
22. Latido errático
Joy se mordió el interior de la mejilla con tanta fuerza que pudo sentir el sabor metálico de la sangre en su boca. La chica que estaba atendiendo la fila de Starbucks le estaba haciendo ojitos a ChanYeol y coqueteándole como si ella no estuviera a su lado. Hasta escribió su número de teléfono en el vaso de ChanYeol. Si seguía así la cosa, las ganas de decir lo que había estado queriendo soltar durante todo el día, se le iban a ir.
Mientras esperaban a que les dieran sus pedidos, ChanYeol y ella fueron al otro lado del mostrador en silencio. Él miraba a su alrededor distraído, sin percatarse de la atención que atraía con su simple presencia, y Joy solo podía mirarlo. Se había levantado con un malestar impresionante y había decidido que este solo se iría si le declaraba a ChanYeol que estaba enamorada de él desde hacía un buen tiempo. Cosa que ya lo había hecho en el pasado y había desembocado en un rechazo.
Sin embargo, algo se le había ocurrido. Después de su última y terrible cita, pensó que quizás con el paso del tiempo los sentimientos de ChanYeol podrían haber llegado a cambiar. A veces uno no piensa románticamente en una persona hasta que esta se le declara y de ahí empiezan a surgir nuevos sentimientos. ¿Podría ser cierto eso? A escondidas se había enterado que a ChanYeol le gustaba alguien. Así que, quizás y tan solo quizás, ChanYeol podría llegar a corresponderle esta vez. Aunque puede que las cosas no salieran bien y su relación se tornara incómoda —después de todo, uno tras más de un año después de una confesión pensaría que la otra persona ya había podido superar sus sentimientos—, pero si eran tan buenos amigos como alegaban serlo, podrían superarlo, juntos. Ya lo habían hecho una vez... ¿por qué no dos? Aunque SooYoung odiaba la idea de ser rechazada por segunda vez, todavía quería intentar una última vez antes de rendirse por completo.
Ellos llevaban siendo amigos durante muchísimo tiempo, y sería hasta injusto que su relación se terminara solo porque ella aún seguía enamorada. Esperaba que aquello no sucediera, menos después de todo lo que habían pasado juntos. El punto de Joy era que ella no deseaba ser menospreciada por su amigo solo porque ella estaba enamorada de él. Obviamente en el fondo sabía que eso nunca pasaría, pero estaba asustada y eso era en lo único que pensaba cuando se encontraba al borde de un ataque de nervios.
—Estás demasiado callada hoy —notó ChanYeol cuando ellos dos finalmente se sentaron en una mesita del local. Joy sentía como si todas las miradas estuvieran puestas sobre ella, esperando su gran declaración—. ¿Está todo bien?
—No lo sé —admitió con suavidad, mirando su taza—. Estoy un poco nerviosa.
—¿Por qué?
—Pues... es complicado —comenzó, haciendo una pausa para sorber de su malteada de chocolate hasta que se le congeló el cerebro—. Sinceramente no sé cómo voy a hacer esto.
—¿Es algo malo? —preguntó él, bebiendo de su café, una bebida más apta para el otoño—. Sabes que puedes decirme lo que sea. Soy yo, ChanYeol.
—Oh, eso lo sé. —Joy miró su bebida por unos momentos, pensando en cómo comenzar. Tenía el presentimiento de que todo eso no iba a terminar bien—. ¿Recuerdas la primera vez que nos vimos?
—Sí. —ChanYeol se sonrojó, recordando lo tonto que había sido estrellando su bicicleta contra un coche—. Tenías el cabello rojo. Ahora lo tienes negro.
Punto para ChanYeol, el rey de las observaciones ese día.
—Ajá, y tú hiciste el ridículo como siempre —dijo ella riéndose de la torpeza del hombre—. Me diste mucha ternura ese día, ¿sabes? Pensé que podría enamorarme algún día de ti. Pero claro, siempre te han gustado los chicos... ah, qué tonta...
ChanYeol se rascó la cabeza y miró hacia un lado, nervioso porque deseaba aclararle que era bisexual; pero Joy no se percató de esto porque justo en ese instante, un hombre apareció junto a ellos con una sonrisa amplia.
—¿SooYoung? —preguntó el tipo de pie al lado de la mesa.
Ella ni siquiera se había percatado de que este se encontraba a su lado hasta que le habló, por lo que se sobresaltó un poco. Miró al joven y lo reconoció instantáneamente, había sido un ex compañero de la escuela secundaria del que apenas se acordaba.
—Ah... ¿TaeJo? —lo saludó con una sonrisa incómoda.
—TaeJun, pero sí, casi. Qué guapa te has puesto, mírate. ¿Qué tal estás?
—Bien —respondió por cortesía, no sabiendo cómo actuar exactamente.
—Me alegra; yo estoy genial, ahora que nos vemos. —Y sin más, él posó su mano en la mesa, prácticamente tocando la de Joy en un gesto cariñoso que pudo ser visto a mil kilómetros de distancia.
—Apreciaría que te mantuvieras lejos de ella —dijo ChanYeol con su voz ronca y gruesa, apretando la mandíbula y clavando una mirada de hielo en el intruso—. ¿No ves que está incómoda?
—¿Es tu guardaespaldas? —le preguntó de forma desagradable el tipo—. ¿Cómo se llama, eh?
Joy suspiró y tiró de su mano con cuidado para apartarse del hombre. Realmente se sentía incómoda, pero de alguna forma sintió que la reacción de ChanYeol estaba siendo un tanto exagerada; como si ella no hubiera podido lidiar con ese tipo de situaciones antes. No era necesario que se pusiera tan... así. ¿O tal vez sí?
—Lo único que te interesa saber —se adelantó ChanYeol a responder—, es que ella no está interesada.
TaeJun la seguía mirando a ella.
—¿Es tu novio? —insistió.
—Lo soy. Apreciaría que te marches ahora.
Ella sintió ganas de golpearse la cabeza contra la mesa hasta perder el conocimiento y olvidar que todo eso acababa de suceder. Dios, qué vergüenza, aunque apreciaba que ChanYeol le intentara salvar el culo, sentía una pena increíble.
—Oh, qué bueno —dijo TaeJun cuando ChanYeol se puso de pie en su metro ochenta y cinco de altura. Joy suspiró y ni siquiera se tomó la molestia de aclarar, toda la situación la acababa de desanimar mucho porque sabía que ChanYeol no lo estaba diciendo por los motivos que ella hubiera deseado y eso en el fondo le rompía un poquito mucho el corazón—. Te veré por ahí, Joy, fue bueno encontrarnos.
—Adiós. —Joy tomó su malteada mientras veía al joven desaparecer de esa situación absurda. La mesa quedó en silencio por unos momentos, hasta que ella se bajó del taburete donde estaba—. Lo siento, no me siento bien, tenías razón. Creo que me iré a casa.
—¿Te puso muy incómoda?
—Un poco, pero no era necesario que fingieras ser mi novio. Podía haberme deshecho de él yo sola.
—Lo siento... fue lo primero que se me ocurrió.
—Claro. —Carraspeó, tratando de no mostrar su irritación. ¿Qué había estado pensando en querer declararse por segunda vez ante él? Era una pésima idea, de las peores que había tenido—. Me iré ahora, gracias por la bebida.
—SooYoung... —Ella terminó marchándose de allí sin darle siquiera una segunda mirada a ChanYeol, mucho menos dejarlo terminar lo que sea que estuvo a punto de decirle.
Cuando estaba saliendo del centro comercial, pudo notar que el alto se ponía a caminar a su lado, como siempre sacando provecho a sus enormes y chuecas piernas para alcanzarla. Ella maldijo mentalmente el día que alguien le permitió crecer tanto.
—En serio no es necesario que me acompañes, puedo encontrar mi casa yo sola —masculló deteniéndose en la esquina de la manzana para esperar el semáforo.
—¿Qué te pasa? ¿Estás enojada?
—No, claro que no lo estoy. Pero, ¿qué te pasa a ti? —cuestionó en cambio, girándose para mirar hacia arriba a los ojos de ChanYeol—. ¿Por qué actuaste de esa forma?
—Él te estaba molestando —respondió ChanYeol, cruzándose de brazos sin comprender.
—No, solo me estaba incomodando, y sabes que podría haberme encargado yo sola —dijo ella—. Tú sí me molestaste actuando así de... cliché sin justificación. Sabes que no me gustan las actitudes de ese estilo, y eso fue exactamente lo que hiciste.
—¿Qué cosa? —preguntó él sin entender nada de lo que la chica decía—. Le dije que somos novios porque no quiero que se acerque a ti.
Joy frunció el ceño con un puchero y tuvieron una guerra de miradas por unos momentos, hasta que la más bajita apartó la mirada otra vez hacia la avenida.
—Me rindo. —Joy elevó las manos al cielo pidiendo ayuda a alguna fuerza todopoderosa—. En verdad, deja de intentar protegerme. No necesito que lo hagas, y menos de esa forma tan... posesiva, porque ya me has dejado en claro que no somos nada. —Vio a ChanYeol de reojo abrir la boca para replicar, pero no se detuvo para dejarlo hablar—. Solo somos amigos, ¿está bien? Así que no le digas a otros que estamos saliendo y deja de crear ilusiones en mi cabeza, por favor. Realmente me duele cuando haces esas cosas.
Y sí, acababa de declararse por segunda vez... y ChanYeol no dio ningún tipo de reacción. Le dolía como si estuvieran despedazando su corazón de nuevo, pero ¿qué podía hacer? La vida continuaba, ¿no es así? Concluyó en que le lloraría un poco a BaekHyun, dejaría que él la animara y luego intentaría salir adelante. Después de todo, incluso aunque ChanYeol tuviera algún tipo de interés en las mujeres (cosa que probablemente no lo hacía), él nunca se fijaría en ella porque siempre la vería como su hermanita menor o algo así.
Justo en ese instante, el semáforo se puso en verde y Joy siguió a la multitud que cruzaba la calle, dejando a ChanYeol atrás. Y si el hombre hubiera sentido algo por ella, la habría seguido. Pero claro que no lo hizo. ¿Por qué había tenido siquiera la esperanza de que eso pasaría?
Estaba bien, de verdad estaba todo bien.
Pero si ella lloraba un poquito, bueno, nadie tenía derecho a juzgarla.
Solo una última vez... luego realmente lo superaría.
*
BaekHyun se frotó las manos en el pantalón en un intento de quitarse los nervios antes de tocar la puerta del lujoso departamento de ChangMin. Llevaba más de una semana sin verlo y su primer contacto fue que el hombre lo había llamado y le había dicho "tenemos que hablar".
Definitivamente no había sido la mejor forma de comenzar una conversación y tampoco fue un gran aditivo a su semana de mierda, la cual arrancó con una pelea con su novio, luego con una borrachera y recuerdos borrosos de una conversación con SeHun, después la sospecha de LuHan de que su marido lo estaba engañando y luego los nervios de no haber sido contactado por ChangMin durante toda la semana, quien ni siquiera había respondido sus textos hasta que lo llamó para decirle aquella frase que se asemejaba a una sentencia. En el estómago de BaekHyun se había instalado un nudo del que no podía deshacerse, sus manos frías sudaban sin dar tregua, y tenía la espalda igual de transpirada debido a los nervios. No tenía un buen presentimiento acerca de lo que estaba a punto de suceder dentro del departamento de su pareja, pero en el fondo deseaba con todas sus fuerzas que solo fuesen ideas suyas y estuviera completamente equivocado.
Tragando saliva, tocó la puerta dos veces y esperó. Unos segundos después apareció ChangMin, vestido con unos pantalones de chándal grises y una camiseta gigante. Su cabello castaño estaba completamente desordenado y unas ojeras enormes adornaban sus ojos marrones, que no brillaron al verlo como siempre hacían. Aquella fue, probablemente, la primera señal.
—Hola —dijo BaekHyun, intentando sonar seguro al hablar primero. No lo consiguió.
—Hola, Baek. Ven, pasa.
Cuando ChangMin se hizo a un lado en la puerta sin siquiera acercarse a él para darle un beso, BaekHyun confirmó que algo malo pasaba con el hombre. Y tenía miedo, ganas de llorar, y un pánico atroz amenazaba con comerse sus entrañas. Ya era un adulto, y sin embargo este tipo de situaciones continuaban sacando un lado muy infantil de él. Uno egoísta, que quería que las cosas buenas jamás se acabaran. Se sentía como si una fiesta estuviera a punto de terminar.
Se sentó en el sofá como un presidiario que va a su ejecución. ChangMin tomó asiento a su lado, a una distancia considerable, cosa que aumentó el malestar en el estómago de BaekHyun y lo hizo sentir al borde de las náuseas.
—¿Qué tal tu semana? —trató de preguntar BaekHyun con cautela al ver que ChangMin se quedaba viendo fijo sus manos—. No pude dar contigo en estos días...
El hombre finalmente lo miró. Se veía lejos. ¿Qué le había sucedido?
—Siento no haberme podido poner en contacto. Fueron... unos días difíciles.
—¿Por qué?
—Al día siguiente que nos vimos, un colega me llamó para preguntarme cómo estaba mi esposo —soltó ChangMin de repente, con la respiración pesada. BaekHyun lo miró a los ojos, sin entender—. Antes de poder decirle que nos habíamos divorciado, me dijo que se lo encontró el otro día en el hospital recibiendo quimioterapia en una clínica y como no quiso preguntarle directamente a él, me llamó a mí para saber cómo se encontraba.
—¿Cómo? ¿Entonces tu ex está enfermo? —preguntó BaekHyun, tan confundido como ChangMin lo parecía mientras explicaba la situación.
—Al parecer sí... y yo no tenía idea. Busqué más información llamando a algunos conocidos y... me enteré que comenzó a recibir tratamiento mucho antes de nuestro divorcio.
BaekHyun se abrazó a sí mismo, incómodo. Antes, había deseado saber más del ex de ChangMin, porque quería conocer todos los aspectos de su vida. Ahora, no estaba tan seguro de si quería saberlo. La expresión de profundo dolor en el rostro de ChangMin le decía que no era algo del pasado. Tal vez se había apresurado demasiado en buscar una relación a los pocos meses de su divorcio.
—¿Tienes idea de por qué no te lo dijo? —preguntó con cautela.
—Cuando nos separamos porque confesó que me estaba engañando... tengo la teoría de que creyó que me quedaría con él por lástima si me decía sobre su enfermedad justo después de confesar una infidelidad, así que se lo guardó.
—Pero no puedes estar seguro de que esa fue la razón por la que no te dijo nada. —La historia era bastante familiar, pero BaekHyun no quería sacar conclusiones por adelantado—. ¿Has podido contactarlo?
—No realmente, aunque quise hacerlo... —ChangMin se hizo más pequeño en el lugar, mirándose las manos—. Pero no quería ir a verlo sin comentarte la situación, quería saber qué pensabas al respecto. Después de todo, es mi ex esposo.
—ChangMin —lo llamó con dulzura, enseñándole una sonrisa triste pero sincera—. Me conoces, y sabes que no soy esa clase de persona. Nunca te diría que no o interferiría con tu vida de esa forma. Está bien que quieras consultarlo conmigo, pero te conozco, y sé que tú nunca harías algo para lastimarme, y por sobre todo, te mereces saber la verdad y poder estar tranquilo.
El hombre asintió, esbozando una fugaz sonrisa, y abrió los brazos, por lo que BaekHyun se arrastró en el sillón para acurrucarse en ellos. Se sentía tan triste. Nadie merecía algo así.
—No me imagino cuántas vueltas le has dado al asunto —dijo con cuidado—. ¿Has podido dormir algo?
—Un poco... pero es tan difícil. —El corazón de ChangMin latía lento, constante—. Jamás me imaginé que alguien a quien-... que a él, de entre todo el mundo... ¿Cómo es posible? ¿Estará solo? ¿Qué es lo que siente? ¿Hay posibilidades de que se ponga mejor? No dejo de pensar en ello... Quiero saber...
BaekHyun asintió, sin saber muy bien qué decir. Le dolía tanto el corazón en ese momento, no creía que hubiera una sola palabra en el mundo capaz de darle consuelo al hombre.
—¿Qué sientes por él? —preguntó después de un rato sin hablar en el que solo se escuchaban sus respiraciones.
—¿En serio necesitas saber la respuesta?
BaekHyun se mantuvo en silencio unos momentos, pensando en lo que iba a responder. Incluso aunque le doliera... él quería saber qué pensaba ChangMin acerca de su ex esposo, después de todo, si BaekHyun realmente quería pasar mucho tiempo a su lado... debía comprenderlo.
—Sí, eso creo. Tan solo sé honesto, por favor.
Lo único que escuchó por unos largos minutos fue el corazón de ChangMin retumbando contra su oído. Era un sonido tranquilizador.
—No estoy enamorado de él ni mucho menos, pero aún así estoy seguro de que él es el amor de mi vida, BaekHyun. Y eso significa que jamás dejaré de amarlo y siempre querré que él esté bien.
El aludido bajó el rostro y lo hundió en el pecho de ChangMin, incapaz de decir algo. Le habían drenado las palabras de la cabeza, su declaración era tan dolorosa que le ardía en el pecho hasta ser algo intolerable. El amor de su vida. El amor de su vida. BaekHyun sabía lo que significaba eso. Lo sabía, siempre estuvo ahí, en el fondo de su mente, incapaz de olvidarlo. Ese título era algo para una sola persona, para la más importante, para la única capaz de merecerlo.
Años atrás, una noche viendo una película con MinSeok, el diálogo de un personaje con el corazón roto se grabó a fuego en él y lo había hecho llorar por días enteros porque se había dado cuenta que él también tenía al amor de su vida: un amor imposible, a Oh SeHun. "Cuando encuentras al amor de tu vida, te das cuenta que nunca, jamás, dejarás de amarlo con cada fibra de tu ser. El amor de tu vida es tu otra mitad, es la parte de ti que siempre te va a faltar; es aquello que buscas en todos los demás y que nunca encontrarás. Puede que estén separados por años eternos, que lo odies, que no desees verlo jamás, pero en el fondo sabes que nunca nadie te hará sentir de la misma forma que cuando estuviste con esa persona; porque es especial, y porque siempre la amarás hasta el día en que te mueras, deseándole solamente felicidad con quien sea que esté, o donde quiera que se encuentre." Y así, tan especial como SeHun lo era para sí, KyungSoo lo era para ChangMin. Y que le confesara que otra persona era el amor de su vida cuando BaekHyun estaba enamorado de él... bueno, le dolía.
Incapaz de aguantar las ganas de llorar, dejó ir todo. Desde el dolor por su confesión hasta todas sus preocupaciones de los últimos tiempos. Llevaba años sin hacerlo. ChangMin también lloró; las lágrimas cayeron por su rostro y le humedecieron el cabello.
—Lo siento —susurró el mayor mientras mecía sus cuerpos con lentitud—. Lo siento tanto, Baekkie.
Cuando finalmente recuperó el habla, BaekHyun estuvo a punto de tragarse las palabras que iba a decirle al hombre, pero luego pensó ¿por qué no decir lo que sentía? ¿Por orgullo, por miedo a ser lastimado? Él se había prometido tiempo atrás que viviría la vida sin arrepentimientos. Si él no le decía lo que pensaba en ese momento, y todo lo que sentía por él, se arrepentiría por el resto de su vida.
Elevó el rostro para ver a ChangMin a los ojos, sabiendo que quizá ese sería el final de su capítulo juntos. Quizá, sus nombres dejarían de aparecer en las mismas páginas. Aún así, no se arrepentiría nunca de haber escrito sus nombres juntos.
—Jamás pensé que podría amar a alguien de nuevo —comenzó con suavidad—, no después de que el amor de mi vida me rompió el corazón y se marchó muy lejos.
ChangMin le sonrió dulcemente, acariciándole el cabello, y BaekHyun cerró los ojos por un momento para disfrutar su toque, quizás de los últimos.
—¿SeHun? Jamás me quisiste contar bien esa historia.
—Pensé que si la guardaba para mí dolería menos —susurró, bajando la mirada con las mejillas rojas—. Aún así, que aparecieras en mi vida de esa forma tan inesperadamente elegante hizo que me diera cuenta de lo equivocado que había estado. Tú me enseñaste a amar de nuevo, me hiciste sentir especial, y siempre estaré agradecido por eso.
»Puede que tú no seas el amor de mi vida ni yo el tuyo, pero honestamente eso no me importó cuando me enamoré de ti. Te amo, ChangMin, y por eso voy a esperar a que tomes una decisión. —Su pecho dolía mientras hablaba—. Si después de verlo y saber la verdad aún quieres que nosotros sigamos juntos, estaré muy feliz. »No obstante, si de verdad lo amas y resulta que su divorcio es... algo que se puede reparar y tú quieres seguir con él hasta el día que se vaya, lo voy a entender. No me gustaría que sigas conmigo si solo vas a anhelar que yo fuera él, porque no creo que sea justo ni para mí, ni para tu ex esposo, y lo digo porque tu respuesta significó mucho. Yo voy a respetar lo que sea que decidas... solo te pido que no tardes en hacerlo, porque no sé si podré aguantar este dolor tanto tiempo.
ChangMin asintió, abrazándolo otra vez y dejando besos por todo su rostro lloroso. Hallar a BaekHyun había sido como encontrar una joya brillante en lo más profundo y oscuro del mar. Justo cuando pensó que ya no había nadie que valiera la pena en medio de un océano infinito de gente, chocó con este hermoso hombre que había conseguido sacarlo de su inmensa tristeza, devolviéndole luz a su vida. Siempre estaría en deuda con BaekHyun por haberlo hecho el hombre más afortunado del mundo desde el mismo instante en que se conocieron.
—No sé si quiero ir a verlo, Baek. Me da miedo —admitió. Él nunca le había mentido al hombre y tampoco lo haría ahora. Incluso aunque quería saber por qué su ex esposo le había ocultado la enfermedad (y quizá hasta mentido acerca de la verdadera razón de su divorcio), no sabía si quería averiguarlo, le daba pánico tener que enfrentar la realidad y encontrarse con una en que todo estaría bien hasta que la enfermedad se llevara la vida de su ex—. Tengo terror de pensar que puedo recuperarlo otra vez... y finalmente perderlo para siempre —susurró con voz ahogada, casi como la confesión de un niño.
—Puedes llorar si quieres, cariño.
Él comenzó a llorar cuando escuchó las palabras de BaekHyun, tomando consuelo entre sus brazos, desahogando toda la ira y la tristeza que acechaba su alma. Pensar en perder al amor de su vida era algo que no sabía si podría manejar. Una cosa era estar divorciado y saber que de todos modos su ex esposo estaba bien, y otra saber que estaría...
No podría... él simplemente no podría.
—Yo... hum... —La voz de BaekHyun lo sacó de sus pensamientos—. Si quieres, puedo ir contigo ese día y darte apoyo moral, me quedaré esperando en el hospital hasta que salgas. ¿Qué dices? Tal vez así se vea menos aterrador.
ChangMin pensó que BaekHyun era, definitivamente, una persona increíble, y no le sorprendería saber que el joven era un ángel que había bajado del cielo para velar por los demás.
—¿No crees que es mucho después de todo lo que te he contado? —preguntó, admirando la fuerza que veía en los ojos de BaekHyun y estando completamente agradecido con él por ser tan comprensivo y no haberlo odiado cuando él le dijo la verdad.
BaekHyun le sonrió, triste, y se encogió de hombros, bajando la cabeza para recostarse contra su cuerpo.
—Te amo, ChangMin. Y sí, puede que me duela, y que lo nuestro termine después de que se vean, pero mientras tanto haré lo que sea... por ti. También quiero que seas feliz.
—No creo que me alcance una vida entera para agradecerte.
—Tampoco lo creo. Tendrán que ser dos.
ChangMin sonrió con un nudo en el pecho, y el silencio inundó la sala hasta que ambos cayeron dormidos envueltos en los brazos del otro.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro