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CONFESIÓN

CHAPTER 05

El apartamento estaba en completa oscuridad cuando Garam entró, dejando la puerta cerrarse con un leve clic tras de sí. Sus pasos resonaron débiles contra el suelo de madera mientras se dirigía a su habitación.

No encendió la luz. No quería ver su reflejo en el espejo, no quería verse a sí misma así, con los ojos hinchados y el corazón hecho trizas. Apenas unos días atrás, había sido Año Nuevo. La gente tenía mucha esperanza y entusiasmo por empezar el año con una vida buena. Pero para ella, el nuevo año solo había llegado para recordarle que no tenía un lugar a donde pertenecer.

No podía borrar la imagen de su mente donde Jimin y Eunha, se besaban bajo los fuegos artificiales, mientras el mundo celebraba a su alrededor. Jimin sujetando el rostro de su hermana con tanta dulzura. Eunha sonriendo contra sus labios, como si aquel beso significara su inicio perfecto.

El pecho de Garam se comprimió con tanta fuerza que sintió que le faltaba el aire. Llevó una mano a su boca para ahogar un sollozo. No entendía por qué dolía tanto. No entendía por qué había tardado tanto en confesarse, por qué había callado durante tantos años, por qué había soportado el dolor en silencio.

Tal vez, en el fondo, siempre supo la respuesta. Porque Jimin nunca la había visto de esa forma. Porque en todos los recuerdos de su infancia, de su adolescencia, en cada Navidad y cumpleaños, en cada noche en la que se habían reído hasta las lágrimas, ella había sido solo eso... su amiga. Había pensado que su amor podría guardarse en un rincón del alma sin hacer ruido, que podría soportarlo mientras lo tuviera cerca. Pero ahora entendía que había estado engañándose. 

Porque si de verdad era capaz de soportarlo, entonces ¿Por qué le estaba doliendo tanto? Las lágrimas comenzaron a caer sin control cuando sus rodillas flaquearon y terminó sentada en el suelo. Lloró en el suelo durante lo que sintió como horas, hasta que sus ojos se secaron y lo único que quedó fue un vacío en su pecho. Entonces, se obligó a ponerse de pie y comenzó a guardar sus cosas. 

No podía seguir allí.

No cuando cada rincón de ese apartamento le recordaba a Jimin.

No cuando cada vez que cerrara los ojos, vería ese beso.

La maleta aún no estaba llena cuando el sonido de la puerta la hizo congelarse.

Garam giró lentamente la cabeza, sintiendo su corazón latir con fuerza.

—¿Qué estás haciendo?

Su voz.

Jimin estaba allí.

Apoyado en el marco de la puerta, con el ceño fruncido y la mirada cargada de confusión. Pero lo que realmente la quebró fue que parecía herido. Como si no entendiera el dolor que le estaba causando.

—Me voy. —Su propia voz sonó extraña, como si ya no le perteneciera.

Jimin frunció más el ceño y dio un paso hacia ella.

—¿Por qué?

Garam bajó la mirada a su maleta y tomó una prenda sin razón, metiéndola dentro.

—Sabes por qué.

—No, no lo sé.

Jimin avanzó otro paso.

—Porque esto no tiene sentido. ¡Eres tú la que está haciendo esto más difícil!

—¿Yo? —Garam dejó escapar una risa rota —¿De verdad crees que esto es fácil para mí, Jimin?

Las lágrimas volvieron a llenar sus ojos, pero esta vez no intentó contenerlas.

Jimin abrió la boca para responder, pero se quedó en silencio cuando ella dio un paso al frente, con las manos temblorosas.

—Dime, Jimin... —Su voz apenas era un susurro —¿Alguna vez pensaste en mí?

Jimin pareció confundido.

—Claro que sí.

—No de esa forma. —Ella sonrió con tristeza, negando con la cabeza —Nunca lo hiciste, ¿Verdad?

Jimin la miró, sin responder.

—Siempre fui yo, Jimin. —Las lágrimas cayeron por su rostro sin que pudiera detenerlas —Desde la infancia... desde siempre.

Él entreabrió los labios, pero Garam avanzó otro paso, golpeando su pecho con su puño cerrado, suave, como si necesitara sostenerse de él para no caer.

—¿Por qué no yo?

La pregunta se rompió en su garganta, como un cristal haciéndose añicos.

Golpeó su pecho otra vez, sin fuerza, sollozando.

—¿Por qué no pude ser yo?

Jimin bajó la mirada, como si por primera vez entendiera lo que estaba ocurriendo. Como si apenas ahora pudiera ver el dolor que ella había estado ocultando durante tanto tiempo.

Sus manos temblaron cuando tomó las de Garam, deteniéndola.

Y, de repente, estaban demasiado cerca.

Las lágrimas de ella caían sobre sus manos entrelazadas, y por un instante, pareció que todo lo demás desaparecía.

Jimin sintió que el aire se volvía pesado.

Ella estaba allí, con su corazón en la palma de su mano, rota frente a él, y él no sabía qué hacer con eso.

Porque la verdad era que nunca había considerado la posibilidad de perderla.

Porque Garam siempre había estado ahí.

Porque nunca pensó en qué significaría si ella dejaba de estarlo.

Su mirada descendió a los labios de ella, un pensamiento fugaz cruzando su mente.

Pero entonces, parpadeó y se apartó apenas un poco.

—Esto está mal.

El murmullo quebró el momento, como un cuchillo afilado cortando un lazo invisible entre ellos.

Garam cerró los ojos, como si ya esperara esa respuesta.

Cuando los abrió, algo dentro de ella parecía haberse apagado.

—Lo sé.

Se soltó de su agarre con cuidado, dando un paso atrás.

Tomó la maleta y caminó hacia la puerta sin dudar.

Jimin sintió el miedo arremolinarse en su pecho.

—Garam...

Ella se detuvo, pero no se giró.

—No puedo seguir aquí.

Sus dedos se apretaron alrededor de la maleta.

—Me voy, Jimin.

Abrió la puerta y salió.

Jimin sintió que algo dentro de él se rompía cuando la vio cruzar el umbral.

Y cuando la puerta se cerró, dejándolo solo, sintió el peso de su propia tristeza hundiéndose en su pecho.

Porque por primera vez, entendió que Garam no estaría allí cuando despertara en la mañana.

Y eso le dolió más de lo que estaba dispuesto a admitir.

La puerta del apartamento se cerró detrás de ella con un chasquido seco. Garam no se detuvo ni un segundo, avanzó por el pasillo con la maleta en mano, sintiendo la tensión acumulada en cada paso que daba. No volteó atrás. No quería ver si Jimin estaba ahí, si intentaba detenerla. Su decisión estaba tomada.

El ascensor descendió lentamente mientras ella mantenía la mirada fija en el reflejo de las puertas metálicas. Su rostro estaba serio, pero sus ojos reflejaban la tormenta interna que la sacudía. Había tomado la única opción que le quedaba: aceptar el trato de Jungkook. No importaba qué tan odioso fuera, qué tan exasperante pudiera ser su actitud. Cualquier cosa era mejor que volver al caos de Jimin.

Al salir del edificio, la brisa fría de la noche la golpeó, despejando un poco su mente. Sacó el teléfono con manos temblorosas y buscó el último mensaje que había recibido de Jungkook unas horas antes:

"Si sigues interesada, sabes dónde encontrarme."

Rodó los ojos, exasperada. ¿Por qué siempre tenía que sonar tan seguro de sí mismo? Sin embargo, sus dedos se movieron por sí solos al escribirle una respuesta rápida:

"Voy en camino."

No esperó una contestación. Guardó el móvil en su bolsillo y se encaminó hacia la parada de taxis. No iba a cambiar de opinión. No esta vez.

El trayecto hasta la residencia de Jungkook se sintió eterno. Cada semáforo en rojo le daba más tiempo para pensar, para dudar, pero se obligó a recordar por qué estaba haciendo esto. Necesitaba un lugar seguro, lejos de todo. Y por muy irónico que fuera, Jungkook parecía ofrecerle eso.

Cuando el auto se detuvo frente a su edificio, Garam pagó sin titubear y bajó con la maleta en mano. Suspiró profundamente antes de dirigirse a la entrada. Apenas tocó, la puerta se abrió casi de inmediato.

Jungkook estaba ahí, apoyado en el marco de la puerta, con esa maldita sonrisa de autosuficiencia que la sacaba de quicio.

—Sabía que volverías —Dijo con un tono relajado, pero en su mirada había algo más.

Garam lo miró con dureza antes de responder.

—No hagas esto más difícil de lo que ya es, Jungkook. Estoy aquí por el trato. ¿Me vas a dejar entrar o no?

Él la estudió por un momento, como si quisiera descifrar cada uno de sus pensamientos, y luego, sin una palabra más, se hizo a un lado para dejarla pasar.

Garam entró sin dudarlo, sintiendo que estaba cruzando un umbral del que tal vez no habría vuelta atrás.

¡Hola! ¿Qué les pareció este episodio? Sentí que en el episodio anterior tuvo más protagonismo Jungkook, por lo que iniciamos con Jimin, esta vez.
¡No olviden votar y comentar! Sus comentarios me motivan a seguir.
Adiós, querido lector.
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