Capitulo 2.
❝She didn't know if she was gonna survive, it all got so much better with time❞
En la Isla de los Perdidos, Mal no iba a ocultarse en la guarida para siempre. Deseaba dejar atrás su vida en Auradon, y para eso, necesitaba dejar de parecerse a esa princesita que se había obligado a sí misma a ser.
Básicamente, necesitaba un cambio de look drástico. Y ella conocía el lugar perfecto en donde aquello podría suceder.
Así que abandonó su escondite y caminó por las calles de su hogar, con la mochila colgada en su hombro y avanzando rápido, observando a su alrededor con desconfianza para asegurarse de que nadie la estuviera siguiendo porque la había reconocido. Cuando llegó a su destino, se encontró con un cartel que decía: «Cerrado hasta medianoche» pero ella claramente no podía –ni quería– esperar, así que le dio una ultima mirada a su entorno antes de ingresar al edificio.
Se asomó por la puerta que daba al salón de belleza, recargándose en el umbral de la misma, viendo como todo el lugar estaba repleto de pintura colorida; y una niña estaba usando una tiza para tachar varias tareas que había escritas en un pizarrón para luego tomar una escoba y comenzar a barrer; tarareando una canción que escuchaba a través de sus auriculares. La ojiverde sonrió, la joven parecía bastante feliz, para alguien que vivía en ese lugar. La menor levantó la mirada, percatándose de su presencia.
— ¡Mal! —Exclamó la hija de Drizella, dejando de barrer y quitándose sus auriculares. — ¿Evie también regresó? —Inquirió con emoción e ilusión, pues ambas eran realmente unidas.
—Uff, como si ella quisiera hacerlo. —Mencionó la hija de Maléfica. —Yo, um, olvidé que ustedes no abrían hasta la medianoche. El lugar se ve genial. —Admitió, mirando a su alrededor, mientras que la menor asentía con la cabeza; imitando las acciones de la contraria con una enorme sonrisa repleta de orgullo.
—Así que, ¿cuál es tu trabajo? —Comenzó a preguntar la rubia con mechones morados, comenzando a caminar por la peluquería. — ¿Tu abuela te ha dado algún cliente ya?
—Uhm, unas cuantas brujas. —Dijo Dizzy, aún sosteniendo su escoba. —Tengo mucho que fregar, restregar y barrer. Muchísimo que barrer. —Admitió, dejando el objeto contra la pared.
—Suena como el antiguo trato de Cenicienta, eh. —Masculló Mal.
—Si. —Concordó la pelirroja. —Ella paso de ser una madrastra malvada a ser una abuela malvada.
—Eso no es un gran cambio. —Habló la ojiverde, sintiendo algo de pena por ella. La joven asintió con la cabeza, colocando ambas manos en sus caderas. —Hey, Dizzy, tú solías peinar a Evie; ¿no es así?
—Si, las pequeñas trenzas fueron mi idea. —Confesó la nieta de Lady Tremaine con orgullo, uniendo sus manos.
— ¿Tienes algunas ideas para mi? —Inquirió la rubia.
La menor hizo un gesto con sus manos, mientras la examinaba con atención, para luego acercarse a ella y tomar un mechón de su cabello.
— ¿Rubio descolorido con puntas moradas? ¡Es lo mejor de todos los mundos! —Dijo la descendiente de Drizella, logrando que la VK riera ante el entusiasmo de la pequeña. —Aunque, pensándolo mejor, ¡no puedes ver donde termina tu cabello y empieza tu rostro! —Añadió.
La descendiente de Maléfica apartó la mirada, había hecho lo mejor que había podido con su libro de hechizos. La pelirroja tomó su mano, dirigiéndola hacia una silla mientras la mayor se quitaba la mochila con su brazo libre y la dejaba sobre su regazo una vez que tomó asiento.
— ¡Oh! ¿¡Qué es esto!? ¿¡Rosado aburrido hasta la muerte!? —Exclamó la pequeña, soltándola y girando la silla, apoyándose en la misma. —Mh, ¿qué tan lejos puedo ir?
—Lo que quieras. —Contestó la adolescente, encogiéndose de hombros. —Quiero decir, cualquier cosa que me haga sentir como yo, pero ya sabes; mucho peor... Estaba pensando en tal vez cabello rosado, lacio, con flequillo... —Sugirió, ladeando la cabeza.
— ¡Yey! —Celebró la nieta de Lady Tremaine con entusiasmo, para luego mirarla como si hubiera dicho la peor grosería del mundo. — ¿¡Estas demente!? ¡Eso es lo mejor de ningún mundo, Mal Igna! ¿¡Es que Evie no te ha enseñado nada sobre cabello!? —Protestó, dándole un golpe en el brazo para luego caminar hacia su mesa de trabajo en donde tenía sus tijeras, las abrió y las cerró para luego girarse a ver a la adolescente; que sonrió de manera incómoda.
Un rato más tarde, cuando la menor ya se había encargado de arreglar el cabello de Mal y lo estaba secando, se dispuso a pintar sus uñas de color negro; soplando el esmalte para que se secara mas rápido. Mal puso los ojos en blanco mientras la pelirroja terminaba de pintar sus uñas y se levantaba de su asiento con una sonrisa victoriosa, chillando de emoción.
Una vez que su cabello estuvo seco, la hija de Drizella hizo girar la silla en la que la VK estaba sentada, deteniéndola frente al espejo roto. Mal se incorporó, agachándose un poco para contemplar su cambio de look, dándose cuenta de que su cabello se veía igual que el que tenia cuando había soñado despierta lo que habría sucedido si los core four hubieran elegido el mal en lugar del bien; apoderándose de Auradon y ofreciéndoles manzanas a los AKs.
— ¡Hey!, ahí estoy. —Exclamó la ojiverde, sonriendo victoriosa, mientras apoyaba sus manos en sus rodillas.
— ¡Voila! —Dijo Dizzy, abriendo sus brazos con alegría.
—Voila. —Repitió la chica de cabello morado, para luego sacar un billete del bolsillo de su pantalón y entregárselo a la joven.
— ¿Para mí? —Inquirió la nieta de Lady Tremaine, tomando el dinero.
—Si, te lo has ganado. —Aseguró Mal, la menor sujeto el billete con ambas manos mientras que con una enorme sonrisa se dirigía hacia el mostrador, dispuesta a guardar el mismo en la caja registradora.
—Entrégalo, enana. —Demandó Harry Hook, caminando hacia ella y extendiendo el brazo con el que no sujetaba el garfio. La pequeña hizo una mueca, pero se lo dio de todas maneras. El pirata golpeó el mostrador con su garfio varias veces. —Y ahora, el resto. —Le indicó, así que la pelirroja rodeó el mostrador y abrió la caja registradora para sacar lo poco que había ganado y entregárselo. El recién llegado se metió el billete en la boca para luego tomar el resto del dinero, mientras que la VK observaba la escena, masticando un chicle que se había metido a la boca hace unos segundos.
—Gracias. —Habló él, mientras que la pequeña apoyaba uno de sus codos sobre el mostrador, apoyando su rostro sobre su puño cerrado. El pirata se dio la vuelta con la intención de irse, demasiado acostumbrado a esa rutina, que ni siquiera se había percatado de la presencia de aquella traidora.
— ¿Sigues haciendo recados para Uma o te quedas lo que robas? —Cuestionó la descendiente de Maléfica, provocando que el chico de abrigo rojo se girara, quitándose el billete de la boca cuando hizo contacto visual con la chica que antes no había notado.
—Vaya, vaya, vaya. —Exclamó el hijo de Hook. —Que agradable sorpresa.
—Hola, Harry. —Lo saludó la ojiverde, mientras todavía masticaba el chicle.
—Solo espera a que Uma se entere que has vuelto. —Mencionó el pirata, caminando hacia ella con una sonrisa maniática en su rostro. —Ella nunca va a devolverte tu antiguo territorio.
—Oh, bueno, eso está bien... porque yo lo recuperaré. —Replicó la chica de la Isla. Harry no pudo evitar reír.
—Podría lastimarte. —Le advirtió el primer oficial, pasando el garfio por su cabello, hasta que la chica lo sostuvo de manera bruta para luego quitarse el chicle de la boca y colocárselo en la punta del garfio
—No sin su permiso, supongo. —Le dijo Mal, sin siquiera inmutarse.
El pirata volvió a reírse, mientras se llevaba el garfio a la boca, comiéndose el chicle y retrocediendo hacia la salida para luego usar su mano libre para tirar todo lo que estaba encima del mostrador. La VK adolescente ladeó la cabeza, pensando en que aquel había sido un patético intento de intimidación que no había funcionado, vio como Hook hacía una falsa reverencia ante ella para entonces girarse; chocando con una chica que acababa de entrar a la peluquería.
—Fíjate por donde caminas, inútil, porque si me vuelves a estorbar; me voy a encargar de clavarte el garfio en el ojo. —Le recriminó Carter, indignada.
—Que encantadora manera de ser. —Exclamó Harry, de manera sarcástica, tomándola de la muñeca con fuerza y arrojándola al suelo; junto a las cosas que había tirado. —A ver si así aprendes a respetar a un pirata, o te voy a mandar de regreso a donde perteneces de una patada, perdida. —Le advirtió antes de retirarse.
— ¡Vuelve a tocarme y la próxima vez que te vea, te arrojaré a los tiburones hambrientos, bacalao apestoso! —Le gritó la muchacha que se encontraba en el suelo, a pesar de que el pirata ya se había marchado, bufó y acomodó su cabello para luego mirar a la niña que trabajaba ahí. —Dizzy, ¡me pegaron un chicle en el cabello! ¿Me lo sacas?
—Genial, más para barrer. —Se quejó la pelirroja, viendo como Mal se acercaba para ayudar a la chica a incorporarse. —Genial, más cabello que cortar.
༻♕༺
Jay, Ben, Evie y Carlos bajaron las escaleras del castillo que los llevaba hacia la calle, usando la ropa de cuero que la hija de Regina había confeccionado; claramente.
— ¿¡Como que no me puedo robar una limusina!? —Protestó el descendiente de Jafar, para luego aclarar su garganta. —Quiero decir, pedir prestada una.
— ¡Pensé que te había quedado claro! —Dijo el rey, mirándolo de reojo.
— ¡Esperen! —Les llamó la atención la princesa malvada, captando la atención de los tres, quienes la miraron. —Algo esta mal.
Los chicos la observaron confundidos, pero estando alertas, hasta que la chica de cabello azul se acercó al hijo de Bella y Bestia para bajar mas el gorro de lana que llevaba; ocultando su cabello.
—Listo. —Anunció Evie, más calmada, justo cuando una limusina se estaciono frente a ellos.
— ¡Yo llevo las escopetas para disparar! —Aseguró Dude, bajando las escaleras a toda velocidad, moviendo la cola con emoción. Todos lo miraron, extrañados.
—No, Dude. Quédate. —Le indicó su dueño, señalándolo con un brazo. —La Isla es demasiado peligrosa. El cachorro sollozó, frustrado, mientras Evie abría la boca con algo de sorpresa.
— ¿Él acaba de...? —Inquirió Jay, señalándolo con un dedo. Carlos lo miró.
— ¿Hablar? —Completó el pecoso. —Sí, lo sé. Te cuento más tarde. —Murmuro, queriendo evadir aquel tema, dirigiéndose hacia el vehículo que acababa de aparecer frente a ellos.
—Esto no estaba aquí antes, pero yo conduzco. —Comentó el hijo de Jafar, dirigiéndose hacia el lado del conductor, pero antes de que pudiera abrir la puerta; la persona que estaba en su interior bajó la ventanilla.
— ¡Buenas noches! —Saludó una muchacha, acomodando su cabello. —Lo lamento, pero esta es mi limusina, la única que la conduce soy yo.
— ¿Y a ti quién te llamo, muñeca? —Dudò el joven ladrón, alzando una ceja. —No puedes venir a donde vamos, no es lugar apto para lindas desconocidas. —Se opuso, cruzándose de brazos.
—Ben. —Respondió la chica, encogiéndose de hombros y sonriéndole de forma amable. —Tú no eres nadie para decirme a donde puedo ir y a donde no, muñeco. Y gracias por lo de linda desconocida, pero creo que soy un poquitito demasiado lesbiana para ti.
—Ella es una amiga, es parte de una agencia que se encarga de proteger a las princesas de todo el mundo, vino para ayudarnos así que... compórtense. —Intervino el chico Bestia, sonriéndole a la recién llegada para luego abrir una de las puertas traseras y meterse en el vehículo, esperando a que los VKs lo imitaran.
—Llevarla a casa es arriesgado, ¡no conoce la Isla! —Empezó a protestar Carlos.
— ¡No conoces la Isla! —Repitió Jay, señalándola.
—Oh, pero si están dispuestos a llevar al rey de Auradon a la Isla, que es muchísimo mas peligroso que llevarme a mi; Rosalinda Marie Montoya Fiore, reina de Costa Luna y agente del PPP. —Replicó la joven. —Miren, no van a ir sin mí, es una decisión que ya esta tomada; así que cierren la boca y suban de una vez.
—Esto no es una buena idea, pero no hay que perder más tiempo. —Se quejó el pecoso, negando con la cabeza y subiendo a la parte trasera del vehículo.
—Oh, así que tú eres la chica que Ben contacto para protegerme, ¡sabes lo que quieres y eres muy linda! —Mencionò Evie, sonriendo. — ¡Yo voy adelante! ¡Tienes que contarme quién te hizo ese vestuario tan adecuado! —Pidió, rodeando el auto y abriendo la puerta para entrar.
— ¡Es un placer conocerte! Tú tienes un estilo fantástico, pero respondiendo a tu pregunta, mi diseñador de atuendos; el señor Elegante, fue quien hizo esto para mi. —Respondió Rosie, para luego girar la cabeza, observando al único que VK que permanecía afuera del auto; cruzado de brazos y haciendo pucheros. La chica se colocó los lentes de sol que tenia en su cabeza. —Entra, perdedor, nos vamos a la Isla.
—Solo voy a entrar porque quiero escuchar como es que ese perro empezó a hablar, pero estoy en desacuerdo con toda esta locura. —Aclaró Jay antes de ingresar a la parte trasera para luego dar un portazo. Ben le entregó el control remoto que abría la barrera a la chica que conducía.
— ¡Cinturones abrochados, VKs a bordo, control remoto de la barrera en buenas manos y nos vamos! —Anunció la chica de Costa Luna, encendiendo el auto nuevamente y comenzando a conducir.
—Cuando crucemos el puente, estaciónate bajo el muelle en el antiguo garaje, yo te indicaré donde es; ¿he sido clara? —Habló la princesa malvada.
—Entendido. —Accedió Rosie, dirigiéndose hacia la frontera de Auradon, a la cual llegaron unos minutos mas tarde y la joven abrió la barrera con el control remoto; cruzando por el puente hacia su próximo destino: La Isla de los Perdidos.
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