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7. Emergencias de corazón

Cuando el primer rayo de sol golpeó a BaekHyun en la cara, se levantó de un salto y salió a toda velocidad del departamento de su novio sin desayunar. Tomó el primer taxi que encontró y llegó a casa como a las ocho. Se le estaba haciendo tardísimo para ir a cursar. Era apenas viernes, y él había creído como todo un idiota que era sábado. ¡Imbécil!

Entró como una tromba al departamento y se cambió a toda la maldita velocidad que pudo en el cuarto. Tiró los apuntes prácticamente dentro de la mochila y corrió al baño, abriendo la puerta de golpe.

Oh, diablos.

¿Por qué mierda SeHun seguía en el departamento? ¿No iba a estudiar?

El joven apenas envuelto en una toalla volteó a verlo. En otra ocasión, BaekHyun se hubiera sonrojado, pero en ese incómodo instante, solo se miraron sin saber muy bien qué hacer o cómo actuar.

Los ojos de BaekHyun bajaron por el cuerpo del pelinegro, escaneando su húmeda piel por primera vez en tantos años que ya no los podía contar.

En todos esos años de amistad, SeHun jamás le había dejado ver su estómago desnudo cuando se bañaban. SeHun tenía un severo problema con que él —no estaba seguro de si otras personas también— viera su abdomen, y hubo veces en las que incluso lo obligó a cerrar los ojos mientras se cambiaba. Si alguien le decía que SeHun tenía sexo sin quitarse la camiseta, él no se reiría. BaekHyun siempre había creído que era una gran inseguridad que tenía sobre su pecho o abdomen, pero ahora sabía que había estado muy equivocado al respecto.

Y no le gustaba absolutamente nada lo que estaba viendo.

—Vas a decirme ya mismo quién te hizo eso —espetó, entrando de una zancada al baño y acorralando a SeHun. Lo hizo retroceder hasta que chocó con la mampara—. ¡SeHun!

—No es tu maldito problema —dijo él con la voz ahogada—. Vete, BaekHyun. Lo digo en serio.

SeHun tenía el abdomen lleno de pequeñas cicatrices circulares e irregulares. BaekHyun las había visto una vez en una película que le hicieron ver para una tarea de la universidad. 

Era la marca que dejaba el cigarrillo al ser apagado sobre la superficie de la piel.

BaekHyun cayó de rodillas cuando las piernas le temblaron, y no pudo evitar ponerse a llorar, porque los recuerdos de la secundaria volaron a su mente repentinamente y todo cerró.

—¿Por eso ellos nunca me molestaban? —susurró.

Un fuerte golpe lo hizo sobresaltar. SeHun acababa de darle un puñetazo a la mampara.

—Joder, BaekHyun. Es cosa del pasado y realmente no necesito tus preguntas. Por favor.

—¿Cómo es una cosa del pasado si es la primera vez que veo tu abdomen después de tantos años?

—Ese es mi problema, no el tuyo. Has estado muy bien sin saber del tema hasta ahora, ¿no? Mejor que siga así.

BaekHyun apretó los puños de rabia y se puso de pie para enfrentarlo de nuevo.

—Eres tan... tan jodidamente egoísta... —dijo con la mandíbula castañeando de la rabia—. Quieres ser el maldito héroe, pero somos dos en esta maldita amistad. ¡Dos! Y tú no puedes aguantar cada jodido golpe por mí, SeHun. No debiste hacerlo en ese entonces tampoco.

—No tienes idea. 

Ante la negativa de su amigo, él comenzó a ver rojo. En realidad no estaba enojado con SeHun, sino consigo mismo. ¿Cómo nunca se había dado cuenta de que la actitud de SeHun iba más allá de lo que atribuyó a una inseguridad? ¿Qué tan ciego había sido?

—Fueron tres años los que estuvimos en esa secundaria —susurró, tembloroso—. ¿Dejaste que te hicieran cosas por tres malditos años?

—¡Claro que los dejé! ¡Dejé que hicieran lo que ellos quisieran! —gritó SeHun, fuera de sí—. ¿¡Acaso crees que iba a dejarlos ponerte un puto dedo encima!? Hubiera dado mi vida por protegerte, y no me arrepiento de nada. 

—¿Por qué? —soltó, pero luego la rabia reemplazó la tristeza—. ¿¡Por qué rayos nunca fuiste capaz de decírmelo!? Podríamos haber hecho algo, SeHun. No estabas solo.

—Tú tenías a tu madre, a tus amigos... tenías todo... y yo había perdido a mi familia, no tenía nada más que perder. —Se encogió de hombros, roto, tan roto que BaekHyun no sabía si ese era el SeHun que conocía—. No iba a dejar que ellos te tocaran de nuevo. Antes tenían que pasar por sobre mi cadáver. 

—No debiste callarte. Tú no tenías que haber luchado contra todo tú solo. Deberías haberme dicho.

—Ya es muy tarde. Nada de eso importa ahora, ¿qué no ves? —Le pasó por al lado y se detuvo en la puerta, mirando más allá del pasillo, nunca entablando contacto visual con él—. Es cosa del pasado. Así que, por favor, no vuelvas a preguntar sobre esto y respeta mi decisión sobre no involucrarte en mis problemas.

—Volveré a hacerlo. No puedo simplemente... hacer como que no sucedió. Fue mi culpa.

—¡No lo fue! ¡No vuelvas a decir eso! —Se pasó las manos por el rostro con fuerza, dejando su piel roja por la marca de las uñas—. Joder, déjalo atrás. No me es agradable recordar esa mierda. Sólo déjalo, por mi bien, o me harás perder la cabeza.

Y se marchó, sin decir o esperar nada más.

BaekHyun se quedó viendo las paredes húmedas, pensando en que nunca se había sentido tan malditamente culpable en su vida.

* * *

ChanYeol estaba llegando tarde, no, peor, ¡tardísimo! Por eso había tomado la bicicleta —la cual nunca usaba porque le daba flojera— y pedaleado a toda velocidad hacia la escuela. BaekHyun le había pedido que le hiciera el bendito favor de pasar a buscar a MinSeok cuando saliera de clases ya que él se había atrasado por el tráfico al regresar de las clases de piano que le daba a una niña por las tardes en la otra punta de la ciudad. 

Y bueno, él le dijo que sí, pero resulta que el mundo se puso en contra suyo. El ascensor no funcionaba, la entrada estaba trabada porque alguien había querido pasar un enorme mueble. Al menos tenía su bicicleta para ir a toda velocidad.

Vio la entrada de la escuela y aceleró más. En la puerta estaba MinSeok dándole la mano a una joven de su edad, que lucía ropa de maestra, o bueno, como se supone que deben lucir las maestras. ChanYeol entró en cortocircuito cuando ella hizo contacto visual, era bella, no, más que eso. Tenía cabello rojo, un rostro pequeño, y una mirada que destilaba calidez.

ChanYeol se estampó contra un coche por mirarla.

Un dolor sordo en la cabeza, un pitido constante, y oh, dios, él acababa de ser golpeado por la realidad.

—¿¡Te encuentras bien!? —Una voz tan dulce como la miel gritó desesperada y luego lo ayudó a acomodarse sobre la vereda. 

ChanYeol parpadeó, una y otra vez, hasta que pudo enfocar el rostro de la chica. Sintió que estaba delante de un ángel. Romántico, idealista, ChanYeol era jodidamente cliché, cliché y más cliché.

Y hey, tenía novio. Definitivamente no debería sentirse hipnotizado por aquella chica.

—Sí, sí, estoy bien —dijo con voz ronca. Mentira, le dolía hasta el cabello—. Yo, humm... los frenos de mi bicicleta fallaron.

—Ya veo.

ChanYeol, con ayuda de la joven, se puso de pie. Le dolía la rodilla, pero ignoró el dolor. Leyó el gafete de la chica, decía "Park SooYoung".

—Tenemos el mismo apellido. 

Oh sí, y hey, ChanYeol era también bastante estúpido; pero formaba parte de su encanto.

—Lo escucho seguido —dijo ella con una carcajada.

Con un suspiro, el alto tomó la bicicleta. Hizo una mueca de dolor cuando se encorvó, porque le dolía todo, pero todo. Volvió a suspirar y acomodó mejor el pequeño transporte bajo la mirada atenta de la chica, y se encaminaron ambos hacia la entrada de la escuela en silencio.

—Vengo por Kim MinSeok, estoy autorizado por su tutor —dijo finalmente, rompiendo el silencio.

Ella asintió y lo llevó al interior de la escuela para verificar su autorización. Una vez que volvieron a salir, SooYoung le hizo una seña a MinSeok, quien se había quedado sentado en las escaleras de la entrada. Él vino corriendo y se escondió detrás de la joven, atento a los movimientos del aterrador gigante.

—Creo que voy a tener que pedirte que no subas de nuevo a esa bicicleta. —Ella enarcó una ceja al decir eso.

ChanYeol sintió los cuchillos volar y clavarse a ciento ochenta kilómetros por hora directo en su dignidad. ¡Él había traído un casco pequeño para MinSeok!

—Yo no me voy a subir a esa bicicleta —dijo MinSeok en voz bajita, mientras SooYoung le colocaba el casco—. Los elefantes no manejan bien las bicicletas.

—Iremos a pie.

Pero SooYoung no estaba convencida, así que ella dijo que los acompañaría hasta el departamento de BaekHyun, donde se suponía que MinSeok debía ir. Ambos esperaron a la chica a que recogiera su bolsa y luego echaron a caminar hacia el departamento de su novio. ChanYeol trató de no pensar en lo extraña que era aquella autoinvitación de la joven profesora, pero no se quejó.

—Entonces... Sobre BaekHyun-ssi... —Se notaba que Joy no tenía idea de cómo referirse a Baek. Debe—. Debe confiar mucho en ti para dejar que te hagas cargo de MinSeok.

—Sí, nos conocemos hace mucho tiempo —respondió ChanYeol sin dejar de caminar.

—Vaya... ¿Y tienes novia?

—Novio —la corrigió suavemente.

Ella se quedó quieta y el alto sólo se dio cuenta unos metros más adelante. Volteó a verla. La joven estaba pálida en contraste con su cabello rojo fuego.

—¿Acaso todo hombre que conozco le gustan los hombres? —susurró para sí, con el ceño fruncido.

ChanYeol soltó una carcajada y dijo: —Sólo en ese departamento.

—¿Lo dices porque SeHun vive ahí también?

—Sí, aunque no es como si él fuera a admitirlo... oye, espera, ¿conoces a SeHun?

—Soy algo así como su ex. Sólo salimos un mes. —Suspiró—. Ahora es mi mejor amigo gay, aunque él no lo admita. 

—¿Ser gay o tu mejor amigo? —cuestionó ChanYeol.

—Ambas —dijo ella con una sonrisa, volviendo a alcanzarlo.

—No es fácil salir del clóset. —ChanYeol se encogió de hombros y retomó el paso. MinSeok suspiró ante la aburrida charla de los adultos y se acomodó mejor en el manubrio de la bicicleta—. Aunque yo creo que es más bien bisexual.

Y él mismo había pasado por crisis de negación en su momento cuando comenzó a dudar de su sexualidad, así que tal vez podía empatizar un poco con SeHun. Aunque también le quería dar un puñetazo.

—De cualquier forma —dijo SooYoung—, bi o gay, creo que la única razón por la que podría salir del clóset es BaekHyun.

ChanYeol no pudo evitar sentirse mal. Aunque él quería ver a Baek feliz junto a SeHun, no era fácil renunciar a la relación que ellos tenían. Porque a pesar de que eran más amigos que novios —incluso con el título de pareja—, él era fanático de los dulces besos de Baek, de sus abrazos, de la debilidad del chico. Le gustaba protegerlo, mimarlo, e intentar llenar el vacío que SeHun dejaba en él. No quería renunciar a su pequeño, pero sabía que tarde o temprano, o lo hacía él, o BaekHyun lo dejaría. Estaba seguro de eso. Lo suyo nunca había tenido el futuro que él quiso creer.

—Puede que sí —dijo de todos modos—. Probablemente SeHun haya comenzado a dudar de su sexualidad por BaekHyun, no me sorprendería. Él es maravilloso.

—Y además viven juntos y se vieron crecer desde pequeños —suspiró ella—. Me gustaría hacer algo para juntarlos. He visto esa mirada en los ojos de BaekHyun, él estaba muy celoso de mí. Incluso creo que sigue un poco resentido conmigo.

El alto se rió sin humor. Su pecho se contrajo. Él sabía perfectamente de qué hablaba la chica. ¿Era momento para decirle que BaekHyun es su novio?

—BaekHyun es mi pareja, SooYoung —acotó con la voz entrecortada luego de unos momentos de silencio. 

Ella se puso roja hasta las orejas con una gran mirada de culpabilidad.

—Lo siento, realmente no lo sabía. Yo...

ChanYeol negó y pensó en lo delicioso que fue despertar con el chico en sus brazos esa misma mañana, en su rostro plácido, en el vacío que creció, una vez más, en su pecho, ante el conocimiento de que nunca sería realmente suyo.

También sabía que su relación estaba cayendo a pedazos, y ya no había nada que él pudiera hacer.

—No te disculpes, todo lo que dijiste ya lo sé. Créeme que duele, pero... estará bien. —Si BaekHyun llegase a estar con SeHun, si finalmente fuera feliz, entonces quizás él también...—. Si tienes un plan para juntarlos, cuenta conmigo y mi mejor amigo.

—¿Renunciarías a BaekHyun? —Ella lucía genuinamente sorprendida—. ¿En verdad harías algo para que estén juntos?

Él asintió. Miró a su alrededor, ya estaban a tan sólo una cuadra del edificio de BaekHyun.

—Antes de que fuéramos pareja, BaekHyun era uno de mis mejores amigos —explicó con suavidad—. Yo sabía lo jodido que estaba por SeHun, aunque nunca me lo dijo explícitamente. Aún así, me arriesgué; me dije a mí mismo que iba a ser capaz de hacer que se olvidara de él, pero no lo conseguí. ¿Cuántos años más voy a tener que vivir así? Cada día duele más saber que yo no lo puedo hacer feliz. He sido egoísta por no apartarme y estoy seguro de que él también lo está siendo a su manera, pero supongo que ya es hora de que dejemos de hacernos daño.

—Pero... si estás enamorado de él... ¿por qué lo empujarías a los brazos de otra persona? Tienes derecho a ser egoísta. Es la persona que amas.

—Por esa misma razón: lo amo y no lo quiero herir más, o atarlo a mi lado cuando sé que no me ama como lo amo yo. Prefiero estar solo y verlo feliz con SeHun, a que esté conmigo y sea infeliz. Porque de cualquier forma, si él es infeliz, yo también lo soy, aunque estemos juntos.

Sus ojos se habían cristalizado sin darse cuenta. Carraspeó para disipar el nudo en su garganta y vio por el rabillo del ojo cómo la pelirroja asentía.

—Entiendo. Aunque no porque dejen de ser pareja tienen que dejar de ser amigos —aclaró—. Tú podrás seguir viéndolo feliz. Y tal vez, darte la oportunidad de amar otra vez.

—Me gusta cómo piensas.

Ella sonrió y dio un aplauso, aunque sus ojos se veían un poco tristes. ChanYeol lo estaba aún más, pero trató de que no se le notara demasiado.

—Entonces vamos a armar un plan. —Joy se serenó y miró al pequeño—. MinSeok, tápate los oídos.

*

Era ya de noche cuando BaekHyun dio vuelta por decimosexta vez en la cama después de haber estado llorando. Igual que a MinSeok, a él también se le había ido el apetito, así que todos se fueron a dormir temprano para evitar alguna clase de enfrentamiento.

Suspiró, secándose las lágrimas, y se levantó de un salto. Estaba malditamente decidido, él iba a arreglar la situación de mierda en la que ellos se encontraban. SeHun y él iban a poner su mierda en orden.

Caminó hasta el sofá y se metió con cuidado bajo las mantas tratando de no hacer mucho revuelo. Cuando se acomodó bien cerca del borde y miró hacia su amigo, se encontró con su mirada penetrante en la oscuridad.

—¿Qué estás haciendo, BaekHyun?

La voz de su amigo lo hizo estremecer. Se sentía peligrosa, oscura.

—Deja de poner distancias conmigo —susurró—. Estoy harto de tenerte tan lejos.

—Somos amigos, ¿cómo quieres que estemos?

—Eso no parecía importarte hace unos meses. Pero de la nada ya ni hablamos, no me abrazas, evitas toda clase de contacto conmigo, no compartimos cama, no nos bañamos juntos, nada.

—Todas esas cosas que mencionaste las hacen las parejas. —SeHun apartó la mirada—. Nosotros no... no deberíamos.

—Dime, SeHun, ¿desde cuándo estás empeñado en creer que todo lo que hago es porque soy o quiero ser tu pareja? ¡Que sea gay no significa que me esté insinuando! 

SeHun lo miró de una forma que retorció el estómago de BaekHyun. No pudo identificar el sentimiento.

—BaekHyun, tú...

Un llanto los interrumpió.

Ellos nunca se habían levantado tan rápido del sofá para ver qué le pasaba al pequeño MinSeok.

—¡Me duele mucho! —lloraba de dolor el pequeño tomándose el abdomen, con la frente perlada en sudor y sin dejar de temblar. Tenía una fiebre altísima al momento en que BaekHyun le tocó la cara—. Mamá...

Oh, no, eso no les podía estar pasando, no a ellos.

—Llamaré a JunMyeon, le pediré que venga con el coche y nos lleve —dijo SeHun desapareciendo rápidamente del cuarto en busca de su teléfono.

MinSeok comenzó a llorar sin parar, llamando a su mamá entre gemidos de dolor. BaekHyun sintió que todo se quebraba dentro suyo, pero intentó mantener la calma por los dos. Lo arropó bien y fue corriendo a buscar algunos trapos húmedos para ponerle en la cabeza hasta que llegara JunMyeon. 

—Tiene apendicitis —dijo SeHun cuando él regresó al cuarto, ya había hecho la llamada—. Dolor de abdomen, fiebre, escalofríos —enumeró—. Probablemente lo operen.

Oh, ahí iba la palabra mágica para hacer que MinSeok rompiera, esta vez mucho peor que antes, en llanto.

—¡Cállate, idiota! —gritó casi desesperado, dándole un manotazo en el hombro para que se moviera—. No tienes tacto, es un niño.

Pasaron unos diez minutos en los que sin éxito, BaekHyun intentó tranquilizar a MinSeok. Sólo cuando SeHun le empezó a hablar con voz calma sobre las cosas que iban a hacer cuando a Min se le pasara el dolor, lo calmó. 

Y BaekHyun lloró por dentro.

¿Qué podía hacer él para tener ese lazo con MinSeok? Con todo lo que se esforzaba por caerle bien... era su tío, y ni eso conseguía que MinSeok le hablase más que un par de frases, o le obedeciera, o le prestara atención. Y era injusto ver cómo SeHun acaparaba todo de MinSeok, entraban en confianza, jugaban y le sacaba el dolor como palabras.

Aunque en el fondo, entendía la fascinación de MinSeok por SeHun.

El timbre sonó largo y tendido avisando que JunMyeon ya estaba allí, así que bajaron a toda velocidad. El hombre era el que más cerca vivía de su apartamento y tenía coche, no como ChanYeol que su departamento quedaba a un par de kilómetros más de distancia.

Cuando llegaron al hospital MinSeok ya no lloraba tanto, pero las lágrimas continuaban deslizándose por sus mejillas. SeHun lo cargó en brazos hasta la guardia y pronto un médico le hizo un chequeo, el llanto se intensificó y después de un tiempo les dijeron que habría que operarlo. Se llevaron a MinSeok para someterlo a una cirugía.

—Gracias, JunMyeon —le dijo BaekHyun una vez que los tres se sentaron en la sala de espera del hospital—. Lamento que te hayamos hecho venir a esta hora.

—No es nada —respondió con un suspiro—. Pero, ¿y si yo no hubiera estado? Un taxi hubiera tardado mucho más. 

—En ese caso habríamos llamado a la ambulancia —cortó SeHun, de mal humor.

JunMyeon frunció los labios. No es que le molestase ayudar, pero a ver... ellos eran adultos y no podían depender de él. A pesar de que lo hacía con toda la buena voluntad del mundo, los dos amigos estaban en serios apuros si lo consideraban a él como su plan A.

—Deberían considerar comprarse un coche. —Tragó saliva, sabiendo que estaba a punto de plantar la semilla de la discordia—. Es difícil cuidar de un niño pequeño sin un medio de transporte propio... Aunque bueno, ChanYeol sí tiene auto, ¿no?

Cuando el aire bajó diez grados de temperatura en apenas dos segundos, JunMyeon sabía que había arrojado una bomba nuclear. Prácticamente estaba sugiriendo que BaekHyun debería vivir con ChanYeol, y no era ilógico. Sin embargo, su plan había sido decirlo para empujar a SeHun a perseguir a BaekHyun, pero ¿y si...?

El mayor de todos observó a SeHun. Su rostro, antes malhumorado, ahora estaba igual de inexpresivo que el del pelirrosa. No dijo nada, pero le clavó una mirada que si hubiera sido un cuchillo, probablemente habría decapitado a JunMyeon. 

Su mirada pasó a BaekHyun, quien tenía el ceño fruncido de concentración. Eso hizo que se diera cuenta de que BaekHyun debía estar considerando aquello seriamente, por lo que el tiro le había salido por la culata. 

SeHun era tan pendejo que no admitiría el hecho de que no quería que BaekHyun se mudara. Porque la única razón para que este se quedara a vivir con él, era una que el pelinegro no estaría nunca dispuesto a aceptar en voz alta.

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