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•3.3•

|Summer|

Con lentitud abro mis ojos tratando de asimilar lo que pasó tras haberme lanzado del techo y nunca caer. Observo con cuidado a mi alrededor, dandome cuenta de que me encuentro en mi habitación, lo cual hace esto aún más confuso y sin sentido.

¿Acaso eso fué un sueño?

~Levántate y averigua

Si claro, eso haría pero ahora mismo me encuentro temblando de miedo.

Después, mi vista se fija en aquella persona que se encuentra recostada en esa malgastada y pequeña silla, logro distinguir su figura pero no su rostro.

Me acerco lentamente, esperanzada de que este sea un sueño y no una realidad, porque el que nuevamente aquella sombra se encuentre en mi habitación me causa repulsión y temor.

Por lo que aún con las piernas temblando y con el pulso de mi corazón siendo acelerado, me acerco con las manos cerradas, formando un par de puños.

Al estar a unos escasos pasos de distancia, puedo ver como la tenue luz de la lámpara proyecta sombras sobre su rostro, y descubro que tiene facciones delicadas y marcadas con sutileza, fácilmente podría pensarse que es modelo.

Dejé escapar un suspiro tras caer en su fantástico aspecto, porque no podía negarlo, el dichoso intruso si que era atractivo.

Me acerco aún más para observarlo a mayor detalle y tener mejor visibilidad de su rostro; justo cuando me acerco abre los ojos, los cuales se encuentran como carbones incandescentes. Y aquel destello rojizo entre sus ojos va desapareciendo conforme se pone de pie, y maldición, es así como comienzo a casi babear con su delirante esencia y exquisita apariencia.

Él es alto, ridículamente tonificado y melancólicamente guapo, sus ojos cambian entre una serie de colores, siendo estos : gris, violeta, rojo y celeste; como una serie de luces navideñas, parpadeo un par de veces pensando que quizás esto sea solo producto de mi imaginación, pero a medida que voy parpadeando y él no desaparece empiezo a creer que es real.

El chico parece estar completamente confundido al igual que yo, porque me observa sin disimulo alguno de pies a cabeza una y otra vez.

Posteriormente de esto se retira de mi habitación, lo hace sin dirigirme palabra alguna.

Pensé que estaba cayendo en la demencia, por todo lo que había pasado en tan solo un par de horas.

—¿Esto es real?—murmuro con inquietud.

~No bajes la guardia, mantente alerta.

Ignoro a la voz de mi cabeza y avanzo en dirección de aquél chico misterioso; sigo hasta llegar al pavimento.

Miro hacia el horizonte y sin comprender que está pasando vuelvo a escuchar aquel ligero silbido que me resulta un sonido bastante embriagador y nostálgico, comienzo a sentir mis mejillas empapadas y el viento frío chocar contra mi rostro, haciendo que sienta pequeños pinchazos en ellas.

Estaba llorando.

Un bucle de emociones confusas me embarcaron, el dolor que tengo en el interior me está consumiendo, entre suaves susurros comienzo a balbucear —no puedo con esto—logro sentir como la luz de la luna me abraza, como si me estuviera escuchando, aquel silbido se torna en una suave melodía que me hace sentir tranquilidad y paz, era reconfortante escucharla, pero desgraciadamente como en toda mi vida, lo bueno dura poco, pues una voz llega a romper aquella burbuja de tranquilidad que se estaba formando.

—¿Qué haces afuera?—La misma señora que ayudé hace poco me pregunta.

—Es demasiado para mí—Digo en voz baja, mi lengua se había soltado, tenía la necesidad de hablar.

—¿Lo has conocido?—

—¿A quién?— Sintiendo aún esos pellizcos en mis mejillas yo le pregunto.

—Entonces aún no se presenta—

—¿Quién no se ha presentado?—Vuelvo a preguntar confundida

—Caelum estará molesto, muy molesto—

—¿Caelum?, ¿Quién es...?—

Un fuerte trueno hace presencia y aquella mujer sujeta mi brazo acercándome sin tacto ni delicadeza a su fisionomía.

—Caelum ya lo sabe, el está molesto, ese chico es un desobediente, se supone tiene que estar aquí, llámalo—Pide con desesperación.

—¿Llamarlo?, ¿A quién?—Pregunto con la misma voz, sino es que más desesperada y confundida.

—A tu guardián—

—¿Mi guardián?,¿De qué está hablan...?—La observo tratando de comprender que es lo que esta pasando, o al menos darle sentido a lo que dice.

Pero una figura masculina se puede ver entre el movimiento del viento y el choque de este con las hojas de un árbol, puedo ver que se acerca a nosotras; y yo me encuentro en una clase de estado de trance, porque quise correr pero mis piernas no obedecían a mi deseo; parecen estar pegadas al pavimento.

—¿Qué esperas? Llama a tu guardián— Suplicaba sin apartar la vista de la figura que se acercaba.

—No tengo ningún guardián, ¿Cómo se supone que llame a algo que no tengo o siquiera conozco?—

—¿No conoces su nombre?—

—Yo no tengo a ningún guardián, lo siento—Le digo cabizbaja, al parecer piensa que hay un "guardián" que vela por mí, como aquellas fábulas o mitos que me narraba mi abuela cuando era una niña.

—Lo siento pequeña, pero necesito hacer esto para que venga—Me dice para después sacar de su bolsillo una llave.

~No grites, respira y rechaza el dolor.

La miro atentamente, coloca aquella llave en mi brazo, y presiona con una fuerza impresionante aquella pieza metálica contra mi piel, el dolor es intenso, puedo sentir como mi piel se empieza a rasgar capa por capa, suelto un quejido, puedo notar aquel líquido tibio de tono rojizo brotar de la herida que se había generado en mi brazo.

—Llámalo pequeña, hazlo— Decía entre bisbiseos, dando una vuelta más de aquél metal sobre mi piel ya herida.

—No sé de qué está hablando, ya le dije que no conozco a ningún guardián—Respondo con mis cuerdas vocales a punto de ser desgarradas, me estaba conteniendo de gritar y pedir ayuda, respirando tan profundo y lentamente para tratar que el dolor disminuya tras ejercer presión sobre la herida.

—Ayuda, solo pide ayuda—

—No la necesito—

Aquella figura varonil formada entre las hojas avanzaba amenazante hacia nosotras, un par de ramas comienzan a entrelazarse, formando una especie de animal. Aquella señora empieza a mostrarse asustada, supe que estaba aterrorizada al sentir como clava sus uñas en mi piel, dejando rasguños con una profundidad considerable.

Aaaagh—Me quejo por el dolor

—No seas tonta, llama al guardián— ordena

—Maldita sea—Murmuré, pensando que quizás esté bajo los efectos de algún medicamento que recibí en el hospital. Pero el dolor era bastante como para ser falso
—No puedo llamar a algo que no conozco—

—Tendré que obligarlo a que venga entonces—Me dice y después de eso con fuerza logra doblegarme, haciéndome caer.

La miro a los ojos sorprendida por la fuerza que tiene aquella mujer para su edad.

No puedo moverme, y ella aprovecha para colocar su mano en mi cuello, haciendo presión sobre este, saca nuevamente aquella llave levantando su brazo y apuntando a mi cuello,puedo notar su intención, por lo que trato de escapar, pero mi vista se ha tornado borrosa por la falta de aire causada por la asfixia. En el momento en que va a clavar aquella llave escucho una voz que la interrumpe, y ella suelta un gruñido.

~Todo va a estar bien

—Atrevete a tocarla, o a querer volverle hacer daño, y lamentarás haberlo hecho—Una voz que extrañamente me resulta familiar, y que hace que ella sonría, o eso parecía la mueca que hizo con sus labios.

—Hola guardián, que gusto verte ¿Por qué tardaste tanto?-Dice mientras presiona con más fuerza mi cuello, robando el poco aire que había logrado recuperar.

—Caelum, ¿Podrías decirle que deje a la chica?—

—¿Por qué debería de hacerle caso a un desterrado de Elysian?—

—Oh, vamos viejo—Insiste aquella voz conocida-por los viejos tiempos,¿Qué dices?

De un momento a otro un fuerte sonido entre el aire empieza a surgir,mi vista comienza a nublarse y todo se pinta de negro.

Caelum y Gareth habían logrado que aquella hada o mejor conocida como Síofra se quitara de encima del débil y herido cuerpo de Summer.

—Entonces era verdad—Habla Caelum

—¿Lo de Elysian?—

—No, que fuiste asignado a una humana como guardián—

—Oh, en realidad mi misión era cuidar de su hermano—

—¿Y porqué la defendiste? ¿Por qué no estás con el humano que te fué encomendado?—Le dice Caelum frunciendo el ceño.

—Su hermano se suicidó, ella también iba a hacerlo pero el viejo me dijo que la salvara, ella tampoco tenía un guardián asignado —Responde, encogiéndose de hombros, mirando a la chica que respiraba con lentitud.

—Ten cuidado, no puedes cuidar de alguien más—Le advierte 

Gareth no responde, solo se dirige al cuerpo de Summer, la observa detenidamente, ella tenía unos ojos violeta con detalles celestes, eran preciosos, sus labios rosados cerca del carmesí, mejillas ligeramente rosadas y lo más llamativo de ella era su cabello, tenía destellos plateados pero en su mayoría era blanco, bastante raro y poco común a su parecer.

La figura de Caelum formada entre las hojas y el viento se acerca a Gareth, observando a la chica que se encontraba en el suelo, sus labios se tuercen en una muñeca de disgusto al ver todos los pequeños hematomas y marcas en su cuerpo, todas se veían frescas, lo que indicaba el daño que recibía la joven.

—¿Qué le pasó?—Pregunta, sintiendo aflicción y lastima por la chica peliblanca.

—No lo sé, ¿Habrá sido aquella Síofra?—

—No lo creo, un hada nunca dejaría ese tipo de marcas, solo los rasguños y ese hueco en su piel—Indicó, señalando la herida con sangre que brotaba y escurría.—Un humano tampoco hace ese tipo de marcas—

—¿Qué quieres decir?— Cuestiona, dando un pequeño giro para quedar al frente suyo a la figura de Caelum.

—Tengo un mal presentimiento, lo mejor es que nos vayamos—

—¿Y dejarla aquí? ¿Sola?—Consternado por la orden de su maestro le pregunta— ¿Al menos sabes quién es o qué pasó con su familia, y qué me dices de su hermano? ¿Dónde estaba ella? ¿Y sus padres?—

—Quisiera decirte algo más, y ayudarla, pero no puedo recordar nada sobre ella antes de hace dos días —

—¿Cómo es posible eso?—Le dice Gareth

—No lo sé, parece que dejó de existir dos días y hoy volvió al imperio roca—Le dice mientras el volumen de su voz se va deteriorando—El viejo dijo que tres deseos debes cumplir para que puedas volver a Elysian, puedes utilizar a la chica, comparte un lazo de sangre con tu misión.—Recordó y aconsejó.

Gareth pudo ver como la figura de Caelum junto con su voz iban desapareciendo.

Suspiró y miró nuevamente el cuerpo de Summer, con un chasquido de dedos llegaron a la dimensión de la chica, notó que todo era un lío en la casa de ella, así que arrepentido vuelve a chasquear sus dedos para quedar en esa dimensión que solo un guardián bien entrenado puede evitar cualquier rastro.

Porque su instinto pedía a gritos que mantuviera alejada a la joven de su mundo.

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