de Mina, algo que la tomó por sorpresa. Chaeyoung atrapó su labio inferior de manera incitante haciéndola jadear. Comenzó a besarla de manera suave y de pronto sintió como las manos de Chaeyoung se colaban peligrosamente por debajo de su blusa.

—¡Hija! ¿Adivina quien vino a... —la puerta de la habitación se abrió de golpe, una mujer madura al mirar la escena dejó caer su bolso debido a la impresión de ver a su hija besándose con otra chica. Mina cubrió su boca con la palma de su mano comenzando a toser excesivamente. Todo era tan bochornos, no podía sentirse más avergonzada—. Yo... toqué varias veces y tengo el juego de llaves que me diste, lamento interrumpir de esta manera...

—¿Mami? —Cheyoung aún con las mejillas rojas se aproximó hasta su madre y la recibió con un cálido y fuerte abrazo que usó como excusa para pensar en la futura explicación—. ¿Por qué no me dijiste que vendrías a Corea? Mamá, pude haber ido por ti al aeropuerto. Te he extrañado tanto.

—Y yo a ti hija —su madre se separó de ella posando ahora su mirada sobre Mina—. ¿No me vas a presentar con tu...

—Ella es Myoui Mina —dijo Chaeyoung rápidamente—. Mina, ella es mi madre.

—Hmm.. mucho gusto señora Son —saludó amablemente extendiendo su mano hasta ella. La mujer no solo la tomó sino que la arrastró hacia ella para envolverla en un afectuoso abrazo que Mina correspondió algo desorientada.

Chaeyoung solo mordió su labio inferior nerviosa en busca de una salida, pero su mente se había quedado completamente en blanco. Estaba perdida.

—Ahora todo tiene sentido —murmuró la señora mirando a su hija—. ¿Por qué no tuviste la confianza de decírmelo? Te dije que yo siempre te apoyaría en todo. Ahora entiendo por qué jamás me presentaste a un novio.

—Mamá, esto es un error...

—Son Chaeyoung —la mujer frunció el ceño con desaprobación—. Tu madre no te enseñó a negar a las personas, mucho menos a tu novia.

—¿N-novia? —preguntó Mina aturdida intentando comprender todo lo que estaba sucediendo en cuestión de segundos—. ¿Dijo novia?

—Madre... —Chaeyoung carraspeó su garganta con alteración—. No es así, Mina es...

—Una chica muy bonita, hacen una muy linda pareja —confesó su madre dejando ver una media sonrisa—.¿Te quedarás a comer con nosotras?

Mina balbuceó sin saber que decir. Afortunadamente Chaeyoung salió a su rescate rápidamente.

—Nosotras ya comimos mamá, Mina tiene trabajo que hacer, no puede quedarse.

—¿Eso es cierto, linda? —preguntó la señora Son dirigiendo su mirada a Mina quien asintió con la cabeza—. Entiendo, de todos modos estaré aquí un par de días, le diré a Chaeyoung que te invite a comer un día de estos. Me encantaría conocer más a fondo a la novia de mi hija.

—Ah...

—Si no es mucha indiscreción ¿Cuánto tiempo llevan juntas?

—Un mes —respondió Chaeyoung logrando que Mina la mirara con el ceño fruncido sin disimulo—. ¿O dos?

—¿De qué hablas Chaeyoung? —preguntó Mina forzando una sonrisa.

—Dos meses mamá, estamos muy enamoradas como podrás haberte dado cuenta —contestó Chaeyoung observando como Mina se quedaba boquiabierta—. Te llevaré a tu habitación para que desempaques mamá.

—Tranquila hija, no es necesario que me acompañes, conozco la habitación de huéspedes —mencionó la mujer levantando su bolso del suelo—. Les daré privacidad, un gusto conocerte linda, creo que nos veremos seguido.

—Eso parece —musitó Mina agitando su mano a modo de despedida. Una vez que la señora Son salió de la habitación a Mina se le borró la sonrisa—. ¿Por qué le mentiste a tu madre?

—Déjame explicarte.. —dijo Chaeyoung cubriendo sus mejillas con las manos para no recibir otra bofetada—. Mamá ha estado muy triste desde que me mudé a Corea sola. Ella no puede mudarse conmigo porque cuida a una señora mayor, mi mamá cuida a la madre del señor Matthew Douma, el mismo hombre que me pagó todos mis estudios en el extranjero, él es como un padre para mí.

—No me cuentes tu vida Chaeyoung, cuéntame por qué le hiciste creer a tu madre que somos novias —le dijo con exasperación.

—Al principio no era mi intención hacerle creer eso pero después la vi tan feliz y aliviada de que estuviera con alguien que me hace feliz que simplemente no pude decirle que no —explicó Chaeyoung haciendo un puchero con los labios—. Ella está feliz de saber que no estoy sola aquí en otro país sin ella.

—¿Y yo que tengo que ver en eso? No me metas en tus líos, yo solo vine a hablar del caso de mi padre, no a hacerme pasar por tu novia, por dios —Mina se frotó la sien con frustración—. Que diablos ha pasado.

—Mamá estará aquí solo un par de días, podrías fingir que..—

—No, no lo haré —se negó rotundamente.

—Prácticamente ya lo hiciste, no me desmentiste cuando se lo dije a mi madre.

—Me tomaste por sorpresa, no sabía que decir —se excusó cruzándose de brazos—. No lo haré Chaeyoung.

—Te lo pido... —Chaeyoung se puso de rodillas frente a ella—. No soportaría que mi madre regrese a EU sabiendo que estoy más sola que un perro. Por favor..

—¿Qué se supone que quieres que haga?

—Que vengas a casa a comer al menos una vez con mi madre para que no sospeche que lo nuestro es falso y que me des un beso o dos en su presencia...

—¿Estás loca? No voy a besarte.

—No es como si fuera la primera vez que lo hacemos —le dijo con voz pícara logrando que a Mina se le ruborizaran las mejillas en un instante.

—¿A ti te gustan las mujeres? —le preguntó Mina sintiendo una pizca de curiosidad.

—No me interesaban las mujeres, no hasta después de besarte —le respondió con sinceridad.

Mina no respondió, lo único que pudo sentir fue su corazón palpitar a tal punto de querer salirse de su pecho.

[🍇]

Nayeon caminaba a paso rápido por los pasillos del bufete leyendo un documento en manos, hasta que impactó con alguien más perdiendo el equilibrio y cayendo al suelo.

—Diablos —renegó en voz baja levantando la mirada para encontrarse con el causante de su caída.

—Lo siento, no te vi —dijo Jimin extendiéndole la mano a Nayeon para ayudar a levantarla—. ¿Te encuentras bien?

—Sí —respondió Nayeon de manera seria dispuesta a seguir con su camino.

—Espera Nayeon... —Jimin la detuvo del brazo sin ejercer tanta presión—. Quisiera hablar contigo sobre lo que pasó en la fiesta de Kim Dahyun.

—¿Ah sí? ¿y de qué quieres hablar? —preguntó—. ¿De cómo casi te aprovechas de una mujer que no estaba en sus cinco sentidos?

—Ella tampoco estaba en sus cinco sentidos.

—Eso no te daba el derecho de besarla sin su consentimiento. Somos abogados, ya deberías saberlo, es un delito —murmuró Nayeon cruzandose de brazos—. Nunca debiste hacerlo.

—Estaba borracho, lo acepto, cometí un error —contestó Jimin desviando la mirada hacia un costado—. No creas que no me arrepiento, le confesé mis sentimientos a mi amor platónico de toda la vida, ¿crees que no siento vergüenza ahora?—la expresión de Nayeon se volvió seria al escuchar eso, por alguna razón ahora se sentía molesta.

—Será mejor que no te acerques a ella —le contestó de la manera más fría posible.

—¿Por qué no? Ella ya sabe de mis sentimientos, ya no tengo nada que perder —dijo Jimin cruzándose de brazos—. Lo más difícil que era confesar mi amor ya lo hice, ya nada me impide acercarme a ella. Solo quería hablarlo contigo para que no te formes ideas equivocadas, yo nunca quise aprovecharme de ella, todo lo contrario.

—A ella no le gustas.

—Eso es algo que me tiene que decir ella, no tú —expresó con molestia—. Además.. ¿de dónde la conoces? Ella pertenece al bufete de la competencia.

—La conozco mejor que tú, confórmate con saber eso, ahora si me disculpas, tengo muchas cosas más importantes que hacer —declaró Nayeon antes de ver como Jimin se apartaba de su camino mientras negaba con la cabeza.

En realidad no tenía mucho que hacer, pero el rumbo de su conversación le desagradaba sin motivo.

¿Park Jimin enamorado de Yoo Jeongyeon? Vaya, que pequeño era el mundo. La sola idea de imaginarlos juntos como pareja la hacía revolverle el estómago pero ¿por qué?

Nayeon ahuyentó todos esos malos pensamientos que rondaban por su cabeza y se dirigió hasta el ascensor, quería salir, necesitaba tomar un poco de aire fresco.

Cuando el ascensor abrió sus puertas se quedó sin habla, ¿era verdad lo que sus ojos veían o solo era parte de su imaginación?

—Maldición, creo que estoy enloqueciendo —murmuró restregando sus ojos con desespero.

—¿A qué piso va, abogada Im?

—¿De verdad eres tú? —preguntó Nayeon incrédula—. ¿Yoo?

—A que no esperabas verme aquí —respondió Jeongyeon mostrando una tímida sonrisa—. ¿Estás ocupada ahora? ¿crees que podamos hablar en tu oficina un momento?

—¿Hablar en mi oficina? ¿ahora? —preguntó Nayeon recibiendo una afirmación como respuesta. Dio una disimulada mirada hacia los pasillos en donde segundos antes se había topado con Jimin y agitó su cabeza rápidamente—. De hecho me dirigía hacia la cafetería a comprar algo.

—Bien, ¿puedo acompañarte? —preguntó Jeongyeon.

—Claro, si quieres —dijo con voz desinteresada adentrándose al elevador.—. ¿De verdad vienes a verme a mí o a alguien más?

—Vine a verte a ti, no me llevo con nadie más de Freedom —respondió sin más a lo que Nayeon solo se limitó a asentir sin querer indagar más en ello—. ¿Te gustaron las flores?

—¿Eh? —Nayeon chocó miradas con Jeongyeon. Jisoo tenía razón, había sido ella quien le mandó las flores, pero ¿por qué?—. ¿Entonces.. fuiste tú?

—Sí, yo te envié flores esta mañana, ¿te gustaron?

—Son bonitas... —murmuró en voz baja—. ¿Por qué me enviaste flores?

—Quería darte las gracias por haber cuidado de mí en la fiesta —respondió Jeongyeon adentrando sus manos en los bolsillos—. También por haber sostenido mi cabello mientras vomitaba, te lo agradezco mucho.

—Esta bien, no tenías que molestarte en enviarme flores.

—Me gustaría que intentáramos llevarnos mejor, ser amigas... ¿te gustaría? —preguntó Jeongyeon titubeante.

—¿Por qué quieres ser mi amiga?

—¿No te parece que haces muchas preguntas? —cuestionó Jeongyeon viendo como las puertas del ascensor se abrían—. Después de ti abogada Im —añadió cediéndole el paso.

—Que amable abogada Yoo —dijo con voz divertida—. ¿A caso no tienes trabajo hoy?

—Tenía un caso programado para el día de hoy, pero me ocupé de el rápidamente en la mañana así que tengo el resto del día libre. ¿Y qué me dices de ti?

—Yo a diferencia de ti si tengo un par de casos pendientes por resolver —dijo haciendo un tierno puchero con los labios que a Jeongyeon le pareció lo más adorable del mundo.

—Bueno, yo podría ayudarte, dos cabezas piensan mejor que una.

—No abogada Yoo, después va a robarme mis casos y me quedaré sin trabajo —bromeó soltando una escandalosa risa que llamó la atención de varias personas en la cafetería. Ambas tomaron asiento en una de las mesas del rincón—. Todavía me sigue impresionando que estés aquí, ¿segura que no vienes con la intención de ver a Park?

—Mmmm... —Jeongyeon hizo un mohín—. Jimin siempre me hizo la vida imposible sin razón. Íbamos juntos al mismo colegio y desde entonces creí que me odiaba. Me miraba mal en cada oportunidad que tenía. Menospreciaba mi trabajo y me hacía sentir inferior.

—Es un idiota.

—Con el tiempo aprendí a ignorar sus comentarios y creo que eso lo hacía enfadar aún más —dijo encogiéndose de hombros—. Jamás llegué a imaginar que hacía todo eso porque gustaba de mí.

—¿Y qué piensas ahora que lo sabes? —preguntó Nayeon sin poder aguantarse la curiosidad—. ¿Él te gusta?

—No, para nada —respondió en cuestión de segundos—. Él se comportó como un patán conmigo por durante mucho tiempo y eso no se puede olvidar de la noche a la mañana.

—Entiendo, yo haría lo mismo que tú. Haces bien —Nayeon se sintió un poco más feliz—. Su táctica de actuar como un cretino para llamar tu atención no le funcionó.

La mesera fue a tomarles su pedido y durante el tiempo de espera se dedicaron a hablar de temas triviales acerca de su vida. Nayeon se sentía muy a gusto con la contraria. Jamás se imaginó compartir una amena conversación con ella sin notar como el tiempo transcurría a su alrededor. A Jeongyeon por su parte le gustaba detallar los gestos de Nayeon, la risas estruendosas, los pucheros y las mejillas regordetas eran una de las muchas cosas que la hacían perderse por instantes.

—¿Tienes novio? —preguntó Jeongyeon sin pensar.

—No, no tengo ¿y tú?

—Tampoco tengo —respondió Jeongyeon tomando un sorbo de su café bajo la atenta mirada de Nayeon—. ¿Por qué no tienes? Eres muy guapa.

—¿Te parece que soy guapa?—preguntó Nayeon y Jeongyeon asintió con la cabeza—. Tú tambien eres muy guapa, ¿por qué no tienes novio?

—No lo soy, creo que mi mayor atractivo podría ser el sentido del humor —dijo Jeongyeon.

—Pues que equivocada estás, yo pienso que eres muy hermosa —expresó Nayeon mirando a Jeongyeon a los ojos profundamente—. Deberías sentirte afortunada, no opino eso de muchas personas.

—Pues yo pienso que tú eres aún más hermosa, ¿te habían dicho que tienes una sonrisa muy linda? —esta vez fue el turno de que a Nayeon se le ruborizaran las mejillas de rojo—. Eres adorable.

—Si quiero...

—¿Ah? —preguntó sin comprender.

—Si quiero ser tu amiga abogada Yoo Jeongyeon —contestó Nayeon sin más viendo como la cara de Jeongyeon se iluminaba con una enorme sonrisa.

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