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8

Kim SeokJin había tenido que alejarse de su hogar por un tiempo debido a compromisos laborales. No queriendo dejar a su querido gato solo, decidió confiar en su vecina Naz para cuidarlo en su ausencia.

El pequeño gato, llamado Tofu, extrañaba mucho a su guapo amo y a menudo se acurrucaba en su cama, esperando ansiosamente su regreso. Un día, mientras Naz estaba en el apartamento de SeokJin alimentando a Tofu, escuchó un ruido proveniente de la puerta principal. Al girarse para ver qué era, se sorprendió al ver a SeokJin parado allí, con una sonrisa radiante en su rostro.

—¡SeokJin, has vuelto!—, exclamó Naz emocionada, sorprendida y un poco desconcertada por su llegada sin previo aviso. —¡Tofu te ha extrañado tanto!

SeokJin se acercó a Tofu, quien estaba mirando con curiosidad desde el sofá. El gato, al reconocer a su amado dueño, corrió hacia él, frotándose contra sus piernas y ronroneando de alegría.

—¡Hola, mi pequeño Tofu! ¿Me has extrañado?—, dijo SeokJin mientras acariciaba el suave pelaje del gato. —Y tú, Naz, gracias por cuidar de él en mi ausencia. Realmente aprecio tu amabilidad.

Naz sonrió, sintiéndose aliviada al ver lo feliz que estaba Tofu al reunirse con SeokJin.

—No hay problema, SeokJin. Tofu es un gato encantador y ha sido un placer cuidarlo. Si alguna vez necesitas ayuda nuevamente, estaré encantada de ayudar.

A partir de ese día, SeokJin y Tofu compartieron momentos de alegría y complicidad en su hogar. Naz seguía siendo una buena amiga y vecina, siempre dispuesta a cuidar de Tofu en caso de que SeokJin necesitara ausentarse nuevamente.

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Sentada frente a la computadora froto mis ojos cansados después de revisar las fotos que edite y están listas para ser lanzadas y continuar alborotando a ARMY mientras sigue la espera por el retorno de los chicos.

Suspiro por el agotamiento, me estiro para desentumecerme e inhalo el aroma a flores y soledad que se respira en el departamento.

- ¡Ay Jinnie! Este lugar no es lo mismo sin el sonido de tu risa y los ruiditos de los video juegos que tanto te gustan.

La nostalgia golpea fuerte y las ganas de llorar llegan como cada vez que pienso en mi lindo novio así que opto por pararme y correr al baño ¡Un buen chorro de agua fría en la cara será suficiente para despabilarme!

- ¡Ya regreso Agust por favor no juegues con el teclado!

Mi gato responde con un maullido que suena a ¿En serio piensas que te haré caso?

- ¡Se lo que estás pensando así que no te atrevas!

Mi risa resuena por el pasillo del depa ¡Creo que me estoy volviendo loca! ¡Nah! En realidad, mis carcajadas son el producto de recordar la cara de Yoongi cuando supo el nombre de la mascota que Jin y yo adoptamos.

- ¡No jodan! ¿Es en serio? ¡Noona no seas así!

- ¿Yo? La idea no fue mía Yoongs.

- ¡Hyungie!

-Pero míralo ¡Es idéntico a ti!

-Siento decir que es cierto ¡Hasta suenas igual a él cuando anda de respondón!

De regreso al estudio me quedo de una pieza cuando noto que mi celular reposa sobre la cama de Agust (cosa que no es ninguna novedad porque mi gato sufre de cleptomanía como bien sabemos el guapo Kim y yo)

Lo extraño no es hallarlo allí sino la situación: El minino duerme con un moflete apoyado en  él que brilla con el protector de pantalla que por supuesto es una foto de SeokJin y sus patitas lo sujetan como si estuvieran abrazándolo.

- ¡Pero que carajos!

La imagen me parece tan surrealista y tierna que no pierdo el tiempo y la inmortalizo con la cámara que siempre tengo a mano.

De inmediato la envío por el chat que es el único medio de comunicación que tengo con Jin mientras dura su servicio militar.

"Por lo visto no soy la única que te extraña horrores" ¡Vuelve pronto señor Kim!

Para mi sorpresa el mensaje JINNIE ESTÁ ESCRIBIENDO me mantiene en expectativa hasta que llega la respuesta que me hace sonreír como quinceañera enamorada.

¡Ya falta poco jagi prepara los anti alérgicos y la aspiradora! Te amo nena.

PD: ¡Dile a la bola de pelos que yo también lo extraño!

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Naz caminaba por el bosque, su gran idea de recorrer ese sendero que había visto había resultado ser la peor idea, sin darse cuenta se perdió y no volvió a encontrar rastros del mismo. La tarde estaba cayendo y con ella la temperatura, la primavera coreana podía ser cálida durante el día, pero al caer el sol la temperatura bajaba bastante y ella apenas llevaba una calza deportiva y una campera de algodón. Los árboles apenas estaban brotados y el pasto todavía se veía seco después del invierno. De repente, el color del suelo comenzó a verse más verde y sobre su cabeza, algunas plantas comenzaban a florecer, parecía que en ese lugar la primera estuviera en su punto máximo. Naz avanzó un poco más hasta encontrar una cerca de madera pintada de blanco, muy al estilo cuento de hadas, detrás de la verja se veía un jardín florido y una hermosa casita amarilla con tejado rojo. Recordó el viejo cuento de los hermanos Grim, y se sintió la Gretel de dicho cuento. Una ráfaga de aire fresco la animó a cruzar la pequeña puerta y avanzar por el caminito de piedras. Al acercarse a la casa notó aliviada que no estaba hecha con comestibles, entonces golpeó la puerta rogando que no atendiera una ancianita con aspecto bondadoso porque definitivamente saldría corriendo.

-Buenas tardes. ¿Se le ofrece algo?

No era una ancianita de aspecto bondadoso, al contrario. Era un especimen masculino de aspecto imponente y angelical al mismo tiempo, un adonis, un dios griego o coreano en este caso, y Naz estaba segura que hasta los dioses griegos lo envidiaban.

-Yo... yo... creo que me perdí. -Dijo titubeando y maldiciendose a sí misma por parecer tan ingenua, pero ese hombre frente a ella le hacía perder la cordura con su belleza.

-¡Oh lo lamento! ¿Quieres pasar? No eras la primera persona que tiene problemas con el sendero, los carteles se caen o los arrancan lo vándalos adolescentes. Tengo un teléfono por si quieres llamar a alguien.

Naz jamás hubiera entrado a la casa de un desconocido, su mente siempre ideaba los peores escenarios, pero esta vez sólo atinó a asentir.

El anfitrión se movió para darle paso. -Adelante, mi nombre es SeokJin.

-Naz. -Respondió observando el lugar.

No se veía para nada rústico, al contrario, todo el mobiliario era de lo más moderno.

-¿Quieres tomar algo? Mientras puedes usar el teléfono. -Dijo señalando el aparato sobre la mesa.

-Está bien, un vaso de agua. Gracias. Usualmente salgo con el móvil, pero no se que me pasó hoy. -Se excusó ella.

-Suele pasar, las personas llegan al fin de semana totalmente saturados de trabajo y lo único que desean hacer es salir a tomar aire fresco y silencio.

Naz volteó a verlo. ¿Acaso era adivino? Porque era eso exactamente lo que a ella le pasaba.

Se sobresaltó un poco porque él estaba más cerca de lo que creyó, se suponía que buscaría agua para ella...

-Tu agua Naz.

¡Aaahhhh dios! Como se oía su nombre en esa boca pecaminosa. Naz comenzaba a sentirse hormonalmente descontrolada y eso jamás ocurría. Tomó el vaso y sin respirar se lo bebió completo, SeokJin frente a ella esbozó una sonrisa de lado, traviesa, seductora... ¿Tramposa?

-Vaya, tenías sed. -Dijo con su cuerpo cada vez más cerca. -¿Has usado el teléfono ya?

Tramposo, definitivamente, pues apenas lo había localizado sobre la mesa cuando él llegó con el agua.

-No. -Dijo ella dando un paso hacia atrás, hacia la mesa. Pero él dio un paso hacia ella, rozando su cuerpo y alterando todos sus sentidos, su respiración se agitó y su corazón comenzó a latir con un motor.

Naz creyó que la besaría y estaba muy dispuesta a aceptar ese intercambio, pero él solo tomó el aparato de la mesa para mostrárselo.

-Tengo un trato Naz. Quédate conmigo esta noche y si así lo quieres, mañana yo mismo te llevaré a la ciudad.

Sus ojos negros tenían un brillo hipnótico que la llevaron a asentir sin siquiera pensar, o al menos sin pensar en los riesgos que suponían pasar la noche con un desconocido.

La noche comenzó con un beso, el que le dió en el momento en que se volvió a acercar a ella para dejar el teléfono sobre la mesa. La pasión se desató cuando él la llevó a su habitación y por la mañana, cuando ella creía que nunca en su vida había gozado tanto, él le hizo la siguiente oferta.

-¿Quieres ser mía Naz? ¿Para siempre, cada noche?

Ella asintió, definitivamente éste hombre le quitaba hasta el habla.

-Entonces que así sea.

Habían pasado ya muchos años, SeokJin volvía de su trabajo, acarició a su gata que todavía abrazaba el móvil donde aparecía una imagen de él.

-¿Otra vez Naz? Te dije que volvería antes esta vez. Ya puedes apagar esa cosa.

La tarde estaba cayendo, cuando el sol se ocultó finalmente, la majestuosa gata se transformó en una hermosa mujer.

-¡Al fin se hizo de noche! Vamos a la cama amor.

SeokJin era un brujo, no se comía a sus víctimas, pero cuando conoció a Naz, no quiso que se fuera jamás de su lado. La hechizó, de día era una gata y de noche su mujer, con la que seguía compartiendo su pasión desenfrenada.

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