Capítulo 4.
❝Tequila before sunrise❞
Gil y Carter llegaron al restaurante de Úrsula al mismo tiempo, pero la muchacha lo detuvo antes de que el rubio siquiera pensara en entrar.
— ¡Conoces las reglas! —Le recordó la chica de Luisiana, cruzándose de brazos. —No quiero que te pateen el trasero de nuevo porque ingresaste al bar cuando deberías esperar hasta mañana para poder hacerlo!
— ¡Lo sé, lo sé, pero es que tengo unas noticias realmente importantes que no pueden esperar ni un minuto más! —Mencionó el descendiente de Gastón, haciendo pucheros. Unió sus manos en señal de súplica. — ¿Me ayudas a pasar, por favor, porfis; por favorcito? ¡Te conseguiré papas fritas gratis! —Le rogó.
— ¡Ya somos dos! Pero realmente no quiero que Harry use el garfio contigo de nuevo, digo, sé que lo usa siempre pero esta vez no lo hará de la manera en la que a ti te gusta... —Le dijo Carter, ladeando la cabeza. —Y puedo conseguir comida por mi propia cuenta, pero gracias por la oferta, probablemente la acepte cualquier otro día pero no hoy.
— ¡De solo pensarlo, se me parte el alma, el corazón y el trasero! —Se lamentó el pirata, bajando la mirada, hasta que una idea brillante se le ocurrió— ¡Sé que puedes, pero yo soy el único en este lugar que puede conseguirte kétchup! —Añadió, señalándola y haciéndole ojitos para que lo ayudara.
—Sabes cómo convencerme. —Admitió la descendiente del mayor Mason, pues ella había pasado bastante tiempo con la tripulación de Uma desde que había llegado a la Isla de los Perdidos -ella realmente solo necesitaba una excusa para estar lejos de su madre- y consideraba que Gil era como su hermano mayor que siempre cuidaba de ella y viceversa. La joven suspiró hondo. —Bien, tranquilizaré a Trencitas y me aseguraré de que puedas entrar pero tienes que esperar un poco.
—Entendido, princesa del kétchup. —Accedió Gil, llevando su mano hacia su frente, imitando un saludo militar.
—No me llames así, no soy una princesa, eso es lo último que desearía ser. —Replicó la muchacha, quien era consciente de que sus palabras no eran del todo ciertas, porque técnicamente -según su insoportable madre- sí era una; pero no creía que un título real podría definirla. Ella era mucho más: era la primogénita de Joe, la chica cebo, la novia de Rosie; la mejor amiga de Ed; la prima de Alex, la agente secreta del PPP, pero no una chica de la realeza. Jamás había pertenecido a ese tipo de gente, además le avergonzaba que la consideraran una, por lo tanto lo había ocultado... pero no sabía por cuánto tiempo mas podría seguir manteniendo aquel secreto. —Ahora, siéntate y come huevos hasta que yo te llame. —Le pidió, viendo como el pirata no tardaba en asentir con la cabeza.
Cuando él siguió sus instrucciones, la joven le brindó varias caricias en la cabeza.
—Buen chico, eres un buen chico, si; lo eres. —Mencionó Carter, sonriendo con picardía, luego echó su cabello hacia atrás e ingresó al restaurante como si fuera la dueña del mismo; aunque nada estaba más lejos de la verdad. —Ya llegó por quien lloraban, sabandijas.
—Llegas justo a tiempo, dulzura. —Habló la chica de cabello turquesa, quien acababa de salir de la cocina, le hizo una señal a la recién llegada para que se aproximara a la barra y la última apresuró el paso. —Harry estaba a punto de contar algo muy importante. —Le hizo saber.
—Bueno, no es el único que tiene novedades. —Dijo Carter mientras llegaba a la barra, salto la madera para llegar al lado en el que estaba la morena junto a su primer oficial y tomó asiento sobre la misma, luego miró al chico de abrigo rojo. —Por cierto, si me vuelves a tirar al suelo, te voy a clavar el garfio en el ojo.
—Pero yo las digo de manera más interesante. —Replicó el muchacho, captando la atención de Uma, quien alzó una ceja. —Tenía que ser convincente, Mason, no seas rencorosa. —Se justificó el pirata, encogiéndose de hombros.
—No sabes ni contar hasta 10 y pretendes dar noticias. —Exclamó la señorita 'no me llamen princesa', para luego sacarle la lengua. La descendiente de Úrsula simplemente la observó, sin poder evitar soltar una risita al darse cuenta de su actitud infantil. — ¡No soy rencorosa, tú eres el que no soporta que le digan que es un inútil!
— ¡No necesito aprender a contar porque soy el número uno! —Le recordó Hook, señalándola con su garfio. Uma rodó los ojos, comenzando a hartarse, pues era consciente de que una vez que esos dos empezaban a pelearse; no paraban. — ¡Que no lo soy! ¡Que te lo diga la capitana! —Insistió, ambos dirigieron sus miradas hacia la brujita del mar, expectantes; pues para ambos la palabra de la morena era sagrada.
— ¿Alguno de los dos puede conectar dos neuronas y contarme los chismes? —Demandó la chica de cabello turquesa, conteniéndose para no golpear la barra, por lo menos no todavía. — ¡No les voy a decir una mierda hasta que ustedes desembuchen, dúo de bacalaos problemáticos!
— ¿Lo ves? ¡No te va a decir nada porque ambas sabemos que eres un inútil, pero yo si lo admito en voz alta! —Masculló Carter, señalando a la otra pirata con un brazo. — ¡Inútil, inútil, inútil! —Se puso a canturrear como una niña pequeña.
Y entonces el hijo de Gastón entró al bar, dejando su espada en el lugar en donde guardaban todas las armas en la entrada, para luego avanzar hacia donde se encontraba la tripulación pirata.
— ¡Hola, hola, caracola! —Saludó el rubio, demasiado feliz. — ¡Yo sabía que Car los haría recapacitar, me alegra que lo hiciera porque tengo cosas que contarles!
—Uh... de hecho... —Empezó a hablar la chica de Luisiana, pero Uma le hizo un gesto con su mano para que se callara.
— ¿Qué estás haciendo tú aquí? —Quiso saber la mesera, mirándolo con desaprobación, al igual que Harry. Con otro gesto de su mano, le indicó que se acercara. —Ven aquí, no voy a golpearte, voy a escribirte en la frente "no debo entrar a Fish & Chips hasta que transcurran 24 horas desde la última vez que hice enojar a la capitana más sexy que he conocido en mi vida" —Añadió, el recién llegado se aproximó a ella, quien sacó un bolígrafo del pequeño blog de notas en el que anotaba las órdenes de los clientes y; una vez que lo tuvo lo suficientemente cerca, comenzó a escribir aquello en su frente.
—Eso me hace cosquillas, Umita. —Menciono el rubio, intentando contener la risa, para luego morder su labio inferior. — ¡Ya sé las reglas! Pero le pedí a Car que te convenciera de que hicieran una excepción porque tengo información super dúper exclusiva, entonces me quedé afuera hasta que me llamó, ¡soy un buen chico! Ella lo dijo, la oí gritando "inútil" y supuse que ésa era mi señal para hacer mi gran entrada.
—No los mates, no los mates, no los mates. —Habló la capitana en voz baja, mientras terminaba de escribir aquella frase en la frente de su mejor amigo. —Okay, esto es lo que haremos. Voy a escuchar lo que sea que Gil tenga que decir y luego voy a oír lo que sea que ustedes dos vinieron a contarme; pero si no es nada relevante les juro por las anguilas de mi madre que ustedes tres van a dormir atados a la plancha del barco esta noche. —Les advirtió, señalando a los tres con un dedo, para luego unir sus manos.
—Pues yo estaba, como siempre, robando huevos para ser más fuerte y entonces me choqué con un tipo que se me hacía conocido. Y en mi cabeza yo solo podía pensar en: «Que hombre» mientras intentaba adivinar de donde me parecía familiar. Hasta que vi un poster en la pared y me di cuenta de que, frente a mí, estaba el rey Benjamín; usando ropa de cuero ajustada que me daban ganas de arrancársela y... —Empezó a hablar el descendiente de Gastón, bastante emocionado. Uma elevó las cejas con interés, ansiando escuchar más. —Pero no pude hacerlo porque Jay, Evie, Carlos y una desconocida que también estaba con ellos se lo llevaron más rápido de lo que puedo decir: tres tristes tigres tragaban trigo en un trigal; en tres tristes trastos, tragaban trigo tres tigres. ¡Compadre, cómpreme un coco! ¡Compadre, coco no compro!, porque el que poco coco come, poco coco compra y como yo poco coco como, poco coco compro!
— ¿El chico Bestia está aquí? —Repitió la muchacha de cabello turquesa, quien luego sonrió con malicia. —Vaya, no ha venido aquí jamás, ¿por qué ahora lo hace? —Quiso saber, intrigada.
—Mal también regresó, seguro la están buscando como locos. —Le informó Harry, recibiendo un codazo por parte de Carter, quien definitivamente no deseaba que el paradero de la ojiverde se supiera. Ya tenía suficientes problemas que resolver, pero por la manera en la que los ojitos de Uma brillaban con entusiasmo y deseos de venganza, la chica de Luisiana supo que la hija de Maléfica estaba a punto de tener muchos más conflictos que debería resolver. —Estaba en Curl Up & Dye cuando fui a robarle a Dizzy, tal vez ya se fue de ahí, pero puedo ir a verificarlo.
— ¡No! —Se opuso la agente del PPP, logrando que los piratas la observaban atentamente, pero eso no la intimidó pues había pasado demasiado tiempo con ellos desde que había llegado a la Isla. —Es decir, pobre nena, no merece tener el disgusto de soportarte más de una vez al día. Sin embargo, me ofrezco como voluntaria para ir si es necesario, ¡pero nadie me va a colocar otro chicle en el cabello! Que asco. —Añadió, arrugando la nariz.
—Te necesito aquí, Mason. —Replicó la capitana. —Tienes trabajo que hacer. —Le recordó, sacando un delantal que había debajo de la barra y arrojándoselo, la muchacha lo atrapó con torpeza.
—Uh, sí, seguro. —Afirmó Carter, atándose aquel uniforme y bajándose de la barra para caminar hacia una de las mesas que se encontraba vacía, subió los pies encima de la mesa para finalmente chasquear los dedos. — ¡Gil! Hazme masajes, traer chismes me agotó.
El rubio caminó hacia ella velozmente, listo para hacer lo que le había pedido, se posicionó tras la muchacha y comenzó a hacerle masajes.
— ¡No! —Alzó la voz Uma, golpeando la barra. —Los dos tienen trabajo real que hacer. —Insistió.
—Claro que sí, él me hace masajes y yo le doy galletas como recompensa. —Respondió la novia de Rosie.
—No me refiero a eso. —Masculló la pirata, negando con la cabeza y señalando a su primer oficial y al hijo de Gastón. —Necesito que ustedes, muchachos, vayan a secuestrar al rey. Mientras hacen eso, háganle saber a Mal que quiero verla aquí, a solas.
— ¡A la orden, capitana! —Accedieron ambos al mismo tiempo, por lo tanto los dos dejaron lo que estaban haciendo para comenzar a caminar hacia la salida, en donde tomaron sus espadas.
— ¡Hey! —Protestó la chica que solía vender cebo en Luisiana, indignada, pues su sesión de masajes había sido interrumpida. — ¡Al menos tráeme kétchup, por fis! ¡Para mis papitas! —Le pidió, viendo como el rubio asentía con la cabeza antes de que los dos se retiraran.
— ¿Puedes ponerte a trabajar o voy a tener que acusarte con mi madre? —Le dijo la descendiente de Úrsula, viendo como la extranjera no parecía tener intenciones de levantarse de la silla en la que había apoyado el trasero.
— ¡Claro que sí, Trencitas! —Afirmó la muchacha, ladeando la cabeza— Pero, antes de ponerme a limpiar mesas, ¿no quieres traerme esas dos botellas de tequila que tienes ahí atrás de la barra; sentarte conmigo y oír las razones por las que no deseo que mi novia esté aquí?
La muchacha de cabello turquesa iba a renegar, pero ella sí había estado trabajando durante varias horas, podría tomarse un descanso ahora que el restaurante estaba prácticamente vacío.
—Okay. —Exclamó la morena, tomando las botellas y rodeando la barra para caminar hacia la mesa en la que estaba Carter, se sentó frente a ella; dejando ambas botellas en la mesa. La agente secreta tomó una y se dispuso a abrirla, mientras que la capitana hacía lo mismo con la que restaba. Uma bebió un poco de la suya. —No puedo negarme a un buen chisme.
༻♕༺
Los VKs, junto a Ben y Rosie, continuaron caminando durante varios minutos por las calles de la Isla. Jay llevaba la delantera, siendo seguida por Evie, Ben; Rosie y Carlos. La chica de cabello azul tenía ambas manos en sus caderas, mientras los chicos de la Isla observaban hacia atrás constantemente, queriendo verificar que no estaban siendo seguidos por nadie; hasta que finalmente llegaron a su destino.
—Vamos. —Lo alentó el pecoso, entonces el chico de cabello largo tomó una piedra que se encontraba encima de una mesa que estaba a un costado de la calle y con todas sus fuerzas la arrojó hacia el cartel amarillo que advertía sobre las piedras voladoras. Evie se detuvo, al igual que la reina de Costa Luna, la princesa malvada colocó una mano sobre una de las vigas que sostenían la guarida. La reja que impedía el paso a los intrusos se levantó y Jay puso una mano en el hombro de Ben mientras lo guiaba hacia las escaleras junto a la chica de cabello azul. Carlos y Rosie mantuvieron la distancia, observando hacia la calle vacía. El castaño tomó valor para subir apenas un escalón antes de girarse para ver a los demás.
—Deséenme suerte. —Rogó el chico Bestia, inseguro.
—Sé cuidadoso con tus palabras. —Le advirtió la novia de Carter, mirándolo con atención.
—Sube. —Le indicó el joven ladrón, haciéndole un gesto con sus dedos. El rey observó hacia arriba y comenzó a subir los escalones, Evie subió uno y se sostuvo de la baranda con una mano.
—Buena suerte. —Le deseó la princesa malvada, para luego darse la vuelta y apoyarse contra la baranda, dejando escapar un suspiro mientras llevaba una mano a su cadera al mismo tiempo en el que el pecoso y Rosie tomaban asiento sobre unos neumáticos que estaban a un lado de las escaleras.
༻🐲༺
El rey de Auradon ingresó a la guarida y, al oír el sonido de una lata siendo agitada, bajo los pequeños escalones que lo llevaban hacia la sala principal de aquel escondite; observando todo con atención hasta que finalmente se detuvo al encontrarse con la chica de cabello morado; quien le estaba dando la espalda debido a que estaba muy ocupada haciendo graffitis en una de las paredes.
—Al menos no veo una foto mía con cuernos y un tridente. —Decidió hablar el castaño, captando la atención de la VK, quien se giró sobresaltada al reconocer su voz.
—Ben... —Lo llamó la ojiverde, para luego soltar un suspiro. El recién llegado comenzó a aproximarse hacia ella, pero la descendiente de Maléfica le hizo un gesto con su mano para que se detuviera, el joven obedeció.
—Mal, lo siento mucho por nuestra pelea. Y por nuestra ruptura. Todo fue mi culpa. Todo, absolutamente todo. —Prosiguió el chico Bestia, entonces la muchacha dejó caer su mano extendida a un costado de su cuerpo, el castaño sacó el anillo que le había regalado a su ahora ex novia y lo extendió hacia ella. —Por favor, vuelve a casa.
La chica de cabello morado bajó los escalones de la pequeña tarima en la que se había subido para poder pintar.
—Ben... —Dijo la VK, tirando la lata de graffiti dentro de su carrito de compras en donde solía guardar sus aerosoles— ...estoy en casa. —Replicó, pero no se veía feliz por ello, mientras caminaba hacia el recién llegado.
—Traje la limo. —Insistió el muchacho. —Es un viaje cómodo. —Trató de hacerla entrar en razón.
—No encajo ahí, Ben. —Se lamentó Mal. —Traté de dar lo mejor de mi. Y si tu crees que puedo cambiar, yo pienso que te equivocas.
—Entonces yo cambiaré. —Afirmó el rey, desesperado por no perderla—Faltaré a la escuela, me divertiré más. Ya sabes, evadiré algunas de mis responsabilidades. —Propuso.
— ¡No, no! ¡Esto jamás fue sobre ti, Ben, esto siempre se trato de mi! ¿Ves? Soy una terrible mala influencia —Lo interrumpió la villana— Solo es cuestión de tiempo antes de que haga algo realmente peligroso que logre que el reino me dé la espalda y te dé la espalda a ti.
—No nos dejes, Mal. —Le rogó el castaño, tomando su mano y extendiéndola para dejar el anillo ahí. —La gente te quiere.
La ojiverde volvió a suspirar.
—Yo te amo. —Continuó hablando Ben. — ¿No me amas? —Le preguntó.
La chica de la Isla bajó la mirada hacia el anillo que se encontraba en la palma de su mano, lo tomó con delicadeza y sonrió al observarlo pues le recordaba los buenos momentos que había pasado con el muchacho, pero al volver a verlo a los ojos le regresó el accesorio y cerró la palma de su mano para luego alejarla.
—Te amé, pero ya no lo hago. Y no es tu culpa, porque tú siempre me diste lo mejor de ti, pero estoy enamorada de alguien más. Y, sinceramente, tú te mereces a alguien mejor que yo. —Le contestó la joven— Tengo que alejarme porque es lo mejor para ti y lo mejor para Auradon.
—Mal, no, por favor. —Masculló el chico Bestia, intentando acercarse más a ella, pero la susodicha retrocedió.
—Ben. Yo no puedo hacer esto. —Sentenció la chica de cabello morado antes de darse la vuelta para tomar una de las latas de graffiti que había dejado en el carrito, mientras el rey la seguía con la mirada. —Debes irte, Ben. —Añadió, para luego subirse de nuevo a la tarima y darse la vuelta.
—Ben, por favor, vete. Por favor, lárgate. —Insistió la muchacha, por lo tanto el castaño simplemente se giró lentamente, comenzando a caminar hacia la salida mientras Mal lo observaba; conteniendo la respiración hasta que oyó como luego de unos instantes la puerta de la guarida se cerraba de un portazo.
༻♕༺
El rey bajó las escaleras, captando la atención de sus acompañantes. Carlos y Rosie se levantaron, los cuatro dirigieron sus miradas hacia el descendiente de Bella mientras la reja se cerraba tras el joven.
— ¿Entonces...? —Quiso saber Evie. — ¿Dónde está Mal?
—Ella no volverá. —Informó el castaño, derrotado. Quería lo mejor para ella, incluso si él no era la persona que la ojiverde necesitaba a su lado, pero aun así su corazón estaba roto.
— ¿Qué? —Se sorprendió la princesa malvada, sintiendo como una parte de ella moría luego de oír esa declaración. Los VKs intercambiaron miradas y la reina de Costa Luna se apresuró a caminar hacia la chica de cabello azul, mientras el AK empezaba a alejarse del grupo, con la cabeza baja— Hablaré con ella. —Dijo, pues no podía perderla otra vez, así que avanzó hacia donde se encontraba el intercomunicador para entonces encenderlo.
La agente del PPP observó la reja cerrada, pensando en cómo podría abrirla, en caso de que la situación lo ameritara.
— ¿M? —Llamó la hija de Regina, esperando unos segundos para ver si ella le respondía, pero eso no sucedió así que decidió continuar hablando mientras sostenía el intercomunicador con una mano y Carlos levantaba la cabeza, observando la ventana de la guarida que estaba a pocos metros de la calle—: Mal, soy Evie. Solo déjame hablar contigo por un segundo. Mal, vamos.
La chica de cabello morado había oído todo desde el interior del escondite, así que caminó hacia donde se encontraba el intercomunicador y movía la palanca que le permitía que la oyeran desde la calle.
— ¡Vete lejos! —Demandó la ojiverde para luego alejar el intercomunicador de su rostro, sin querer saber nada más.
Evie dejó escapar un suspiro cuando Rosie y Jay se aproximaron a ella para tratar de consolarla, el moreno la tomó suavemente del brazo y la princesa malvada los observó.
—Démosle un par de horas para que ella se calme. —Sugirió el descendiente de Jafar.
— ¿¡Un par de horas!? —Repitió la princesa malvada, horrorizada. — ¡Tú dijiste que entrabamos y salíamos, no que deberíamos vagar por las calles por quien sabe cuanto tiempo hasta que Mal decida que quiere hablar con nosotros!
—Sea lo que sea que Ben le haya dicho, seguramente la hizo perder la cabeza. —Añadió la novia de Carter. —No es tu culpa. —Le recordó.
— ¡Pero siempre tenemos charlas de chicas! —Comentó la chica de cabello azul, empezando a desesperarse. — ¿No le presté la atención que ella necesitaba y por eso ahora me está rechazando?
—Nos está rechazando a nosotros también, E, así que creo que todos le fallamos sin habernos dado cuenta. —Le hizo saber el pecoso, intentando reconfortarla.
—Culparse los unos a los otros no va a servir de nada. —Intervino Rosie, colocando ambas manos en sus caderas y girándose para reclamarle al rey... que no estaba a la vista— Pero, demonios, Beast; ¿qué mierda le dijis...? ¿Ben?
— ¡Chicos! —Exclamo De Vil, observando a su alrededor. Los tres caminaron hacia él, confundidos — ¿Dónde está Ben? —Dudo. Jay miró a la princesa malvada, luego a la agente del PPP, quien colocó una mano en el hombro de la descendiente de Regina.
— ¿Ben? —Lo llamó Evie, el moreno volvió a observar hacia la calle. Los cuatro vieron como una silueta caminaba hacia ellos y Rosie sintió como su corazón volvía a latir a medida que aquella sombra se acercaba más, pero aun así lo iba a matar. — ¡Ben!
El joven ladrón apoyó su brazo sobre una de las vigas, mientras Carlos dejaba escapar el aire que había estado reteniendo y la chica de cabello azul respiraba hondo para no darle un taconazo en la cabeza; solo porque no quería ensuciarse los pies.
— ¿¡Tú te crees que este es el lugar perfecto para andar jugando a las escondidas, en un lugar lleno de villanos, estúpido!? —Le recriminó la novia de Carter, furiosa.
Aquella sombra casi salía de la oscuridad, por lo tanto aceleró el paso.
—Ben, no nos asustes así. —Añadió la princesa malvada, colocando ambas manos en sus caderas y apartando la mirada por unos segundos.
— ¿Que no los asuste? —Habló finalmente un pirata, levantando la cabeza y abandonando la oscuridad, llegando junto al cuarteto. El hijo de Cruella se quedó shockeado al verlo, cuando el recién llegado se detuvo frente a ellos con una sonrisa maliciosa —Pero esa es mi especialidad.
— ¿Quién es este? —Preguntó Rosie, confundida, pero asegurándose de que Evie no se aproximara demasiado a él.
—Harry. —Exclamó la chica de cabello azul, poniéndose alerta mientras Jay bajaba la mano de la viga, los dos avanzaron lentamente hacia el recién llegado con la intención de intimidarlo; aunque no les funcionó. La agente del PPP también se adelantó, colocando una mano en el brazo de Evie para mantenerla cerca.
— ¿Qué hiciste con Ben? —Preguntó el joven ladrón, molesto. Hook abrió la boca antes de darse la media vuelta para señalar hacia la calle.
—Oh, uh... —Dijo el primer oficial de Uma, volviendo a ver a los VKs y a la chica que los acompañaba— ...lo secuestramos.
—Claro que lo hicieron. —Mencionó Rosie, resignada, presionó sus labios para evitar decirle todo lo que pensaba a ese desconocido. — ¿Y dónde está el resto de tu monólogo malvado, don Me Visto Como Una Frutillita Hecha De Cuero? —Añadió, sin dejar que la situación la sobrepasara. Harry alzó una ceja cuando escuchó aquel apodo.
—Mm-hmm. Sí. —Afirmó el pirata, con tono burlón, para luego señalar hacia la guarida con su dedo y mirando hacia arriba. —Y si quieren verlo de nuevo, hagan que Mal venga al Fish & Chip esta noche. Sola. —Prosiguió, señalándolos a los VKs con aquel dedo, apenas unos instantes más tarde mientras apuntaba a Carlos con su garfio.
—Descuida, tampoco quería comer atún en mal estado. —Le gruñó el menor de los VKs.
—Uma quiere... una pequeña visita. —Aclaró Hook. —Ya saben lo que dicen, tres son multitud, cinco son bacalaos, ocho es un bizcocho y el culo te abrocho...
Los chicos de la Isla rodaron los ojos, ellos tenían bastante claro que aquel idiota no sabía contar, pero la extranjera simplemente ladeó la cabeza con confusión para luego arrugar la nariz ante sus últimas palabras.
—Aunque una cena no estaría nada mal. —Susurró el descendiente de Jafar, la novia de Carter frunció su ceño y Evie le dio un codazo. — ¡Una cena y una paliza, eso fue lo que dije!
—Aw, Jay. —Dijo el chico de abrigo rojo, mirando al moreno y ladeando la cabeza para hacer pucheros. —Parece que perdiste tu toque. —Se burló.
El joven ladrón reaccionó ante la provocación, claramente, avanzando con la intención de darle un buen puñetazo a ese desgraciado; sin embargo Evie colocó una mano en su hombro velozmente para detenerlo.
— ¡Jay! —Le recriminó la princesa malvada, no podían empeorar las cosas.
El primer oficial de Uma simplemente se largó a reír, para luego mirar a Carlos y ladrarle en la cara, sonriéndole con cinismo antes de darse la vuelta y retirarse; silbando una versión de Chillin like a villain.
El cuarteto lo vio marcharse, pero el hijo de Jafar observó hacia arriba y luego miró a sus compañeros, entonces se dispuso a trepar por las maderas de la guarida; mientras Evie, Rosie y Carlos formaban una fila tras él para seguir sus pasos.
Solo esperaban que Mal estuviera más calmada, porque lidiar con una villana malhumorada que claramente estaba en una crisis existencial no era exactamente algo que la reina de Costa Luna tuviera ganas de hacer.
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