Capítulo 6: Primer día de escuela
Dios, no saben cuánto iba a extrañar las vacaciones de verano.
Y fui bastante consciente de eso cuando me levanté por la mañana del lunes: el primer día de escuela. Les digo, había ocurrido un pequeño incidente el cual ameritaba que mamá comprara un despertador nuevo. La canción de Smells Like Teen Spirit me había sobresaltado tanto que lo terminé estrellando contra la pared.
El difunto aparato no sobrevivió.
Por otro lado, tenía una segunda oculta razón por la cual no quería ir a la escuela. Esa razón —o quizá dos razones— se llamaban Sawyer y West, quienes desde ese día luego de la fiesta, hacía cuatro días exactos, estaba tratando de evitarlos a toda costa.
Sí, me sentía bastante estúpida al respecto, después de todo, eran mis amigos. No obstante, simplemente no quería tener que lidiar con ellos. Sabía que no estaba bien hacerlo, ya que habíamos sido amigos por tanto tiempo y ahora con un simple "momento", eso se estaba yendo a la mierda.
Tenía que ser honesta conmigo misma: era en parte mi culpa. En primer lugar, nunca debí permitir que Sawyer me besara, ya que a consecuencia de lo ocurrido, terminé besando a West y metiéndome en todo ese jodido lío.
Chase aún no tenía ni idea de lo que había ocurrido esa noche, pero estaba consciente de que en algún momento comenzaría a sospechar. Empezaba a ser una experta en eso de esconderme, el par de veces que ambos habían venido a casa, buscaba alguna excusa para no estar a su alrededor. Y por supuesto, eso no era normal en mí.
Las palabras de West aún me seguían atormentando. "Desde hoy, oficialmente dejas ser uno de los chicos". Dios, la piel se me erizaba con tan solo pensar lo capaz y astuto que West podía llegar a ser.
¿En qué rollo me había metido? Joder.
—Querida, Chase ya te espera abajo, apresúrate o llegarán tarde a su primer día de escuela —me llamó mamá, haciéndome dar un salto y salir de mis locos pensamientos.
Terminé de peinar mi cabello, tomé mi bolso y me acerqué a la puerta para abandonar mi habitación. Lo primero que mamá vio al abrir mi puerta, fueron los pedazos del despertador en el suelo.
Me dedicó una dura mirada de desaprobación.
—Ah, sí, creo que necesito un nuevo despertador —le dije al darme cuenta por qué se veía tan molesta.
Evité una de sus escenas al ver que estaba a punto de decirme algo y la esquivé para comenzar a bajar las escaleras. No quería discutir esta mañana, iba a ser un largo día.
—¿Destruiste otro despertador? —me preguntó Chase, con una sonrisa dibujándose en su rostro.
Me encogí de hombros mientras tomaba una manzana de la barra de la cocina.
—¿Cuál es? ¿El quinto que rompes? —Se echó a reír, dirigiéndose hacia la puerta.
—Sexto, de hecho. —No pude evitar contagiarme de su risa.
Sí, era muy temperamental en las mañanas.
***
Chase aparcó su Jeep Rubicon 2009 verde militar —la cual papá le había comprado en su cumpleaños número— en su lugar habitual en la escuela, junto al auto de Sawyer y la camioneta gris de West.
Genial, ambos chicos esperaban por nosotros, recostados sobre el auto de Sawyer. No había manera de hacer mi acto de evasión esta vez.
—¿Qué coño esperas? Baja del auto, tengo que cerrar.
No me había dado cuenta de que Chase ya se encontraba fuera.
Mi corazón se encontraba inquieto ahora y eso me hacía maldecir internamente. Tenía que tratar de olvidarme de lo ocurrido si quería que todo volviese a la normalidad.
—¿Listos para volver a la tortura? —bromeó Sawyer cuando ya estuvimos cerca.
—Bueno, pregúntaselo a Dylan, hoy ha roto el sexto despertador en lo que va del año —les contó mi hermano, pasando su brazo sobre mis hombros—. No me gustaría ser su futuro marido. No puedo imaginar cuando despierte por las mañanas. Él tratará de darle un beso de buenos días y ella lo dejará inconsciente.
Todos soltamos una carcajada ante el ocurrente chiste de Chase.
Yo no era tan mala, ¿o sí?
—Pues, yo estoy dispuesto a ser noqueado todas las mañanas —terció West en modo de burla.
Pero al ver cómo se formaba una sonrisa traviesa en su rostro, una que ocultaba sus verdaderas intenciones, sabía que no estaba bromeando.
—¡Vamos, hombre, ya hablamos de esto! —le reprochó Chase, haciendo una mueca de asco.
Sawyer rio entre dientes. Puede notar que su sonrisa no llegó a sus ojos.
—Entremos. Debemos buscar nuestros nuevos horarios antes de la campana —sugirió Sawyer, viendo la hora en su reloj—, solo ruego que no nos toque clase de Geografía con el profesor Timothy. Ese viejo es todo un hijo de puta y estoy seguro de que no ha cambiado.
Los tres asentimos apoyándolo enérgicamente, mientras comenzábamos a caminar dentro del edificio.
En el pasillo, toda la acción sucedía como siempre. Las chicas de preparatoria y secundaria se quedaban mirando fijamente a Chase, West y Sawyer, totalmente embobadas por ellos. A diferencia de mí, que todo lo que obtenía de ellas eran miradas de fastidio e incluso cierta vibra de odio. Era una lástima que sus ataques silenciosos me valieran la más mínima mierda la verdad.
Sin embargo, no pasaba desapercibido el hecho de que nuestra presencia extrañamente no estaba atrayendo solo las miradas de chicas. Pude notar que los chicos ahora parecían mirarme de forma diferente, con detenimiento, escaneándome de pies a cabeza. Podría jurar que incluso algunos se mordían el labio y lo único que eso causaba en mí... eran unas náuseas incontrolables.
—Oye, Dylan. —La voz de Sawyer me devolvió a la realidad.
Y ahí fue cuando me di cuenta de que ahora solo éramos él y yo, ya que West y mi hermano se encontraban retirando los horarios.
—¿Qué hay?
"¿Qué hay?" ¿En serio, Dylan? ¿Eso es lo mejor que pudiste decir?
Idiota nivel: Tú.
—Quería... Quería disculparme por lo que ocurrió en la fiesta —me dijo, rascándose la nuca con su vista pegada al suelo.
Acaso... ¿Estaba nervioso?
—Por lo del beso, ¿sabes? —especificó, atreviéndose a mirarme a los ojos. Esa extraña expresión en su rostro hizo que mi corazón se ablandara, pero solo un poco.
—Me alegra oírte decir que te arrepientes de haberme besado —Me encogí de hombros, fingiendo estar decepcionada de sus palabras.
O quizá no estaba fingiendo tanto. Últimamente no sabía cómo controlar mis jodidos aparentes cambios de humor.
Él se echó a reír y fue cuando me percaté de lo cerca que se encontraba. En un área peligrosa. ¿Cómo había llegado hasta aquí tan rápido?
—Nadie ha dicho que me arrepiento de eso. —De repente, su risueña expresión cambió a una más seria.
Sentí mi corazón dar un salto dentro de mi pecho, anunciando una alerta roja. Comenzó a latir con más fuerza de la que nunca podría admitir cuando acercó inesperadamente su mano a mi rostro y colocó un mechón de mi rebelde cabello tras mi oreja.
—De la única cosa de la que me arrepiento es de no haberte llevado conmigo luego de eso.
Su declaración sonaba más como si lo estuviera diciendo para él mismo, en voz baja, casi susurrándolo y sin mirarme a los ojos. Pero eso fue suficiente para sentir toda la sangre de mi cuerpo subiendo a mis, ahora, calientes y rojas mejillas.
Eso me había tomado jodidamente desprevenida.
—¡Guapo! Me da un gran gusto verte. —Escuché una voz femenina dirigiéndose hacia la espalda de Sawyer.
Él se vio tensó de inmediato y vi cómo el pánico atravesaba sus ojos antes de que se alejara robóticamente de mi espacio personal.
—Dijiste que volverías a la habitación el día de la fiesta, pero nunca lo hiciste. Esperaba más de ti, si sabes a lo que me refiero.
Quise tener una mejor visión de la persona que aparentemente no tenía ningún pudor de decir ese tipo de cosas personales en plena luz del día.
Y cuando vi de quién se trataba, mi garganta casi se cierra debido a la sorpresa.
Bajita, piel blanca, cabello rojizo, grandes ojos verdes y —lamentable— linda sonrisa.
No me podía creer lo idiota que era Sawyer, que después de todo, evidentemente...
Se había acostado con la que alguna vez fue mi mejor amiga, Becka Ashton.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro